Capítulo 29
Evelyn
–Te estuve buscando toda la tarde donde rayos te metiste – dijo Eva acercándose a donde me encontraba con Eliam.
Él se quedó sin palabra cuando volteo a verla, prácticamente parecía una locomotora a todo vapor, estaba tan enojada que se notaba en sus mejillas un ligero color rosa que de seguro pasaba por alto el maquillaje que suele usar.
–Eva, tranquilízate y escúchame...– menciono Eliam acercándose un poco a ella pero le interrumpió en sus palabras y pasos.
– ¿Qué quieres que escuche?, te desapareces dos días completos y...–
Un sonidito que inicio muy bajo se hizo demasiado alto interrumpiendo las palabras de Eva.
Ella coloco su mirada asesina en mí ya que aquel sonido provenía de mi celular. Santo cielo, quería desaparecer en ese momento. Apoye la guitarra rápidamente en el barandal más cercano que tenía y me puse a buscar mi móvil en mi sudadera, al ver que no estaba ahí busque en mis vaqueros, cuando por fin lo encontré conteste sin ni siquiera mirar quien era. Quizá la llamada fue inoportuna para Eva, pero para mí fue un milagro.
–Hola–respondí y se me ocurrió algo al reconocer la voz de Iván– casi lo olvido María voy enseguida a tu piso– mencione y agite mi mano como despedida– no te preocupes estoy en camino – dije por último y me adentre en la lluvia para salvarme de la mirada infernal de Eva, estaba claro que odiaba mi presencia.
Me fui tomando mi guitarra y hasta llegar al siguiente edificio basto y sobro para que estuviera chorreando agua por todos lados. Temía llamarle de nuevo a Iván ya que le asenté mientras supuestamente hablaba con María, pero bueno, podía tratarse de algo sumamente importante así que le llame. No sonó ni dos veces y contesto.
–Evelyn ¿Qué sucedió? ¿Por qué hiciste eso?, ¿María? – pregunto de forma atropellada.
–Oye aguarda, son muchas preguntas para mí – lo pare para que no me abrumara, suficiente tenía con los gritos de Eva y su mirada asesina que me llego a abrumar demasiado en menos tiempo de lo que pensé.
–Me las respondes luego entonces, ahora necesito que vayas donde Inesita, ahí hablamos – me explico.
–Está bien – Respondí y colgó la llamada.
Espere un poco para que la lluvia se suavizara, en ese lapso de tiempo me puse a pensar en muchas cosas, todas aquellas resumidas a un único ser que me reanimo y me devolvió a la vida.
Me sentía especial, y esa sensación era hermosa, él confiaba en mí, me conto tantas cosas que no pensé que me contaría alguien, se me inflaba el corazón de felicidad al haber encontrado a alguien como él.
También sentía un cosquilleo recorrerme completa cada vez que lo tenía cerca, cada vez que sentía su aliento en mi oído cuando conversábamos ahí acostados en medio de los arbustos a la contraria el uno del otro. O cuando le contaba mis penas y me ayudaba, o cuando era él quien me decía sus penas y yo hacia el pequeño intento de ayudarlo. Por los siguientes minutos me perdí en el ir y venir de la lluvia recordando la tarde de ayer y la de hoy, sin duda fueron unos de mis mejores días, y los que recordaría durante toda mi vida.
La lluvia comenzó a perder su fuerza, ahora solo era una ligera capa de agua cubriendo todo mi alrededor, en ese entonces me aliste con mi guitarra y salí corriendo a la cafetería, esta se encontraba totalmente llena debido a que todos se escondían de la lluvia que nuevamente azoto la academia.
Me deslice por toda la multitud pidiendo disculpas, ya que más de una vez golpeaba con el estuche de mi guitarra a alguien, algunos hasta me llegaron a insultar por mi torpeza pero por una extraña razón no me importo, pase así hasta llegar al mostrador donde Inesita me ayudo dándome paso, para entrar a la cocina, ahí me encontré con Iván quien se encontraba demasiado y pensativo en una esquina.
–Hola – dije para que viera que ya llegue.
–Hola – dijo volteando a verme – ¿Y esa sonrisa? –
– ¿Cuál? – pregunte dejando mi guitarra de un lado, estaba sonriendo y no me daba cuenta.
–La que traes en la cara pues – me respondió
–Bueno, tuve un buen día, supongo – dije yo algo pensativa – pero, ¿para qué querías verme?– pregunte algo rápido, no sabía ni que tenía para estar sonriendo ni siquiera era consciente de eso. Iván paso a estar varios minutos en silencio, unos donde me llegue a angustiar por lo que sea que tenga que decirme.
– ¿Qué sucede? – pregunte al ver que no me decía nada.
–Solo... quería darte esto – dijo entregándome una funda blanca donde supuse estarían las vendas que le pedía la noche pasada.
– ¿Solo eso? – cuestione al verlo, algo en su semblante me decía que faltaba decirme algo más.
–Si – respondió enseguida – ahora, me voy a ir, pero mañana por la noche vengo por ti– menciono y se encamino a la puerta.
– ¿Para ir a dónde? – pregunte
–Ya lo sabrás – dijo con un extraño tono de voz.
