Capítulo 28
Eliam
Peli roja del mal
Repetía en mi cabeza.
A mí no me engañaba me dio un somnífero que no tardó en hacer efecto.
Me sentía totalmente desorientado y de no ser por Eve ya me hubiera quedado en quién sabe dónde bien dormido.
De repente el ascensor se abrió dejando que entrase la luz del pasillo, provocando una molestia cuando llegamos al piso cinco, luego de eso me sostuve de mi conciencia para poder caminar hacia mi puerta.
Logre sacar las llaves y se las tendí para que pueda entrar, sin embargo el "Medicamento" que me dio esa chica pelirroja me estaba adormeciendo más que apenas podía dar un paso.
–Bueno, desde aquí supongo que puedes continuar solo, ¿verdad? – pregunto ella dejándome en el lumbral de la puerta, donde ya podía sentir la dulce oscuridad y donde parecía sumergirme para caer de una vez en el sueño.
–Si – le respondí, pero creo que no me escucho, o tal vez solo imagine que le respondí.
– ¿Eliam? – Pregunto de repente – despierta, despierta, no te duermas por lo que más quieras– dijo y el sentir su mano suave y fría en contacto con mi mejilla me trajo de nuevo a la realidad que poco a poco parecía disiparse.
–Estoy despierto, estoy despierto – repetí para que se calmara.
–No es cierto– me contradijo – estas más dormido que despierto, así que muévete y entra– dijo y lo que menos me esperaba lo hizo, se adentró un poco a donde supuse habría una lámpara y la encendió, su simple luz leve me llego a fastidiar pero no dije nada, sabía que ella lo hacía para poder ayudarme a entrar sin que la luz me molestase pero si no prendía ninguna luz se le complicaría por su miedo a la oscuridad.
¿Por qué será que tiene tanto miedo a la oscuridad?
Deje mis dudas de un lado para concentrarme más en ayudar a Eve, con ayudarme debe estar hasta harta de mí, pero se lo compensare, cuando pueda lo haré.
–A ver avanza – menciono y entre sombras que no distinguía la divise acercándose a mí.
–Ya estoy bien, si puedo llegar al primer sofá solo– dije pero la muy necia me toma de la mano y me guio hasta el dichoso sofá que parecía estar bien lejos.
–Deja de decir tonterías, camina– dijo y no me quedo más que obedecerle, ya ni fuerza tenia para hablar y poder darle la contra.
Caminamos un poco y como la vista se me nublo solo pude sentir al sofá que tenía en la entrada, me apoye en el y me logre sentar sin mucha dificultad.
– ¿Te duele la cabeza? – pregunto de repente
–No, por ahora está bien – le respondí, no quería seguirla fastidiando.
–Bueno, quizá te duela luego de un rato, así que lo mejor será que te tomes una de estas– menciono sacando una de las pastillas que la peli roja de la enfermería le dio.
–No hace falta, enserio – dije para que no se molestara en seguir conmigo.
–Si hace falta, y calladito – me contradijo de nuevo, lo peor es que me callo. Oí sus pasos alejarse y de nuevo acercarse.
–Ahora, toma – dijo cuándo la sentí cerca otra vez, me entrego un vaso con agua y la pastilla que me la tome enseguida.
–Gracias –mencione ante el gesto de quedarse conmigo.
–No es nada– respondió y se volvió a alejar, y con ella sentí que parte de mí también se alejó, odio sentir eso, ya no es la primera vez.– ahora escucha, te voy a dejar aquí las pastillas que debes tomar mañana y además te anoto a qué horas las debes tomar–
–De acuerdo– alcance a decir dentro de un susurro
–bien, ahora ya me debo...–
–Espera – dije sin entenderme a mí mismo
– ¿Qué sucede? – pregunto ella
–No te vayas todavía –
No puedo creer que salí siendo demasiado sincero.
–Emm bueno– acepto y desde mi inconciencia note su nerviosismo.
–Eve – la llame luego de que pasara varios segundos, o quizá minutos.
– ¿Qué sucede? – cuestiono.
– No te voy a hacer nada, estoy tan débil que no podría ni molestarte, solo quiero que me acompañes –
–Bien, pero antes– dijo y sentí su mano, suave y ligera, en mi mejilla – acuéstate, no quiero que te quedes como las gallinas y te duela el cuello mañana –
– ¿Porque lo haces? – le pregunte estando más cómodo acostado en el sofá.
