Capítulo 25


Evelyn

Ese muchacho creído sabía cómo sacarme de mis casillas, no eran celos, solo era por molestarlo nada más.

Odioso

En eso me quede pensando luego de que me colgó, ¡me colgó!, El muy desgraciado hiso eso. Pero bueno he de hacer que pague, solo tiempo al tiempo.

Este era mi último día aquí en Irlanda y mejor que tener iras con ese muchachito odioso, decidí ir a recorrer los alrededores, por mi ventana divise un prado verde y ahí me iba a encaminar. Estuve saliendo de la habitación que me dieron, cruzaba el pasillo alfombrado, lleno de jarrones inmensos con planas pomposas y lámparas que alumbraban levemente el lugar, pase cerca de la habitación de Marcela y de Eva, en esta última la puerta se hallaba medio abierta y no pude evitar parar por las voces alteradas que de ahí salían, como si estuvieran discutiendo dos personas ahí dentro, me imagine a María y a Eva en esa escena, sin embargo era poco probable que tan solo discutieran en voces próximas a un susurro, cualquier cosa estarían gritándose o ya por poco tirándose todo lo que encuentren a su paso.

Dejando esa idea de un lado y me acerque un poco a escuchar, sabía que estaba mal y que tal vez me metería en problemas por escuchar cosas ajenas, pero cuando la curiosidad pica, pica.

Me peque a la pared y con pasos lentos me acerque a la abertura de la puerta, de ella oí con más claridad la voz de Elena y Eva.

– ¿Es que no lo ves Eva?, son iguales, ella no murió – dijo Elena ya perdiendo los papeles.

–No puedes asegurarlo, en el hospital dijeron que nadie sobrevivió– menciono Eva.

–No les puedes creer, puede que su familia ya sospeche y haya pagado al hospital para que dijeran eso– volvió a decir Elena con una voz que dejaba claro su enojo– o si no porque no llegaron a anunciar la muerte de todos–

–Bueno, puede que no lo quieran difundir todavía, han pasado meses – dijo Eva con calma–Además no lleva su apellido, ya me metí en el registro de estudiantes y no consta con esos apellidos–

–Le debieron crear otra identidad – ataco Elena –Piensa Eva por todos los cielos, si ella sigue viva todo se pierde, solo mira las dos fotografías son iguales, es su hija –

– ¡Ya basta Mamá! – Menciono Eva– mejor deja que se presente el momento y sabremos si es o no su hija, si llega a serlo ella misma se delatara sin fijarse en ello, no vale perseguirla porque se daría cuenta y todo se complicaría–

–Ellos exigen la propiedad, y si sigue viva ella lo hereda, y ellos vendrán en nuestra contra– explico Elena con un tono de voz cansado.

–Sería su culpa por no realizar un buen trabajo– puntualizo Eva.

–Ellos no consideraran eso Eva, sea como sea tenemos que averiguar si es o no su hija, y si lo es, hay que idear un plan para que nos sea de ayuda o para darle fin a su inútil existencia...–

Un pequeño adorno de madera cayó al piso y eso supongo las alerto, me sentía tan incómoda en la posición que estaba, tan solo me moví un poquito y el condenado adorno se cae, me deslice lo más rápido posible para que no me atraparan escuchándolas, ¿a qué chica se referirían?, sus palabras se quedaron haciendo eco en mi mente y no me dejaban pensar con claridad.

En el pasillo solo se hallaban algunos floreros de adorno, de ahí todo era solo pared ni un mueble ni un huequito por donde me pueda esconder, sentía que se dirigían a la puerta para verificar si alguien estaba presente, me estaba asustando y no me quedo de otra que tomar un jarrón y unirlo con otro cercano para quedar en medio, oculta a medias por las flores pomposas que contenían, desde ahí vi salir a Elena seguida de Eva.

– ¿Lo escuchaste? – cuestiono su madre.

–Si – aseguro Eva – pero mira –dijo tomando el adorno que se había caído – tan solo fue esto–

–y este adornito decidió caerse solo ¿verdad? – Cuestiono Elena mirando de mala forma a su hija– Eva ya basta, debes prestar atención a cada detalle de tu alrededor, recuerda que un paso en falso y mueres, te salve una vez, no lo voy a volver a hacer– sentencio y Eva tan solo la miraba con miedo en sus ojos.

