Capítulo 9

Evelyn

Fui a mi habitación en el edificio quince, Thalía se había ofrecido a ayudarme enteramente con todo para estar algo presentable esta tarde.

Con todos sus tips para lucir bien en una noche, me termine reflejando en el espejo con un vestido café chocolate y un abrigo suelto que lo cubría y se adaptaba bien a la prenda.

A mi cabello lo deje suelto, las ondas que formaban se enredaban entre sí, dando la apariencia de estar bien rizado.

–Bien– dijo Thalí cuando termino de ponerme un colgante dorado que ella me prestaba para completar el conjunto– no sé tú, pero a mí me encanta como quedaste–

–bueno si a ti te gusta a todos les gusta – le dije

– ¿A qué hora viene? –pregunto mientras guardaba sus cosas.

–A las 4:00 –le respondí mientras veía el reloj, ya faltaban 20 minutos.

–Estas lista – anuncio luego de ayudarme a pararme, el condenado tobillo no dejaba de dolerme, ni siquiera después de tomarme el medicamento que me trajo mi tío.

Con el tiempo que faltaba Thalia propuso ir a su apartamento, que era el de enfrente, para matar tiempo.

Acepte y fuimos a ver que se podría hacer en esos 20 minutos.

Ella opto por ver una película y yo la acompañe, estuvimos viendo la era de hielo, escondidas entre los edredones de su cama, nos la pasamos riendo cada tanto por ver a la famosa ardillita hacer de las suyas.

– Oye– dijo Thalía para llamar mi atención – siento que algo me vibra– dijo levantándose para dejar a la escasa luz del Televisor un pequeño aparato oscuro.

–Tranquila es solo mi celular– le dije al ver que se alteró un poco.

–Pues casi me da algo con sentirlo cerca de mí pierna–dijo volviendo a meterse dentro de la cama.

Cuando tome mi celular en la pantalla vi la entrada de una llamada.

–Bueno – conteste.

– ¿y bien dónde estás?– dijo una voz familiar

–Ay, ya salgo – respondí y Salí despidiéndome de Thalía que ahora se quedó pendiente de su celular que desapareció entre los edredones.

Lo hago, no lo hago, me puse a pensar un rato cuando cerré la puerta de su habitación, tal vez luego concluí.

Cruce la pequeña sala de estar que tenía, me aproxime a la puerta y tome del plomo para luego girarlo y encontrarme con un simpático Jacob.

–Hola – dije para saludarlo, él se hallaba de espaldas al creer que saldría de la otra puerta.

–Hola, tú... no era este... esa no es la de... –dijo confundido lo cual causo demasiada gracia.

–Sí ella me invito a estar aquí hasta que sea hora– me explique.

–Ahhh.... –respondió el –bueno nos vamos, ya mismo es hora para que inicie–

–Claro – afirme y antes de olvidarme –me esperas dos minutitos– le dije a Jake, luego saque mi celular y marque el número de Thalía.

Paso poquito tiempo y luego contesto.

– ¿¡Acaso me quieres matar!? –dijo del otro lado de la línea.

–Lo siento – le respondí y colgué.

– ¿Qué hiciste? – me pregunto Jake.

– Ayudar a mi compañera a encontrar su celular– le respondí, él asintió no muy convencido y me ayudo a continuar mi camino al asesor que para mí buena suerte si valía.

–Te ves muy hermosa – dijo en medio de nuestra caminata.

–Gracias – dije sabiendo que sus palabras provocaron que colores pintaran mi rostro.

Ese era mi gran problema me decían cosas así, y me transformaba en un tomate.

Continúe caminado deseando poder controlar mis desenfrenados nervios que fluían sin permiso.

Cuando llegamos fuera del edificio vi que Jake se dirigía a una moto que resplandecía de un tono azul eléctrico y toques oscuros.

Tomo el casco que reposaba en una manija de este y me lo entregó.

–No tengo un carruaje pero si un transporte para ayudarte – dijo y me ayudo a subir.

–No seas tonto – le dije – soy una chica normal que acepta de todo–

–No es cierto –menciono acomodándose dentro de la moto– una chica como tú, es un espécimen raro y exótico que merece lo mejor–

– ¿Con qué soy rara?– lo cuestione

–Una rareza única y hermosa– respondió de inmediato a lo que ya no supe que decir.

–Tienes una respuesta para todo– mencione aferrándome a él, estaba por encender la moto, y no sería nada bonito terminar en el piso si aceleraba inesperadamente.

–Más o menos – dijo poniéndonos en marcha.

Atravesamos la pileta central de los edificios, esta resplandecía con varias luces de colores suaves que le daba a la noche un toque especial, salimos de ahí y nos encontramos con varios caminos rodeados de césped, seguimos uno que llevaba justo a un edificio con una gran puerta en medio.