– ¿Hacer qué? – cuestión ella sin entender.
–En conclusión, llegar hasta aquí conmigo–
–No has oído hablar de la ayuda al prójimo– me respondió, pero hacía falta algo más en esa respuesta, lo sabía, lo sentía, pero no le dije más. Me deje llevar por su caricia en mi mejilla que a pesar de ser simple era relajante. Tanto que me sumergí en esa parte de la vida donde la alegría te llena hasta ahogarte, eternamente.
De ahí, no sé exactamente en qué momento perdí la conciencia, tan solo los leves rayos del sol me dijeron que era hora de levantarme.
Saque mi mano de la manta que me cubría para frotarme un poco los ojos y divisar mejor mi entorno.
¿Manta?
Me quede pensando en la posibilidad que antes de irse, mi conciencia me dejo con esa manta encima para no pasar frio, aunque pudo ser un sentimiento de pena antes que de cariño.
¿Cariño...?
Con esa palabra en mi mente llegue a pensar que el "Medicamento" ya me dejo mal de la cabeza.
Bueno, en fin, el dolor se había marchado, pero a cambio de eso una presión apareció dividida en tres a un extremo de mi cabeza, justo debajo de la venda que tenía pegada, supuse que serían los tres puntos que me coloco la chica de la enfermería para cerrar mi herida, tal parece que del choque no salí tan ileso como creí.
Me levante del sofá que es donde llegue a pasar mi noche, y me encamine a mi habitación para alistarme y salir al estudio.
Antes de marcharme tome mi teléfono y este no reaccionaba.
Quizá se le termino la batería, pensé y lo deje conectado sobre la mesa a lado de mi cama.
Me asegure de llevar puesto una sudadera que me cubra la parte donde se hallaba la venda de mi herida, para así no ser el centro de atención. Sin embargo creo que si lo fui.
Cuando llegue al estudio vi que la mayoría ya había llegado, María como siempre me empezó a molestar con mi nombre, pero poca importancia le di ya que en ese momento entro Eve, y de lo que solía vestir hoy vino con un suéter que le cubría toda completa.
–Hola – saludo hacia todos, y se sentó cerca de donde me hallaba – ¿Estás bien? – llego a preguntar cuando todos estaban sumergidos en otro asunto.
–Sí, por ahora si – le respondí, y ella sonrió de una forma que me lleno el alma.
–Bueno en caso de que te sientas mal vamos a la enfermería – me dijo mientras revisaba su teléfono, y no pude dejar que pase ese comentario de ella.
– ¿Te preocupas de mi Pepito grillo?– la cuestione y me asombre al ver que un ligero color rosa pinto sus mejillas.
–No es eso, es solo que, sin ti yo no existo como conciencia, así que solo aseguro mi existencia– respondió pero con todo si note su nerviosismo.
–Si claro, entonces serias una interesada– le dije y ella me miro directamente en los ojos.
–En realidad prefiero el nombre de seguro de vida – me dijo y puso su vista nuevamente en su teléfono.
¿A quién tanto le mensajeaba?
–Sí bueno... – dije viéndola como sonreía por algo que le habían escrito – ¿con quién hablas? – pregunte de repente y ella dejo de escribir por verme.
–Con mi novio ¿Por qué? – respondió y volvió su vista al teléfono.
¿Novio?
¿Desde cuándo?
¿Cómo es que tenía novio y no me entere?
– ¿Tienes novio? – dije más en forma de pregunta que afirmación y más alterado que tranquilo.
–Si– respondió y en sus labios vi una enorme sonrisa mientras leía.
– ¿Y qué te dice? – le pregunte mientras ella volvía a escribir
–Que me quiere –respondió sin quitar su vista del condenado aparato negro.
–Me alegro – mencione, no sé porque pero el que estuviera hablando con alguien más que no sea yo me molesto, pero que podía hacer era su peor es nada.
La deje que hablara a gusto con esa cosa detrás del teléfono que decía ser su novio, mientras tanto trate de seguir la conversación que tenía el resto de chicos que era sobre unas audiciones para filmar una caricatura.
–Eliam – me llamo mi conciencia y me gire a verla – ¿Estás molesto? – pregunto, ¿Tanto se me notaba?