Seguido a ello Elena giro sobre sí misma y se fue en dirección al ascensor que se hallaba doblando el pasillo, Eva por su parte se quedó inmóvil en su posición, su respiración se volvió entrecortada y parecía que se iba a desvanecer, a pesar de todo ella dio un profundo suspiro y se adentró a su habitación cerrando a puerta dejando claro su ira.

Cuando el pasillo se sumió en un silencio sepulcral decidí salir de mi improvisado escondite, coloque el jarrón en el lugar de donde lo tome y continúe mi camino en dirección a las escaleras para salir del hotel.

A cada paso poca atención le prestaba, ya me iba chocando con varias personas a las que pedía disculpas otras ni tiempo me daban a ello, sin embargo no me importo, por ese entonces, tenía la cabeza hecha un lio por las palabras de Elena a su hija.

¿En qué estrían metidas como para que la muerte sea su castigo? Me cuestione algo asustada.

Salí del hotel y lo comencé a rodear para ver si encontraba la pradera que veí desde mi ventana, pase dando pasos lentos analizando cada centímetro del otro lado de la calle que vi una reja de hierro forjado de color negro y al otro lado parecía extenderse un camino de piedras rodeado de árboles con copas poco brumosas.

Supuse que debería ser ahí, así que sin perder nada cruce la calle y me coloque en frente de la reja, las dos puertas grandes se hallaban cerradas por cadenas y un candado. Busque por si no había una puerta alterna y si, encontré una en la parte izquierda de donde me encontraba, estaba oculta por las sombras y tenía una forma antigua pero a la vez llamativa. La cruce sin problema y luego de eso empecé a seguir el camino de piedras, todo era inundado por árboles arbustos y flores que emanaban diferentes aromas que condensados en uno te llevaban al paraíso, faroles de metal oscuro se encontraba cada cierto metro adornados de enredaderas hasta la cima.

No había muchas personas, quizá una que otra pareja o un anciano dando de comer a las aves, pero de eso no pasaba, camine tanto que decidí salirme del sendero de piedras y adentrarme a una parte del bosque, sin ningún tipo de guía me asustaba la idea de no sabe cómo volver, pero era un lugar pequeño así que con eso me consolaba, de caminar unos cinco minutos llegue a un claro donde los rayos del sol desafiaban las copas de los árboles se iluminaban el verde césped haciéndolo brillar como esmeraldas, me senté en el centro del claro los escasos rayos del sol daban directo ahí, sentirlos fue una sensación cálida y agradable que me devolvía a aquella noche.

Esa noche donde mis miedos fueron ahuyentados, creía que eso me perseguiría y que nada ni nadie me lo quitaría, sin embargo al haberlo encontrado no podía conservarlo, es verdad que me agradaba su compañía, su aroma, sus caricias... todo él...

¡No!

No, no, no, no podía continuar con eso, debía sacármelo de la cabeza, ¡tiene novia!, cielo santo Evleyn que te ocurre.

A pesar de que su cercanía me hacía bien, bueno no sabría si decir bien o mal, porque me causaba efectos secundarios que no me simpatizaron en lo más mínimo.

Lo que si agradecía es que esa noche no había la luz para revelar el ardor de mis mejillas, que era uno de esos efectos, aunque con los simpáticos rayitos de la luna quien sabe si se dio cuenta, pero en conclusión, eso no era lo grave, lo grave era que lo tenía ahí...

Tan cerca, tanto que compartíamos el mismo aire, el mismo espacio y hasta creía que el mismo sentimiento. Pero no, eso si no podía formar parte de la realidad, quizá y tan solo son cosas mías, de seguro y ese momento pasó al olvido para él y considerando a Eva yo soy un cero a la izquierda que no vale la pena como ella.

Pensando en ella, las palabras de su madre me inundaron la cabeza, ¿A quién se referían con eso de que está viva cuando debería estar muerta?, para ser sincera, el temor me abrazo en ese momento, esa sensación de escalofrió me congelo de pies a cabeza ante las palabras que ellas compartieron, no sabía de qué se trataba y por ello más miedo me daba.

