Capítulo 43


Evelyn

Estaba más que asustada, nunca me puse a pensar de qué forma moriría ni en dónde.

Aunque eso ya me da igual, no voy a negar que si me da miedo, pero ya no puedo hacer nada por mí, solo espero no lastimar a más personas que son ajenas a mí, y que no han hecho nada más que ayudarme.

Por ese lado me preocupaba Ed y María, habíamos salido de la playa con dirección a mi antigua casa, no se me dificulto saber que nos dirigíamos ahí, solo pregunte porque.

Y la respuesta fue rápida, mi abuelo me estaba esperando ahí para irnos, solo los dos a Varsovia, no obstante cuando estábamos entrando al vecindario un auto nos cerró el paso mientras que otro nos chocó, no tan fuerte, pero si lo suficiente para dejarnos malheridos, luego de eso solo recuerdo que una esfera oscura cruzo por la ventana abierta de María, a penas y pasaron unos segundos y esta empezó a emanar un gas que nos dejó inconscientes.

Luego de que pasara Dios sabe cuánto tiempo, desperté dentro de una habitación que se me hacía muy familiar, todo estaba cubierto por sábanas blancas, y eso lo veía por la luz de una lámpara no muy lejos de mí.

– Saluda Eve– oí decir a Elena y ella señalaba una cámara que titilaba con una luz roja, debajo de la cámara había una TV donde aparecía mi abuelo, un señor que no conocía junto a una mujer que por lo que divisaba estaba embarazada, Aida, Ed, María, y Thomas en compañía de Eliam. Todos en diferentes partes de mi casa.

– Ahora que estamos todos voy a ser breve – dijo Elena mientras se paseaba de un lado al otro.

La cabeza comenzó a darme demasiadas vueltas, el efecto del gas no creo que me pasa del todo.

–Todos aquí van a ser vigilados, cualquier intento de decir algo sobre mi les va a costar la vida–dijo mirando directamente la cámara– o la vida de quienes más quieren –menciono mirando por unos segundos a Marcela– aunque tú sabes porque estás ahí cariño – le dijo y se aproximó a una mesa que estaba metida en la oscuridad del sótano, ese era el lugar más oscuro de mi casa– traicionarme no es algo que se quede en el aire como si nada – continuo sacando algo que centello a la luz de la única lámpara, yo no alcance a divisar de que se trataba, tenía la vista mal, se me nublaba cada cierto tiempo, apenas pude ver como Elena con un traje oscuro avanzaba para estar cerca de Marcela, ella por su parte comenzó a sollozar.

–No por favor– repetía sin cesar, yo intente aclarar mi vista para saber porque se puso así, y a mala hora que lo hice.

–Más les vale no llamar a la policía ni hacer ningún intento de ayudarlas, Me oíste Eliam – dijo y miro la TV con detenimiento – quiero tu arma y la de Thomas al frente, y que las coloquen en el piso, ahora – ordeno y de lo que pude ver ellos hicieron obedecieron– y para todos va lo mismo, quiero sus armas y teléfonos al frente en el suelo – volvió a dictaminar Elena mientras apunaba a Marcela en lo alto de la cabeza –Muy bien – dijo asintiendo con la cabeza y en segundos eternos sonó el arma y algo caliente me llego al rostro, cerré los ojos con fuerza orando porque todo esto no sea más que un mal sueño del cual me he de despertar pronto.

– ¡Marcela!– Oí la voz clara y rota de una mujer – Mi hija no, Dios mío – mencionaba en lamentos seguidos de sollozos.

– Esto les puede pasar si intentan algo– dijo Elena, yo por mi parte abrí lentamente los ojos, y en ello vi manchas carmesís esparcidas por todo el suelo y en una parte de la sudadera de Thalía– ahora – dijo y alce mi mirada encontrándome con la de ella– contigo solo voy a terminar lo que empecé – menciono y se acercó hasta ponerme la pistola cerca del cuello, el frio metal me congeló la sangre, incluso me puse a temblar, el miedo era grande en ese momento que al parecer sería el último, baje la cabeza ya resignada, no podía hacer nada, ni muchos menos había alguien quien me pueda ayudar – pero antes, ¿Sabes por qué lo hice? – Dijo y volví a mirarla – Porque Anna siempre recibía todo – explico y se separó de mí sin quitarme la vista – te sorprenderá saber que somos familia, ella... Anna era mi hermana la mayor y por eso le daban todo, nunca tuvo que pedir algo, mis padres que en paz descansen, siempre la mimaban y a mí ni siquiera me tomaban en cuenta, ni a Iván, pero con él fue diferente, sin embargo comparte lo que siento por ella, resentimiento, odio – dijo y paso la punta del arma de mi cuello a la cabeza– no quiero que te vayas creyendo que es por algo que hiciste, en realidad es solo por ella, por eso mande a matarla para recibir todo lo que le dejaron mis padres que para mala suerte tuvieron un pequeño accidente – menciono con un tono de voz diferente, algo me dice que no fue un accidente lo que los mato– Pero, cuando fui a reclamar lo que es mío dijeron que no podía y eso era porque tú estabas viva, no sabes lo que tuve que hacer para cerciorarme que eras tú, no cabe duda que son iguales, con unos pequeños arreglos hasta podría decir que eres Anna... – dijo y sentí que tomaba mi cabello y lo enrollaba a sus dedos.

