Capítulo 42
Eliam
Desde hace dos largos años que parecían una eternidad, jamás pensé volver a meterme en una de esa situaciones donde la adrenalina viva y pura corre por tus venas produciendo un frio descomunal que es capaz de ahogarte si no la controlas.
Calmadas las aguas había conseguido llegar a casa de Perla, le conté todo lo que pude en lacónicos momentos donde estuvo muy atenta y concentrada, ella por su parte también me conto ciertas cosas que habían pasado en mi ausencia.
Marcela había regresado pero no sola, ni tampoco con buenas intenciones, según lo que me dijo vino con claras amenazas para buscar a Eve, sus palabras se habían reducido a acciones donde lagos carmesís pintaron más de una calle.
–Fue una pequeña y gran masacre Eliam– dijo Perla esperando que por la puerta ingresara Laurent– lo peor de todo es que no podíamos hacer nada– continuo tomando sus cabellos trenzados y apretándolos con fuerza– estaban del otro lado, en fila, golpeados, demacrados y... no les costó nada disparar – dijo dejando caer una lagrima por su piel morena– todas las calles están de luto, nadie ha cogido un auto o una moto en las últimas semanas –
– ¿Sam estuvo ahí? – pregunte con una mezcla de dolor, tortura y amargura.
–Si – respondió – en pocas palabras enloqueció al ver todo – dijo y ya me temía saber el porqué de su reacción.
–Estaba ahí – dije más como afirmación que como pregunta.
–Fue el primero... y el más asustado – dijo pausadamente– quienes lo detuvieron para que no lo matasen a él también dijeron que tomo una moto y se fue, nadie lo ha visto desde ese día –
Fue inevitable que un remordimiento me invadiera la cabeza, una cierta culpabilidad vino a hacer temblar todos mis nervios, aunque a decir verdad, aunque hubiera dicho algo sobre Eve el resultado saldría siendo el mismo, aquí el orden de los factores no altera el producto, hablar o callar terminas igual.
–Supongo que nadie fue con él – mencione en un susurro.
–No – dijo secamente – todo cambio muy radicalmente... – menciono con la oración a medias.
–Si vas a decir algo piénsalo dos veces Perla– le advertí, la conocía muy bien y por eso sabía que se estaba callando muchas cosas, las cuales esperaba que dijera pero en un tono moderado sin alterarse ni ofender a nadie.
–No me lo tomes a mal– comenzó – pero de no ser por ella no habría pasado esto –
–No la puedes culpar– dije – no sabes lo que ella ha tenido que pasar para estar aquí –
–Entonces importa más ella que los demás – espeto enojada.
–No estoy diciendo eso Perla, bien sabes lo que pienso – le dije para que nos e tomara a mal mis acciones y se calamara.
–En estos tiempo ya no importa eso – dijo alejándose de la esquina donde estaba – solo míranos Eliam, se aprovechan de nosotros porque no tenemos nada, sobrevivimos con nuestro día a día, pero tú y ella, lo tienen todo...–
–Perla no empieces– no era la primera vez que sacaba ese tema del dinero, a mí no me importaba realmente pero para desgracia de todos es un elemento muy importante para sobrevivir.
–Entonces entiende y admite que lo que está pasando es su... – iba a callarla diciendo algo pero se me adelantaron.
–Sé que es mi culpa – aclaro una voz ajena a la de los dos– y enserio lo siento, si en mis manos estuviera no hubiera dejado que eso pase, pero las cosas no se dan como uno quiere, así que no me culpes por existir– termino perdiéndose en la puerta que daba al bosque que había por detrás de la casa.
Mi idea no era que escuchara aquella conversación, es más no quiera que ni se enterara de lo que pasaba en este lugar, pero como ella dijo, nada es como uno quiere. No espere ni un segundo y fui detrás de ella para alcanzarla.
Iba avanzando a paso largo internándose cada vez más en el bosque.
–Evelyn detente – dije pero hizo caso omiso– Evelyn – volví a llamarla caminando más rápido para alcanzarla.
–Déjame en paz– la oí decir pero si ella no me hacía caso yo menos.
–No – dije aclarando que la seguiría hacia la misma perdición de ser preciso.