–Iván – lo llame antes de que se fuera– ¿Qué ocurre? –
–No vale la pena mencionarlo ahora, descuida – dijo y se fue dejando con una incertidumbre de los mil demonios. Estuve ahí parada en medio de la cocina con varios pensamientos inciertos en mi mente, que poco a poco me consumían como un cigarro al inhalarlo.
– ¿Estás bien? – pregunto la voz de Inesita a mis espaldas, me gire rápidamente y la vi ahí parada con su delantal de flores rosas y llena de harina y algunos ingredientes líquidos, tal parece que estuvo haciendo pizza.
–Si Inesita, no se preocupe– le respondí mientras revisaba la bolsa blanca.
–Bueno – menciono poco convencida – ¿quieres comer algo? –
–Claro – afirme con la mejor de mis sonrisas.
Comí junto con Inesita y también compartí una que otra palabra con ella sobre su inicio aquí en la academia, fue interesante saber que fue la única que estuvo aquí desde su inicio... es decir 20 años. Me conto algo de su difunto esposo, e incluso que los dos estuvieron junto a Iván en todo momento, como si se tratara de sus segundos padres.
Compartí la tarde junto a ella, pase preparando uno que otro bocadillo de su libro de recetas, que parecía ser unas tres enciclopedias unidas. Fue divertido sin embargo, la expresión de Iván me dejo pensando demasiado.
Parecía preocupado.
Angustiado
Triste
No lo había vuelto a ver así luego del funeral de mis padres. Y ahora me preocupa lo que sea que esté pasando. Seguía perdida dentro de mí misma mientras esperaba que del horno salieran unas galletas que hace poco metí, de repente, en medio de mis cavilaciones oí el corto sonido de mi celular.
Lo saque de mi bolso y al ver la pantalla vi que era otro mensaje de Max, mi primo que de la nada se apareció para decirme unos cuantos mensajes de mi abuelo. Quería saber si había llegado a mis manos sano y a salvo la guitarra de mi padre, le asegure que sí y también respondí sus preguntas acerca de mí que sinceramente me sorprendió, no pensé que le llegara a importar en serio.
Luego de cruzar palabras por medio de mi primo me quede conversando con él acerca de su vida y la mía, él vivía en casa de mis abuelos hace algunos meses, y de mi última visita poco lo recuerdo, alto de tez blanca y cabello castaño, de mi misma edad, me llegue a comunicar muy seguido con él desde la noche reciente que paso, era muy gracioso y en parte compartía su malestar a estar en esa casa donde mi abuela emanaba odio gratis, realmente no conocía nieto que a mi abuela le simpatizara. Parecía tener un odio hacia todos y no comprendía eso. Lo bueno al menos es que no soy la única, no es que me alegre saber que está sufriendo pero si me siento bien al saber que él me entiende y que yo lo entiendo a él.
La mayor parte del tiempo permanece en casa, no lo dejan salir, y solo tiene permiso de salir hasta el establo donde mis abuelos tenían varios caballos de alquiler para carreras o cualquier otro requerimiento, ellos Vivían en una hascienda en Texas, una que se encuentra dentro de las más reconocidas por su singular estructura y ofrecimiento, en una parte era su casa, por la otra los establos, le seguía un salón enorme de eventos e incluso tenía una piscina algo escondida pero muy preciosa. También tenía su propio hipódromo que por no ser lo suficientemente grande solo lo ocupa para enseñar a montar a niños, en ciertas ocasiones cerca de ahí había una pista de polo para su distracción o competencias que suele generar con sus más cercanos vecinos.
Mis tíos incluyendo al padre de Max y el mío, salieron de ese lugar y juntos formaron el próximo bufete de abogados más reconocido de los Ángeles. Es por ello que poco pasaba con ellos, y ahora me entero que Max vive ahí porque sus padres se separaron y le toco quedarse con su padre, pero él al no tener mucho tiempo decidió dejarlo con mis abuelos y visitarlo cada cierto tiempo.
Debe ser horrible, sin embargo, el abuelo lo apoya, ya me ha contado que él lo ayuda en lo poco que sabe, que lo saca a pasear de vez en cuando, que lo ayuda a comprender a su padre. Pero a pesar de todo se siente solo, o eso es lo que me dice, yo me siento igual, y por ello le dije que entre soledad compartida, el vacío disminuye.
Él estuvo de acuerdo, y por eso no paramos de hablar, y de compartir más de un chiste sobre su vida o la mía, o de lo poco que se acuerda de mí, según el parecía una niña de 12 años más no de 16. Estaba por cumplir los 17 y me salen con esto, realmente rompió mi corazón soñador, yo pensaba aparentar más edad, pero bueno, el mundo da muchas vueltas, tarde que temprano me vengo de él.
El mensaje que me llego era para decirme que hoy salió a competir en un reciente programa de carreras.
"Llegue en segundo lugar Eve"
Me dijo en el mensaje.
"Me alegró mucho Max, debo suponer que el abuelo está más que feliz"
Respondí yo.
"Si tan solo lo vieras, está organizando una parrillada para celebrar que ya estoy dentro de la competencia"
"Para mí que está exagerando demasiado"
Comento él acerca del comportamiento del abuelo.
"No más tantito, déjalo que celebre, es un logró"
Lo defendí yo.