Sentía la quietud a mí alrededor y un torbellino en mi cabeza, ya no tenía ganas de pensar más, así que solo me concentre en el cantar de las aves que en las copas de los árboles se hallaban, seguí su inocente melodía hasta que creí que me quede dormida, pero un sonido leve, del romper de una rama hizo eco en mí y me despertó alertándome totalmente.

Me levante de donde estaba y vi que los rayos del sol se hicieron más intensos y desafiadores a las ramas de los árboles, al captar ese detalle se podría decir que me quede ciega por un momento, y al ir recuperando la vista vi una sombra de alguien sumamente alto a un extremo de los árboles, justo donde se acumulaban y creaban más sombras, de momento no sé porque el miedo me asalto y llegue a pensar que podía tratarse de Slederman, era alto su sombra se extendía de una forma alarmante, mi repentina cejes más las sombras de los arboles le hacía parecer que no tenía rostro.

– ¿Quién es? – alcance a articular sin despegar mi mirada del espectro que tenía enfrente.

– ¿Evelyn? – dijo y me altere más

"¡¿Cómo sabe mi nombre?!"

Llegue a pensar y quise salir corriendo de ahí, pero el puro miedo me hizo que perdiera el control de mi cuerpo. Quería preguntarle ¿cómo es que sabe mi nombre?, pero oh mi madre cuando perdí la voz y no pude emitir palabra alguna.

– ¿Estás bien?– pregunto la sombra y se comenzó a acercar.

¿Me pregunto si estaba bien?

¡Santo cielo!

Yo me había quedado quieta ahí sentada en pleno claro que los arboles formaban, y él, él seguía acercándose, y solo cuando el sol le dio en el rostro me calme.

Era el Idiota de Jack.

– ¡Jack!– dije ya cerca de un grito

– ¿Qué te sucede? – cuestiono él acercándose más a mí.

–Eres un idiota, ¿cómo se te ocurre aparecerte así? – dije perdiendo los nervios.

Lección del día, no ver nunca más audios de la policía.

–Así como, yo solo estaba caminando y te vi – dijo el tratando de calmarme, y creo que era lo mejor, no lo hizo con intensión, ¿o sí?

–Lo siento –mencione entre dientes – pero es que me asustaste – confesé y creo que se notaba claramente en mi cara.

–Si eso no lo dudo–dijo riéndose– te pusiste tan pálida, que creí que te ibas a desmayar–

–No es mi culpa que te parezcas a Slederman – dije defendiéndome

– ¿Qué me parezco a quién? – cuestiono parando su risa.

–Un espectro alto sin cara que anda asustando a todo el mundo– le explique y él me miro con cara de pocos amigos.

–Sin cara – espeto – por si acaso aquí están mis ojos, mi boca, mi nariz...– dijo señalando cada parte que nombraba de su rostro

–Sí, pero cuando estas escondido parecía que no tenías nada – me explique interrumpiéndolo– ¿qué haces aquí por cierto?– pregunte para ya dejar el tema de Slederman de un lado.

–Solo salí a caminar – me respondió sentándose en el césped–y me encuentro con una inquilina que me dice espectro– termino mirándome y provocando que me ría.

–Lo siento – dije nuevamente de forma clara– no fue a propósito, aunque el nombre no queda mal– sugerí

–Que ni se te ocurra llamarme así– sentencio, pero no lo iba a obedecer, si ni a mi padres los obedecía peor a él.

–Slederman, que lindo nombre – dije alborotándole el cabello.

–Oye, eso no se hace – dijo apartando mi mano de su cabeza– ¿Tu qué hacías aquí acostada?, acaso no temes que te roben o algo así–

–Ahora que lo dices ya me dio miedo, pero con verte más miedo me dio– dije y volvió a mirarme con cara de pocos amigos– ¿Hoy no trabajas o te escapaste?– pregunte

–No, hoy no trabajo – aclaro mi amigo Slederman.

–A pues que bueno– comente.

–Por cierto, ¿Qué le dijiste a mi hermano ayer? – pregunto él y yo me altere.

–Yo, nada, solo dije gracias – respondí algo asustada y él se lo tomo a chiste.