– ¿Porque eres así de obstinado? – dijo ella parando y volteando a verme, su piel estaba demasiado pálida, su cabello estaba medio alborotado al final, sus ojos reflejaban la culpabilidad que no quería que sintiera.
–Bien sabes por qué– dije acercándome a ella.
–Deberías eliminar eso de tu memoria – dijo negando con su cabeza– acaso no ves lo que he provocado... – menciono a medias tomando un respiro y perdiendo su mirada en unos árboles cercanos– yo no quería que pase esto, no quería – lamento entre susurros que el viento se llevaba – lo siento, en serio lo siento – dijo y sabiendo que podía recibir un golpe de su parte o alguna amenaza me acerque a ella abrazándola para que no colapsara en el suelo.
Se me encogía el corazón al verla así de frágil, la vida ya la ha golpeado bastante, el mundo entero parece haberle dado la espalda, y yo en su momento lo hice, pero prefiero arrepentirme y ganarme su confianza, o hacer el intento, claro está que el miedo la persigue y atosiga de una forma insaciable, querrá estar sola pero yo no la voy a dejar.
No sabría decir cuánto tiempo paso, lo que si conocía era que su llanto se fue calmando lentamente, había pasado demasiado tiempo desde la primera vez que la vi llorar, e incluso prometí hacer lo que fuese con tal de no volverlo a hacer, pero ya me falle a mí mismo, no me sorprendería haberle fallado a ella, no obstante, se está a tiempo de corregir cuantos errores se desee, con propósito y verdad se puede mejor todo.
El viento se había tornado demasiado fresco donde estábamos puesto que las sombras de los arboles ayudaban a concentrar una sensación gélida para luego salir a los rayos del sol y transformarse en un aire caliente.
Su respiración se fue convirtiendo en unos profundos y sonoros suspiros atorados en mi pecho, yo por mi parte la mecía con cuidado mientras acariciaba sus cabellos desenredándolos un poco.
Deje que pasaran unos lacónicos segundos para separarme de ella un poco y tener su frente contra la mía para admirar sus gotitas de roció, que pesar de estar algo rojos por el llanto seguían siendo hermosos.
– No sigas – alcance a susurrarle – no debes lamentar la vida, porque eso es lo único que está pasando, la vida, estamos viviendo y eso es inevitable– dije mientras acariciaba su mejilla en un movimiento oscilante que se convirtió en el más preciado de toda mi vida.
–Es inevitable sentir la culpa – la oí decir por lo bajo.
–No dejes que ocupe lugar en ti, ciérrale la puerta y di que no regrese– le susurre – y si tu no lo haces, lo hago yo, no quiero ver a mi conciencia así de triste– señale limpiando las pocas lagrimas que aún estaban en sus ojos– recuerda que por ser mi conciencia eres parte de mí, somos uno – termine diciendo mientras desvelaba sus emociones atraves de sus ojos, un huracán le quedaría corto al ver que chocaban entre si dentro de ella y de mí mismo, cada palabra que le dije era la verdad en esencia, pura y transparente como lo que decía atraves de su mirada.
–No sé qué hice para tenerte aquí a mi lado– dijo bajando la mirada por un breves momentos dando un suspiro calmado.
– Decirme la verdad, tarde y a malas pero lo hiciste – le respondí rozando sus labios con los míos – te amo Eve – me sincere, ella elevo su mirada hasta encontrar la mía había más de mil pensamientos queriendo ser dichos, pero no parecía encontrar las palabras para poder hacerlo, no obstante no tardó en responderme con algo corto y significativo.
–Te amo – menciono dando por hecho que este es el momento, el minuto y el segundo exacto donde lo irreal se torna real, donde un sueño se vuelve realidad.
Veía en ella la verdad que antes me fue negada, la sinceridad que pensé no existía, mi sueño en su mirada, eso era, mi más anhelado sueño por su verdad escondida en aquellas gotitas que le dio la bienvenida a mi mañana, aquella que llevaba esperando desde hace años.
No hace falta mirar gestos, sabía que sonreía, pero no como se hace comúnmente, ella sonreía con el alma, su mirada centellaba con ligeros toques del sol, parecía un diamante, puro sin mancha, lo que yo tanto deseaba, mi tesoro perdido, mi sueño por fin cumplido.