"Pero cualquiera espera que llegue a la semi-final o algo parecido, digo yo"
Respondió él, y le daba razón, pero que se le iba a hacer al abuelo, un espíritu muy fiestero. Conversamos por un rato más hasta que las galletas estuvieron listas, luego de eso dejamos nuestra conversación en suspenso porque debía terminar de ordenar la cocina y ayudar a Inesita con los bocadillos para que quedaran en exposición por lo que quedaba del día.
Estuve atendiendo en la caja por unos cuantos minutos donde seguía pegada a mi móvil como si se tratara de una extremidad extra mía. En un momento que no podría definir sentí la mirada de alguien vigilarme muy de cerca, al alzar mi mirada me encontré con esos ojos azules de cielo que más de una vez me ayudo a salir del vacío de mi existencia.
–Hola – dijo a la vez que no emitía palabra alguna.
–Hola – le respondí a Eliam– ¿Qué haces aquí? ¿Y ella?– pregunte al ver que no estaba con Eva.
–Nada – respondió con un suspiro que de seguro dejaba huellas de dolor. Perdió su mirada en el vacío de la cafetería, creo que no debí preguntar eso.
–Lo siento – dije luego de ver que un silenció se estableció, a pesar de que aún había gente parecía que tan solo estuvimos los dos ahí perdidos.
–No importa, ya te dije, no es la primera vez– menciono queriendo sonreír.
–Pero bueno, tarde que temprano todo se solucionara, tiempo al tiempo – trate animarlo – y dime, ¿qué te apetece? –
–Lo que tengas– dijo distraídamente.
–Te gustaría unos pastelitos o... unas galletitas– sugerí– yo las hice– dije con orgullo.
–No le has puesto nada – menciono viéndome analíticamente.
–De saber que tu vendrías si lo hubiera hecho – respondí sacando la bandeja que hace unos 10 minutos estaba llena, ahora habían muy pocas– ¿dime las quieres sí o no? –
–Si dámelas para llevar – respondió con una sonrisa más sincera que me gustó mucho.
–Penúltima y ultima – mencione con las dos últimas galletitas que hice, no sé porque me dio una sensación de alegría y nerviosismo que él las comprara, para ser más claros no sé por qué me llego a importar que le gusten o no – Listo– dije terminando de cerrar la bolsa de papel donde se hallaban las galletas.
–Toma – dijo pagándome, le di su cambio y en vez de irse, que es lo que hubiera esperado, se quedó mirándome otra vez.
– ¿qué? – Pregunte cuando ya me estaba incomodando – tengo monos en la cara o ¿Por qué me miras así? –
–No, no es eso – dijo sonriendo más – es solo que, no sé, estás muy sonriente, muy feliz – dijo mirándome y con eso ya sentía que me atravesaba con su mirada verde azulada.
–Ya eres la segunda persona que me lo dice – confesé.
–Enserio, ¿Cuál es la primera? – pregunto.
–Mi tío – respondí
– ¿Cuando? – cuestiono otra vez, y volví a recordar a Iván con su depresión en forma de palabras.
–Hace poco – respondí inconscientemente.
– ¿Cómo?, viste a tu tío hace poco– pregunto y me di cuenta de que casi meto la pata, se suponía que nadie podía venir a la academia, apenas y los fines de semana teníamos para salir, entre semana nada.
–No, lo que quiero decir es que la última vez que lo vi me dijo eso– respondí de forma rápida.
–Bien – menciono sacando una galleta de la bosa que le di.
Una parte de mí se mataba por no decirle mi verdadero apellido, sin embargo no podía, porque la otra parte que me faltaba me gritaba que no lo hiciera porque un peligro estaba cerca.
–Y ya... tienes la canción de armonía o nada – llegue a preguntar para que volviera a hablar, estaba muy callado para mi gusto.
–Se me seco el cerebro créeme –dijo dando un suspiro largo y sonoro –no tengo nada, ¿Tú? –
–Pues estamos igual – asegure y de nuevo se estableció un silencio que tan solo lo rompió una chica rubia loca.
– ¿Qué hubo chicos? – saludo acercándose con Thalía.
–Hola Mary – respondió Eliam al saludo y acepto el efusivo abrazo que ella le dio.
–Hola chicas – salude yo cuando Thalía estuvo cerca.
–Y están listos para mañana – pregunto María sentándose en una silla cerca de mí.
– ¿Qué hay mañana? – pregunte.
–Las audiciones – me respondió Thalía
–A... ya caigo – menciono Eliam recordando.
–No te vayas a lastimar Eli –dijo María sentándose en un asiento cercano al de Thalía –que hago yo con mi Elefante de pocoyo herido, a ver dime –
–Si ya lo está – menciono Thalía y yo la mire interrogativamente, mientras que Eliam, de poder ya la habría matado.
Como sabía si él pasaba la mayor parte del tiempo como el encapuchado.
–Enserio – dijo María levantándose de su asiento y acercándose a él – a ver –
–No, de mi te alejas María– dijo Eliam levantándose y usando la bolsa de galletas como arma para defenderse.
–Solo te quito la gorra de la sudadera, ya me desesperas estando así –dijo María acercándose a él.
Pasaron así por un rato alrededor de una mesa, mientras María se movía para acercarse, Eliam se movía para alejarse, y si no se movían se quedaban quietos mirándose mutuamente.
