Capítulo 1
Evelyn
Ya han pasado 3 días, tres largos días.
Donde el tiempo se volvió lento, demasiado lento.
Cada segundo parecía un siglo completo.
Aún no lo asimilaba, deseaba tanto que se tratase tan solo de un sueño, pero al ver mi brazo recordaba todo.
La avenida, rodeada de árboles, colinas cubiertas de pasto, extensas llanuras que dejaban ver cultivos, casas y animales.
Haber pasado el verano en casa de mis abuelos fue lo mejor.
Mamá venía hablando muy animada de la receta que le confió su suegra, el pai de manzana, hablaba con una emoción única y bueno ganarse a la suegra no es algo fácil, mucho menos que te de su receta del postre preferido de su hijo consentido.
Él por su parte solo se limitaba a ver la avenida y a de vez en cuando mirarla.
No podía negar que tenía los padres más enamorados del planeta, y me gustaba.
Teníamos unas 5 horas de viaje y para la hora que salimos estaríamos llegando a casa en los Ángeles al caer la noche.
El sol ya se ponía en el horizonte Amarillos, naranjas, rosados y rojos se extendían por el cielo, matizando cada centímetro del mismo, los últimos rayos de sol jugueteaban de un lado al otro entre las colinas que aún se veían, las aves también las acompañaba con su vaivén y cada cierto tiempo solían lanzar un silbido encantador.
Paso poco tiempo y todo se fue tornando oscuro, los rojos se volvieron purpuras, violetas, y así hasta caer en un azul eléctrico adornado de varias estrellas.
–Eve te vas a enfermar cierra ya la ventana–menciono mi mamá refiriéndose al frío intenso que comenzó a hacer, le hice caso.
Las luces de los postes en la avenida era lo único que nos alumbraba, la brisa que antes nos abrigaba se volvió fría, tanto que congelaba la piel a su simple roce.
Dentro del coche seguía sintiendo frío entonces le pedí a papá uno de sus abrigos, el asintió y lo tome de la maleta que estaba a mi lado.
Elegí mi favorito, el abrigo negro, desde que se la compro siempre buscaba la forma de quitárselo, ya le he arrebatado muchos de esa forma, pero a él también le gustaba este, así que no pasaba de ser un préstamo.
Según mis cálculos ya faltaba unas 2 horas para entrar a la ciudad, la autopista estaba casi vacía, uno que otro auto avanzaba y pasa de nuestro lado como una estrella fugaz, interrumpiendo nuestra calma.
Hubo un momento en el que pasaron varios minutos y no había más almas en la calle que las nuestras, estuve viendo las sombras de todas las casa y los árboles que ya se hacían muy pocos.
De repente una luz ilumino todo el auto desde la parte de atrás, me gire para ver y eran los focos de un auto enorme.
–Papá– lo llame alarmada, ¿y si perdió los frenos o pretendía chocarnos?
–Tranquila–me dijo fijando su vista en el retrovisor.
No sé qué fue lo que hiso exactamente, pero el auto monstro que había atrás nos rodeó y se fue como alma desesperada.
Atrás del auto, que se encontraba a pocos metros delante de nosotros, aparecieron unas 3 motos, de todas ellas se oían disparos.
Las balas llegaron a impactar una de las ruedas del auto que teníamos adelante, esto hizo que redujera la velocidad de una forma amenazante.
Papá había logrado esquivar con agilidad, pero nuestro coche quedo balanceándose de un lado al otro, y en ese entonces un sonido nos alarmo a todos.
Una de las balas dio con la llanta trasera del coche haciendo que estallara y que el auto se balanceara con más fuerza hasta que comenzó a girar.
La desesperación, la angustia y el miedo eran representados por mis gritos y los de mis padres, todo parecía distorsionado en medio de la oscuridad, traba de calmarme pero no podía, quería pensar que pronto acabara, pero ahí fue cuando todo empeoro.
Chocamos contra algo y por esos escasos segundos que continuaron, sentí que la gravedad no existía, luego todo fue golpes y más golpes, los vidrios de las ventanas estallaron algunos de los cristales giran a mi alrededor, y uno de ellos sentí que se clavó en mi brazo.
Un grito ahogado salió de mí, cerré los ojos para no marearme más de lo que estaba, los segundos parecían eternos en ese auto, no sabía cuánto tiempo debió haber pasado pero si sentía que estábamos lejos de la autopista.
Ya no veía las luces deformes a los extremos del auto, estaba todo tan oscuro que solo un sonido seco me afirmo que nos detuvimos.
El cuerpo me palpitaba, los oídos me dolían horrores, mí garganta se hallaba seca, a mis mejillas las sentía duras y a mis ojos cubiertos de lágrimas.
Con solo respirar todo mi mundo templaba, un parpadeo me mareaba, un movimiento me abrumaba, el pensar todo esto hacia que mi cabeza bombee de dolor.
