Capítulo 40


Eliam

No sé cuál ha sido mi peor error hasta ahora, haberla alejado o haber salido a buscarla.

Llegar a Canadá no fue sino crear más problemas de los que ya existían, aunque el único consuelo que tenía era saber que ahora todo tenía más sentido.

Me había logrado infiltrar en el campamento, todo iba bien hasta que encontré a mi hermana, todo el cariño y afecto que le podía dar a la única chica que me ha acompañado toda mi vida se esfumo, no había nada, ella sola busco mi odio.

Me había delatado que estaba dentro del campamento, pero no para que me expulsaran de ahí a patadas. Sino simplemente para declarar muerte a mi madre en caso de no colaborar al sujeto que había interrumpido en la última carrera donde estuve.

No cabía duda que Marcela buscaba solo su bien, el de vivir. Ya no le importaba lo demás. Mi única pregunta ahí era... ¿desde cuándo?

La traición de su parte me dejo sin aliento, de ella no lo esperaba, sin embargo nunca terminas de conocer a alguien, hay que estar alerta con cada paso que das, con cada palabras que emites, nunca se sabe lo que podría llegar a pasar si dices demasiado y lo peor, no sabes cómo eliminarlo.

No me podía acercar a Eve, no si la quería salvar de las garras de la avaricia, aun no podía creer que todo este tiempo Elena buscase matarla por cobrar una simple venganza y lo peor, era que estaba en contra de mi familia también, estaba intentando acercarse a mi madre, pero sobre mi cadáver le coloca una mano encima, por ella y por Eve, no tuve más remedio que seguirles su juego.

En todo este tiempo todo lo que conocía de una forma dio un giro de trecientos sesenta grados, los buenos eran los malos, los insospechados eran humanos.

Elena necesitaba de ayuda si quería cobrar venganza, aunque no me entere muy bien del origen de ello, lo que estaba claro era que quería matar a Eve y a todo aquel que se interpusiera en su camino, y que más que contratar a un grupo pandillero dispuesto a hacer lo que deseara con tal de recibir una buena suma de dinero.

Según lo que me entere por Eva, cuando por fin apareció, es que Elena dudaba en atacar a Eve, había hecho lo posible e imposible por asegurarse que era ella la hija de su peor enemiga, pues si había creído su muerte, pero al no poder reclamar la herencia que le correspondía proveniente de sus padres sospecho que alguien sobrevivió, y acertó. El trabajo que le tomo varios meses fue asegurarse que era ella para no revelarse en vano, mucho menos levantar sospechas en su contra.

Supo jugar bien sus cartas, acorralo a los más indefensos comenzando por su hija, ella no fue más que otra de las tantas víctimas de Elena, la obligo a meterse en su plan, y en medio de sus reniegos por apoyarla en un asesinato casi la terminan matando.

Con o sin contrato, pedir a un pandilla que mate a alguien se lo toma muy enserio, y más si esta anda en drogas, lo toman como un juego uno que solo termina cuando la víctima deja de respirar.

Y como la propuesta de Elena fue matar a toda la familia para que recibieran un buena parte de la herencia que ella cogería con la ayuda de alguien más, el que no pudieran pagarles por la sospecha de que hubo un sobreviviente los enfureció, hasta tal punto que la amenazada término siendo ella también.

En su desesperación por encontrar quien estaba con vida movió cielo y tierra, pasaron días y tuvo suerte al encontrarse con Rogers y su sobrina, que desde que la vio le resulto muy familiar, la persiguió, hizo lo necesario por comprobar que era ella por eso la llevo a grabar un video que su madre también había hecho, luego de eso comenzó a buscar formas de volvérsela a llevar para esa ves matarla.

Y hasta ahora no tiene suerte con ello.