–No – le respondí y no comprendí que fue lo que la hiso sonreír más de lo que debía.
–Entonces dile eso a tu cara, pareces un ogro – me informo y continuo sonriendo – ya relájate era una broma, yo no tengo novio, es mi primo – dijo y algo incompresible dentro de mí se alivió.
–Me tiene sin cuidado – mencione y Puse mi mirada al piano que lo tenía cerca.
–Sí claro, y yo soy lacia mírame – dijo mostrando sus ondas y restregándolas en mi cara.
–Ya quieta – dije tomándola de la cabeza para que me obedeciera.
–A tu conciencia no le debes ordenar, le debes obedecer, así que déjame – se quejó apartando mi mano
–A mí nadie me ordena pepito grillo – le asegure y le volví a poner mi mano en su cabeza, estuve por decirle algo más pero en ese momento el docente en turno llego a darnos una clase de actuación.
Luego de cuatro horas de clase y técnicas llego una nota de la supervisora de Armonía diciendo que debíamos realizar una canción de nuestra autoría para la próxima semana, teníamos para escoger el tema que queríamos, lo que si debía ser original y muy significativa de acuerdo a la categoría que elijamos.
Se podían hacer dúos, tríos lo que se nos ocurriese mientras cumplamos con la rúbrica dada, estaba admitido de todo un poco.
De todos nosotros la que más se animó con la idea fue María, quien hasta brinco por los sofás dando gritos de victoria.
–Aquí desde el estudio veinte y cuatro se informa que necesitamos una camisa de fuerza para una repentina loca eufórica que está pisoteando inocentes cojines que no le han hecho ningún mal a la sociedad– anuncio Ed desde un extremo del estudio con toda la pose de un presentador de TV.
–María cálmate, y Ed no seas exagerado – dije para poner algo de orden.
–Mira chico encapuchado a mí no me ordenas – dijo María entre brincos – ¿Por qué te escondes así cierto? – pregunto y paro sus saltos para venir hacia mí.
–María quieta, solo tengo frio– le dije alejándome de ella.
–Si como no, con este calor vas a tener frio– dijo ella pero por suerte Thomas intervino ayudándome.
–María eres la única con calor por estar brincando ni que loca – dijo y mi querida amiga rubia lo miro con cara de pocos amigos.
–Loco tu papacito yo no –dijo ella y fue por su bolso a hacer quien sabe qué.
–Bueno, está claro que María tiene una idea clara de lo que va a hacer – dijo Thalía – ¿alguien más? – pregunto para todos.
–En realidad no – dijo Thom con los ánimos por el piso y Ed junto a Eve lo apoyaron.
– ¿Tú Eliam? – cuestiono al ver que no decía nada.
–Estoy con la mente en blanco – le dije, no tenía ni idea que era lo que iba a hacer.
–Bueno ya pensaremos en algo no se angustien – dijo Eve.
–Si es verdad, mejor hablemos de...–propuso Ed pero antes de terminar llego el siguiente docente que nos dio las últimas horas de clase.
Luego de terminar y de que algunos se marcharan Eve me volvió a preguntar si estaba bien, y le respondí que si para que se fuera tranquila, sin embargo esa chica sabia el momento en el que mentía o algo parecido, porque se quedó junto a mi hasta que el dolor me traiciono y me llevo de nuevo a la enfermería.
Ahí la peli roja me quito la venda para ver la herida y no seque me hizo pero si di mi grito en el cielo. Luego de eso me dio otros medicamentos para el dolor y dejo que me vaya.
–Ves por mentir – me dijo mi conciencia luego de que saliéramos de la enfermería.
–Si ya aprendí de mi castigo, no sigas – le dije, el medicamento no hacia efecto y la cabeza me dolía horrores.
–Está bien no te me sulfures cálmate –dijo ella y se comenzó a alejar– bueno te veo luego – se despidió y mientras seguía mensajeando en su móvil se fue.
–Está bien – dije cuando la vi desaparecer entre la multitud, continúe mi camino a quien sabe dónde sin alzar demasiado la mirada.
Solo cuando estuve cubierto por la sombra de los arboles me percate que estaba en la parte más alejada de la academia, estando ahí continúe caminando y llegue a donde estaba ayer con Eve, justo en los arbustos.
