Capítulo 19
Evelyn
Madre del perpetuo socorro
Realmente no entendía nada de lo que pasaba, el espacio tiempo se había detenido a mí alrededor con tan solo ver sus ojos azules.
El miedo y el terror que sentía dentro de mi pecho se fueron apaciguando hasta desaparecer.
En cierto modo logro domar esa tormenta que dentro de mis pensamientos se desataba, y con sus caricias casi que no me da una parálisis.
Lo que más me desconcertaba de todo, era que ni siquiera me daba la molestia de querer apartarlo.
Es más, me daba la extraña sensación de querer tenerlo más cerca.
Y no sé desde que inoportuno momento empecé a perder mi propio control, colando mis manos por su brazo, al que me agarre con fuerza luego de todo se apagara.
No distinguía ni hasta donde planeaba llegar, lo que si sabía era que necesitaba un soporte para no caerme.
Su aire, su calor, su aroma.
Todo
Estaba que me moría.
Y cuando su rostro estaba a la par con el mío, hasta mis pensamientos desaparecieron, lo único que llegue a sentir a más de la frescura de su aliento fue el roce más dulce de sus labios al borde de los míos, que sin consentimiento alguno se entreabrieron dejando un libre acceso a su aire.
Esa sensación que lleno parte de mi alma provoco el cierre de mis ojos y el abrir de mis sentidos.
En ese momento y solo ese momento todo quedo en mi perdición total.
Sus Labios se encontraron con los míos y como si fueran dos piezas encajaron a la perfección en un rítmico movimiento que no era capaz de asimilar.
Su mano que se hallaba en una caricia del cielo se adentró entre mis cabellos atrayéndome a su boca, que sin palabras para describirlo, me robaban cada aliento. Lo peor era que lo seguía. Sin embargo intente alejarlo, porque sabía que no estaba bien, nada de esto tenía una mínima de sentido, y lo único que podría ocasionar era problemas.
No obstante él no parecía tener la misma percepción que yo de la situación, tanto así, que llegue a sentir su brazo rodearme la cintura para acercarme más.
De ese inesperado gesto, lo poco que había llegado a alcanzar en lentas y suaves caricias, se convirtió en algo más que temía llegara más que lejos.
Sus labios se abrieron terreno invadiendo cada parte de mí, que sin duda aún no tenían intenciones de reaccionar y que se dejaron llevar.
No era mi intención ceder, pero tampoco lo podía detener.
Dios mío.
No fue sino hasta que el aire me empezó a hacer falta que insistí en alejarme, y creo que ahí concordamos por fin.
Pero ni a eso nos habíamos separado lo suficiente.
Su frente contra la mía dejaba demasiados motivos para seguir, pero no, no, no, eso no podía ser, nunca debió ser.
Madre mía.
Ya me daba hasta miedo abrir los ojos y comprobar que era verdad.
Lo... él... nos...
No puede ser.
Debía irme, tenía que alejarme de él ahora.
Pero como.
La penumbra aun nos rodeaba, y el miedo aun deambulaba ahí cerca.
Me arrepentía tanto de a ver dejado mi bolso adentro en el vestuario junto al de María, por querer ayudarla, bueno fue por una noble causa sin embargo no fue lo mejor.
Y hasta le había pedido a Thalía que los trajera y no lo hiso tal parece.
De lo omitido que se encontraba el mundo, ahora ya podía oír algunas voces, y algo más.
Como si se trata de interruptores enormes, dieron ese sonido que aleta su funcionamiento.
Me gire un poco a ver las repentinas luces blancas y enormes que comenzaron a ir de un lado al otro reflejando cada uno de los escenarios y las pocas personas que ahí dentro aún estaban.
La gran mayoría al parecer se fue por el apagón, y según lo que decía esas voces algo lejanas, debíamos ir por una de esas linternas enormes para tomar lo nuestro, cambiarnos e irnos.
Ya mañana arreglaríamos todo.
De parte nuestra en el grupo, alguien parece ya a ver ido por esa linterna monstruo, y esta se acercaba para el lado donde estaba con Eliam, y no era para más aquí estaba todo lo de ellos.
Ya distinguí con exactitud de donde venía la luz, así que sin pensarlo dos veces me zafe del agarre de Eliam y me fui a su encuentro.
Al pasar el corto trayecto de los telones al escenario me encontré con Thomas que me dio directo con la luz en los ojos, y por lo cual me quede ciega por unos segundos.
–Hey!!! – fue mi única reacción
–Hay perdón Eve– dijo al verme– todos están del otro lado pensé que estarías con ellos, pero ya estás aquí ¿me ayudas con las cosas? –
–Claro– le respondí y no sé porque todo a mi alrededor temblaba, empecé a sentí un frio descomunal que por poco y me mata.