Su característica brisa me invadía el rostro, no podía dejar de mirarla, el corazón está a punto de romperme las costillas de lo fuerte que es su palpitar, dos palabras tan simples pero cargadas de un verdadero sentimiento es lo único que ocasionan eso, al menos dentro de mí.
Mis manos acunaron su rostro, suave de facciones delicadas, sus pómulos traían un color rosa pálido, sus labios de un rosa más cálido la adornaba asemejándola a una flor de lo más singular, una rosa de colores y cristales.
Los escasos centímetros que nos separaban se fueron acortando a medida que los segundos pasaban lacónicamente, sus manos pequeñas y gélidas pasaron de mis brazos a mis hombros trazando caminos profundos, mi respiración y la suya se había mesclado hasta hacerse una sola, la distancia ya no existía, pude sentir una vez más sus delicados y suaves labios a un rítmico movimiento con la mía, ni el más exquisito dulce se asemeja a la sensación de probar su boca, una de mis manos pasaron a enredarse entre sus cabellos atrayéndola más, necesitaba de ella, era como el elixir de mi vida, lo que mi corazón necesitaba para seguir latiendo, lo que mis pulmones reclamaban para poder continuar funcionando.
El tiempo se congelo a nuestro alrededor, me olvide de todo lo que sucedía mientras nuestros labios seguían juntos abriéndose paso a explorar y sentir todo lo que el otro podía dar, sus manos pasaron a mi cuello reclamando lo mismo que yo, pase uno de mis brazos alrededor de su cintura atrapándola para no dejarla ir, reteniéndola bajo mi sombra para que nadie se atreva a lastimarla.
Toque más sincero entre dos almas con un gesto tan común como un beso no existirá, estoy seguro que sentir el mismo cielo solo lo alcanzan quienes en medio del dolor y la perdición logra ver la luz y la siguen.
– ¿Enserio crees que me quieran ayudar? – volvió a cuestionar mientras bajaba la ventanilla del auto.
–Perla lo hizo – respondí, quizá no de la mejor forma pero se disculpó por lo que dijo y luego se ofreció a ayudar en cuanto pudiera.
–Pero ella es ella, ellos son ellos, no puedes asegurar que su reacción sea la misma– dijo y la voltee a ver, se había recostado sobre sus brazos sobre la ventana dejando que el viento apartara todo cabello de su rostro revelando sus delicadas facciones en contraste con el sol.
–No niego que se van a negar – mencione dirigiendo mi mirada a la carretera– pero sabes lo que nos diferencia de otras bandas – la cuestione y sentí su mirada sobre mí – que somos una familia, no es la primera vez que pasa algo como esto, y como las últimas veces, no dejaran que uno caiga sin dar pelea–
–Te recuerdo que no los conozco ni ellos a mí – dijo con pesimismo, uno que me estaba haciendo cuestionarme muchas cosas– dudo que quieran ayudar a un extraño–
– ¿Qué paso contigo?– le corte– donde esta ese pequeño optimismo –
–Se fue de viaje – respondió – y dudo que vuelva hasta que des vuelta y regresemos–
– ¿Estas molesta? – pregunte al verla cruzada de brazos y mirando la nada.
–No – respondió.
–A mí me parece que si – volví a decir aguantándome las ganas de reírme de su posición.
–Pues entonces no preguntes si ya sabes – comentó mirando su ventana.
– ¿Ahora que hice? – pegunte.
–Utilizar diminutivos cada vez que te refieres a mí – respondió acomodando su cabello de un lado.
–Qué puedo hacer, eres parte de una parte pequeña de mi cabeza– dije mirándola brevemente.
–Pues voy a hacer que te duela como un dolor de muela– amenazó.
–Está bien – mencione mirando la carretera – veremos si tu pequeño intento lo logra –
–Si ves, si ves – reclamo golpeando mi brazo.
–Claro que veo no estoy ciego – le dije y la puso de peor humor – ya basta me vas a hacer que provoque un accidente –
–Tú tienes la culpa por minimizar toda palabra para mí – ataco volviendo a su posición cruzando los brazos.