–Tranquila solo era una pregunta– menciono y sentí ira de mi misma por revelar mucho mis sentimientos con mi cara.

–Ah... bueno– dije y me abrace a mis rodillas.

–No hablas mucho ¿o sí? – dijo Slederman luego de unos segundos que pasamos en silencio.

–Yo... bueno, algo, no sé, supongo que no– dije y ni yo me entendí.

– ¿Hasta cuándo te hospedas aquí? – pregunto y yo me revire a verlo.

–Hoy por la noche regreso a Hollywood– respondí.

–Oh... yo pensé que te quedarías un poco más de tiempo– menciono y no sé porque sonreí ni que tarada.

–Bueno, solo llegamos para grabar un video musical nada mas – le explique sin entender porque lo hacía, para mí que era esos momento donde haces las cosas sin pensarlas bien.

– Interesante– menciono y se paró para luego tenderme la mano – quieres venir conmigo–

– ¿A dónde? – pregunte algo asustada.

–No te voy a secuestras, me pareceré a esa cosa que dices Slederman pero no te voy a matar– dijo y como acción voluntaria no autoriza por mi mente acepte.

– ¿Es lejos?– pregunte para medir mi tiempo.

–No mucho, pero yo te dejo en el hotel, no te preocupes– aseguro y tuve que confiar en su palabra.

Salimos del lugar, que tenía una extensa pradera, por otra puerta que no había visto antes, estaba oculta entre ramas y arbustos, él la cruzo primero y luego aparto la mayoría de ramas para que yo pasara sin problema.

Al cruzar mi cabello se enredó un poco en una rama que no divisaba y que menos había visto Jack.

–Ayayay – exclame.

–Solo quédate quieta – me dijo Slederman y oí el crack de la rama en donde se enredó mi cabello– listo, ahora termina de cruzar–

–Más te vale que a donde sea que me lleves valga la pena– dije tomando la parte de mi cabello donde estaba una ramita bien enredada.

–Vale la pena, pero depende de ti considerarlo– me dijo y continúo guiándome por un camino de tierra rodeado por una pradera.

– ¿A caso piensas que soy una niña de cuna de oro o algo así?– le pregunte mientras continuaba desenredando mi cabello de la ramita.

–Bueno con que te hayas hospedado en el hotel donde trabajo me deja mucho en que pensar– me respondió y yo deje mi cabello para mirarlo.

–Entonces, eso es un si–concluí en voz alta, él quería ratificar sus palabras pero fue suficiente con lo que dijo– Mira Jack no deberías juzgar a las personas sin ni siquiera conocerlas, no por ver a alguien entrar al hotel más caro del mundo es millonaria y mucho menos si ves a una persona con ropa desgastada y remendada es pobre, no puedo creer que seas de esas personas que se dejan llevar por las apariencias– dije mientras seguíamos caminando y volviendo a mi cabello enredado.

–Está bien lo siento, pero eso supuse – dijo Jack– entonces, ¿Cómo es que llegaste a ese hotel?–

–Por mi tío – respondí – bueno, resulta que si, tal vez y no tenga problemas económicos pero mis padres me enseñaron a no aprovecharme de eso Jack – le explique mi situación, a pesar de que mis padres ganaban bien, jamás nos mudamos a una urbanización de lujo, mucho menos me regalaban cosas por montones, y ni estudiaba en el colegio más caro.

La humildad ante todo, solía decir mi madre, entre más alto llegues más humilde debes ser, así hasta llegas a ser un ejemplo para los demás.

–Entonces, ¿no te va importar entrar ahí? – dijo señalando una casa enorme de madera perdida entre otras casas hechas del mismo material y árboles que se hallaban alrededor.

Las casas relucían de diferentes colores contrastando con la naturaleza, el césped que antes era bajo, ahora se encontraba a la altura de mis rodillas, mariposas y demás animalitos volaban dando un ambiente tranquilo y de película.

–Es hermoso – dije sin despegar mi vista del panorama, donde el sol reinaba a un extremo y daba vida a cada elemento que en frente de mi estaba.

–Vamos entonces – animo Slederman y lo seguí de cerca dejando la ramita en mi cabello.