Poco a poco el sonido sordo que retumbaba en mis oídos desapareció, y se estableció un silencio sepulcral, parpadee varias veces para que todo cobrara algo de sentido y poco funciono.
Todo estaba tan oscuro que daba lo mismo tener los ojos abiertos o cerrados, todo era tan confuso y sin forma, que lo único que distinguía eran sombras.
Solo oía mi respiración y eso me asusto.
-mamá- la llame en un susurro, no respondió- mamá- volvía decir más fuerte para que me oyese, pero tampoco hubo respuesta.
-Papá- lo llame y tampoco me contesto.
Un sentimiento atroz se arrastraba por los asientos del auto hasta llegar a mí, me ahogaba y me estrangulaba, lo sentía como un escalofrió que me recorría de pies a cabeza congelando cada parte de mí, así de feo y traumatizante era el miedo que sentía.
Lagrimas que salían de mis ojos, caían a lado derecho de mi cara, ahí me percate que el auto termino inclinado.
Sonidos salvajes del bosque comenzaron a presentarse, el cantar de los búhos y el aleteo de las lechuzas era lo único que se escuchaba.
Llegó un momento en que su canción nocturna se interrumpió por una alarma, esta se fue haciendo cada vez más cercana y con ello luces empezaron a aparecer, una de ellas apuntaba directamente a mí y cerré los ojos de inmediato por lo inesperada que fue.
–hay una con vida–dijo una voz muy lejana y desconocida.
Varias voces comenzaron a sonar por todos lados, el choque del metal con el metal también se presentó en mis oídos y me abrumo tanto que volví a marearme.
Toda oscuridad fue desapareciendo, hasta quedar anulada por completo.
–Está herida, ¡un paramédico!– volvió a decir la misma voz desconocida de antes.
Luego empezó a haber tanta luz que me perdí en ella.
Pasaron los minutos o tal vez fueron segundos o quizá horas, no podría asegurarlo pero ya no me hallaba dentro del coche, estaba acostada sobre algo firme y cómodo, una parte de mi brazo lo sentía vendado con gran presión, había algo sobre mi nariz y mi boca, este me daba el oxígeno que antes parecía huir de mí.
Abrí mis ojos lentamente y me encontré con un cielo repleto de estrellas, las copas de los árboles y las brumosas nubes impedían su total resplandecimiento.
Gire un poco mi cabeza en busca de mis padres, si yo sobreviví, ellos también.
¿Verdad?
Entre tanta gente que sin saber había llegado, distinguí el auto totalmente destruido, apoyado en un árbol, fue terrible ver las condiciones en las que se hallaba, parecía que nadie hubiera sobrevivido ahí dentro.
Una idea errónea se hiso en mi cabeza y la deseche, seguía buscando a mis padres en alguna camilla o tal vez tirados en el piso siendo atendidos por los paramédicos, pero no encontraba nada.
Lo único que mis ojos captaron fueron dos sacos negros a un extremo del auto.
No
Dije en mi subconsciente, no podía ser cierto, debía tratarse de alguien más, pero al no encontrar alternativas me hice al dolor de la cruda realidad.
A pesar de estar conectada a un aparato de oxígeno, este me comenzó a faltar, todo mi mundo se vino al suelo, mi alma se desprendió de mi cuerpo, no sentía nada.
No podía oír, no podía gritar, no podía hacer nada, solo ver la desgracia, la soledad que apareció entre la oscuridad que había mas allá en el bosque y desde ahí parecía burlarse de mi dolor, todo perdió sentido en ese momento.
Los siguientes dos días permanecí en un hospital, mi única herida grave había sido mi brazo, o ni siquiera eso, la parte inferior de mi brazo.
Varios vidrios rotos se habían clavado ahí, y por esa herida casi muero desangrada, la suerte que corrí fue que las filosas figuras no tocaran mis venas.
Como me hubiera gustado que a mis padres les hubiera tocado también algo de suerte, nadie me quiso decir que les ocurrió, lo que si me confirmaron era que ya no los tendría a mi lado.
Pase llorando bastante tiempo, fueron días muy difíciles donde no me apetecía hacer nada, simplemente quería desaparecer, no comía ni dormía, me llevaron a un psicólogo para que me ayudase pero ni eso funciono, y sabía que nada funcionaria.
Me quede sola
En esa idea me escondía, porque nadie había llegado ni siquiera a verme, pase enterrada en una cama de hospital hasta que un día, uno de mis Tíos llego.
El me dio una charla de reflexión y consuelo.
De todo lo que me dijo, lo que más me acuerdo son las palabras que sabía decir mamá, antes de ir de viaje y dejarme sola con una niñera o con él, y ahora las utilizaba.
–si quieres derrumbarte concede, si no, no lo hagas, así todo el mundo te abandone o desaparezca, el poder está, en ser tú. Solos llegamos y solos nos vamos, hay que aprender a convivir con la soledad, tomarla como una amiga, y si tienes la oportunidad de ser acompañada aprovéchalo, pero no te aferres a eso–
Él se quedó conmigo varios días, y en ese tiempo comprendí cada palabra que me dijo, llegue a la conclusión de que todo sucede por algún motivo, y si aún sigo aquí debe ser porque aún hay algo que me espera.