–Para mí que van a pasar así hasta mañana – comento Thalía viéndolos.
–Estoy de acuerdo – Concorde y mientras continuábamos viéndolos llegaron Jake, Thom, y Ed.
–Hola Eve – me saludo Jake acercándose a la caja que es donde estaba apoyada.
–Hola – respondí.
– ¿Que hubo chicas? – Menciono Ed y se sentó cerca de Thalía– y a ellos les dio por jugar al juego de la mesa– menciono señalando a Eliam y a María que seguían dando vueltas alrededor de la mesa.
–No se llama juego de la Silla – mencione, ya que el juego de la mesa en mi vida había escuchado.
–Ay si perdón – dijo enseñando todos sus dientes.
Esa fue la única sonrisa que entre todos compartimos por su error, el resto del tiempo me había enfocado en Thom y prácticamente parecía estar presente en cuerpo y no en alma. Cuando yo lo vi, también se voltearon a verlo todos y tal parece que ni siquiera le afectaba, estaba tan sumido en sus pensamientos perdidos que no le importaba el resto. No sabría decir de donde me salió el sentimiento de empatía, pero el caso es que me acerque a él saliendo de la barra para poder abrazarlo. Mi Madre siempre solía decir que los signos de afecto dicen más que un millón de palabras de consuelo.
– ¿Qué haces? – me pregunto extrañado y no lo juzgaba, ni yo me esperaba hacer eso, pero comprendía su dolor de perder a alguien muy querido.
–Pensé que lo necesitarías – respondí sin separarme de él.
No obtuve respuesta, sin embargo sentí que acepto mi abrazo. Y en algo más bajo a un susurro le entendí decir "gracias".
– ¡Miren! – grito María de repente, Thom y yo nos separamos y al voltear vi que le había quitado la gorra de la sudadera a Eliam.
– ¿Y a ti que te paso? – pregunto Ed viéndolo.
–Nada importante – menciono él y en ese tono de voz que uso pude notar que se enojó, estaba por decir algo mientras se colocaba la gorra otra vez pero antes de eso oí la voz de Iván llamándonos a todos.
Él menciono que aquellos señores de la obra ya estaban aquí y nos esperaban en el salón, sin pensarlo mucho todos salimos de ahí en camino al salón, ninguno quería quedar fuera y por mi parte empezó a agradarme al idea de actuar. Entre tantas clases llego a gustarme y resultarme muy interesante esta profesión. Cuando llegamos la mayoría se hallaba afuera y de lo que vi estaba ingresando uno por uno al salón.
–Yo pensé que lo actuaríamos entre todos como en los ensayos – comento Thalía con angustia.
–Yo igual – concordó Ed.
–No se vale, yo me guiaba por lo que decían los demás – dijo María entrando en crisis.
–Ya tranquilos, y tu – dijo Eliam en dirección a María – solo imagina que estas en los ensayos –
–Como si fuera fácil – dije ella llevando sus manos a la cabeza.
–Si te lo propones va a ser más que fácil– menciono él y estuve de acuerdo.
Estuvimos fuera esperando el turno de cada uno y cuando llego el mío me dio ganas de salir corriendo. No se dé a qué momento me empezó a saltar los nervios, con el video musical ni con las primeras clases en las que tuve que solo actuar para sacar notas y estar al corriente me sentí así.
Quizá sea porque al convertirse en algo que te gusta te preocupas por hacerlo bien y que se note tu esfuerzo, sin embargo, si no te gusta te vale el cómo salga, solo lo hacías y ya. Y esta es mi versión de mi pasado y presente.
Ahora que esto me importaba, en el camino al escenario monumental casi me resbalo por el piso que se hallaba recién pulido.
Con el papel de la catrina, me presente ante unos cinco señores trajeados de negro y gris, que cuando termine tan solo bajaron su mirada a los papeles que tenían en frente, con ese gesto de ellos yo me propuse bajar del escenario y salir, antes de eso me pidieron llamar a el hermano de Eva.
Cuando salí, el frio de la noche me azoto el rostro dejándome congelada por unos instantes, busque rápidamente a Johnny y le dije que debía ir adentro. Cumplida mi misión me fui a donde estaban todos los de mi estudio.
– ¿Cómo te fue? – pregunto Thom cuando estuve cerca.
–Supongo que bien – respondí
–De seguro lo hiciste bien – dijo María – después de todo esos pingüinos no han de ser tan ciegos como para dejarte pasar por alto–
– ¿Qué tienes en contra de lo hombres trajeados? – pregunto Thom.
–Nada, solo digo su parentesco – se defendió ella – oigan soy yo, o está hablando más – dijo luego de unos segundos
–Es verdad – concordaron los demás.
–Pensé que el ratón te comió la lengua de por vida– comento Ed y se acercó a su amigo.
–Estoy regresando tranquilos – menciono Thom.
–Por fin – grito Ed de emoción – ya extrañaba cantar contigo en las mañanas– confeso con nostalgia.
–No sé si esto es, o muy bueno o muy malo– menciono María.