Continuamos por el camino de tierra hasta que este se comenzó a dividir en más caminos que guiaban a las diferentes casas que ahí se encontraban, mientras caminaba veía el decorado de cada casa, todas en general tenían una diversidad impresionante de plantas en macetas de varias figuras, en los pequeños jardines también se hallaban pequeñas figuras que supuse eran de porcelana.

–Este lugar es increíble – comente viendo a unos niños corretear por las calles de tierra con unas tiritas de papel de colores.

– ¿Eso crees? – Cuestionó mirándome fijamente haciéndome detener y en respuesta yo asentí – Mira esa casa lacre de ahí – dijo luego de unos segundos y me gire a ver dónde me señalaba – esa es mi casa – informo y tomo de mi brazo para continuar caminando

–No está mal – dije dando una última mirada a su casa que al igual que las demás tenia enredaderas que invadían las paredes dándole un toque natural y sencillo.

–A mi madre le gustaría oírte – dijo Jack y subimos la pequeña escalinata que había a la entrada de la casa enorme de madera, yo solo le sonreí y me acerque a la puerta que se encontraba semi-abierta. Slederman me abrió la puerta y dejo que pasara primero, cuando estuve dentro me quede muy asombrada por la decoración del lugar, varias luces apagadas con diversas figuras y colores en el cristal, relucían por los rayos del sol, también habían cuadros de marco de madera, e incluso adornos de porcelana y madera que en diferentes contrastes hacían el ambiente familiar.

Por todo el lugar que se extendía ampliamente se encontraban mesas con cuatro a cinco sillas, las mismas eran ocupadas por varias personas que si la intuición no me fallaba se hallaban festejando algo.

Justo al final del lugar se habría un amplio escenario con una tarima no muy alta, llena de instrumentos y cables que supuse serian de los micrófonos y algunos instrumentos, algunas personas ahí se encontraban tocando una melodía suave pero con un ritmo pegajoso que te hacia mover los pies.

– ¿Qué se celebra aquí? – llegue a preguntar por curiosidad.

– ¿Esa impresión te da? – me pregunto

–Para serte sincera si, la decoración y la música no está mal para celebrar algo – respondí moviéndome al ritmo de la música.

–Bien, aunque te parezca exagerado aquí celebran el simple hecho de respirar– me contesto y me guio por la casa de madera hasta llegar al frente del escenario donde había una mesa con tela crema exhibiendo bebidas y bocadillos.

–mmmm que rico – mencione por mi estómago que reclamaba comida.

–Sírvete – dijo Slederman y lo obedecí sin dudar, había unos panecillos con algo por dentro, un mangar que era delicioso, o quizá y lo interpretaba así por el hambre que tenía.

Compartimos unas cuantas palabras más mientras comíamos y bebíamos de lo que la mesa nos ofrecía.

Sin darme cuenta ya habían pasados varias horas que hicieron del sol una ligera luz, de comer pasamos a bailar un poco, ya que yo poco sabia de esas cosas.

–Agradecemos a Max por su intervención, vamos gente un gran aplauso para nuestro artista– dijo un señor que estaba haciendo de animador– ahora, ¿Quién quiere pasar? –

–Aquí – dijo Slederman y cuando el señor lo vio me empezó a señalar a mí.

–No – sentencie al ver lo que quería.

–No te hagas la de rogar solo cantas un poco y ya – dijo y me tomo de la mano para llevarme a la tarima.

–Que, no Jack, no sé qué podría cantar, no – le dije pero al parecer estaba en negación

–Muy bien, la primera chica del día – dijo el señor para que subiera, ya toda la gente me veía y quien sabe que cuchicheaba algunos luego de verme, yo le había dado una mirada asesina a Slederman diciéndole en voz baja que me las pagaría–un fuerte aplauso para... – dijo el señor dejando que culminara la frase con mi nombre.

–Evelyn – dije por el micrófono y este hizo eco por todo el lugar.

–Muy bien Evelyn, el público es todo tuyo– término y se fue el muy desgraciado del animador.