El Sr. Rogers la cuidaba mucho y ni se diga su abuelo. Tanto Eva como su hermano no tuvieron más opción que seguir a su madre, y Marcela, a pesar de ser advertida por Eva decidió adentrarse en los planes de Elena hasta un punto de no retorno. Sam solo quería salvar a su hermano, y cegado por ello se convirtió en un sumiso al igual que los demás.

Elena intento meter dentro del campamento a sus ayudantes, pero al enterarse de una cena que sería en los salones de la academia decidió dejar que este día llegara. No tengo ni la más mínima idea de su plan para atraparla, lo que sí, mi única orden fue vigilarla.

Y así lo hice desde hace mucho tiempo, cada vez que salía con quien se supone era su hermana, a una biblioteca mientras estábamos en Canadá la seguía para asegurarme de que nadie más lo haga.

Ahora no iba a dejar mi tarea, la iba a obedecer porque me convenía, la quería cuidar.

Y ahí estaba...

En la esquina del salón luciendo tan sencilla y bella como siempre.

Sonriendo forzosamente para que todos supieran que se encontraba bien, y muy bien fingía, sin embargo, yo sabía que estaba haciendo lo posible por retener las lágrimas, le dolía estar ahí.

Y yo no era la excepción, solo verla era suficiente para revivirlo todo, mezclarlo y dar como resultado un odio irracional.

Quien iba a decir que esa mujer me mataría y me reviviría con su simple mirada, pues solo en ella encontraba lo que tanto buscaba.

Un sueño cumplí con ella. Irremediablemente solo en ella encontraba paz, y cuando sali a buscarla para advertirle de todo lo que me entere con una carta que le escribí, me perdí en sus gotitas de roció, esa mirada que desde un inicio me llamo la atención.

Le dije en palabras parte de la carta que estaba escrita, pero he de admitir que me gano el miedo de que alguien más estuviera cerca, no tuve más opción que abrazarla y entregarle la carta para luego irme, lo que si me arrepiento es no haberle dicho lo que al final de la carta estaba escrito.

Espero poder llegar a decírselo, eso sí, pero primero la debía salvar de Elena. Ella se hallaba en un rincón bien cubierta, nadie sospechaba de su presencia, miraba fijamente en una dirección perdida, solo cuando oí la voz de Eva supe que la estaba vigilando.

Lo que dijo cruzo los límites de mi cordura, quería sacarla de ahí a como dé lugar pero alguien se interpuso en mi camino.

–Yo de ti no lo hago – menciono Johnny– mejor espera a que salgan –

–Y luego que – dije molesto– no llegaría a dar lo mismo, tu madre de todas formas se enterara que fui a verla –

–Eva tiene un plan – informó en un tono más bajo.

– ¿Qué plan? – cuestione en el mismo tono

–Si la sigues ahora lo sabrás– me dijo señalándola, sin pensarlo fui donde ella rodeando el salón para que Elena no se diera cuenta.

Cuando llegue donde ellas estaban discutiendo, y no entendí el rencor de Eve cuando se dio cuenta de mi presencia.

– ¿Qué fue lo que hiciste Eva?, ¿Qué le dijiste? – cuestione mientras la veía alejarse.

–Lo que mi madre dijo que hiciera– se justificó.

–Se me hace más difícil entenderte, enserio – comente, hablando por los dos habíamos dejado las cosas en clama, ni para ella ni para mi resultaba seguir con algo que no tenía sentido, dar por terminado lo nuestro fue lo mejor– dices que no te gusta seguirle su juego y mira lo que haces, no te pesa la conciencia – dije viendo que del cielo caían gotas grandes de lluvia.

–Claro que me pesa la conciencia, no lo hice con gusto Eliam – dijo ella mirando las ventanas.

–Entonteces... – dije continuando en mi ignorancia ante sus planes.

–Síguela – menciono.

–A caso estás loca– reaccione– quieres que tu madre mate a la mía –

–No, claro que no, peor es ahora o nunca, les dije a esos tipos de azul que Eve estaría aquí, no van a tardar en venir así que debes ir por ella y sacarla lo antes posible–

–Y qué hay de tu madre – mencione, ella es a la que hay que engañarla muy bien.