Me apoye en un árbol cercano y me deje llevar por la melodía de las aves que poco a poco me trasportaron a la tarde de ayer.
Ni el suave tacto del algodón se asemejaba a la mano de Eve en mi mejilla, ni en esa parte de la cabeza donde tenía una apertura enorme, incluso el dolor se había esfumado cuando la tuve así de cerca de mí.
Su dulce aroma coco me embriagaba y me llenaba hasta dejarme sin pensamientos, sus gotitas de roció se encontraban tan metidos en la tristeza, que me sentí tan vivo cuando la hice sonreír.
–Eliam– dijo a mis espaldas aquella vocecita de mi cabeza que me alegro el día.
–Eve– dije volteando a verla.
– ¿Qué haces aquí? – pregunto mientras caminaba, junto a su guitarra
–Nada especial – le respondí – ¿Y tú?, a que vienes–
–Bueno, yo quería alejarme de todo, por un momento – me respondió y paso por mi lado para adentrarse en el círculo de arbustos.
–Entonces te dejo – dije para dejarla tranquila.
–No... quiero decir, no hace falta – menciono de repente de forma atropellada.
–No quieres que me vaya – dije mirándola con picardía.
–Bueno, tú no querías que me fuera de tú apartamento ayer – menciono ella y por dentro maldije a la peli roja de la enfermería, de seguro me dio una pastilla para decir verdades a diestra y siniestra.
–Estaba asustado, no quería estar solito – dije para justificar aquella reacción mía– apenas y si reconocía donde estaba–
–Aja si, admite que me necesitas – dijo ella en tono burlón y me limite a negar con la cabeza mientras me aproximaba para sentarme junto a ella.
Y no sabes cuánto, pensé.
– ¿Porque no te la quitas? – pregunto de repente quitándome la gorra de la sudadera.
–No me gusta el parche que tengo en la cabeza– confesé– de seguro me queda una cicatriz horrible –
–Y yo que creía que a lo hombres les gustaba las cicatrices – menciono ella mirándome
–Pues yo soy diferente– dije en mi defensa
–Entonces – dijo desviando sus ojitos de rocío a mi parche blanco – Tal vez pueda ayudarte con esto–
– ¿Enserio? – pregunte mirándola atentamente.
–Oye, es bueno ser una chica – me respondió y dejo su guitarra de un lado para luego subir una manga de su sudadera, dejando ver su brazo que me llego a asustar por las diversas cortadas largas que había–Mira –
– ¿Qué fue lo que te hiciste Evelyn? – dije sin despegar mis ojos de su brazo.
–No piense que lo hice yo – menciono aclarando un poco mi mente – esto es del accidente que tuve –
¿Accidente?
– ¿Qué accidente?– cuestione preocupándome por ella.
–Mira, es delicado todo esto así que, solo escúchame, luego me criticas – dijo y acepte oírla primero – bien, veras yo estuve con mis padres, de regreso a casa, estaba todo bien, pero cuando cayó la noche algo paso, solo recuerdo que había una balacera cerca de nosotros– recordó perdiendo su mirada en los árboles– el vehículo de mi padre fue impactado por una bala, eso ocasiono que perdiera control del coche, y para cuando quise decir algo, todo se fue por el precipicio, lo único que me dio a entender que había sobrevivido fue verme a mí misma en un camilla y a mis padres en una bolsa negra– menciono con lágrimas en los ojos y cuando una la traiciono la limpio enseguida – No fue una mala caída – dijo viéndome, y por el arrepentimiento en su mirada me acorde de nuestra conversación bajo la lluvia en la avenida– el hecho de no poder hacer ningún esfuerzo físico es por el accidente que tuve, lamento si no lo dije antes pero no podía, no había hablado con nadie sobre esto, ni con mi tío – confeso y la comprendí.
–No hace falta pedir disculpas, Es tu decisión contarme o no –dije para que se sintiera tranquila, aunque en el fondo me dolió que me mintiera, eso es lo más odiaba de una persona, sin embargo me alegro saber que ahora confía en mí.
–Siento que es lo menos que puedo hacer, me ayudaste mucho ayer –dijo y en su pequeña mirada vi una chispa que me alegro todo mi ser.