–Por decir eso mañana traemos un merengue y te sacudimos a ti sola– dijo Ed
–Den por hecho que mañana falto – dijo ella y continuamos conversando de otras trivialidades hasta que el último de nosotros que fue Ed, actuó dentro del enorme salón. En cuando nos estábamos marchando Eliam había visto a su hermana y ella con horror al ver su herida se lo llevo, supongo para que le explicara, y estaba en todo su derecho. Cada uno se separó a su piso, tan solo habíamos quedado Thalía y yo juntas, y como algunas noches atrás compartimos apartamento nuevamente.
– ¿Qué piensas que es lo que lo afecto? – menciono de la nada mi amiga.
– ¿Qué?, ¿Quién? – dije sin entender.
–Thomas – dijo ella.
–Te preocupas – mencione sospechando lo que aquí sucedía entre este par.
–Es mi amigo, como no me voy a preocupar – dijo ella y yo la mire sin creerme ninguna palabra.
–Si como no – dije – a ver señorita, a mí no me vas a engañar así que desembucha–
–Por qué insistes tanto – dijo ella acomodándose en el sofá que es donde estábamos mientras jugábamos un juego de mesa.
–Porque es evidente, solo un ciego no se daría cuenta– dije, antes quizá parecía ser simple afecto pero ahora es diferente– ya no lo niegues, lo quieres y el también parece quererte mucho, solo recuerda cuando te llevo a tu apartamento cuando estabas peor que un zombi –
–No – menciono negando con su cabeza y perdiendo su mirada en las piezas sobre el tablero lleno de serpientes y escaleras– aunque quisiera no – termino de decir.
–A que te refieres– cuestione sin entenderla en lo más mínimo.
–Eve, no puedo entrar en ninguna relación, mis padres no lo aceptarían – dijo ella y su tristeza fue notable en cada una de sus palabras.
–Pero ¿Por qué? – insistí
–Mira, que de las dos no salga – advirtió y yo le di mi palabra de no decir nada – Mi padre es un alto empresario, aquí pocos lo saben, tiene grandes terrenos donde cultiva mucha materia prima, pero algunos suelos ya desgastados entonces los vende, ya ha vendido mucho, y la última vez que me llamo y por la cual estaba malanochada, fue para decirme que cuando cumpla los veinte me voy a casar– dijo sin aceptar esa idea todavía– dentro de dos años me voy a casar, para que los terrenos de mi prometido sean parte de los de mi padre–
–Eso es juego sucio – opine.
–Si pero no me puedo negar – dijo ella – mi padre ha hecho mucho por mí, no lo puedo decepcionar negándome–
–No niego eso, pero él no puede imponerte un matrimonio así – dije.
–Lo sé, pero ya no puedo hacer nada – menciono ella totalmente devastada.
–Pero porque necesariamente ese tipo, porque no compra terrenos en otro lugar – dije esperando darle una solución.
–Ni yo lo comprendo– dijo moviendo su pieza luego de lanzar los dados– solo sé que no me puedo enamorar–
–Pero inténtalo, no creo que es un pecado intentar una relación – mencione – y además, si tu padre ve que eres feliz con alguien más, puede que recapacite – lance los dados y moviendo mi pieza.
–Y luego de donde conseguiría más terrenos – dijo ella.
–Pues – me quede pensando un buen rato respecto a eso – a ver no nos hagamos problemas, hacemos publicidad de que se necesitan terrenos fértiles, utilizamos internet y alguien por ahí escondido en el mundo nos puede ayudar–
–Pero deberían ser terrenos en México –dijo ella.
– ¿Eres mexicana? – cuestione viéndola detenidamente.
–Si – afirmo ella sonriendo – por eso me dolió saber que odias los nachos, pero te comprendí por eso de la alegría–
–Bueno, lo siento por eso, pero si le hago a los burritos, tranquila– dije recordando mis primeros días en este lugar– y bueno, de existir puede existir un señor con grandes terrenos en México que nos ayude, nada es imposible lía, para todo hay solución, menos para la muerte– dije animándola.
–Pues ojala– dijo ella con un atisbo de esperanza.
–Ya verás que si – dije y continuamos jugando serpientes y escaleras hasta terminar dormidas sobre la mesa.
***
A la mañana despertamos justo a tiempo para ducharnos, cambiarnos y cocinar algo para desayunar. Una vez listas salimos del edificio en dirección a los estudios, en el camino nos encontramos con Jake y con el primo de María, que casi le llamo "Oso yogui" por no saber su nombre. Caminamos entre todos hasta los estudios, pero unas hojas en la entrada nos llamó la atención haciéndonos parar.
Elenco para la película "entre sombras"
Con ese título me hice la idea de que se trataba de las audiciones que por la noche hicimos.
Llegue a ver en las primeras líneas el nombre de Eva, y el de Thomas luego de dos nombres, más adelante me sorprendí al ver mi nombre con el de Eliam juntos, esa parte me llego a inflar el corazón no sé porque, pero deje esa sensación de un lado y me puse a buscar el nombre de los demás.
Mientras revisaba los nombres en las demás listas escuche que Jake con una chica y dos chicos más que no conocía pero que eran de su grupo también estaban anotados. Él se llegó a emocionar tanto que tomo lo primero a su alcance para abrazar, lo cual fue Thalía. De reojito mire al primo de María y él también parecía percibir lo que yo percibí con ese tan entusiasmado abrazo.
