Capítulo 27

Evelyn.

En la mañana luego de haber llegado al aeropuerto tuve que ir corriendo al auto de mi Tío, por el teléfono estaba hecho una furia y a duras penas me dejo decirle algo.

Con sus palabras sueltas solo entendí que cuando llegara debía salir corriendo en su encuentro y para que nadie me viera debía ir por detrás de unos edificios, no entendí porque tanto misterio pero con el genio que se cargaba era mejor obedecerlo.

Fui corriendo al auto que estaba escondido entre algunas sombras causadas por el sol, y cuando estuve dentro Iván encendió el vehículo y lo puso en marcha. En lo que llevábamos de camino el ambiente dentro del coche se hizo tenso, demasiado para el gusto de cualquiera, notaba como mi tío se encontraba de enojado, pero no entiendo porque, no creo haber hecho algo malo, ¿o sí?

–Iván, yo – mencione para aclarar todo.

–No digas nada – me interrumpió, luego de eso continuamos bajo un silencio en el cual deseaba desaparecer. Tan malo le pareció lo que hice.

– ¿Por qué no me dejas explicártelo al menos? –dije perdiendo la paciencia.

–Nicole basta– dijo él y francamente no me lo esperaba.

Me dijo Nicole.

Nunca me había llamado por mi segundo nombre, mi madre solo lo hacía cuando estaba realmente molesta y más que el nombre no me simpatizaba del todo. Mejor decidí quedarme callada.

Si eso quería que podía hacer al respecto.

Pase mirando la ventana tratando de hallar algo que me ayudara en ese momento, ya me suponía que se enfadaría pero nunca me imaginé que llegara a ese punto de odiarme. Pensé haber hecho algo bueno, pero total acabo de arruinarlo todo.

Me llegue a tragar mis dudas de a dónde nos dirigíamos, todo por no decir algo de lo cual me arrepentiría luego, me apoye junto a la ventana y de pasar un buen rato empecé a sentir calor, ya que ninguna ventana estaba abierta, y más el sol que decidió hacer de las suyas justo en ese momento opte por bajas la ventana para que entrara aire.

–No lo hagas Nicole – menciono Iván.

Ahora quiere que me cocine ahí dentro, ¿Qué le sucede?

No dije nada y presione con toda la fuerza posible el botón para que la ventana se cerrara y me dejara en paz, continuamos el camino en un silencio total, por la ventana veía un millar de edificios que al pasar el tiempo se volvieron escasos, Iván tomo un camino que llevaba al parqueadero de un edificio blanco, y cuando llego a apagar el auto decidió hablar por primera vez.

– ¿En que estabas pensando Evelyn? – Cuestiono de repente – ¿Qué querías hacer metida en semejante lugar? –

–Yo solo quería ayudar – respondí – no sé qué hay de malo en eso–

–Como se te ocurre Evelyn querer ayudar a ese tipo de personas, que hubiera pasado si no lo tomaban de buena forma– dijo elevando cada vez más su tono de voz.

–Porque no lo iban a tomar de buena forma, están necesitando el dinero para que no destruyan su hogar, no sé tú pero no iba a permitir que esas humildes personas se queden sin un hogar por un hombre desalmado que lo único que le importa es el dinero–

– ¿De que estas hablando Evelyn? – pregunto cansado.

–De las personas de Inglaterra, de un pueblito que lo quieren transformar en otro edificio para ricos– respondí con enojo al recordar la risa maliciosas del Sr. Salas.

– ¿Qué? – menciono confundido.

– ¿qué fue lo que te dijo Elena? – cuestione yo al ver que nada concordaba.

–Yo me encargo de hablar con ella, pero antes que nada dime tu ¿qué fue lo que hiciste ese día?–