–Es Aquí– anuncio deteniendo el Vehículo y ayudándome a bajar del mismo

–Es increíble – dije viendo la enorme puerta de madera lacada mientras me sacaba el casco y se lo entregaba.

–Y eso que aún no entras – comento y tomo de mi mano para entrar.

Al cruzar las puertas vi que se abría paso un enorme pasillo, cada cierto espacio había un escritorio y atrás de este un poster enorme señalando la obra que se presentaría, al extremo izquierdo de cada uno se encontraba una puerta de madera abierta a medias y custodiada por un hombre trajeado.

En el centro de tan inmenso pasillo colgaba un candelero de cristal, tan bello y enorme, iluminaba todo y reflejaba pequeños destellos de colores.

–¡Oh! madre mía –exclame al ver lo increíblemente bello que era el lugar.

–te gusta – menciono Jake

–Es una broma, me encanta– respondí con emoción, era increíble cada espacio del lugar.

Avanzamos por medio de una alfombra roja que se hallaba marcando el camino a todos los salones.

Nos dirigimos al 315, y como estuvimos con varios minutos de anticipo logramos tomar un puesto que favorezca nuestra visión a la presentación.

Nos acomodamos en los asientos, y antes de que empezara todo, la luz se fue haciendo débil a cada instante.

Esto es malo

Decía en mi subconsciente, no toleraba la oscuridad, por el simple hecho de despertar en aquella noche.

La noche que cambio mi vida por completo.

La noche donde lo perdí todo.

La noche que trasformo mi vida a lo inesperado.

Esa noche en la que el miedo se burlaba de mí oprimiéndome a cada segundo, alejándome de la realidad para hundirme en la soledad y en la eterna desesperación de seguir perdiendo lo que más amaba.

Todo estuvo tornándose oscuro y sin gracia, hasta que por buena intervencion del destino o la casualidad la pantalla del fondo se prendió, revelando las primeras sombras.

La angustia que sentía y rogaba porque nadie se diera cuenta fue desapareciendo y el ritmo de mi corazón fue tomando un pulso más tranquilo.

La historia que trasmitían aquellos restos de luz en la pantalla era hermosa, un poco triste pero que al final se merecía un óscar.

Más de una vez me cubría el rostro ante el trágico destino de la familia que representaban.

La felicidad interrumpida por una guerra, el cruel destino que destruye todo a su paso por la misma acción humana que no entiende o no comprende el daño que si mismo se causa.

El sufrimiento de quienes se quedan es lo que nos debería hacer cambiar, lo que nos ayude a tomar conciencia, pero no, nos aferramos tanto a la idea de divide y conquistaras que ni siquiera reparamos en esos detalles.

Vaya que el mundo está cayendo cada vez más bajo de lo debido.


***

– ¿Y qué tal te a parecido? – pregunto Jake cuando salíamos del escenario.

–Increíble–le respondí calmando la conmoción que produjo ver esa obra– me ha encantado –

–Me alegro – respondió con una de sus sonrisas encantadoras y nos encaminamos a la salida del lugar.

Me entregó otra vez el casco y antes de ponérmelo di una vista a mí alrededor.

A lo lejos en una pileta cercana se hallaban dos personas, con enfocar un poco la vista me di cuenta que era Eliam y Eva.

Tan felices y... enamorados

Que suerte el que hayan encontrado eso.

El amor y la felicidad.

Un sentimiento ajeno que llego a producir algo indeterminado dentro de mí.

***

Jake me llevó al puesto de Inesita pidió unos cuantos bocadillos y nos sentamos en el área verde a disfrutar de las delicias que preparó.

Fue muy Interesante conocer las locuras que vivía Jake en Hawái, le agrada el surf, no solía perder ninguna competencia.

Aunque para eso tuvo sus buenas ahogadas y visitas al médico.

Cuando terminamos de comer y conversas de sus locas aventuras entre las olas, fuimos directo a su moto azul y me llevo otra vez a mi edificio.

Ya eran cerca de las 7:00 pm, y mañana teníamos clases temprano, ya era hora de irnos cada uno a su apartamento.

Pero claro como buen chico ante una chica lisiada, me llevo hasta el apartamento deseando que pasara una buena noche, yo le desee lo mismo y me encamine a mí recamara.

En medio de la soledad que empezó a inundarme, me dije a mi misma que debía controlarme ya que esa imagen de la pileta no desaparecia de mi mente.

No podía ceder a lo que dijo Thalía eso solo causaría problemas.

Me refugie en la idea de que en esta etapa de la vida, la misma te crea ilusiones.

Muchas de esas falsas que desaparecen pronto.

Pero algo me decía que esta no desaparecería tan fácilmente.




Espero les haya gustado 

también espero sus votos y comentarios 

  un abrazo enorme   

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