Pero enseguida recordé las palabras de Thalía acerca de su conflicto sentimental, es muy injusto, eso de imponerle un matrimonio por interés económico me parece muy rayado a la antigua.
Sin embargo ella está aceptando por voluntad, ante eso no se puede hacer mucho, no obstante me pico el bichito de querer ayudarla, de demostrarle que el amor no tiene condiciones mucho menos imposiciones.
– ¿Y de cuando aquí acá ustedes abrazados así? –Dijo la voz de María – y hola mi osito yogui, ¿Qué hubo?– termino mientras abrazaba a su primo.
–Nada brujilda ¿qué tal tú? – respondió a la defensiva.
–No me digas así – reacciono María golpeado la cabeza de su primo.
–Tú tampoco me llames así– exigió su primo.
–Es que te pareces tanto al oso yogui es inevitable, acepta que es tu gemelo perdido–
–Si tú aceptas que eres la reencarnación de brujilda está bien –
–En tus sueños osito – le reto María.
–Conste brujilda – señalo su primo y le halo del cabello a María.
–Oso del mal – menciono ella, y antes de poder atraparlo su primo se escabullo y se fue corriendo – solo espera que te encuentre yogui– termino en un grito y masajeando parte de su cabeza adolorida por jalón.
–María cálmate – mencione pero ella me volteo a ver medio resentida.
– ¿Cómo quieres que me calme?, esa cosa me halo del cabello–
–Tú te lo buscaste por molestarlo – lo defendí.
–Dime si no es verdad que se parece a ese oso– dijo ella y era verdad, se parecía mucho, pero no iba a tener el corazón de molestarlo.
–no te voy a responder eso, porque mejor no miras la lista –
– ¿Qué lista?, ¿De qué trata? – Dijo ella revisando el papel pegado en la puerta y cuando vio su nombre estuvo por darle un ataque de felicidad– Dios mío, Dios mío no lo creo – paso repitiendo mientras daba de saltos peor que un canguro.
Thalía y Jake aún se hallaban cerca, y entre los tres pasamos viendo como María se desarmaba de la emoción. Estuvo tan concentrada en saltar que no se dio cuenta de quien está llegando y término por empujarlo y golpearlo en su herida en la cabeza.
–Salvaje que te ocurre – menciono Eliam sobándose la cabeza, mientras que yo por impulso propio ya me estaba acercando a él a ver como estaba, de suerte no fue algo grave.
–Perdóname Eli, no fue culpa es que me emocione un poquito– dijo María.
–Define poquito María – intervino Jake acercándose a los tres.
–Ya perdón, tal vez exagere un poco, pero díganme si no, vamos a ir a México para grabar la película– menciono María dando de palmaditas con toda la emoción posible.
– ¿Cómo sabes eso María? – cuestiono Thalía
–Porque ayer lo vi en un informe que me pidieron entregar– respondió ella.
–No sabes que es malo leer cosas ajenas– dijo Eliam mirando a María.
–Pero fue por una noble causa, no me regañes– se defendió María y se puso de pie, yo ayude a que Eliam se levantara.
Intercambiamos unas cuantas palabras más entre todos y luego nos adentramos a los estudios, cumplimos con la rutina de clases y justo al final llego un paquete donde se hallaban los guiones y unos boletos de avión a México. Ed casi desbarata el estudio completo, y ni hablar de María. En teoría se volvió totalmente loca. Había comenzado a sacar todo lo que había en la pequeña habitación donde se encontraban varias prendas, y las tiro a diestra y siniestra creando una lluvia de ropa.
–María basta – dije junto a Thalía mientras recogíamos lo que ella tiraba– dejen de estar ahí parados atrápenla – dije al ver que los tres chicos estaban sentados sin hacer nada.
–Crees que sea posible atraparla – menciono Thom, y de cómo lo vi por fin estaba sonriendo.
–Al menos hagan el intento quieren – dijo Thalía y poco después le cayó una falda morada en el rostro.
Pasaron unos cuantos minutos y nadie, así en serio, nadie podía atrapar a María, y ahí dentro en una pequeña habitación más nos pasamos golpeando entre nosotros, y María solo pasaba riendo como toda una desquiciada mientras seguía desordenando el estudio
–Parece un pez– menciono Ed apoyándose en la pared para respirar.
– ¿Un pez? – cuestiono Thalía
–No les ha pasado que quieren atrapar un pez y siempre se resbala de las manos–
–Es verdad – apoyo Thom y se apoyó en la pared para luego dejarse caer al piso.
–No lo puedo creer, ustedes son cinco y yo solo soy yo y no me puede atrapar – menciono María sentada en el piano– pero... falta uno ahí – dijo mientras nos veía atentamente.
Para su mala suerte no lo hizo rápido y una sábana enorme que no sé de donde rayos salió, pero el caso es que la cubrió completa, luego de eso una bufanda la envolvió y por fin se quedó quieta.
–Atrapada – sentencio Eliam apretando el nudo alrededor de María, quien se comenzó a quejar y gritar todo lo inimaginable, y en un mal movimiento de ella termino por caer del piano.
– ¡Energúmenos!, ¡bestias!, ¡suéltenme! – repetía mientras todos la rodeamos.