Iván era uno de mis tíos preferidos, siempre llegó a cuidarme cuando mi mamá o mi papá no podían, cada vez que regresaba de algún viaje me traía algo, o cuando era mi cumpleaños llegaba con una sorpresa, él y mamá dirigían una cadena de comerciales, viajaban en busca de modelos que les sirviera para lanzar un nuevo producto o para promocionar la venta en un local.
Eso hacían entre los dos, pero mi mamá llevaba las riendas del negocio, así que Iván decidió poner su propio puesto de trabajo y consiguió colocar un estudio de grabación junto con otros compañeros, él se convirtió en el jefe del lugar y ha prosperado mucho, no se lo puede negar nadie.
Con tener una estabilidad completa hizo de su estudio algo más, tipo una academia de futuros actores o actrices, todo lo que tenía que ver con jóvenes inclinados a la actuación o el modelaje estaba ahí.
Aprendían y hacían el trabajo de un auténtico actor, actriz y/o modelo.
Era muy interesante lo que hacían, interpretaban películas, videos musicales, novelas y los que enserio se lucían llegaban a salir a la pantalla grande, los que no solo hacían de extras o continuaban practicando.
Luego del accidente y de haber quedado huérfana, el decidió hacerse cargo de mí, tengo 16 años así que era él o la casa de recogidos de los Ángeles.
Asi que ahí estaba, en su auto camino a Hollywood.
O mejor dicho las afueras de Hollywood, su negocio llegó a ser tan grande y exitoso que construyo toda una comunidad, ahí los estudiantes vivían, estudiaban y trabajaban, claro los que llegaban de otros lugares, lo moradores de la zona solo llegaban a trabajar y a estudiar.
–¿Eve? – pregunto de la nada
–Mmmm–respondí sin quitar mi cabeza de la ventana del auto.
–No vayas a dormirte otra vez–se quejó.
–Estoy aburrida– me queje más– ¿Por qué tuviste que hacerlo muy lejos?–
–Fue el único terreno que me ofrecieron, ¿qué esperabas que hiciera? –
–A... no sé, exigir o demandar un lugar más cercano para que tus sobrinos no se aburran con el viaje largo– respondí levantándome y mirándolo con cara de poco amigos.
–Lo tomare en cuenta a la próxima–mencionó negando con la cabeza y riendo.
– ¿Qué es tan gracioso? – pregunte cuando vi que no dejaba de sonreír.
–Tú cara– respondió mirándome por un momento, cuando volvió su vista a la calle comenzó a sonreír más.
–Bueno, tu cara no es que este apta para las cámaras–me defendí.
–Auch –dijo con un acto teatral, digno de ser gravado–Ese fue un golpe bajo Evelyn, no soy tan feo–
–Entonces ¿por qué no tienes esposa? –
–Óyeme –dijo alterándose de forma dramática –que quiera vivir solo y libre no quiere decir que sea feo–
–Aja... si, te admiro por tu autoestima –mencione aplaudiendo–No todos lo consiguen–
–Es imposible hablar contigo, lo sabias– menciono con un rostro dolido, si no lo conociera ya me hubiera sentido mal, pero no me convencía. –Me lastimas con tus comentarios–
–Eres un dramático –dije riendo por su actitud de damisela lastimada.
– ¿Te burlas de mi dolor?– pregunto cambiando radicalmente de gesto.
– ¿Quién?, yo –le respondí dolida– ¿qué clase de sobrina crees que soy? –le pregunte molestándome– yo si acepto a mis tíos raros, solterones y feos, que para suerte solo hay uno y está aquí–
–Evelyn–dijo luego de varios segundos, tuvo un tono tan serio, que casi le creo–te digo algo que nunca pensé de ti– ok ya me asusto, sí creo que me pase.
–Qué– le dije sin poder disimular el miedo al haber metido la pata
–Eres una enana desalmada–respondió con un enojo fingido como antes–no pensé que mi hermana fuera a crear un monstruo diminuto como tú–
– ¡¡Oye!! –Le reclame – no soy un monstruo, ni tampoco diminuto–
– ¿Entonces qué eres?– pregunto con risas– una version nueva de pie pequeño –sugirió– no, no un gremlin enfurruñado, eso eres–
–Válgame el cielo, me las voy a cobrar–advertí con mi mejor cara de enojo pero al parecer más risa le causo.
–Sí, quiero ver tus agallas–dijo tratando de controlar su sonrisa desquiciada–haber pequeño gremlin muéstrame tu poder–
Ok con eso último hasta yo me reí, sin duda Iván era el mejor tío del mundo agradecía mucho tenerlo.
Espero les guste
Tambien espero sus comentarios y votos
Un abrazo enorme.
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