4.

Ambos animatronicos decidieron turnarse. Un dia ir a jugar bolos y otro al golf, así no se aburrirían y abría igualdad de términos. Aunque claro, el único que propuso un premio fue Bonnie.

Y, sorpresivamente, un dia, Monty lo logró. Despues de casi dos semanas tras su primera ida a MontyGolf con Bonnie, había logrado el lanzamiento perfecto en los bolos.

Se puso tan feliz que dio un saltito, dijo "Rock and Roll" y miró a Bonnie, se podía notar lo alegre que se encontraba por su éxito.

Bonnie solo soltó una risa al verlo actuar así, ante eso el lagarto se avergonzó, ¿Pero qué estaba haciendo? Parecía un niño, seguro Bonnie pensaría que estaba loco. Sin embargo, no fue así.

-Eso fue increible. -Felicitó el conejo.

-Bueno, tuve un buen maestro.-Siguió Monty, volviendo a calmarse.

-¡Vaya! Eso significa que habrá un premio para el ganador.-

-¿Cuál?- Como un niño pequeño, Monty parecía bastante curioso.

-Hm... Si soy sincero, no está terminado, digamos que no esperaba que lo lograra tan pronto.-

-¡Oye!- Se quejó Monty.

Bonnie volvió a reir. Siempre que estaba con el lagarto todo era tan agradable, simplemente decidió sentarse mientras lo veía, bastante ofendido.

-Eres increible, Monty, ¿Lo sabias? -

Otra vez palabras que lo tomaban de sorpresa... No se terminaba de acostumbrar, pero se sentía tan bien cuando le decian eso, bueno... Despues de todo, él era el único que decía esas cosas buenas.

-No soy... Tan increible.- Monty tomó asiento a su lado. -No hago más que solo existir.-

-Pues yo no hablo de lo que haces, sino de como eres, tu esencia, eres muy agradable.-

-Tus amigos no dirían eso. Tampoco el público. Yo solo... Soy una reserva, ¿Sabes? Agresivo y...-

-¿Tú? ¿Agresivo? ¿Pero si eres la cosa más dulce del mundo! -

-¿¡Qué?! ¡No es cierto!- Monty sintió aquella vergüenza bastante fuerte, era algo humillante, pero no imposible de soportar, era más como no querer ser avergonzado en público, aunque no sea agresivo, sentia que le gustaba ser el chico malo, al menos.

-Bueno, para mi eres genial, los demás no importan, ¿No crees? -

-Aun así, estoy cansado de ellos...-

-¿Cansado?-

-Estoy cansado, Bonnie, no me escuchan, no importa que haga, no soy lo suficientemente bueno.- Se quejó Monty.

-Vamos, yo se que eres grandioso, Monty, y dejame decirte que no importa lo que ellos digan, sino lo que tú pienses, y déjame decirte un secreto, aquí entre nosotros... Tú eres una super estrella.- Dijo Bonnie, sonriendole, poniendole sus lentes al lagarto.

-Pero... Estos son tus lentes de la suerte.-

Bonnie nunca se quitaría esos lentes, siempre los tuvo, nunca se los cambió, eran especiales y siempre le llamaba que eran de la suerte. Monty no se sentía merecedor de eso.

-Y ahora son tuyos, ¿Ahora si me crees que eres increible? No se los daría a un bueno para nada.-

Monty se quitó aquellos lentes y los miró, en sus manos. Bonnie se habia levantado al ponerselos y lo tenía enfrente.

-Yo...-Monty no sabía que decir, era demasiado.

-Tómalo como un adelanto de tu premio, tampoco es demasiado lo que te daré.

-...Aun asi...-

-Solo tómalo y quedate tranquilo, me daran otros, ya sabes, cosa de estética. Pero fuera de si me dejaran con o sin ellos, estos, los primeros, son todos tuyos, porque quiero que veas que vales, ¿Bien? Ahora, déja de andar tan deprimido y sigamos jugando, ¿Quién te creería lo de ser agresivo si mirate ahora, bebito?-

-¡No soy un bebito!-

Bonnie solo volvió a reir y le extendió la mano.

-Si no lo eres, demuestramelo, anda, la noche es agradable, y contigo aún más.-

Monty solo se sintió reconfortado, sonrió, se puso los lentes y tomó la mano de Bonnie.

Deseaba nunca soltarlo.

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