–Ella está confiada en que sigo de su lado– respondió – solo por eso la obedecí, si sigue pensando eso me va a creer en lo que sea–

–Y qué piensas hacer si te descubre – cuestione con temor por ella, estaba claro que balas le sobraban a Elena para matar a quien no le obedece.

–Nada – respondió con simpleza.

– ¿Qué? – cuestione con un mueca.

–Ya me salvo una vez Eliam, dudo que quiera volverlo hacer – respondió.

–No estás hablado enserio– dije queriendo que fuera una broma.

–No hay tiempo para juegos– continuo – ya estoy muerta de todos modos, desde que te conté parte del todo firme mi propia sentencia–

–Puedes irte con tu hermano, no tienen por qué seguir aquí –

–A donde sea que vaya me encontrara– dijo con pesar – Johnny está en esto por mi culpa, si me hubiera ido con él y con mi padre estaría con ellos y no aquí, mi madre supo lavarme el cerebro, ahora no puedo hacer nada –

–Eva...– trate de convencerla

–Ve con ella – interrumpió – se ve que la quieres demasiado como para dejarla, así lo niegues te importa mucho, y no me vas a negar que sentir afecto por ella te hizo odiarla cuando te mintió– dijo y le di la razón – yo también pase por eso, confiar en una persona y que esa persona te falle en algo quizá y hasta absurdo, te lastima y más cuando tienes un pasado lleno de mentiras–

–Eva– la llame, realmente dijo lo que me callaba desde hace mucho, y no pensé que fuera ella la que me dijera tales cosas– no pienso dejarte aquí entiendes eso –

–Si no lo haces la van a atrapar– dijo ella – déjame irme con la paz de que hice algo para ayudarte, no haría si no traerles problemas si voy con ustedes–

– ¿Por qué estás tan segura? – cuestione y ella vacilo antes de recogerse el cabello y dejar ver un punto rojo en su piel.

–Mi madre me lo puso días después que me salvo – dijo ella – es un GPS, Marcela tiene uno, Sam también lo tiene, y piensa colocarle uno a Eve si la atrapa, la piensa usar o algo así le entendí ya no la quiere matar, pero si se resiste si lo va a hacer.-–

–No quieres ni intentarlo – trate de convencerla una vez más, no era justo que atentaran con su vida de esa forma.

–No – dijo para después dar un suspiro – pero nada está dicho, nadie sabe qué es lo que decida, ahora, vete sácala de aquí antes de que sea tarde – termino de decir señalando el camino por donde se fue Eve, estuve por irme, pero antes la abrace, podría ser la última vez que la abrazara, o la última vez que la viera con vida– ten cuidado con Rogers, sospecho que él puede estar ayudando a mi madre... Suerte – termino de decir y se fue dejándome con el alma palpitando de dolor.

La iba a echar de menos y me cogería el cargo de conciencia el no haberle insistido hasta convencerla, sin embargo era su decisión, no tenía poder sobre ella.

Me quede breves segundo queriendo deshacer el nudo que se me formo en la garganta, esperaba que reconsiderara sus opciones. La lluvia se fue tornando cada vez más fuerte hasta que se formaron pequeño lagos a lo largo del verde que se extendía por una gran hectárea, llevaba unos pantalones que de seguro terminaran hinchados de tanta agua, mi abrigo tampoco era la gran cosa así que decidí ir por mi auto, me tocaba dar la vuelta para tomar el camino al puente, ese es el único lugar al que pudo ir, si había algo que le llamaba la atención a ella era lo sencillo y ese puente era lo único que carecía de extravagancia en todo este lugar.