–Salí del hotel y me encontré con un chico que trabaja en el hotel y tuvo día libre, el me llevo a su casa prácticamente, que era en un pueblito tan lindo, habían niños correteando por la calle ancianos en a las afueras de cada casa, y en una casa enorme de madera estaban celebrando algo que muchos no le damos importancia, y es el simple hecho de seguir vivos, eran personas tan llenas de vida que cuando vieron a un señor toda su felicidad se fue, él les estaba robando el dinero que le cancelaron para salvar su hogar, aun les faltaba pero le estaban pagando y eso es lo que cuenta, ahora que llego alguien más cancelando todo él no quiere devolver el dinero y los va a echar de ahí para entregar el terreno a su nuevo propietario rico, ¿dime te parece justo?, tan solo les falta veinte mil dólares, que a comparación de lo que solía ganar mi padre o mi madre e incluso tú, no es nada, ¿qué de malo ahí en prestarles el dinero para que puedan continuar viviendo en ese lugar hermoso que sin duda perdería su encantó si lo llegaran a demoler?, y lo hice también porque sé que mi madre lo hubiera hecho– dije, y hasta a mí me dolió nombrarla – Si tan mal te parece todo lo que hago deberías desacerté de mi como lo hicieron todos–

–Nadie se deshizo de ti – dijo él pero no había lógica en esas palabras.

– ¿A no?, no sé tú pero yo recuerdo claramente a mi querida abuelita decir que soy un error en su vida, que nunca debí a ver llegado hasta ahí –mencione con todo el sarcasmo posible, mientras veía el vacío del estacionamiento donde estábamos, esa señora me odia desde que tengo uso de razón y a mi madre igual, nunca nos tomó aprecio, el día del accidente parecía que por fin le agradamos y que por fin íbamos a ser una familia normal, pero todos esos sueños se quedaron estancados, y todos esos sentimientos se fueron deteriorando y yo junto con ellos.

–No todos piensan como ella– dijo Iván – en realidad es la única que lleva ese pensamiento –

–Si como no– mencione y me revire a verlo –recuerdo perfectamente las palabras de todos diciendo que me valla, que esperas que... –

–Evelyn, Evelyn – dijo interrumpiéndome – no te odian, simplemente se encuentran dolidos, y su forma de desahogarse es esa, solo tienes que dejar que el tiempo sane sus heridas, ellos solos se darán cuenta de su error y a su tiempo las disculpan llegaran– termino de decir y yo me quede callada, tal vez tenga algo de razón.

–Si lo que dices es verdad– mencione recordando vagamente cuando puse un pie en casa de los padres de mi Papá cuando tenía siete años – ¿Por qué cuando los fui a visitar, tuvo la genial idea de echarnos a mi madre y a mí gritándonos todo tipo de cosas? –

–Las cosas suceden por algo – me dijo Iván y tendió su mano en el centro de los dos, justo donde se hallaba la palanca del auto.

–Y aunque sea difícil hay que aceptarlo– complete resignándome a la verdad y tomando su mano colocando mi mirada justo ahí.

–Lo siento – dijo luego de unos segundos– debí escucharte a ti primero–

–Descuida – mencione restándole importancia, quizá si me saco de mis casillas pero ahora reconoce su error, espero el resto de mi familia también lo reconozca pronto – ¿Dónde estamos? – pregunte luego de girar a ver el estacionamiento.

– ¿Ya olvidaste a quien debes visitar cada mes? – cuestiono interrogándome con la mirada.

–Hay no Iván – dije sin creerme – no puedo creer que lo hicieras, no pienso entrar al consultorio de ese hombre blanco no lo haré–

–Evelyn es por tu bien – dijo queriendo hacerme entrar en razón – solo debes ir por 4 meses, ¿Qué de malo hay en eso? –

–Claro como a ti no te interrogan, ni tampoco te meten bajo máquinas para ver fracturas, ni tampoco te empiezan a hacer una serie de exámenes para... –

–Ya entendí, ya entendí – dijo cortando todo lo que decía– pero el Doctor dijo que con eso nos cercioraríamos de que estas bien y que tu tobillo va por buen camino así que sale del auto– termino abriendo la puerta y saliendo primero.

Y piensa que lo voy a obedecer

Justo cuando salió me acerque a la puerta del conductor y active los seguros de todas las puertas.

–Evelyn abre la puerta– dijo Iván cuando se dio cuenta de lo que hice.

–No lo voy a hacer– volví a decir y me coloque otra vez en mi puesto quitándome el cinturón que me comenzó a molestar.

–Evelyn no es gracioso– dijo rodeado el auto pero poca importancia le daba.

–No me importa, no voy a salir– dije de nuevo y no obtuve otra insistencia de su parte, en realidad ni si quiera lo veía– ¿Iván? – pregunte al no verlo por ninguna parte.