–No es nada, en realidad me sorprende haberte ayudado, ¿Cómo lo logre? – cuestione y ella sonrió.
–Bueno, no sé de donde sacarías inspiración pero dijiste cosas muy bonitas–
–La responsable de eso es mi madre– confesé.
– ¿Ella sabe lo de Charlie? – preguntó
–Sí, ayer se enteró – le respondí y deje mi mirada puesta en su brazo lleno de ralladuras gruesas por las cortadas.
– ¿Y cómo es que no note esto antes? – pregunte sin dejar de mirar su brazo.
–La ventaja de ser una chica es que sabes cómo ocultar cosas así, utilice un vendaje que es con tonos piel y además le puse algo de base para confundirlo– me explico – también tengo unas ralladuras cerca de mi rodilla y una en el cuello– me dijo y francamente me asombre ante eso –así que, si pude ocultar eso, ocultar la rayita que va a quedar en la cabeza no será complicado, solo tengo que esperar que mi tío me compre más vendas–
– ¿Sabes algo?– dije para llamar su atención.
– ¿Qué? – pregunto ella.
–Eres mi salvación – le confesé y ella volvió a sonreír con esa chispa en su mirada que nutria mi espíritu, luego de eso pasamos hablando un buen rato, tanto del uno como del otro empezamos a relatar nuestro pasado, ella ya sabía de mi problema con mis padres y yo descubrí su problema con su familia.
Decía que familia de su padre no se llevaba bien con la de su madre, existía un rencor en el cual ella había salido muy afectada, a pesar de no decirlo yo lo veía en su voz, en su mirada, se encontraba tan dolida por ello que me destruía tenerla así, sin embargo era mejor que saque su dolor y ya no lo reprima más.
En un gesto inesperado la llegue a abrazar, ella por suerte acepto mi abrazo, continuamos así otro buen rato, eso por no decir toda la tarde.
El tiempo se congelaba cuando la veía, un sentimiento extraño crecía, y poco comprendía todo lo que me sucedía cuando sentía su presencia.
De donde venía todo era pura apariencia y con ella sentía que no había barrera de por medio, solo una pequeña cuerda, tan solo una mancha no me dejaba disfrutarla por completo, pero a diferencia de los demás con ella me siento en paz.
Me logra transmitir un sentimiento puro, sincero, algo que para mí era incierto, poco creíble, me sorprendía ver que no se ocultaba, que ahora que me tiene confianza se soltaba y me decía casi todo, parecía un agua transparente con cada palabra, y me agradaba sentir eso.
Espero no perderla ya que hasta ahora es mi única pieza perfecta.
***
El cielo comenzó a tornarse de diferentes colores, y los que más predominaban eran los purpuras y azules, de tanto hablar terminamos acostados a la contraria como el día anterior.
–Puedo hacerte una pregunta – menciono mi conciencia.
–Otra – conteste de broma
–Si otra– respondió con una pequeña risa.
–Aunque te diga que no, lo harás de todas formas– dije siendo consiente del interrogatorio que me realizo.
–Es verdad– afirmo ella
–Pregunta– dije para que supiera que estaba listo para sus preguntas perspicaces.
– ¿Porque estás aquí y no con tu novia?, digo, te desapareciste todo un día y ella te llamaba como loca ayer–
– ¿Enserio? – cuestione, y ahí recordé que mi celular estaba en coma.
–Sí, ¿no has visto sus llamadas?, apuesto a que deber haber cerca de cien–
–Ya lo creo – concorde reconociendo el carácter de Eva, y hasta puedo ver que está hecha una furia ahora mismo.
– ¿Por qué no la llamas? – cuestiono.
–Porque no tengo mi celular – conteste– lo deje para que se cargue –
–Entonces deberías buscarla – sugirió
– ¿A caso te quieres deshacer de mí? –
–No seas tonto, pero se va a enojar y puede que hasta peleen, mejor ve–insistió, pero siendo sincero, pocas ganas tenia de encontrármela para discutir
–Las peleas ya han sido costumbre– le comente y ella me miro con más atención, yo por mi parte me perdí en el cielo que se llenaba de estrellas– en estos últimos días como que se calmó–
–Pero la quieres, ¿Verdad? –cuestiono
–La llegue a querer – respondí – pero no sé, supongo que no resulto ser algo de verdad, el amor se acabó, creo–
–Entonces... dime algo– dijo y me voltee un poco a verla – si quieres claro...–
–Ya sabes de mi vida entera Eve, dime que podría ocultarte a estas alturas– la interrumpí para que dejase la serie de preguntas con cautela.