–Muy bien – dije al ver tanta gente – bien, les parece animar un poco más este lugar, vamos, necesito un banyo, un bongo y algunas chicas que suban – pedí y unas chicas si subieron emocionadas a la tarima– bien para que todos participen solo me siguen– termine diciendo y me acerque a las chicas para iniciar un canción que me enseño mi mama cuando estuvimos en casa de su madre en una granja en Tejas, iniciaba con aplausos y luego seguía con pasos sencillos para bailar.

Me asustaba que no les llegara a gustar a las personas de aquí esa canción, pero si no lo hacía nunca lo sabría.

Inicie con las palmas y luego las chicas me siguieron, a más del sonido que surgía en el choque de las manos también realizaba un sonido similar con la boca para que todos me siguieran, y para gran sorpresa mía si me siguieron.

–Vamos, todos, no se queden – les anime a algunos que se hallaban dudosos.

Inicie la canción con una muestra de los pasos para que todos vieran y pudieran gravarse los pasos, a la mayoría le había gustado, o al menos sus aplausos me dieron a entender eso.

–Así está bien–mencione al ver que algunos hicieron el esfuerzo por seguirme – ahora todos – los volví a animar y de nuevo les cante el inicio de la canción para que cogieran el paso, luego de eso seguí de largo la canción añadiendo más paso que algunos ya los podían seguir sin problema y que ayudaban a los demás a coger el paso para no quedarse atrás en el baile.

Seguido a eso más personas que se hallaban sentadas se levantaron para bailar al igual que sus compañeros, y como vi que a todos si les agrado baje de la tarima para bailar todos juntos.

Me asombro mucho ver la alegría de esas personas y además me dio ternura ver a niños bailar junto a sus padres y abuelos, cada aplauso, cada paso, cada palabra y cada risa se los realizaba sincronizada mente, tanto así, que hasta llegue a pensar que ningún grupo coordinado por asiáticos tendrían esta coordinación que entre todos construimos en pocos segundos.

Ya casi a lo último de la canción todos parecían saberse la letra, así que entre todos la coreamos y bailamos hasta que prácticamente solo nos pudo detener el final de la canción que entre todos la terminamos iguales, algo genial ya que fue al mismo tiempo.

https://youtu.be/fds_vawxE2Y


– ¡Ese es el espíritu damas y caballeros! – regreso el animador a la tarima y desde donde lo veía estaba cansado e igual de feliz que todos los presentes, me acerque y le entregue el micrófono y lo acepto para luego colocarlo en donde estaba inicialmente–Muchas gracias a Evelyn por animarnos de esta forma, ahora continuamos con más música de Luis – termino diciendo el señor animador, y antes de que saliera el mencionado sentí como una mano suave y firme me tomaba de la mano para tirarme por poco al piso.

– ¿Qué se supone que haces aquí Evelyn? – me pregunto Elena y yo francamente me asuste al verla ahí, fue peor que suponer ver a Slederman.

–Me está lastimando Elena suélteme – dije tirando de mi brazo consiguiendo que ella me soltara.

–Respóndeme Evelyn– Insistió echando chismas.

–Disculpen – intervino Jack – pero yo fui el que la trajo –

–Pues mira muchachito voy a hacer que te despidan de tu empleo en el hotel por traer a una de mis chicas a esta pocilga – soltó Elena y yo me la quede mirando tan asombrada por lo que dijo y el tono de voz que lo dijo.

Todos incluyendo el chico que estaba cantando se callaron ante lo que dijo Elena, quería que la tierra me tragase como fue capaz de decir semejante cosa.

–Elena, le voy a aclarar dos cosas – le dije en el tono de voz más bajo y tranquilo que pude – uno no soy de su propiedad y dos vine hasta aquí porque yo quise, así que no puede dar esas amenazas–

–Estas aquí por Iván, y él te dejo bajo mi mandato, así que me debes obedecer – sentencio Elena.

–Vaya confianza que tiene con el Sr. Rogers Elena– dije reparando en ese detalle, y a ella no le gusto para nada eso que mencione – Pero en fin, Ya la he pasado muy bien con esta gente tan Linda y amable, gente sencilla y humilde que sabe tratar a las personas, gente que debería enseñar a los demás la belleza en la simpleza, gente que merece respeto porque lo da– sentencie yo también sin tomar en cuenta que mi voz se hacía cada vez más fuerte– Si una pocilga que es como usted lo llama, se trata de un lugar así de bello como lo es este, déjeme decirle que en una pocilga me gustaría vivir – termine y prácticamente no sé ni donde yo saque el valor para decirle tales cosas, aunque bien merecidas si se las tenía.

