♠ Domingo (FINALE) ♠
Capitulo final:
"Los árboles tienen nombres grabados
Los demonios tienen las piernas rotas
Y las palabras se crearon para asesinarlas
Nadie se pregunta cómo se siente ser desfibrado
Pero todos se cuestionan cuando vendrá la derrota
Puedo tomar las contras de mi vida y contrarrestarlas
Con mis nervios que quedan en flota
Y mi tesoro mas preciado
Puedo hacer lo que yo quiera"
Aquel es el poema que Ouma escribió pensando en Kiibo. Aun con todo su amateur, siguen siendo las palabras que Ouma formó en su cabeza pensando en su primer novio.
¿Alguien puede imaginarse a Kiibo y Kokichi Ouma como pareja? Al parecer ellos mismos sí.
Quizás es porque ambos están emocionados al ser su primera relación; Kiibo es experto en agrandar incluso la más mínima emoción, puede que sea un robot, pero no por ello deja de ser emotivo.
¿No es más fácil dejarse llevar por la emoción que por la lógica? Son adolescentes, tienen derecho a ser inexpertos; pueden tropezar y quedarse ahí un rato, porque después pensarán en levantarse.
Y hoy, siendo San Valentín, decidieron dejarse llevar. Además es un festival, el sitio ideal para dejarse llevar a cualquier edad.
Las personas miraban extrañados a Kiibo, cosa que no le importó porque ya está acostumbrado, mientras que a Ouma le incomodaba.
—¿Ahora no te gusta ser el centro de atención?—Pregunta Kiibo.
—Yo no estoy llamando la atención, tu si.
—¿Y eso te molesta?
—Me estoy molestando en tu lugar, tu pareces encantado—Ouma le dedica una sonrisa—Te gusta ser llamativo aunque finjas lo contrario.
—Mejor dilo por ti.
—Yo no lo oculto—Kokichi ríe con un deje de malicia—Me gusta ser el más guapo del reino.
—S-Si...—Kiibo se sonroja ligeramente—Eres guapo...
—Ay, eres tan gay—Ouma abraza a su pareja por el brazo—Eres una innovación en la historia de la robótica, un robot gay.
—No me considero gay, creo que solo me gusta la gente—Reflexiona Kiibo—Nunca lo he pensado en realidad.
—Idealizas mucho a los humanos, aunque me siento afortunado de ser uno ahora mismo.
—Y supongo que me puedo sentir afortunado que pese a ser un robot, te hayas fijado en mí...
—¿Pese? Creí que te enorgullece ser un robot.
—Y es así—Kiibo muestra esa sonrisa triunfante—Pero nunca he escuchado de parejas conformadas por robots y humanos salvo en la ficción.
—Pues en la vida real hay personas casadas con objetos, ¿eso cuentan?
—¿Acabas de decir que los robots somos objetos?
—Jaja, claro que no, ya sabes que me gusta tu cara de enfado.
Ouma se pregunta si a ojos de la sociedad, salir con Kiibo equivale a salir con un electrodoméstico. Y si así fuera a Ouma le da igual, Kiibo ha dejado más que claro que es una persona.
Entonces por fin se encuentran con Kaede, Maki, Shuichi y Kaito.
—Wow, junta de homosexuales—Expresa Ouma.
—¿No estarás hablando de ti?—Bromea Kaito Momota.
—Antes que nada, ¡feliz San Valentin!—Exclama Kaede con su sonrisa de los domingos—Es el día de la amistad, así que...gracias por ser mis amigos.
—Lo mismo digo—Añade Saihara avergonzado, no está acostumbrado a decir cosas tan azucaradas, pero ha aprendido de Kaede—Gracias por ser mis compañeros y amigos, vuelven la escuela más tolerable.
—Espera, ¿acaso este es el Día de Acción de Gracias?—Dice Kaito con la misma actitud positiva de siempre—Bien, quiero participar, estoy feliz de haberlos conocido.
—¿Incluido a mi?—Bromea Kokichi.
—Si, incluido tu, uva con patas.
—Ya que se pusieron de acuerdo para ser románticos—Comenta Maki—No me quiero quedar excluida...pues yo...
Todos guardan silencio y observan a Harukawa, incomodando todavía más.
—Se que no soy agradable ni especialmente amistosa, de hecho, me cuesta llevarme bien con las personas así que...—Maki toma una de sus coletas y mira el suelo—Gracias por tolerarme.