–Está bien pepito grillo – llame su atención ganándome una mirada envenenada de ella, lástima que todo lo que hace me causa ternura – hagamos un trato, yo no te digo nada en diminutivo y tu dejas volver tu optimismo –
– Es necesario negociar– cuestiono.
–Es mi oferta para dejar de molestarte, tómalo o déjalo– le propuse
–Está bien, está bien, no me presiones – dijo haciendo unos cuantos ademanes con las manos– pero aunque acepte sé que me vas a molestar –
–Dudas de mi palabra – voltee a mirarla otra vez.
–Un poquito – dijo ella pero sabía que estaba queriendo fastidiarme como yo lo hacía con ella.
–Muy bien pequeño grillo– dije dolido – por tus palabritas no hay trato –
–Soy tu conciencia, así que soy capaz de ocasionarte una jaqueca – dijo firmemente.
–A ver inténtalo– le dije riéndome y dirigiendo mi mirada a la carretera.
–No me provoques Eliam – volvió a decir con un tono molesto.
–Te provoco – mencione mirándola por unos lacónicos segundos donde ella aparto la mirada.
–Idiota – dijo entre dientes.
Ya estuvo claro quien gano esta discusión.
Pasamos unos cuarenta y cinco minutos de viaje a las playas de California, había un apartado donde prácticamente está la mayoría de mi banda, o con más cariño, familia. Bajamos del auto y nos encaminamos a un lugar en específico donde habían cabañas de madera que daban el aspecto de caerse con una simple brisa, a más de ello habían carpas donde la mayoría se encontraba sentado u acostado mirado el oleaje del mar a la distancia, eran muy pocos lo que estaban caminado por la arena o por la orilla de las aguas. Todos miraban perdidamente el horizonte, justo donde el cielo y tierra se unen.
A lo lejos divise en una mesa, y a lado vi sentados a dos individuos castaños apoyados en el espaldar de una silla y, si la vista no me fallaba se trata de Tom y la castaña que descansaba su cabeza en su hombro era Thalía, algo pareció decirle Tom a ella que elevo su rostro hasta verlo para responderle, luego volvió a su posición pero en ese corto trayecto creo que me vio, puesto que Eve iba a la par pero detrás de mí.
–No es cierto– parecía formar sus labios mientras movía a Tom señalando a nuestra dirección, cuando los dos nos miraron se pusieron de pie empujaron a alguien que estaba acostado cerca de las escaleras de la primera cabaña haciéndolo caer. En cuanto se levantó me di cuenta de que era Ed, quien al ver a la chica detrás de mí corrió como si su vida dependiera de ello.
–No puede ser – exclamo estando cerca – donde te habías metido piraña de mi vida – dijo enredando a Eve en un efusivo abrazo.
–Eliam – escuche gritar a alguien antes de que alguien me tirara al piso.
–María, María – la llame queriendo que librara mi cuello de su agarre.
– ¿Dónde estaban?, ¿Por qué no dijeron nada?, ¿Por qué no contestaste tu maldito celular?, ¿Pará que crees que sirven?– termino golpeando mi cabeza.
–Lo siento, no podía contestar – dije sobándome la cabeza.
–Solo porque trajiste a Eve te perdono – dijo y se fue a verla.
–creímos que estarían con la policía – menciono Thalía.
–Porque – cuestiono Eve cerca de Ed.
–Ya eres noticia Eve– informo Tom– todos saben que estas viva, y... que desapareciste –
–Enserio – menciono con incredulidad.
–y... también cerraron al academia, tu tío está siendo perseguido por el FBI, y tu madre no ha parado de llamar a María por lo que ella está algo histérica–
–Preocupada – aclaro la rubia– no lo confundas –
–Bueno, sea lo que sea la que enserio se preocupa es tu madre – interrumpió Tom otra vez –Marcela no ha aparecido Eva tampoco, el sujeto paloma y sus buitres mataron a medio clan, y hasta ahora, nadie se cree lo que paso–
–No puede ser – fue lo único que alcance a mencionar, mi hermana, mi propia hermana me dio la espalda.
–Todos están abatidos por... lo que paso – añadió Thalía en dirección a todos que estaban en la orilla.