De un rato al otro un sonidito surgió del silencio asustándome un poco, luego de eso la puerta se abrió y lo último que puedo decir es que mí adorado tío me saco de un tiro del auto.

Porque tuvieron que colocar un dispositivo que quite los seguros del auto en las llaves, ¿A quién se le ocurrió?

***

Luego de unas tres horas bajo continuas revisiones, el sujeto blanco me dijo que podía irme, todo está bien según él, y eso fue suficiente para que mi Tío estuviera contento.

Salimos de ese edificio, y de vuelta al auto el regreso a la academia fue muy animoso, después de haberle explicado cómo estaba las cosas con el Sr. Salas para cancelarle el dinero, Iván coloco una emisora de radio de la cual salía una serie de canciones que nos sabíamos al derecho y al revés.

Fue divertido irlas cantando, y hasta fue una tortura oír los gallos de Iván, pero bueno la pasamos bien y eso es lo que cuenta.

Cuando llegamos a la academia tuve que ir al salón donde se supone íbamos a presentar la obra Mexicana que pasamos practicando durante semanas.

Pasaron dos horas y Elena dijo que la obra la presentaríamos dentro de dos días ya que hubo complicaciones, a varios les pareció mal pero para mí fue algo muy oportuno, debido a que Eliam no aparecía por ningún lado y ni siquiera su hermana, Eva cada tanto los llamaba pero ninguno respondía.

Lo que quedaba de la tarde la pase con Inesita, quien me enseño como hacer un suflé, hasta lo puse en práctica, lo cual me emociono mucho, estuvo todo bien hasta que Iván llego a la cocina y cerro demasiado duro la puerta ocasionando que mi suflé explotara como un globo.

En ese momento estuve con todas las ganas contenidas de llorar por la muerte de mi suflé, lo único que me alegro en ese instante fue saber que Iván entrego el dinero a ese señor desalmado de apellido Salas, su deuda estaba en cero.

La noticia me llego a alegrar tanto que me quede durante breves segundo en un shock emocional, donde la tranquilidad y la felicidad me inundo hasta tal punto de embriagarme y ponerme demasiado eufórica.

Ahora entiendo la emoción de mi madre cada vez que ayudaba a alguien, ella decía que es algo que no se lo describía con palabras y era verdad, si me preguntaban no sabría que decir para explicar tal sentimiento.

Me sentía tan bien por esa cuarta parte de mi vida, pero por las otras tres aun me sentía dolida al recordar a mi madre, su dulce voz, su mirada de amor, todo de ella recordaba y no sabía cómo superar su perdida.

Sin embargo puse mi mejor cara para pasarla bien con Inesita y mi tío.

Entre los tres metidos en la cocina hicimos algo para cenar, la mayor parte la hice con Iván ya que Inesita debía salir a atender a algunos estudiantes que llegaban a comprar en el rato menos esperado.

– Hay no, mira Iván –dije llamando a mi tío tomando un poco de harina en mi mano.

– ¿Qué paso? – Pregunto él y fue suficiente para saber que cayó en mi trampa, hace mucho que no le hago bromas así que quise aprovechar la oportunidad.

–Mira una mosca – mencione mostrándole la harina de mi mano.

–A ver – dijo extrañado y se acercó a mi mano para ver a la dichosa mosca, cuando lo tenía donde lo quería sople la harina pintando toda su cara de color blanco.

Él cerró a tiempo los ojos para que la harina no lo cegara y se quedó así por unos segundos en los cuales hice hasta lo imposible para omitir una risa.

Que ingenuo

Quizá la harina no perturbo su vista pero si su nariz ya que empezó a estornudar levemente, luego limpio un poco sus ojos para poder abrirlos y lanzarme su mirada de odio.

– ¿Viste a la mosca? – le pregunte para que el silencio se omitiera.

–Sí, claro la vi – me respondió –pero sabes, en vez de soplar deberías hacer otra cosa– me sugirió y yo me quede con intriga, ¿a qué se refería?, Iván se giró y tomó algo que no sabía que era exactamente ya que lo cubría con toda la mano.

– ¿Entonces que se supone que debo hacer si veo a la mosca? – le pregunte.

–Esto – dijo y antes de que si quiera pueda parpadear estallo un huevo en mi cabeza dejándome con una "A" bien marcada en mis labios.