—Aprecio tus palabras Maki-Roll, decir eso tuvo que ser difícil—Expresa Kaito mientras choca sus propios puños—Kiibo, tu turno.
—¿Eh?—El antes mencionado levanta sus manos—Ni siquiera estoy seguro de que seamos amigos.
—¿Bromeas?—Pregunta la rubia pianista—¡Por supuesto que somos amigos!
—Admito que me pareces raro y algunas veces pienso que explotaras y nos matarás a todos—Añade Harukawa—Pero fuera de eso, eres alguien normal.
—A mi me caes bien—Dice el astronauta—Cualquiera que pueda conseguir que Ouma se comporte automáticamente me cae bien.
—No te preocupes Kiibo, todos tenemos nuestras cosas raras—Comenta Saihara.
El robot lo medita un poco, pero al final gesticula una pequeña sonrisa.
—Bien, pues...creo con firmeza que los robots algún día seremos un nuevo tipo de sociedad, nos llevaremos bien con los humanos y formaremos alianzas—Kiibo entrelaza sus dedos con los de Kokichi, sorprendiendo a los presentes—Estoy agradecido de que las personas de piel se puedan llevar bien con los de metal, gracias por demostrarme eso chicos.
—Eh...—Kaede no puede evitar emocionarse—¿Son novios?
Kiibo iba a responder un "creo que sí" cuando Ouma se le adelantó con una sonrisa triunfante.
—Por supuesto, no hay más que verle la cara a Kiibo para saber que piensa en mí todos los días.
—¿En serio?—Pregunta el detective pelinegro—Entonces felicidades.
En este grupo, como mínimo hay otras dos personas que sueñan con estar en una relación.
—Ouma, todavía no has dado las gracias—Dice Maki en un intento de joder al pelimorado.
—Esta semana he hecho cosas demasiado humillantes—Responde el dictador—Una más no hará daño, pero seré breve, me caen bien algunas veces, listo no diré más.
—Una respuesta aceptable—Expresa Kaede—Estaba pensando en que fuéramos a la montaña rusa.
A todos los presentes les pareció una buena idea. Ouma y Kiibo caminaron tomados de las manos, hasta que un par de personas los empezaron a mirar extraño. Y no es porque ambos sean varones, es más bien porque la propia existencia de Kiibo todavía no está bien aceptada.
Es más visto cómo un arma que una persona. Incluso muchos alegan que Kiibo no debería ir por ahí sin vigilancia.
—¿Llevas puesto un disfraz?—Pregunta al encargado de la montaña rusa.
—Puede lucir como quiera—Responde Ouma de inmediato—Queremos dos boletos.
A pesar de la cara de desagrado del trabajador, igualmente les entrega dos boletos. Kiibo ya estaba acostumbrado, incluso su creador—El Dr Idabashi—le había hablado mucho del mundo exterior, incluso pasaron años para que Kiibo finalmente se atreviera a salir. Aquello sucedió cuando Kiibo fue invitado a estudiar a Kibougamine.
—¿Siempre te tratan así?—Pregunta Ouma cuando ambos suben a la montaña rusa detrás de Kaede, Maki, Shuichi y Kaito.
—Es bastante normal—Responde Kiibo con naturalidad—Aún existe mucho robo-racismo normalizado, pero no te preocupes, haré todo lo posible para que termine.
Kokichi quería entregarle un beso pero la atracción comienza con los cinturones abrochándose. Los carritos todavía no se han empezado a mover pero Kaito ya está levantando los brazos y Kaede ya está cerrando los ojos para ponerse a gritos.
El primer giro provoca griterío, Ouma, Kaito y Kaede levantaron los brazos exclamando todo lo que sus gritos podían transmitir. Maki, Saihara y Kiibo cerraron los ojos y aunque se veían tranquilos en realidad también se les revolvió el estómago.
Al bajarse Maki y Kaito estaban como si nada, mientras que los demás sentían el yugo del vértigo.
—¿Tienen hambre?—Pregunta Kaito.
—Pues...estaba pensando en ir a los juegos—Responde Kaede—Quiero ganar un algodón de azúcar.
—Maki es buena con los juegos—Comenta Saihara—Lo cierto es que yo también tengo hambre.
—Yo quiero caminar un rato—Añade Ouma—¿Qué quieres hacer Kiibo?
—Pues...caminar suena bien, casi nunca estoy fuera de noche.