–Aun tienes la oportunidad de esconderme algo – sugirió ella.
–No quiero hacerlo– dije antes de pensar bien mis palabras.
–Bueno... – dijo luego de un tiempo
– ¿Qué quieres saber? – pregunte para que el silencio se omitiera entre nosotros.
–Yo, quería saber, bueno, solo quiero que me explique eso de "La llegue a querer", ¿acaso no la querías cuando le pediste que fuera tu novia?–
Bien
De todas las preguntas del mundo nunca pensé que fuera a preguntarme eso.
–Esa si no me la esperaba –comente.
–No estás obligado a responder–
–No es eso, tan solo es confuso – dije para que entendiera que lo complicado no era la pregunta si no la respuesta – mira, mi hermana se dejó llevar por Eva, ya ni si quiera la reconocía, tampoco quería estar conmigo, ni con mis padres, ni con María que llego a ser como una hermana de nosotros, se alejó totalmente. Yo creí que con acercarme a Eva también podría acercarme a ella, y la haría que entrara en razón, para que dejara de comportarse tan extraña, pero sucedió todo lo contrario, creo que en vez de ayudarla, termine por hundirla más de lo que ya estaba, ahora no sé qué voy hacer–
–Deduciendo todo, estuviese con Eva por querer recuperar a tu hermana – dijo ella y tan solo asentí– Pues eres un idiota – término de decir golpeándome la cabeza, de suerte no me dio en mi herida– ¿Cómo se te ocurre utilizar de esa forma a una chica? –
–Sé que estuvo mal, ya no me lo recalques – dije para que se calmara, sabía que estaba jugando sucio al hacer eso con Eva, sin embargo yo no pensé en eso antes, ahora ya estaba metido en un lio que no sabía cómo solucionar.
–Pues deberías hablar con ella, antes de que sea más tarde, mira que ella debe estar con la idea que la quieres como ella te quiere, salta a la vista que lo que ella siente es de verdad–
–Pues si verdad – concorde con ella dirigiendo mi vista en las nubes oscuras que ocupaban espacios escasos en el cielo, pero en realidad no sabría que decirle, mi idea supuestamente era encontrar ese punto donde ella se arte de mí, y fuera ella quien decidiera terminar todo, así me libro de su odio femenino que es el peor castigo, la más grande de las maldiciones existentes del mundo.
–Ya es tarde – comento mi conciencia y se levantó del césped, ahora solo habían escasos rayos del sol y poca iluminación que de seguro la altero.
– ¿Te puedo hacer yo una pregunta ahora? – dije imitándola.
–Claro dime– dijo ella tomando su guitarra.
– ¿Por qué le temes a la oscuridad? –
Al escucharme ella se quedó algo estática, sin embargo recobro la compostura.
–Bien, eso es porque me recuerda al día del accidente– me respondió – el recordar esa sensación de soledad en medio de la oscuridad, cuando ya no escuchaba ni la respiración de mis padres, ese escalofrío que me envolvió y me hundió a lo más profundo del abismo vuelve, el sentir que el aire me faltaba, la desesperación de no saber qué hacer y no poder moverme me asalta cuando estoy a oscuras, todas esas sensaciones y emociones me atacan, por eso no me gusta, y me asusta– termino con un ligero temblor en la voz, quizá recordando todo aquello.
–Entiendo – dije en un susurro y me acerque a ella para irnos.
Dejamos de hablar en todo el camino de regreso a los inmensos edificios de la academia y en nuestro trayecto gotas de agua empezaron a caer del cielo anunciando la lluvia.
Al ver como cada vez las gotas caían en mayor cantidad corrimos a refugiarnos en el primer edificio que tuvimos en frente.
Estuvimos ahí varios minutos donde me propuse reanimarla de nuevo, y no fue tan difícil, al fin y al cabo compartimos una que otra risa ante las ocurrencias de mi conciencia, y sin que ninguno lo imaginara una voz que conocía bien nos llamó, y de cómo se oía no estaba nada feliz.
Gracias por leer
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Besosy abrazos
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