El líquido viscoso se dispersó por toda mi cabeza y llego a bajar por un extremo de mi rostro, no sabía si era la clara o la yema pero el caso es que bajaba por mi nariz marcando un camino largo.

Estaba por reprocharle a mi tío que acababa de matar un pollito sin embargo Inesita entro y nos quedó viendo a los dos de un forma interrogante, extraña y graciosa a la vez.

– ¿Y a ustedes que les paso? – interrogo al ver que nadie decía nada.

–Vio una mosca – señalo Iván.

–Y le creíste – menciono Inesita en medio de una risa.

–Cayo redondito – asegure acompañando su risa.

–No es cierto – contradijo Iván – es solo que me bajo la presión – aseguro para justificar su color pálido y continuo cortando unos vegetales que Inesita le encargo.

–Si como no, te creo tanto tío – dije y yo también tome las cosas que estaba acomodando cada una en su lugar.

Luego del incidente de la mosca terminamos de preparar la cena, demasiado pronto pero era eso o cenar sola, así que quedamos en cenar lo más pronto para que podamos acompañarnos los tres.

Manchada de huevo e Iván de harina nos sentamos a comer junto a Inesita que era la única limpia, terminando Iván se marchó limpiando un poco del polvo que aún seguían en su rostro que se negaba a salir, yo por mi parte también me despedí de Inesita, debía lavar mi cabeza antes de que el huevo penetre en mi cabello y no quiera salir luego.

Ella acepto entre risas y me dejo ir, Salí de la cafetería prácticamente corriendo con la gorra de mi sudadera cubriéndome del mundo.

No sé cómo logre, pero llegue a mi piso ilesa.

Al llegar la tarde se estaba empezando a manifestar, por lo que empecé a encender las luces

Al hacerlo pude reparar en una caja de cartón grande y larga en la mesita de madera que había en el centro de un pequeño juego de muebles de color crema y café.

Me acerque a la caja para ver de que se trataba y justo a un extremo encontré una nota amarilla que decía:

Evelyn

Esto te corresponde a ti conservarlo, de seguro él lo hubiera querido así.

¿Él?

Pensé y abrí la caja.

Con ver su contenido puse de todo mi poder para no llorar ante el instrumento que se hallaba ahí cubierto por miles de algodones para que no se dañe.

Tome otra vez la nota amarilla y analice su letra, no era la de Iván era de alguien que al parecer si me acepto como nieta.

Sin mi consentimiento las lágrimas se deslizaron por mis mejillas y recordé que tenía huevo en la cabeza y parte de mi cara, no iba a manchar algo tan bello así que me corrí a la ducha y una vez cambiada y limpia saque la guitarra de mi padre del estuche negro que se encontraba dentro de la caja.

Al sacarla de su estuche vi que aun seguía con un olor característico de la madera, sus detalles delicados y simples rescataban su color oscuro, y a la vez despertaban recuerdos preciados y escondidos de mi mente.

Mire por la ventana y vi que todavía era temprano, así que tome la guitarra y la coloque en su estuche para llevármela.

Salí de mi piso y fui saliendo del edificio hasta perderme en las lejanías de la academia, justo en esa parte donde abundaban árboles formando diversas figuras, llevaba unos pantalones simples y una sudadera que me cubría todo hasta un poco debajo de las caderas, en fin, lo que me importaba era que cubría mi brazo, ahora que salí me percate que no me puse el vendaje que me ayudaba a camuflar las cortadas de los vidrios que me dejo el accidente.

La pase caminado hasta llegar a un lugar donde los arbustos se juntaban formando un círculo perfecto para esconderse en el centro, me metí y luego me acosté dirigiendo mi vista al cielo anaranjado y lleno de astros nocturnos.

Tome la guitara sacándola de su estuche, y ahí acostada la afine un poco para deshacerme de la opresión que aplastaba mi alma, me sentía tan mal, me sentía sola, abandonada, a pesar de tener a mi tío cerca había una parte de mi vacía, hueca y no sabía cómo hacer para rellenarla o al menos hacer que ese hueco se haga más llevadero.

Con el dolor surgió la canción, aquella que compuse en mis tiempos de soledad, ese era mi desahogo, cantar, y sacar todo lo malo con cada palabra, y cada nota que surgía.