—Entonces aquí nos dividimos—Dice Harukawa—Yo iré con Kaede a los juegos, y supondré que Shuichi y Kaito van a comer.
—Suena bien el plan—Expresa el astronauta—Espero que nos veamos para los fuegos artificiales.
El grupo se divide en tres. Kiibo casi por inercia iba a tomarle la mano a Ouma, pero este al parecer no quería, porque retiró la mano.
—¿Kokichi?—Pregunta desconcertado el robot.
Kokichi se percata de las miradas puestas sobre ellos. Lo cierto es que quiere caminar un poco por las afueras para olvidar el prejuicio externo.
[...]
—¿Qué peluche quieres?—Pregunta Maki con el dardo en la mano. Yo observo los juguetes puestos sobre los premios, por lo visto Maki quería compensar sobre el peluche que le regalé.
—Me gusta el del tigre—Dije. Entonces Maki apunta hacia el globo y de un solo movimiento consigue reventarlo con el dardo—¡Eres la niñera más increíble que conozco!
—Nunca me he considerado una niñera—Me dice mientras la encargada del juego me da el peluche que pedí.
—Pero eres una niñera increíble—Abrazo con fuerza mi peluche nuevo y me permito sonrojarme porque Maki lo consiguió especialmente para mi.
—Si te soy sincera...hay veces en que creo que mi talento es una farsa—Me dice mientras nos retiramos del puesto—No entiendo porque le agrado a los niños.
—Porque en el fondo tienes buen corazón—Aunque esa no deja de ser mi interpretación, lo digo porque Maki me mira como si hubiera dicho algo extraño—¿No te lo crees?
—No es eso, es que...bueno, tienes una buena imagen de mi.
Oh, cierra la boca Kaede, la estas incomodando.
—Pues es que no creo que seas mala persona, si no fuera así no serías amigo de Kaito y Shuichi.
—Entiendo, pero...—No parece estar segura de seguir con la conversación—Apenas hablamos así que...
—Oh, lo siento—Bajo la mirada con una sonrisa triste—No quería ser prejuiciosa.
—No te preocupes, está bien—Maki sonríe cálidamente, es la primera vez que la veo sonreír así—¿Qué quieres hacer?
—Deberíamos buscar un buen sitio para ver los fuegos artificiales—Miro a los alrededores y aunque encuentro un lugar, me da demasiada vergüenza proponerlo—¿Qué te parece...la noria?
—¿Quieres que subamos allí?—Estaba a punto de exclamar que no, que solo era una broma—Bien, tampoco hay tantas opciones.
—Deberíamos avisar a Shuichi y Kaito.
—Descuida—Maki tiene una sonrisa de lado, como si supiera algo que yo no—Creo que les vendrá bien un tiempo a solas, ya sabes.
—Oooh, entiendo—Entiendo a medias, pero puedo imaginarme por donde van los tiros.
Ahora mismo tengo que tranquilizarme, mi rostro está al fuego vivo, no puedo creer que vaya a pasar el catorce de febrero con Maki Harukawa en la noria mientras vemos los fuegos artificiales. Si esto es un sueño, espero nunca despertar.
[...]
—¿Todo bien Kokichi?—Pregunta Kiibo preocupado—Estás callado, algo raro en ti.
—Solo estoy pensando—Ouma tiene la sonrisa de siempre, pero Kiibo desconfía de sus palabras—No me gusta que la gente me juzgue, al contrario, me da risa cuando lo hacen, pero cuando se trata de ti no puedo evitar molestarme.
—No tienes que enojarte, está bien—Kiibo toma la mano del dictador para tranquilizarlo—Soy fuerte, no necesito protección.
Ambos se detienen, están caminando un poco lejos del festival cerca de un bosque. La luna se asoma entre las nubes y aunque la pareja debería darse prisa para ver los fuegos artificiales, necesitan tomarse un respiro.
—Se que no—Expresa Kokichi mientras mira a su pareja—Porque eres un superhéroe.
—Porque confío en mí mismo—Kiibo toma la otra mano del dictador—Aunque no lo parezca porque todo me pone nervioso.
—Eres lindo cuando miras al suelo y no sabes que decir—Kokichi se acerca un par de pasos.
—La mayoría de veces es por tu culpa, nunca se que te pasa por la cabeza.
—Si en verdad quieres averiguarlo—Kokichi pasa un dedo por los labios de Kiibo—Tendrás que atreverte.