Me metí en el auto y conduje lo más rápido cerca del puente, la noche estaba avanzando lento pero con una gran tormenta, rayos centellaban en todo el cielo dejando un alumbrado escaso y un sonido perdido. Encendí todas las luces del auto para buscar a Eve, baje del auto revisando todos los alrededores, luego de ello empecé a llamarla pero nada, parecía no haber nadie, en cuestión de segundo toda mi ropa choreaba agua, y si yo con algunas prendas sentía un frio descomunal no me imagino ella que tan solo traía un vestido y un abrigo delgado.

Llevaba dándome unas tres o cuatro vueltas alrededor del auto y nada que aparecía, escudriñe cada rincón del puente y solo me encontré con un camino de piedras llenas de légamo.

Manchándome hasta las rodillas logre avanzar hasta dar con la parte inferior del puente, ahí habían varias rocas que obstruían el paso del agua, y de ello el rio se fue alzando. Alcance a divisar a Eve entre esas rocas cerca del límite del puente, el agua le llegaba a la cintura, estaba abrazada a sus rodillas mirando perdidamente el cielo que no dejaba de iluminarse por descargas eléctricas.

Me acerque a ella de la forma más cautelosa posible, de todo lo que hable con Eva se me paso preguntarle qué fue lo que le dijo de mí, estuve lo suficientemente cerca cuando se percató de mi presencia, sus ojos irradiaban un coraje puro.

–Lárgate – dijo con todo el desprecio del mundo mientras volvía su vista al horizonte.

–No – le respondí y se giró a verme más molesta de lo que ya estaba– no quiero –

– Entonces me voy yo – dijo ella en un frágil intento de levantarse.

–Te ayudo – mencione acercándome a ella.

–No necesito de tu ayuda – dijo una vez de pie, se notaba que quería salir de ahí lo antes posible, sin embargo el agua acumulada no dejaba ver algunas rocas por las cuales casi se cae.

– ¿Estas segura que no quieres que te ayude? –cuestione tomándola de la cintura a tiempo evitando que se cayera.

– Segurísima– respondió enojada – ahora suéltame– dijo tirando de sí misma.

– Bueno– dije y la solté, pero para luego cargarla. No dijo nada respecto a eso.

– ¿Qué te pasa?, suéltame – dijo a la vez que me golpeaba, cosa que no era mucho, su ropa mojada no le dejaba mucha movilidad que digamos, tanto su vestido como su abrigo parecían ser una segunda piel sobre ella.

– Mejor quédate quieta– dije y la lleve cerca de mi auto.

– Porque te debería hacer caso– menciono.

– Porque si – respondí dejándola en el piso pero sin alejarme de ella.

– No te cansas de lastimarme – dijo de repente mientras estaba sumergido en su mirada, esas palabras me llegaron a perforar el corazón, era verdad que la lastime de la peor forma posible, sin embargo estaba arrepentido y de aquí no me iba hasta que me dé su perdón.

– Lo siento Eve– dije tomándola del rostro para que no quitase su vista de mí.

– Ya basta– dijo ella y vi claramente como lagrimas salían de sus ojos como ríos mezclándose con la lluvia que no quería dar tregua a la noche que se avecinaba.

– Evelyn por favor perdóname– dije limpiando sus lágrimas con mi pulgar, ella por su parte quería alejarse de mi pero no la deje– Mírame, en serio lo siento – dije de nuevo juntando su frente con la mía– que debo hacer para que me perdones–

– Nada – dijo ella – solo quiero que te vayas de una maldita vez– menciono soltando más lagrimas las cuales me mataban cuando pasaban por su mejillas– Ya no quiero estar cerca de ti vete...– dijo pero sin meditarlo impedí que más palabras absurdas salieran de sus labios colocando los míos sobre los de ella.