Estuve pérdida en mi misma que a medida que avanzaba sentía que alguien me miraba, no le di mucha importancia, pero al terminar oí las hojas romperse bajo los pies de alguien, me altere al punto de levantarle y tomar la guitarra como mi única arma elevándola, lista para atacar en cualquier momento.

– ¿Quién anda ahí? – alcance a preguntar mientras caminaba en dirección a un extremo de los arbustos dónde había salido el sonido de las hojas rotas.

–No quería molestarte – dijo una voz familiar, y con ello una sonrisa me invadió el rostro– cantas muy bien no lo voy a negar, pero tu voz original es... genial– termino diciendo detrás de los arbustos. Estaba sentado escondido tras unos arbustos que estaban más juntos que el resto.

–Gracias –alcance a responder ante lo que me dijo sin bajar la guitarra.

– ¿Qué intentabas hacer? – me pregunto Eliam viendo la guitarra.

–Yo, ¡me asustaste! – explique bajando la guitarra.

–Lo siento –dijo con una de sus sonrisas que internamente me mataban.

–Disculpa aceptada – dije y luego volví a mi lugar donde estaba.

– ¿Qué hacías? – cuestionó mientras se levantaba de su lugar y se acercaba.

–Jugar futbol–le respondí, acaso mi guitarra no le daba un pista – ¿Quieres jugar? –

–Ok, perdona no me explique, quería preguntar ¿Por qué vienes aquí a estas horas a cantar? – se corrigió y tubo más sentido, lo que no sabía era si responderle con la verdad.

Evelyn te vio llorando, o mejor dicho lloraste en sus brazos acaso no lo recuerdas.

Pensándolo así, tenía un punto a favor, pero aparte de eso había algo, una extraña sensación que me impulsaba a contarle lo que en realidad me sucede, asique decidí hacerlo

–Solo quería desahogarme – respondí y creo que lo vi tensarse ante lo que dije– por mis padres– complete y no sé porque lo haría pero el caso es que se acostó a mi lado en forma contraria, estando así lo podía ver en primer plano pero al contrario.

–Debe ser demasiado difícil – comento en medio del silencio que se estableció.

–Sí que lo es – concorde aferrándome a la guitarra de mi papa para no llorar.

–Pero la vida sigue, aun tienes la oportunidad de vivir y eso es lo que cuenta– animó

–Sí, supongo que sí, sin embargo, como dices es difícil, saber que ya no los veras al abrir los ojos, no es que haya pasado mucho con ellos pero no acepto la idea de que jamás volverán– dije quitándome un peso de encima, se siente bien hablar con alguien, solo espero que sea la persona adecuada – y... – deje la frase a medio completar mientras observaba las cuerdas de mi guitarra.

– ¿Y? – pregunto él y sentí su mirada azulada posarse en mi

–Me da miedo – termine de decir después de un suspiro– miedo a olvidar – complete para que me entendiera.

–No creo que lo hagas, son parte de ti – menciono y me aferre a eso para seguir ahí sin encender las fuentes de mis ojos– además, de ves tener algo que te ayude a sentirlos cerca–

–La guitarra – mencione y por su silencio interprete que no me entendió– la guitarra es de mi padre–

–Pues nunca he visto una igual– comento al revirarse un poco para ver el instrumento.

–Ni yo sé dónde lo saco – mencione con un pequeño signo de felicidad al recordar que solo sabía de la guitarra por que un día lo encontré en el sótano por estar jugando.

–Ya no estés así de triste – dijo luego de unos segundos donde las lágrimas acumuladas que tenía se iba a caer pero él las detuvo– a ellos no les hubiera gustado verte así –

–Es que... no entiendo, ¿Por qué ellos tuvieron que marcharse y yo quedarme?, porque no me fui yo para que ellos se quedaran–

–No digas eso, si tienes la oportunidad de estar aquí deberías aprovecharla, que aquello sea un motivo que te alegre más no que te pese–

–Lo intento – dije en lo bajo – pero no puedo –

–Si puedes, solo date una oportunidad, deja que el dolor salga ya no lo retengas con miedos, mejor llénate de recuerdos que te motiven a levantare cada mañana– dijo y sentí su mano recorrer cada parte de mi mejilla– no dejes que la tristeza te consuma, no le cedas tu vida a la penumbra, mejor sonríe y disfruta–

–Gracias– dije luego meditar cada una de sus palabras.