Se besan, Kokichi desliza su mano entre los cabellos de Kiibo, acercándose para saborear cada centímetro de su boca. Ambos cierran los ojos, perdidos en el momento con toda esa atmósfera de cursilería de San Valentín.
Kiibo se deja guiar por Ouma, es más fácil además de que a Kokichi le gusta tantear con todo a su alcance. Los besos se vuelven más juguetones cuando Kokichi muerde con suavidad el labio inferior de Kiibo.
—¿Kokichi?—Pregunta Kiibo avergonzado, causando en Ouma una risa.
—Esa es la cara que me gusta ver—Dice Ouma con burla—Cuando miras al suelo y te quedas sin palabras.
—Vaya—Kiibo sonríe—Y yo que creía que solo me veía tonto.
Ouma permanece unos minutos observando el rostro de Kiibo. Puede que no sea como el resto, sus ojos, su piel, su cabello, su cuerpo...ninguna otra persona se le parece, ¿y que? Es más humano que algunas personas que ha conocido Kokichi.
—Kiibo, desde la primera vez que te vi llamaste mi atención—Confiesa Ouma—Y ahora por fin me miras.
Kiibo no sabía qué responder. Estar cerca de Kokichi le incomodaba, siendo el compañero que solía molestarlo era normal. Pero es es un giro del que Kiibo todavía no ha asimilado, poder tocar las manos de Ouma, y decirse palabras que Kiibo no tenía intención de decir, todo sigue su camino.
—Siempre te he mirado, no puedo perderte de vista—Dice Kiibo mientras acaricia una de las mejillas de Ouma.
Se entregan un beso, uno más corto. Entonces deciden volver al festival, Ouma tratará de ignorar la mirada de terceros y concentrarse en disfrutar su día.
Caminando de regreso, Ouma percibe un objeto extraño en el suelo, tiene una forma inusual y un color llamativo. Es un cohete artificial enorme de rayas rojas y blancas, incluso tiene una etiqueta que dice en letras bien grandes "Pirotecnia, no usar dentro de casa".
—Deberíamos devolver eso, será de los que trabajan aquí—Comenta Kiibo.
—Si, deberíamos—Pero la sonrisa de Ouma denota lo contrario.
—Kokichi, no.
—Kokichi, si.
—¡No puedes prenderlo! ¿Y si es peligroso?
—Yo soy más peligroso que eso—Ouma rebusca en los bolsillos de sus pantalones, ignorando las quejas del robot.
Menos mal que nunca sale de casa sin unas cerillas.
[...]
Maki y yo nos encontramos sentadas en una de los cubículos de la noria. Ella parece estar revisando algo en su teléfono mientras yo miro el paisaje, estamos en silencio, pero no es incómodo, más bien estamos en espera.
—¿Cómo te fue en la tarea del poema?—Me pregunta Maki mientras guarda el celular.
—Bien, la poesía no es lo mío, pero hay una primera vez para todo.
—Kaito estuvo toda la semana quemando las neuronas para escribirlo—Maki también observa el paisaje desde arriba—Al final pudo escribirlo pensando en alguien.
—¿En alguien? ¿En quién?
Maki me observa, y vuelve a tener esa sonrisa, aquella que parece decir "creo que hable de más".
—Supongo que en cualquiera—Vuelve a mirar por la ventana—En esa parte admiro a Kaito, siempre parece seguro en las cosas que hace, yo en cambio escribí un poema tan cutre que hasta un niño de diez años lo habría hecho mejor.
—Vamos, no debes criticarte demasiado.
—Es en serio, rime manzana con mediana.
No es por ser mala pero no pude evitar reírme, y lo sorprendente es que Maki se rio conmigo. Su risa es casi imperceptible, como un gato que oculta su gesto esperando que nadie la vea.
Lo siento Maki, pero aunque lo ocultes, eres demasiado linda.
Volvimos a quedar en silencio, y supuse que era mi turno de continuar con el tema de conversación.
—Mi poema no era la gran cosa, pero admito que fue divertido romperme la cabeza para saber qué palabras pueden rimar.
—Eres igual de Kaito, siempre optimistas en lo que hacen.
—Supongo que ambos somos ingenuos.
—Ser optimista no es ser ingenuo—Maki me mira, y yo me pierdo en el brillo de sus ojos—Es ver el vaso medio lleno, y eso lo respeto.
Quería decirle todo lo que pensaba de ella. Él como yo también la admiraba hasta cierto punto, como quería volverme su amiga con una pizca de esperanza de ser algo más. Este sentimiento duele de lo pesado que es, me pregunto cuánto resistirá mi débil corazón.