–Es tan solo una advertencia Evelyn, ya veremos si lo que dices, los demás también lo comparten – dijo y luego se fue dando fuertes pasos hacia la salida, pero antes de que pudiera atravesar la puerta de madera un señor de traje elegante se paró dando sonoros aplausos que a muchos asusto y a otros lleno de ira la mirada.

–Mi señora – dijo aquel señor mirando a Elena – cuánta razón tiene al nombrar este lugar como lo acaba de hacer, pero para tranquilizarla, ya no existirá en muy poco tiempo– informo y Elena sonrió de una forma que me lleno el vaso haciéndome perder la paciencia.

– ¿A qué se refiere? –cuestione

–Pues mire señorita, este lugar tiene una deuda y para pagarlo, todos los inquilinos lo deben desalojar para instalar un nuevo hotel –me explico el señor y prácticamente fue como echarme un balde de agua fría.

–Habíamos quedado en cancelarle todo ¿Por qué hace esto? – reclamo un señor saliendo de entre la multitud.

–Lo siento pero un señor ya compro este lugar, dio la mitad en efectivo y lo que falta esta por cancelarlo para dentro de dos días, y ustedes no me han dado nada desde hace mucho tiempo – dijo el señor trajeado.

–Pues es una falta a su palabra Sr. Salas, teníamos un acuerdo – dijo Jack

–Si jovencito pero ante esto ya no puedo hacer nada – dijo Salas– solo les queda desalojar o reunir lo suficiente para poder alojarse en una de las futuras instalaciones que se crearan aquí–

– ¿Cuánto dinero le deben? – pregunte y el señor me miro, como quien mira a un niño preguntar cuánto vale un peluche que quiere comprar.

–Tan solo veinte mil dólares – me respondió

– ¿Enserio? – dije mirándolo extrañada mente, considerando el lugar debería deberle más.

–Le hemos estado pagando continuamente, pero la situación ha complicado las cosas, por eso no le hemos cancelado lo que se debe, pero lo haremos– dijo una señora cargada a una pequeña que no pasa de los tres años.

–Lo siento, pero ya no se puede hacer más– dijo El Sr. Salas y se retiró – por cierto, cantas bien Evelyn – dijo acercándose a la puerta donde se hallaba Elena sonriendo más de lo debido.

– ¡Espere! – Dije antes de que cruzará la puerta – yo le cancelo los veinte mil – dije sin creerme ni yo mismo lo que estaba por hacer. Salas se había quedado quieto a medio paso y Elena congelo su sonrisa desquiciada y convirtió todo su rostro en un gesto de confusión mezclado con asombro, la gente en general se reviro a verme atónitos por mis palabras.

– ¿Qué has dicho Evelyn?– menciono Elena

–Lo que oyó –dije – yo le doy los veinte mil – volví a decir para que entendiera que no estoy de bromas.

–Disculpa niña pero ¿sabes lo que son veinte mil dólares? – dijo un señor de avanzada edad.

–Sí, y no es que me sobre el dinero, pero se los puedo dar, como un préstamo si quieren y según puedan me lo devuelven – le dije y casi me da algo al ver como sonreía de alegría, devolviéndole una sonrisa quite mi mirada de él y vi a los demás que también se hallaban sonriendo, quizá por terne la esperanza de salvar su hogar.

–Señorita – llamo Salas – tenemos que hablar – menciono y yo asentí.

–Por supuesto que sí, pero ahora no, estoy con mis amigos y no los pienso dejar, así que no se moleste yo lo llamo para entregarle el dinero mañana – le dije y me encamine a donde estaba la mayoría.

–Aquí le dejo mi tarjeta entonces – dijo asentando un papelito azul en una mesa y se fue, seguido a ello Elena término de verme de forma asesina y se retiró haciendo sonar sus tacos de metro y medio.

– ¿ya no nos vamos a ir mami? – dijo un pequeño a su madre.