–No es nada – dijo y sin darme cuenta lo tenía más cerca de lo normal– aunque no sea mucho, aquí me tienes para lo que sea– termino y en por dentro sentí un cosquilleo que me llevo al quinto cielo con escuchar eso último– después de todo, eres mi conciencia, y yo quiero que mi conciencia este feliz –

–Me gustaría ser igual de fuerte que tu – comente – así se me haría más fácil seguir tus palabras –

–No sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es tu única opción – dijo – Evelyn, el simple hecho de que estés aquí muestra cuan fuerte eres, no necesitas parecerte a nadie ni desear ser como alguien más, eres perfecta tal y como eres, no te hace falta nada–

Con el alama fragmentada en mil pedazos, varios de ellos se unieron ante sus palabras, sentía que la vida me volvía al cuerpo y despertaba mi espíritu muerto. En tan poco tiempo consiguió lo que en un mes no conseguí. Volver a vivir completamente, ya no por fragmentos.

No tenía ni palabras para agradecerle el que este conmigo, así que solo le di una sonrisa, una pequeña a comparación de la suya.

–Así está mejor– comento de repente y las sonrisas se hicieron más grandes de lo que pude llegar a pensar.

Pasamos conversando un poco más entre los dos, y en ese pequeño lapso de tiempo llegue a conocer gran parte de su vida, como que se escapó en su último año de colegio junto a su hermana y conoció a un amigo llamado Charlie, lo menos que me esperaba era que aquel gentil hombre estuviera desaparecido, por primera vez lo vi tan triste y abatido que estaba por traicionarle las lágrimas, sin embargo no vi caer ninguna.

–De verdad lo siento– mencione cuando estuvo un buen rato en silencio –Al menos hizo lo que más le gustaba, además aún se puede tener la esperanza de que sigue con vida–

–Ojala – dijo en medio de un suspiro pesado perdiendo su mirada en lo alto del cielo donde los astros comenzaron a hacerse más notables con su singular luz– tuve esa idea, pero con ver su lapida todo aquello se redujo a simples palabras que se llevaron el viento–

–No seas tonto, la esperanza es lo último que se pierde, así que no digas que está muerto porque hay posibilidades de que no sea así– le dije queriendo devolverle el favor de animarme.

–Deberías decirle eso a Thomas– menciono

– ¿Le afecta más?– cuestione

–Se conocían desde hace mucho, de lo que Jake me ha dicho ni siquiera come–

–Bueno, si le dices lo que me dijiste a mi puede que lo piense mejor, y si le dices lo que yo te dije, complementamos todo y puede que se sienta mejor –

–Ojala – volvió a decir

–Ya deja tu ojala me desesperas– dije empujando su cabeza que era lo que más cerca tenia.

–Está bien, está bien – dijo y si mi vista no fallaba lo vi hacer un gesto de dolor.

– ¿Te lastime? – pregunte preocupada

–No, no – dijo llevándose la mano a la cabeza– es que no se, me duele la cabeza– termino de decir y se levando hasta quedarse sentado, yo lo imite y me acerque a ver qué era lo que le sucedía.

–Déjame ver – dije tomando su mano que por el momento la tenía aun extremo de su cabeza, sus ojos que se mantuvieron cerrados por varios segundos se abrieron mirándome de una forma que no podía describir, su mano bajo de su cabeza y así pude ver que era lo que le pasaba. Había unas pequeñas y delgadas líneas rojas cruzando desapercibidas por su cabello y parte de su rostro, aparté un poco de su cabello y justo ahí donde queda la piel al descubierto y donde inicia el cabello había una línea mediana y de ella salía toda la sangre que estaba manchando parte de su piel y cabello.

–Tienes una herida – informe y el soltó una maldición – deberías ir a la enfermería, no paree ser algo leve –

–No, no te preocupes debe ser algo pequeño –

–Disculpa pero yo estoy viendo y no es una herida pequeña, Eliam tienes parte de tu cabeza abierta ¿Cómo vas a decir eso?–

–No debe ser algo tan grave, no hace falta – insistió pero no lo iba a dejar.

–Si hace falta–dije tomando mi guitarra y guardándola en su estuche–tú me llevaste a la enfermería, ahora me toca a mí, así que coopera que yo no te puedo cargar – cargue mi guitarra y me acerque otra vez a él para ayudarlo a pararse.