Lo ayude a tomar las cosas que entre ellos más Thalía habían guardo en ese rincón del escenario, seguido a ello le pedí que me acompañara a ver mis cosas y las de María dentro de la habitación crema.
Acepto y una vez que tuvimos todo los encontramos cerca de la puerta de salida.
– ¿Hablaron con alguien? – pregunto Thomas mientras entregaba los bolsos a sus correspondientes dueños y dueñas.
–No hay nadie, se fueron – respondió Ed entre enojo y decepción.
–Lo mejor sería esperar al Lunes para salir de dudas, de algo debió valer lo que hicimos– menciono Thalía queriendo apaciguar el enojo de él.
–Pues ojalá – aporto María.
Luego de compartir una que otra palabra cada uno se fe retirando hasta que me quede con Thalía.
Entre las dos nos encaminamos a un pequeño puesto de comida rápida que aún se encontraba en atención.
No compartimos casi nada hablando, pero ese poco que ella me decía prácticamente me demoraba en comprender.
Mi mente no se hallaba en condiciones de querer entender el mundo, me sentía... como decirlo, ausente en mi misma.
No me cabía en la cabeza lo que paso hace tan solo minutos, no sabía ni con qué cara lo volvería a ver.
De lo que si estaba segura es que fue un total error, uno que me traería muchas complicaciones.
Lo que si espero y deseo es que no se vaya a enterar Eva.
***
Iván al día siguiente me saco de la academia y me llevo a una playa cercana, con el fin de distraerme un poco.
Está sirviendo un poco, en realidad me la pasaba pensando el que pasara de ahora en adelante, y que será de mi vida realmente.
No se puede ocultar al sol con un dedo, sin embargo eso estoy tratando.
–Eve!! –oí el grito de mi adorado tío cerca de mi oído.
–Que!! – le respondí asustada.
–Te llevo llamando más de media hora, ¿en qué piensas? – cuestiono quitando su mirada de la carretera por breves segundos.
–Yo... no se estoy cansada– le dije queriendo evadir la verdadera respuesta, que tenía un nombre y que no me dejo dormir– mejor dime que paso ayer, ¿Por qué el apagón? –
–Aún no se sabe – me respondió – la caja de control se encontraba averiada, y quien sea que lo hiso no dejo huella alguna, lo que sí, dejo la apariencia de que una rama cayó encima provocando el daño, pero a mí no me convence–
–Eres el único que piensa así – mencione y el asintió con la cabeza– bueno, tarde que temprano se revelara la verdad–
–Ojala Pequeño gremlin, ojala –dijo y no pude evitar poner mi mirada en blanco al oír cómo me llamo.
Llegamos a la playa en eso de una hora, era especial según me dijo Iván, así que valía la pena esperar y soportar el insufrible calor que empezó a hacer.
De algunos edificios y pavimento, el suelo se estaba convirtiendo en arena y el entorno se llenaba de palmeras.
De lo que miraba atentamente el suelo, eleve mi vista y me topé con un cielo azul hermoso, me hubiera quedando viéndolo más tiempo, pero me lo recordaba a él, y si eso pasaba recordaba lo que paso anoche, y no, no quería seguir pensando en eso.
Baje mi mirada hasta tenerla a un nivel normal del suelo, y me percate de varias sombrillas de colores en la lejanía, a medida que nos acercábamos vi que en un extremo cerca de unas palmeras habían un grupo jugando vóley, luego seguía la fila de sombrillas relucientes al sol, y personas separadas de las mismas queriendo tornar su piel tostada.
Iván se fue adentrando en el estacionamiento que era repleto de palmeras y autos, ya me hice a la idea de pasar unas cuantas horas buscando un lugar para estacionar el Volvo de mi tío pero no.
Llegó a un lugar apartado, uno donde cada cierto metro había un auto.
– ¿Te gusta? – llegó a preguntar mi tío cuando apago su auto.
–Se ve interesante– concluí luego de ver las chozas blancas llenas de algunas personas con un coco en la mano.
–Baja hay un lugar en concreto que quiero que veas – dijo tomando la iniciativa.
Lo imité y me propuse a seguirlo.
La madera blanca de los escalones de entrada crujía levemente al pisarla, eso me parecía algo divertido, y no espere mucho para pasar por el mismo escalón varias veces.
–Oye camina, no quiero que te me pierdas – Dijo Iván sacándome de mi juego, no fue hasta que lo vi lejos que subí los escalones y corrí donde él tomando enserio lo que me decía.
Soy muy propensa a perderme lo admito, hasta ahora me acuerdo cuando mi mamá tubo que anunciarme por los parlantes de un centro comercial para hallarme.