– ¿Vas a estar quieta? – pregunto Thalía
–Sí, ya me quedo quieta, arruinaron mi felicidad así que no haré nada– dijo ella y Eliam le quito la bufanda para liberarla.
–No, claro que no, vas a tener que recoger todo el desorden que hiciste – menciono Thomas.
–Pero tengo unos lindos amigos que me van a ayudar, ¿verdad? –dijo mientras se quitaba la sabana de encima.
–No – respondimos todos al unísono, menos Eliam.
–No sean malos– menciono él.
–Yo sabía que me ayudarías– dijo ella con un tono feliz.
–No solo yo, todos te hacemos barra mientras recoges lo que hiciste, ándale corre– termino de decir y el rostro de María cambio drásticamente.
–Vaya ayuda– dijo para luego recoger la ropa que había cerca.
–Vamos María tu puedes, recoge todo- menciono Ed mientras tomaba asiento en los sofá.
Luego de que el estudio quedara presentable nos retiramos juntos para ir al café de Inesita. Ella ahí nos dio de comer sus delicias y seguido a ello pasamos conversando sobre el trabajo de ir a grabar en México.
La emoción de María había vuelto y ella parecía contagiar a todos con lo que decía, y en lo personal estaba que me moría con la idea de viajar a México, a lo mucho había llegado a Nueva York pero de ahí no he cruzado fronteras Americanas, estaba feliz de poder conocer más, de ir más allá del horizonte, estaba tan alegre con todas las ideas que se formaron en mi mente que en ningún momento me imagine algún obstáculo.
En un momento mientras reíamos por las ocurrencias de Ed, Inesita me paso un pequeño papel en el que estaba escrito con letra de Iván que fuera a su oficina a las cuatro de la tarde, faltaba diez minutos para la hora así que me despedí de todos y fui a su llamado.
En el camino me puse a pensar de que se puede tratar, y mientras buscaba opciones termine por llegar rápido.
Entre en el edificio y camine por los pasillos grises, y cuando estuve frente a la puerta de Iván, di unos ligeros golpes para ver si estaba ahí o si se encontraba ocupado.
– Adelante – escuche decir al otro lado de la puerta, tome del plomo y lo gire para poder ingresar.
Dentro todo estaba iluminada por los grandes ventanales, los escasos rayos de sol daban directo al escritorio de mi tío, y a un pequeño librero que había en un extremo de la oficina, rodeado de dos jarrones enormes con plantas formales.
– ¿Qué Sucede?– pregunte colocándome frente al escritorio donde él estaba, a simple vista parecía algo abatido otra vez, lo cual me preocupo y formo un nudo enorme en mi estómago.
–Toma asiento Eve– dijo y le obedecí – Hoy fui a ver la lista de quienes van a la grabación "Entre sombras" – menciono y me volvió la emoción que tenía cuando estuve con todos, pero como vino se fue al ver el gesto serio de mi tío.
–No quieres que vaya– deduje y el asintió.
–Hay un reemplazo, ella ira en tu lugar– dijo y empezó a buscar algo entre sus papeles.
– ¿Por qué? – pregunte con curiosidad y algo de tristeza.
–Es riesgoso Eve, por el motivo que ocultamos tu apellido si te llegan a reconocer o pedir papeles van a saberlo todo–
– ¿Y porque debo seguir con esta farsa? –Reclame – ocultar mi apellido es ocultar parte de lo que soy y estoy harta de eso – dije liberando esa mala sensación que me lleva persiguiendo desde hace días.
–Sabes que es un tema que involucra tu seguridad – me dijo y me molesto volver a oír eso.
– ¿Y porque no me dices de que me cuidas?– dije levantándome de mi asiento – ¿acaso fue un atentado, saben de quien se trata, está buscándome para terminar conmigo también? – termine y creo que me pase de la raya, son opciones muy exageradas.
–No sabemos si te está buscando – menciono mi tío y yo me asuste.
Lo que dije es cierto.
–Iván no lo decía enserio –
–Pues dedujiste lo que es la realidad– menciono el levantándose– investigaciones del auto dicen que para ser un accidente la bala hubieran dado en otro punto de auto, pero a más de ser una sola rueda afectada está tenía más de 5 balas–
– ¿Y quién lo ocasionó?– pregunte, pero ya me imagine la respuesta.
–Hay sospechosos pero nada es certero– respondió
– ¿Algo más de lo que deba enterarme? – mencione con una opresión en el pecho, como pudo ocultarme algo así.
–Eve, no debías enterarte de esto, tu abuelo y yo hacemos lo posible por cuidarte y por lo que nos llegaron a reportar, si descubren que sobreviviste... – dio un suspiro pesado queriendo negar esa posibilidad tan atroz que a mí me erizo la piel–Es por eso que te cambiamos el apellido, que te dimos por muerta junto con tus padres–
– ¿Murieron por el choque? – pregunte inevitablemente. Con esa información se me hicieron ideas extrañas, aunque sí podrían tener valides.