–Eve no hace falta enserio – volvió a decir parándose con ayuda de la mano que le extendí–Mira estoy bien – dijo soltándose de mi caminando un poco, y por hacer eso casi se cae– ok, no estoy bien –

–Al menos lo aceptas, vamos – dije acercándome a él para ayudarlo.

Salimos de esa parte alejada de la academia a paso medio rápido, ya que la noche estaba avanzando y en esa zona no había lámparas que alumbraran hasta donde estábamos, caminamos un buen rato riendo debido a que mi querido amiguito pinocho no veía muy bien que digamos, él me utilizo como bastón durante todo ese tiempo hasta llegar a las puertas de la enfermería.

–Estoy bien – dijo por enésima vez

–Que no es cierto, más de una vez casi te caes– dije para que entendiera que debía entrar

–No es cierto, es solo que no media bien mis pasos, nada más –

–A ver, me respondes bien a la siguiente pregunta y no te vuelvo a insistir más – propuse y el me miro por un largo rato apoyado en la pared, supongo analizando cada parte de lo que dije.

–Está bien, pregunta – acepto y yo le mostré mi mano con dos dedos levantados.

– ¿Cuántos dedos tengo levantados? – pregunte

–Es lo sé, eso lo sé– dijo tomando mi mano y colocándola en diferentes ángulos– unos, ¿Cuatro o tres? – respondió entrecerrando los ojos.

–Definitivamente estás mal, así que entra – le dije y lo hice entrar.

La chica pelirroja que atendía ahí limpio su herida y parte del cabello que estaba muy manchado de sangre, luego de limpiarlo saco una aguja e hilo colocándolo sobre una mesilla metálica no muy lejos de la camilla que es donde hizo sentar a Eliam.

El pobre cuando vio aquello trago grueso maldiciendo por lo bajo.

–Nunca debí hacerte caso– comento y yo no sabía si sentir pena o risa.

–oye cuando me trajiste no me hicieron nada bonito así que aguanta –

–Pues para que veas, yo no me voy a quejar como tú – aseguro y tiempo después estuvo hasta haciendo oraciones para que la chica terminara rápido. Luego de haberle saturado la herida lo vendo dándole una pastilla para el dolor y el mareo que estaba sintiendo a momentos.

–Estas dos debe tomar en el mañana y en caso de volverse a marear que tome una de estas– me explico la chica entregándome unas 4 pastillas de diferente color–Ahora debe descansar, cualquier anomalía que vuelva –

–Claro, gracias– dije guardando las pastillas dentro del bolsillo de mi sudadera y dirigiéndome a donde estaba Eliam– ¿estás listo?– pregunte para poder irnos

–Sí, vamos – respondió parándose con ayuda de la misma camilla.

– ¿Te ayudo? – dije al ver que no podía conservar el equilibrio.

–Si – respondió y lo ayude a caminar en dirección a la puerta y su edificio.

– ¿Estas segura que no me dio un somnífero? – cuestiono con un bostezo cuando estuvimos cerca del edificio.

–Segurísima – le afirme y me puse a buscar a alguien que le ayude a llegar a su piso.

Yo ni loca me iba a meter en ese edificio, mucho menos a su piso.

–Pues tengo mucho sueño – dijo y se apoyó en una pared mientras se frotaba los ojos.

–Debe ser el efecto de la medicina nada más– le dije y eso me asusto un poco, y se dormía ahí por estar esperando de alguien que lo lleve a su piso.

Hay no, me tocaba a mí llevarlo

Cielo santo

Qué más da solo lo voy a llevar a su piso y listo, que se duerma en la entrada si quiere pero de ahí yo no paso.

Separe a Eliam de la pared y lo lleve dentro del edificio, de suerte todos estuvieron ocupaos en sus cosas y no se fijaron en los dos, o eso pensaba yo.

– ¿Cuál es tu piso? – pregunte llamando al ascensor

–Ve al quinto piso, tercera puerta de la derecha – me respondió con otro bostezo.

–Ok, ahora solo no te vayas a dormir– mencione con suplicas en mi voz.

–tranquila, si aguanto – aseguro tras dar otro bostezo largo.

Por favor que cumpla con su palabra.





Gracias por leer

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Besos y abrazos 

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