–Y no saben dónde... – me quede a media pegunta debido al cortante sonido de un disparo. Todos nos agachamos cubriéndonos unos con otros, busque rápidamente a Eve y verla cerca de Ed me dejo un tanto tranquilo.
–Chicos – llamo Thom y todos nos enfocamos en él y luego a donde miraba.
Todos quienes estaban pacíficamente acostados o sentados empezaron a ponerse de pie de forma alarmante corriéndose para los extremos abriendo un camino entre ellos de donde apareció Steve seguido del tío de Eve.
– ¡¿Qué esperan?! Atrápenla– exigió Rogers al ver a su sobrina.
–Todos– llamo Ed – vámonos – dijo tirando de Eve.
– ¡Corran! – Animo María y salimos corriendo a donde estaban todos los autos.
–Tu auto Ed– Menciono Thom tirándole las llaves de su coche – Eliam dame tus llaves– dijo y se las di.
–Eve cambia de sudadera con Thalía – dijo María las dos chicas hicieron caso de inmediato.
–Ed llévate a Eve y a María, nosotros nos vamos con Eliam – dijo Thom y tiro de mi junto con Thalía para irnos.
–Espera... – trate de pararlo, parecían tener todo planeado como para estar improvisando.
–No hay tiempo debemos irnos – me interrumpió Thalía y antes de que me entrara en el auto alcance a cruzar una mirada con Eve que claramente estaba asustada y confundida al igual que yo.
Quien me asegura que la volvería a ver, quería ir con ella.
–Eliam... – escuche decir a Thom que estaba ya dentro del auto listo para arrancar.
–La volverás a ver si entras ahora – escuche decir a Thalía y me voltee a verla.
–Espero que tengas razón – dije metiéndome en mi auto.
Salimos de la playa lo más rápido posible, no paso mucho tiempo y la avenida que tomo Thomas estaba llena de autos que nos seguían de cerca.
No sé qué ruta tomo Ed, por lo que esperaba que María o él me contestaran, pero nada, los dos me enviaban a buzón.
–No te van a contestar deja de insistir – dijo Thalía a mi lado en la parte de atrás.
–Entonces... mira no me pienso quedar con los brazos cruzados – le aclare marcando de nuevo a María.
–Sabíamos que algo así pasaría– continuo diciendo – cuando cerraron la academia Iván atrapo a varios dentro del salón central entre ellos nosotros– dijo señalando a Thom y a ella– no la quiere matar, aunque ese fue su principal objetivo pues la ambición lo cegó, pero no lo suficiente, el cariño que le tenía a Eve no le permitió, la defendió de Elena en cuando podía pero ya no puede se le terminaron las opciones, ahora quiere convencerla de que este de su lado para conservarla con vida llego a un acuerdo con Elena para que no le hiciera daño–
–Pero– mencione en su corto silencio.
–No se confía de ella, nos pidió a todos que buscáramos a Eve para que la convenciera, pero antes de poder irme con Thom nos detuvo y nos pidió que si la veíamos la ocultemos o la lleváramos a otro lugar porque si llega a estar cerca de ella no le quedaria más que entregarla, y eso es lo que menos desea–
–Demonios – espete cansado.
–Esto solo sabemos los cuatro vale, María, Ed Y nosotros – aclaro Thalía – no lo sabe Laurent no lo sabe Perla mucho menos Sam–
– ¿Y qué hay con él? – Pregunte por si ellos tenían alguna idea.
–Desapareció – contesto.
–Pero dejó esto – intervino Thom sacando un papel de sus bolsillos– nadie entiende lo que está ahí, espero que tu súper cerebro pueda darle forma – dijo tirando el papel hacia mí.
Antes de poder abrirlo el mismo Thomas giro de forma brusca haciéndome chocar contra la puerta del auto.
–Lo siento, Lo siento – fue lo único que alcanzo a decir – dime que otro camino tomo para llegar a la academia–
–No hay otro camino te toca regresar genio – dijo Thalía.
–Oye era eso o nos daban de balazos – dijo Thom dando un giro en U.
–Recuérdame porque le di las llaves de mi coche – le reclame a Thalía
–No estas lo suficientemente consiente para conducir – dijo refiriéndose a mi confunción
–y él si – objete.