– Tú y yo sabemos que eso no es cierto– dije perdiéndome en sus gotitas de roció– te necesito, y necesito que vengas conmigo–

– Mentira– dijo negando con su cabeza, y sentí su mano en mi pecho con clara intención de irse, también veía el dolor dentro de su alma, realmente la había lastimado – todo lo que dices son mentiras, pero no puedo quejarme verdad, supongo que yo hice lo mismo–

– No Eve- dije y maldije dentro de mi mente al sentir que los ojos me ardían - lo que te digo es de verdad, te necesito - mencione apegando mi rostro más al suyo para que no viera las malditas lagrimas que se desbordaban de mis ojos.

– ya no me digas más mentiras... –

– No son mentiras Evelyn– la interrumpí– dime que hago para que me perdones, lo que sea solo dime y lo hago pero necesito que me des una oportunidad–

– ¿y qué hago yo para poder creerte? – dijo sin quitar su mirada de la mía.

– Confiar – le respondí - confía en mí una vez más – pedí pero pasaron minutos.

–Después de haberle contado mi vida entera a tu novia esperas que confié en ti – menciono sarcástica.

–Primera, ya no es mi novia, segunda yo no conté nada a nadie – le respondí y empecé a sospechar que fue eso lo que le dijo Eva, que traicione su confianza– te prometí que no lo haría y no tengo por qué hacerlo– me justifique esperando que me crea.

–Si como no – menciono aferrándose a ella misma.

La oscuridad estaba tomando dominio en el cielo, de no ser por algunos faroles que estaban cerca toda seria penumbra.

A más de ello un frio irracional comenzó a manifestarse a nuestro alrededor haciéndonos temblar cada cierto tiempo.

– Vámonos– dije para luego señalarle la puerta del copiloto.

– ¿A dónde? – pregunto con el ceño fruncido.

– No pienso dejarte a que te sigas mojando además, más allá en el camino no hay alumbramiento- le dije para que meditara su próximo movimiento y se metiera en el auto para sacarla de ahí.

–Bien – fue lo único que dijo a regañadientes y la acompañe para abrirle la puerta del auto para que se subiera y yo poder hacer lo mismo.

Todo el camino reino un silencio sepulcral, tan solo se oía el motor del auto.

Yo me concentraba en la carretera y cada cierto tiempo me volteaba a ver a Eve, quien se encontraba aferrada a la puerta del auto y mirando fijamente las luces azules y violetas que salían de la radio del auto. Estaba tan concertada que ni se percató cuando salimos los límites de la academia. Solo cuando llegamos al destino que me propuse ella me miro extrañada.

– ¿Dónde estamos? – pregunto sin quitar su vista del edificio al que planeaba entrar.

– En donde vivo– le respondí mientras ingresaba al parqueadero.

– ¿Porque me trajiste? – pregunto cuando apague el auto.

– Ya te lo diré– dije para luego bajarme e ir a su puerta para abrirla, ni bien lo hice ella salió y no paro, continuo su camino y si no estaba mal era a la salida– Evelyn espera – dije cerrando la puerta y dándole al seguro para alcanzarla.

–Aguarda – dije tomándola del brazo obligando a que pare.

–Suéltame – exigió ella con sus pocas fuerzas.

–Primero escúchame – dije para que dejara sus intentos de irse por unos momentos– leíste lo que te di–

–No – respondió – lo tire, estás feliz, ahora suéltame–

–Con más razón no lo voy a hacer– mencione sujetándola con firmeza.

–Dime que es lo que quieres de una vez para irme – espeto con cansancio.

–Se trata de ti Eve solo eso te puedo decir aquí, entiende que no estas segura en ningún lugar – dije con la intención de convencerla.

–No te creo – dijo queriendo separarse de mí.

–Evelyn – llame su atención – se quienes te buscan y de no ser por Eva no te habría sacado de ahí– le dije

– ¿Eva?... – cuestiono con clara intriga.

–Si ella – le asegure – hay muchas cosas que debes saber, pero este no es el mejor lugar – aclaré rogando porque cediera a quedarse cerca, minutos largos nos acompañaron hasta que decidió hablar.