–No ya no – le respondió ella rodeándole las lágrimas.

Con ese mini diálogo todos los presentes estallaron de alegría, familias enteras dieron un suspiro de alivio y los músicos lanzaron su mejor música y empezaron a bailar.

–Muchas gracias Evelyn – dijo alguien a mis espaldas y al girarme vi que era Slederman.

–No hay de que amiguito, se lo que significa pasar esto – mencione y sin darme cuenta dos chiquitos de no más de 5 años llegaron a rodearme con sus bracitos.

–Muchas gracias señorita – dijo uno de ello y el otro saco una de esas flores pequeñas de color blanco con cinco pétalos y un tallo delgado.

–Ow, que lindos – dije al ver lo tierno de su acto – No hay de que – mencione tomando su pequeño detalle y luego salieron corriendo a donde supuse estaban sus padres.

Se podría decir que toda la gente se levantó a bailar, los que ante renegaban a moverse ahora lo hacían sin parar, todo tenía un motivo y el suyo de no tener muchas ganas de bailar, fue por su preocupación a perder su hogar, pero ahora lo tenían asegurado, sé que Iván no lo tomara muy bien al principio, pero lo voy a convencer.

Mi madre había realizado cientos de donaciones antes e Iván era muy consciente de eso, así que no creo que se sorprenda mucho.

Pase junto a todos un rato más y luego me despedí porque mi vuelo salía dentro de una hora, y hasta salir del hotel tomar mis cosas e ir al aeropuerto llegaríamos por las misma.

Antes de irme entre todos me entregaron una pequeña cajita que dentro contenía una cadena de plata y de ella había un dije en forma de trébol hecho por cristales de color verde agua, no sabía cómo reaccionar con detalles tan pequeños que cargan grandes sentimientos.

Fue muy bonito pasar mi último día en Irlanda con ellos, en resumidas palabras me volví a sentir viva con todo lo que paso en este día.

Slederman me fue a dejar en el hotel como había dicho, ahí me despedí de él luego de haber compartido números para seguir en contacto, Luego de verlo marcharse me adentre al hotel para sacar mis cosas e ir en busca de las demás chicas para ya dirigirnos al aeropuerto.

Cuando estuve saliendo de la habitación me encontré con Thalía, luego apareció Marcela y entre las tres fuimos fuera del hotel donde ya estaba el coche esperando, fuera de él se hallaba María caminando de un lado al otro sobándose los brazos con desesperación.

– ¿Dónde se metieron?, estoy que me muero de frio y quiero subir ya al coche – dijo María al vernos.

–Pues sube al coche o acaso esperas que te carguemos para que subas– menciono Marcela.

–Subir sola, ahí – dijo señalando el coche – no hombre, acaso quieren que me muera con las dos cacatúas que están ahí, yo paso – menciono y entre las tres fue difícil contener la risa, estaba mal insultar de esa forma a las personas, decía mi parte buena, pero mi parte perversa me excusaba diciendo que era gracioso.

–Déjate de cosas y sube – dijo Thalía.

–Pues que más queda – dijo rendida y se encamino al coche con la cabeza baja, como quien viene perdiendo una guerra. Nosotras tres dejamos nuestro equipaje para que el señor trajeado que teníamos cerca lo colocara en el coche para irnos, estando cerca de María, ella tomo a la más cercana que era Marcela y la empujo dentro del coche – ándale tú eres la valiente que entra primero luego de las cacatúas – dijo y Marcela la miro con cara de pocos amigos ya que termino cerca de golpearse con el filo de la puerta del coche.

–Te la paso solo por ser tu María – dijo Marcela y termino por subir al vehículo.

La siguió Thalía y luego la seguí yo, cerrando la puerta el coche emprendió su camino y al llegar al aeropuerto Elena nos guio para abordar el avión, justo antes de que apagar mi celular me entro una llamada de Iván, vi la fila de abordaje y decidí contestarle, tenía tiempo.

–Hola – dije después de presionar el botón verde.

–Evelyn ¿Qué fue lo que hiciste? – dijo él del otro lado de la línea y claramente se lo escuchaba molesto.






Gracias por leer

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Besos y abrazos


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