–No hay forma de llegar a un acuerdo – Oí decir de la TV.

–Sr. Walker, qué más quisiera, pero no – dijo Elena entre sonrisas – además no creo que les haga falta –

–Aléjese de mi hermana–escuche a Aida– le damos lo que sea más de la herencia que va a recibir pero déjela –

–No sería justo – menciono Elena – para que veas Teresa, si te acuerdas de mí, ¿verdad? –

–Estoy tratando de no hacerlo – respondió ella que aún seguía derramando lagrimas por sus ojos– y si es por mi mejor déjala libre, no deberías matarla, ella no tiene la culpa de que tus padres hayan preferido darle apoyo a Anna, no exageres las cosas, bien sabes lo paso por perder a su hija, casi muere de la depresión –

–Y a mala hora que no lo hizo –comento Elena pasando el arma alrededor de mi cabeza haciendo que un nudo crezca en mi garganta– adivinen quien saco a esa bebe del hospital – cuestiono mirando a todos en la pantalla – y si no es por ti lo hago por mí – dijo y quito el seguro de la pistola.

Ya no podía hacer nada, estaba definitivamente perdida, me alegra haber conocido personas tan buenas, haber compartido momentos increíbles en la academia, haber descubierto que tenía una hermana, que mi abuelo me quería y que por esa parte de mi familia recibí lo que necesitaba para seguir adelante . También agradezco haber conocido a Eliam, haberlo querido por almenas unas horas, me va a doler saber que todos ellos terminaran llorando mi ausencia y solo espero que puedan hallar consuelo en alguna parte.

Temía más por ellos que por mí, y espero que no les pase nada malo.

A mi derecha Elena coloco el arma lista para disparar en el hueco de mi cuello – Despídete Eve, te voy a dar ese privilegio – menciono, pero no quería, no quería ver los rostros tristes asustados de quienes me quería, no obstante Elena tomo de mi cabello haciendo ver la pantalla segundos después el sonido del arma me ensordeció, y al mismo instante del ruido sentí un frio descomunal pincharme del lado izquierdo de mi cuello.

Luego todo se fue apagando, la única luz que tenía fue desapareciendo hasta hacerse un punto impredecible, sonidos sin sentido se fueron alejando hasta perderse en mi propio vacío.

Ya no había nada.


Solos llegamos y solo nos vamos–recordé a mi madre–Pero antes de poder irte, asegúrate de disfrutar todo lo que la vida te da, las compañías que por siempre te acompañaran con el pensamiento. El irte sola no significa que así permanecerás, tendrás una compañía eterna en la mente y el corazón pues yo al menos no me voy a mover de ahí– termino para luego acunarme entre sus brazos.

Recordé ese momento como si lo estuviera viviendo ahora mismo, estábamos en mi habitación con mi maleta para irme con Iván, termine de hablar con mi madre y bajamos las escaleras, al final me encontré con mi padre y luego de despedirme fui con Iván. Con él recordé las muchas veces que reímos, que jugamos, y por mucho que me haya lastimado no lo voy a dejar de querer. Recuerdos grandes del estudio también me invadieron, el día que llegue, cuando conocí a todos, cuando cantamos juntos, cuando me quede con Thalía toda una noche, cuando Ed me molestaba, cuando María salía con sus locuras y Thom trataba de calmarla junto a Eliam... y a él más, por ser quien más me apoyo, por darme lo que necesitaba, por ayudarme y no dejarme sola.

Todos esos momentos y recuerdos se fueron como un rayo en cámara lenta, y empezó a tomar velocidad hasta perderse.

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