–Más te vale ser claro – espeto soltándose de mí y avanzando– ¿Qué esperas? –dijo al ver que no me movía.

–Bien – dije encabezando la caminata para llegar rápido.

Tomamos el ascensor para llegar al piso que me correspondía, una vez ahí nos adentramos al apartamento, del desastre que deje en la mañana se me hiso raro ver todo arreglado, solo había un ser que pudo husmear en mi piso.

Madres

–Debo quitarle las llaves– susurre terminado de usar las mías.

–Bien– dijo Eve aclarando su garganta que estaba demasiada ronca– habla –

–Yo no sé tú, pero no pienso pescar un resfriado – dije avanzando a la habitación.

–Oye, si no hablas me voy– amenazo, lo cual me causo gracia y me hizo parar a mitad de mi camino.

–Suerte con eso – mencione con la intensión de evitar una risa por la cara que compuso.

–Pero que... – fue lo único que dijo antes de ir a la puerta y tratar de abrirla–abre la maldita puerta –

– ¿Tienes un pasaporte legal, con tu verdadero nombre? – formule para cambiar de tema.

–No te voy a decir nada – dijo tomando del perchero para usarlo cono arma y abrir la puerta.

–Oye detente – dije tratando de quitarle su improvisada arma que estaba dañando la cerradura de mi puerta. Logre tomar del perchero pero no sé como esa mujer dio un giro y me golpeo en donde tenía mi herida de mi querido encuentro con los halcones de Cimar.

Recibir su golpe avivo un dolor terrible que hizo temblar mi sistema nervioso.

–Ah.... Pido tiempo – al ver su intensión con perchero.

Lleve la mano a mi herida que a decir verdad empeoro cuando me opuse a Elena.

–Me estas asustando – la oí decir.

–Tranquila, estoy bien – dije apoyándome en el sofá más cercano para pararme– solo dime si tienes el pasaporte–

–No conmigo –respondió cansada – todos mis papeles se quedaron en Texas, mi abuelo reclamo todo lo que tenga referencia a mí, mi tío tiene los papeles con los que falsifico mi identidad –

–Maldición – dije golpeando el sofá– hay que quitárselo para ir por los verdaderos– dije caminando hacia a la habitación y entrando en la misma.

–Me quieres explicar que planeas hacer– pidió más calmada detrás de mí.

–Cámbiate – la evadí dándole ropa abrigada – en el camino te lo digo, hay que salir de aquí ahora – dije tomando ropa para mí– el baño es esa puerta oscura, te espero afuera – dije saliendo.

Me cambie lo más rápido posible y una vez que termine tome mi celular para responder a la llamada que estaba entrando.

–Diga – respondí mientras entraba a una habitación que usaba de oficina donde tenía oculta una arma.

–Eliam te encontraron – escuche la voz de Eva – todos estamos camino a tu edificio, debes salir de ahí –

–Está bien, gracias – dije saliendo de la habitación y encontrándome con mi conciencia ya cambiada.

–Y dile a Eve que su hermana y Max están camino a Texas, les puse al tanto – informó.

–Se lo diré – dije señalándole la puerta para que Eve me siguiera – ¿Y qué hay de Rogers? – cuestione lo más bajo posible pero no lo logre.

–Desapareció– respondió– Elena pregunto por él pero no lo encuentra y si ella no lo hace no creo que lo haga alguien más, se hizo más poderosa–

–Bien – dije abriendo la puerta y encontrándome a quien buscaba –ya lo encontré, te llamo luego – dije para cerrar la puerta y trabarla con el perchero. No paso mucho y golpes empezaron a acotar la puerta.

–Porque hiciste eso, es mi tío – dijo Eve querido acercarse a la puerta.

–No te acerques – dije halándola del brazo– tengo serias sospechas para decir que tu tío no quiere protegerte –

– ¿Por qué debería confiar en ti? – cuestiono con dureza en sus palabras y su mirada.

