1.
La soledad era algo a lo que Monty se acostumbro, no era especial, tampoco admirado, solo se limitaba a existir y hacer lo que debía de hacer.
De cualquier manera, no importaba, ¿Cierto? Nunca nadie se fijaría en él, era simplemente el lagarto del Pizzaplex.
Había tenído un dia de mierda, como siempre, pero por alguna razón se sentia peor, debe ser por el dolor acumulado, Monty siempre se guardaba todo, quizás había llegado a su punto de quiebre. Era penoso no poder encerrarse a romperse en su habitación porque lo podía ver cualquiera, no existía la privacidad.
Entonces, decidió ir a esconderse una noche en partes y servicios, nadie estaría allí, no habia posibilidades de ser encontrado. Además, no era la primera vez que iba allí, o a cualquier lugar de los miles de pasillos escondidos del lugar donde se movía el staff.
Solo se quedó sentado en el suelo y miraba a la pared, pensaba en tantas cosas, se sentía cansado, angustiado, opacado... Una carga tan pesada para alguien que siempre aparenta ser fuerte como él.
Y justo cuando pensaba que podía simplemente sentirse mierda en paz, escuchó unos pasos, levantó la mirada y pudo verlo, el conejo del Pizzaplex, el grandioso Bonnie. Se acercó al verle, ¿Qué hacía allí? ¿Vendria a burlarse?
-Oye, ¿Estás libre? Quiero jugar a los bolos y... Bueno, es muy solitario.-
Esas palabras fueron una sorpresa, ¿No diría nada? ¿O quizás no lo había notado?
-De hecho... Estoy libre.- Respondió Monty.
-¡Genial! Pues ya no lo estás.- Bonnie le extendió la mano, lo ayudaría a levantarse. -Soy Bonnie, nos hemos encontrado muchas veces por los pasillos pero supongo que nunca hablamos, eres Monty, ¿No? Bueno, Montgomery Gator.-
¿Sabía su nombre? Alguien que es reconocido y amado como Bonnie, ¿Sabía su nombre? Nunca se esperaría que aquello fuese posible. Tomó su mano y se levantó, no queria ser tampoco tan grosero.
-Sí, soy yo. Un gusto, Bonnie.-
-¡Lo mismo digo! Ven, vamos.-
Tras ayudarlo a levantarse, Bonnie no lo soltó, de hecho, sostuvo su mano y lo fue guiando hasta su sitio de bolos, tan pronto como estuvieron allí, lo soltó.
-¡Te advierto que soy muy bueno en esto!- Dijo Bonnie, tomando una de las bolas.
-Me imagino.-
Claro, alardeando, ¿No? Despues de todo era su área. Aunque debía admitir que se veía bastante animado. Bonnie lanzó, pero al menos se llevó la mitad.
-...Bueno, mayormente soy bueno, pero ya sabes, hay margen de error.-Dijo Bonnie, quizás para justificar no haberlo hecho excelente.
Monty no pudo evitar pensar que fue gracioso, no se esperaba en absoluto eso, dejó escapar incluso una risa.
-¡Oye!- Se quejó Bonnie al verlo reirse de, básicamente, él. -Anda, tira tu y comparemos.-
Monty aceptó el reto, si era sincero jamás había jugado, pero lo hizo maravilloso.
-Suerte de principiante.- Dijo Bonnie.
-¿Eso le dices a todos cuando no ganas?-
-Solo fue una vez, sigamos.-
Al final el ambiente fue relajado, siguieron jugando, algunas buenas y malas venían de Bonnie, y, ciertamente lo de Monty fue suerte de principiante, luego le fue fatal, pero Bonnie le enseñó.
Fue muy divertido, tanto, que Monty olvidó por completo que estaba destrozado hace nada.
Rato luego, tomaron un descanso, sentados en las sillas que había frente al juego donde estaban.
Hablaron poco más del juego, entre risas y bromas, ¿Quién diría que sería tan divertido?
Pero el momento de despedirse llegó, y cuando así fue, Monty estaba a punto de irse, hasta que Bonnie dijo algo más.
"Espero que podamos vernos otra vez."
Palabras sencillas, pero sonaban tan especiales para Monty, para alguien que normalmente no era importante, alguien quería verlo.
No dijo nada más, solo sonrió y se fue, dejando a Bonnie solo, viendolo partir.
Mientras, en la mente de Bonnie...
Este solo sonreía mientras se felicitaba a sí mismo.
"Que bueno que logré ponerlo feliz. No podía dejarlo así, solo, cuando me lo encontré entonces...
Te veias tan solo, Monty."
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