–Tienes razón, pero ya no se puede hacer nada – dijo y el auto se detuvo de golpe.
– ¡Thomas! – le dijimos al unísono.
–Esperen – menciono bajándose del auto – Maldición – fue lo último que dijo para dar vuelta otra vez e ir detrás de todos los autos que nos seguían – se dieron cuenta–
– ¿De qué? – Pregunte.
–Contactamos al Sr. Walker, él nos está ayudando, y según nosotros íbamos a desviarlos a ellos a la academia mientras que Ed lleva a Eve a los Ángeles con su abuelo, pero ahora ya se complicó–me explico Thlaía.
–No tienen otra idea – mencione esperanzado.
–ir donde ellos e intentar ayudar – dijo Thalía con un lamento en su voz.
– ¿Dónde se iba a encontrar?– Cuestione para intentar idear algo.
–En su antigua casa – respondió Thom presionando el acelerador.
Estaba cerca el ocaso cuando llegamos a un vecindario donde las casas apenas tenían un toque diferente, un pequeño jardín adornaba cada frente y en cada cierta vivienda se alzaba una palmera. Recorrimos unas cuantas cuadras y dimos con una casa que traía un letrero blanco de letras rojas, las cuales no se divisaban por un papel amarillo en letras negras que decía:
"VENDIDO"
–Escuchen – menciono Thalía llamando la atención – que silencio –
–Demasiado silencio – aporto Thom apagando el auto.
– ¿Ya se habrán ido? – pregunto la castaña al ver que no había ni una alma cerca.
–No lo creo – dijo Thom y al ver la casa como él la veía entendí por qué.
– ¿Qué te hace pensar eso? – cuestiono Thalía.
–La puerta está entre abierta – le respondí señalando la casa vendida.
–y entonces... ¿qué hacemos? – menciono la castaña.
–Entrar, no ganamos nada estando aquí – dijo Thomas abriendo la puerta del auto.
Tenía razón, por lo que imite su acción y baje del auto, pero antes de caminar hacia la casa como él, le cerré la puerta a Thalía dejándola adentro. Ella bajo la ventana rápidamente totalmente molesta.
–Antes de que te quejes – la pare tapándole la boca, ella pareció bajar la guardia, cosa que agradecí luego le pedí que se quedara por si algo no salía bien.
–Estás loco al pedirme eso– se quejó – pero sé que no vas a cambiar de idea así que ya que – dijo resignada.
Deje a Thalía con el cabello alborotado y luego alcance a Thom dándole una de las armas que había conseguido con Eve, el vio que habían las balas necesarias para defendernos y continuamos.
Caminamos juntos a la puerta y empujándola con cuidado entramos. La casa se hallaba amueblada, pero todo cubierto con sábanas blancas con una ligera capa de polvo, seguimos avanzando atentos a cualquier sonido.
Estábamos cruzando la sala para ver si había algo en las otras habitaciones pero algo piso Thom haciendo que la TV se encienda bajo la tela blanca, el susto que nos llevamos por lo acontecido hizo que le apuntemos a la TV con las pistolas.
–Televisión de mie...– dijo Thom pero la TV empezó a emitir sonidos que lo callaron. Yo por mi parte me acerque a la TV para quitar la tela que la cubría, con mover la tela tan solo un poco esta cayó al suelo dejando ver una cámara encima de la TV y está encendida.
Todo estaba oscuro en la pantalla solo una lámpara alumbraba el centro dejando ver dos bultos a sus extremos, me aleje lo suficiente para poder ver todo y en eso, Elena apareció bajo la lámpara revelándola en cuerpo completo.
–Supongo que ya estamos todos – dijo en dirección a la cámara– ya se encendió la última cámara, ahora – dijo mientras se acercaba a unos de los bultos para quitar una tela y dejar ver a Marcela, la sangre se me bajó a los pies al verla con una mordaza y bien sujeta a algo que no se distinguía por la oscuridad – Saluda Marce – dijo y ella le dio una mirada con odio, Elena la dejo y fue por el otro bulto para hacer lo mismo, al quitar la tela ya no tenía vida dentro de mí –Saluda Eve–
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