–Por qué te amo– le dije con toda la sinceridad posible, no lo podía negar más, aunque vale aclarar que no la quería, la amaba, y con toda la fuerza del alma.

Le debía explicaciones y muchas disculpas, pero para poder dárselas debía sacarla de ahí con vida. Rogers derivo la puerta a balazos, yo como acto de reflejo tome de mi arma quitándole el seguro y dispare hacia la puerta para evitar que entre.

–Ven – tire de Eve a una habitación vacía que la cerré con el pestillo enseguida.

– ¿Estás seguro que es Iván? – cuestiono mientras yo buscaba la puerta que daba con mi oficina.

–Lo vi de frente, tampoco tengo porque mentirte – le respondí encontrando la puerta que quería– ¿te vas a quedar? – cuestione al ver que no se movía.

–Ya no se – dijo tomando el marco de la puerta para no caerse – Te mentiría si dijera que no estoy asustada... e indecisa–

Estuve por decirle algo pero la voz de Rogers resonó de todos lados.

–Eliam, pudes salir vivo de esta, tu familia quedara fuera del alcance de Elena si la entregas– dijo en un tono alto, ignore sus palabras lo único que tome en cuenta es el sonido para poder localizarlo. Y si mi instinto no me traicionaba esta por entrar a la oficina.

–Vuelve – dije entrando de nuevo a la habitación vacía– hay que salir –

– ¿Estás seguro de lo que hace? – Pregunto Eve – tienes la oportunidad de ponerte a salvo–

–Te di mis razones – le respondí abriendo con cuidado la puerta que trabe– no pienso lastimarte como la última vez –

–Bien, si es así yo olvido todo si tú también lo haces – dijo y me pareció justo.

–Trato hecho – acepte y ella giro para tomar un florero y arrogarlo a la puerta donde estuvimos antes, ni bien choco el cristal con la madera un disparo perforo la misma.

–Hay que salir no– le escuche decir para luego cerrar la puerta y empujar uno de los muebles más cercanos para trabar la puerta, yo por mi parte me adelante para ver si no había alguien más.

–Despejado – dije para salir del apartamento, avanzamos por el pasillo al ascensor pero en la curva vi que del mismo salían los ayudantes de Elena–Regresa – volví a decir para ir por las escaleras, estas iban en forma de circulo descendiendo así que tocaba correr lo más rápido para llegar al siguiente pasillo.

Una vez ahí fui directo a una puerta gris la cual cerré una vez que cruzamos y avanzamos hasta las siguientes escaleras que daban directo a las de emergencia.

Llegamos hasta el final pero al salir y virar en el pasillo nos encontramos con más sujetos de negro que no dudaron en disparar a nuestra dirección.

Tuvimos que devolvernos a las escaleras de emergencia y ahí desde la parte de arriba más disparos resonaron en el metal– contra la pared– le indique a Eve para que no se lastimara, mientras yo trataba de detenerlos disparando las pocas balas que me quedaban pero resulto que ellos eran más.

–Préstame tu chaqueta – oí decir a Eve, la mire extrañado pero tiro de mi– Deprisa–

–Está bien, está bien – dije quitándome y dándosela – si me resfrió es tu culpa–

–Te cuidare no te preocupes – dijo envolviendo su mano en mi chaqueta y rompiendo un cristal con borde rojo.

–Ya lo creo – dije recordando la vez que estuvo conmigo cuando la herida en mi cabeza casi me hace caer en medio de la academia inconsciente– ten cuidado – le advertí al ver que cristales grandes estaban al borde del metal rojo.

–Está bien, tengo lo que quería – dijo con el extintor entre sus brazos – ahora – menciono quitando el seguro y preparándolo para expulsar su contenido– abre la puerta –

–Estas consiente que afuera hay sujetos con armas– le recordé.

–y tú estás consiente de que si no salimos unos tipos nos agujerearan con balas todo el cuerpo– dijo y confiando en ella abrí la puerta.