—Maki, me preguntaba si un día de estos...
—¿Si?
Todos mis instintos me dicen que estoy haciendo lo correcto. Quiero tener una relación como la tienen Kokichi y Kiibo, quiero expresarle a Maki todo lo que pienso igual que como lo hago con Shuichi, quiero llevarme tan bien con ella como lo hace con Kaito.
Quiero muchas cosas, lo sé, suena egoísta, pero así soy yo. Me gusta estar cerca de lo que me gusta, y si Maki Harukawa me hechiza con su presencia, entonces quiero conocerla al 100%
—¿Saldrías conmigo?—Pregunté con una sonrisa.
Los fuegos artificiales comienzan, y como si mis palabras se las hubiera llevado el viento, ambas miramos el espectáculo en silencio. Maki no dice nada, lo cual comienzo a preocuparme, ¿me precipite?
No puedo disfrutar de las explosiones de luces porque mi cerebro ya está pensando en excusas por mi pregunta anterior.
Maki parece indiferente, es experta en eso, como si no le importara lo que pasa a su alrededor. Estoy comenzando a sentirme culpable, con un dolor en el estómago.
Los fuegos artificiales terminan, estoy tan nerviosa que incluso temo que Maki ignore mi pregunta.
Pero entonces Maki me mira, desconozco si percibe el terremoto de nervios que soy ahora, pero sonríe. Y por primera vez en toda la noche, no sé qué decir.
—¿Una cita?—Me pregunta.
—Si, como amigas, yo...yo quiero conocerte, pienso que podríamos llevarnos bien.
—Siempre he querido tener una mejor amiga—Parece que bromea, y yo siento un enorme alivio en el pecho—Bien, ¿porqué no?
Tengo que esforzarme para no gritar de la emoción. Así que asiento con la cabeza con la sonrisa mas idiota que he puesto toda mi vida; mil planes surgen en mi cabeza pero quiero que Maki decida.
Es la primera vez que tendré una cita, el torrente de emociones en mi pecho es la prueba de que verdaderamente estoy enamorada.
[...]
—¿Estás seguro de esto?—Pregunta Kiibo mientras observa a su novio acomodar el cohete artificial—Esto puede terminar muy mal.
—La vida es corta como para volverla aburrida—Responde Kokichi mientras saca la caja de cerillas de su bolsillo—Y esto puede ser lo mejor de nuestro San Valentín.
—Ya nos metimos en problemas el viernes en el gimnasio, no necesitamos más.
—Yo soy el que está cometiendo el crimen, descuida, con esa cara linda que tienes, todos dirían que eres inocente.
—Si te atrapan no pienso dejarte solo.
—¿Eh? ¿Sería mi cómplice? Pero eres un superhéroe.
—Bueno...si hay algo que he aprendido estos últimos días es que...incluso los héroes hacen cosas estúpidas por amor.
Kokichi sonríe para sí mismo. Entonces prende un cerillo para colocar el fuego en la cuerda del cohete; rápidamente ambos se alejan y el susodicho cohete por fin se eleva a gran velocidad, explotando en chispas moradas y blancas.
Es tan magnífico que ambos adolescentes quedan absortos. Kokichi vuelve a tomar la mano de Kiibo, juntos en ese pequeño lapso personal.
—A veces tu compulsividad me asusta—Comenta Kiibo.
—Tienes suerte de tener un novio tan interesante como yo.
—Tengo suerte de que seas mi novio siquiera.
—Eres un dramático.
—Y tu amas ese drama.
—Touché.
Permanecen unos minutos así, admirando la luna y las estrellas. Han cambiado muchas cosas en pocos días, pero Kiibo y Ouma están listos para lo que sea, adoran los retos pero aman más los tesoros; y esta vez, deberán cuidar su relación porque se ha convertido en una.
Fin.
Muchas gracias a todos por haberme acompañado en esta historia <3 65 paginas, 16390 palabras, hasta ahora el especial de San Valentín mas largo que he escrito.
Sobre Maki, Kaede, Shuichi y Momota, todo ello será para el siguiente año jsjsjs
Siento que la historia pudo quedar mejor, pero me divertí escribiéndola, espero que les haya gustado.
Y ustedes, ¿Cómo se la pasaron el catorce de febrero? 🖤
Gracias por leer, Lisset los quiere 💖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top