–No – me respondió y un vació profundo creció dentro de mí– cuando llegue donde ustedes estaban vivos, vi a Anna y a Sam también pero ellos te querían demasiado, te vieron tan mal, que dieron la poca sangre que tenían para que te estabilicen, aparte de eso nadie se dio cuenta que tenían una herida por la cual estaban muriendo lentamente, de no ser por eso hubieran sobrevivido–
– ¿Cuál era esa herida? –
–Eve... –
–Dime– exigí y luego de unos segundos que se me hicieron eternos decidió hablar.
–Los dispararon– esas palabras se quedaron haciendo Eco en mi mente.
¡Estaban vivos santo cielo!
–Podrían estar aquí– pensé en voz baja.
–Ellos dieron la vida por ti Evelyn, no te hagas malas ideas– menciono mi tío, pero su voz sonó tan lejana que no le tome importancia.
–La abuela tenía razón, es mi culpa – dije recordando todas aquellas palabras de ella.
–Evelyn escúchame –dijo Iván queriendo acercarse pero yo me aleje.
– ¡¿Cómo pudiste ocultarme todo esto?! – le reclame y en ese instante sentí como las lagrimas me invadían en las mejillas.
–No era tiempo de que te enteres, tu abuelo te lo iba a decir cuando...– se quedó a media frase y por sus gestos note claramente que estaba arrepintiéndose por hablar mucho.
– ¿Cuándo qué? –cuestione perdiendo la paciencia, ¿cuantas cosas más me escondió? – Ya no me ocultes más por favor– pedí cambiando radicalmente mi voz, incluso en la última parte se me quebró, al igual que mi corazón.
–Vas a terminar tu último año de colegio en Texas– me respondió – tu abuelo quiere hacerse cargo de ti, y por toda esta situación es mejor que vayas con él–
– ¿Qué? – fue mi única reacción–no hablas en serio –
–Es lo mejor Eve, con el estarás más a salvo que conmigo– termino de decir.
–No es cierto– mencione negando con la cabeza– no quiero dejar este lugar, no me quiero separar de quienes me ayudaron tanto, yo... no me quiero separar de ti –
–Eve – me llamo Iván y esta vez deje que se acerque para abrazarlo, y el hizo lo mismo – yo tampoco me quiero separar de ti–
–Por favor no lo hagas – le pedí para ver si se le ablandaba el corazón.
–Es lo mejor Eve – volvió a repetir.
– Al menos dime que te voy a seguir viendo – mencione con esa esperanza.
–Siempre– me dijo y el silencio se abrió paso para profundizar mis penas que volvieron a atacar y que ahora me van a alejar de lo que más quiero en mi familia.
Iván me explico que el nuevo año escolar inicia en 3 semanas, que faltando una semana voy donde mi abuelo para tener todo y comenzar con tranquilidad mi último año de colegio, haciendo cuentas solo me quedaría dos semanas en la academia luego si quería seguir estando aquí vendría los fines de semana nada más, e incluso me va tocar ir con otro grupo y eso me dejo más dolida todavía.
Ya no podría ver a María, ni a Thalía, ni a Thomas, ni Ed, ni a Inesita, ni a Jake, ni mucho menos a Eliam. En tan poco tiempo, todos ellos se hicieron lugar en mi corazón, los quería tanto que de seguro me va a hacer falta cuando me vaya.
Luego de hablar con mi tío había decidido estar en el que se había convertido mi lugar favorito, a la lejanía de la academia en el centro de unos arbustos. Estuve ahí todo lo que quedaba de la tarde y en ese corto tiempo pase desahogando todos mis sentimientos acumulados escribiendo, y hasta poder darme cuenta tenía la letra de una canción a la cual le iba a dar una melodía en mi piso. Salí corriendo de entre los arbustos y en mi trayecto me choque con la persona que mes iba a extrañar.
–Lo siento – logre decir.
–Descuida – menciono – ¿A dónde fuiste? –
–Yo... – Dios, quería responderle con toda la verdad, ¿pero cómo?, ahora que le voy a decir. – Yo fui a, a, a, ahí – dije señalando de donde salí.
– ¿Al basurero?– pregunto con media sonrisa que me convirtió en un helado en verano.
– ¿Qué?, no–dije al ver que estuve señalando un bote de basura, así que subí mi mano para señalar los arboles – fui ahí, a los arbustos, donde están hechos circulitos, para estar un ratito, sola, nada más– explique, y no sé de cuando aquí acá la voz se me convirtió en un tono medio agudo.
– ¿Te sientes bien? – pregunto y de cómo me vio supongo que sospecho que por dentro me moría, me mataba saber que en pocos días no lo iba a volver a ver.
–Perfectamente bien – respondí mejorando un poco mi voz.
– ¿Segura? – volvió a cuestionar.
–Si– dije tratando de convencerme a mí también.
–Evelyn – dijo luego de unos segundos.
–Mande – respondí poniendo mi mejor sonrisa, pero creo que solo logre una mueca, luego vi cómo se me acercó más rompiendo la poca distancia que teníamos y ¿para qué?
Para limpiar una condenada lagrima que se desbordaba de mi ojo.
– ¿Segura? – volvió a preguntar, y para ello ya no respondí, solo me limite a negué con la cabeza y él como única acción me abrazo, y solo en ese momento me sentí en paz, solo en ese momento sentí que todo estaría bien, y para tranquilizarme más, él lo dijo.
–Todo va estar bien, tranquila–
Gracias por leer
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Besos y abrazos.
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