El pasillo tenía más de una puerta, me sorprende que no hayan dado con la nuestra, estaban la mayoría tan concentrado revisando las otras puertas que a mala suerte solo uno se dio cuenta y alerto a los demás.

–Corre– le escuche decir a mi conciencia.

– ¿Qué vas a hacer con eso? – pregunte señalando el objeto rojo.

–Ya lo veras– dijo y doblamos el pasillo donde Eve se quedó y roció de pies a cabeza tirando al piso a los tres que venían siguiéndonos– y esto es todo– menciono tirando el extintor sobre uno de los tres que cayeron– rápido ayúdame – dijo mientras le quitaba el arma a su víctima.

–Tú... me asustas a momentos – confesé acercándome a los más consientes dándoles un golpe en la cabeza.

–Vale la pena – menciono poniéndose de pie yo la imite– además, no deberías decir nada casi me da un infarto al verte disparando de la nada – continuamos nuestro camino a la salida del hotel. Ahí estaban dos sujetos que acompañaban a Steve rodeando la salida.

–De seguro las demás puertas también están vigiladas – comento Eve.

–Maldición –dije tratando de ver alguna opción para escaparnos, conocía ese edificio como la palma de mi mano, hacer los planos y que me dejaran colocar los ascensores y las escaleras a mi gusto me ayudaba mucho ahora– espera– mencione buscando un asesor que me había traído mas de un problema, lo encontré a buena hora pero a mala suerte había un sujeto poco amigable ahí parado.

– ¿Qué? – cuestiono, y antes de que dijera más le dispare a unas dos lámparas haciendo que sean el centro de atención – ¿Acaso estás loco? – exclamó.

–Solo un poco ahora corre– le respondí tomando de su mano y llevándola al ascensor que era antes custodiado por un tipo que me triplica en altura, aunque a decir verdad podría apostar que tenía más musculo que neuronas.

Presione el botón para llamar nuestra única salvación, sin embargo parecía ser nuestra misma perdición, ni bien se abrió un sujeto más comenzó a disparar. Agradecí con todas mis fuerzas que Eve y yo tengamos buenos reflejos para evitar esas mortíferas balas que por poco y nos alcanzaba.

No sé de dónde pero la chica que traía conmigo apareció con un perchero más con el que dejo inconsciente en menos de cinco segundos.

– ¿Acaso los percheros son tus aliados?– cuestione apartando el cuerpo de su víctima.

–Creo que si – respondió entrando conmigo al ascensor – aparecen justo a tiempo –

–Bien, ahora me dices como es que lo noqueaste – dije mirándola fijamente, se defendía muy bien.

–Me cole en los entrenamientos de la película donde estaba con Max– me respondió apoyándose en la pared del asesor.

–Al menos sirvió de algo que estuvieras ahí– comente pensando que hubiera pasado si no se hubiera metido a esos entrenamientos.

–Las cosas pasan por algo – dijo de repente y le di toda la razón.

–Tú y tus percheros son la viva prueba de eso– asegure y se le escapo una sonrisa.

–No olvides a mi muleta – dijo extendiendo más su sonrisa.

–No me la recuerdes – dije contagiándome de su sonrisa para luego asomarme por las puertas del ascensor que se abrieron dejando ver el parqueadero con pocas lámparas prendidas– me golpeaste más de una vez con esa cosa– recordé con nostalgia.

–Tú te lo buscaste – se excusó.

–No es cierto– dije para ver una vez más a los alrededores comprobando que no había nadie, o eso creía– ahora – mencione callando su siguiente comentario – hay que correr al auto y salir de aquí – le explique ya que no me cuadraba el silencio sepulcral que había en todo nuestro entorno.

–Bien – la oí decir y sin ni siquiera pensarlo tome de su mano aferrándola a la mía, algo me decía que se alejaría, y con esa sensación torturante desee estar totalmente equivocado. 

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