Continúe siguiéndolo hasta llegar a un balcón que se abría para ir al mar, y desde ahí todo se veía hermoso, La única palmera que se hallaba cerca se balanceaba levemente por el viento, las sobrillas de algunas personas brillaban como perlas con el sol, y el choque del cielo y el mar fue lo máximo, el azul que formaban al unirse ahí en la lejanía era espectacular, los degradados de ese azul a medida que se alejaba también era impresionante, me sentía dentro de una pintura y fue hasta que el azul se tormo turquesa que lo volvía a recordar.
Debía sacármelo de la mente sea como sea.
Continúe divisando mi alrededor en busca de algo más pero ese color no desaparecía y el momento que habíamos compartido tampoco se movía, estaba ahí en la parte central de mi mente. Con el deseo absurdo de volverlo a vivir.
Solo a mí se me ocurre desear ese tipo de cosas.
***
Llegamos a un lugar algo apartado de las personas, la arena se empezó a ausentar y las piedras tomaron su lugar.
Enormes y de un color blanco grisáceo, con pintas oscuras que relucían fuera y dentro del agua cristalina.
A medida que más caminamos nos encontramos con un pasillo hecho de madera y debajo de este un muro de tierra rellena de rocas y algo de verdes.
La madera invadía el límite del muro inicialmente, luego de unos cuantos pasos se extendió y junto a barras de madera se sostenía para abrirse hasta llegar al mar formando un puente.
Continuamos hasta llegar donde un mini abismo, las rocas se acabaron y dieron paso al extenso mar azul de detalles turquesas que me empezaron a atormentar.
–Ves esas palmeras unidas inclinadas al mar– dijo mi tío señalando el lugar con su dedo índice.
Lo veía, estaba cruzado la poca agua que había de por medio, cerca de un muro de tierra oculto de todo y todos.
–Si – le respondí.
–En esas palmeras hay una cuerda para lanzarte al agua– empezó a explicarme sin quitar su mirada del lugar– me acuerdo que de ahí lance a tu mamá – dijo con una sonrisa triste, y solo en ese momento me di cuenta de que no soy la única que sufre por su perdida– según ella probaba su valentía, y estuvo decidida hasta que tomo de la cuerda – me conto, y de cómo miraba tan concentrado el lugar, suponía que él la veía haciendo todo lo que me decía– se quiso echar hacia atrás pero la empuje, y cuando tuvo la oportunidad casi me ahoga por lo que hice– termino riendo, pero sabía que por dentro lloraba y lo entendía
– Luego entendió algo y me dijo que hice bien en empujarla, ella decía que no sabía lo fuerte que podía ser, hasta que le toco serlo en ese momento para no ahogarse –continúo diciendo y tenía razón – no sabía nadar para ese entonces, así que entendí lo que me quiso decir– dijo y más o menos comprendí a donde quería llegar, no he sido la misma lo admito, pero una parte de mi yo antiguo se quedó ahí tirado en la avenida y la otra se fue con mis padres dentro de esa caja café lacada 3 metros bajo tierra.
–Eve tanto tu padre como tu madre no querrían verte así, deberías tan solo recordar lo bueno que viviste con ellos, ya no el accidente ya...–
–Es inevitable – me excuse interrumpiéndolo – solo basta con cerrar los ojos y estoy ahí otra vez –
–No todo es malo Eve – menciono tomando de mi hombro.
–Todo sucede por algo – complete las palabras de mi madre– pero es difícil aceptarlo–
–Difícil pero no imposible – me animo y creo que debo darle todo el crédito, porque si tiene razón.
–No prometo nada, pero lo voy a intentar – dije para no matar sus esperanzas de que pueda tener una vida normal y tranquila sin mis padres.
–Bien pie pequeño – dijo y tan solo pude responder con una de las pocas sonrisas sinceras que tenía, y que solo una persona más a parte de el me a logrado sacar.
El resto de la mañana y tarde nos la pasamos ahí, el lugar y la comida era espectacular, y estuvo bien hasta que tuve la loca idea de tirarme de la cuerda donde tiempo atrás mi mamá se tiró, o mejor dicho, la tiraron.
Primero me asegure no tener a Iván cerca, y antes de siquiera pensarlo me separe del suelo y me sumergí en el agua.
Estando ahí en el fondo alcance a entreabrir los ojos y ver la belleza del mar, los colores de las distintas rocas, ver uno que otro animalillo nadar, esas simples cositas que adornaban lo demás era espectacular y los que se encontraban viviendo ahí ya me estaban dando motivos para aceptar todo lo ocurrido y lo que está por ocurrir.
Aunque tenga una tormenta arrasando con mis sentimientos, ya todo estaba como que tomando forma.
Solo espero ser fuerte como mi madre lo fue, para soportar y enfrentar la vida de una forma más tranquila.
Aceptando todo lo que ocurre en la misma.
Gracias por leer
un abrazo enorme
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