Prólogo

La joven pelirroja llegó al reino Clarines con un objetivo en mente ser la mejor herbolarista y convertirse en farmacéutica de la corte, ese era el camino que había elegido. Pero todo en ella cambió después de esos dos largos años de estudio en Lyrias, sus sueños y metas eran diferentes. Hasta la idea de estar junto a Zen y casarse con él ya no la emocionaba tanto como antes.

Ella deseaba viajar a otros lugares para aprender mejor de la medicina así como fue en Lyrias quería expandir su conocimiento y su compañero Ryu también deseaba lo mismo que ella. Por eso aquella mañana de camino a la farmacia iba decidida a pedirle a su jefa que les permitiera viajar a otros lugares donde pudieran tener más conocimientos y experiencias como farmacéuticos.

—Jefa Garack quería hablar de algo con usted si tiene tiempo— hablo la chica con amabilidad

—Shirayuki-Kun que sucede? Ven toma asiento— le indico la silla frente a ella —supongo que es lo mismo que quería decirme Ryu—

—Jefa con Ryu queremos ir a otros lugares para estudiar en profundidad la medicina— lo decía con determinación —después de regresar de nuestro viaje en Lyrias nos dimos cuenta que aún hay muchas cosas que no conocemos—

—Lo entiendo perfectamente, pero ¿Qué harás con respecto a su Alteza Zen? Recuerdo que ustedes estaban casi comprometidos— aquella pregunta era lo que quería evitar —no te estoy negando tu petición solo quiero que lo pienses mejor y de ahí se lo pediré formalmente al Rey Izana—

—Esta bien...— suspiraba mientras se levantaba dando una reverencia y salía de la farmacia en dirección a los jardines

Se dirige específicamente a ese lugar pues ahí podía pensar con más tranquilidad y claridad. Desde hace ya un tiempo se sentía tan lejana a Zen, el siempre estaba ocupado por sus obligaciones como príncipe. Hasta se podría decir que Obi es quien más tiempo tenía para ella, obviamente porque era su guardaespaldas y su amigo. Lo extraño era que cada vez que Obi no estaba a su lado sentía un vacío, como si le faltara algo para ser ella misma cosa que con Zen no le sucedía a pesar que él estuviera ocupado siempre no lo extrañaba tanto como antes.
Al llegar a su destino se recostó en el césped mirando el cielo azul sin rastro de las nubes, cerró sus ojos un momento relajando su cuerpo pues lo sentía bastante tenso. Cuando los volvió a abrir se topó con los ojos felinos de Obi.

—O-Obi! — un pequeño sonrojo se instaló en sus mejillas — ¿Hace cuánto que estás aquí? —

—Damita lamento asustarla— con una suave risa extendió su mano para ayudarla a levantarse —estaba recostado en el árbol la vi llegar y no la quise molestar, pero parece preocupada por algo—

—Supongo que para ti ya es fácil saber cuando estoy bien o mal— aceptó la mano del chico quedando frente a frente y teniendo que elevar ligeramente su mirada pues él había crecido considerablemente —fui a ver a la jefa Garack, quería pedirle que nos dejara viajar a Ryu y a mi a otros lugares para aprender más igual como lo hicimos en Lyrias—

—Le dijo que no entonces? — él apoyaría a su damita en lo que fuera y iria con ella donde sea que quisiera, se lo prometió cuando estuvieron en Lyrias que estaría a su lado siempre

—No es eso, pero me dijo que pensara mejor todo pues significa que dejaría atrás mi compromiso con Zen— suspiro bajando levemente su mirada, era incapaz de ver a Obi a los ojos en este momento —yo ya no se si quiero casarme con él... Desde que volvimos de Lyrias todo es diferente, mis sentimientos ya no son como antes—

—Damita... Debería decirle al amo— por dentro se sentía egoísta pues la mujer que ha amado durante un tiempo no quería seguir junto a su pareja y eso lo ponía feliz aún si la situación no era la mejor —si no se siente segura de dar ese paso tiene que hacérselo saber—

—Tienes razón, debo ser sincera con Zen— lo mira nuevamente y ahora se notaba su decisión tan solo en sus ojos —gracias Obi— una dulce sonrisa se reflejó en el rostro de la joven

—No es nada, sabe que siempre estaré para ayudarla— le devolvió la sonrisa —no me gusta verla triste— sin poder contenerse levantó una mano y acarició suavemente la mejilla de la joven

Shirayuki se sonrojo levemente por la acción del chico frente a ella, pero no se apartó en ningún momento. Hace tiempo que había comenzado a sentir algo más que amistad por su guardián, desde que estuvieron juntos en Lyrias por dos años. Fue él quien siempre estuvo a su lado y podía ser ella misma solamente junto a él. Obi no podía creer que su Damita no lo apartara, no quería crearse falsas esperanzas que quizás ella correspondía sus sentimientos.
Permanecieron así un rato mirándose hasta que escucharon la voz del segundo príncipe de Clarines.

—Shirayuki! Obi la encontraste que bueno— ambos se apartaron justo antes que llegara Zen —estás ocupada? Quiero hablar algo contigo— se rascó una mejilla levemente nervioso

—Los dejaré solos amo— dio una reverencia a ambos —nos vemos más tarde Damita— sin mas que decir se retiró saltando entre los árboles como siempre

— ¿Q-Qué querías decirme Zen? — la chica se había puesto un poco nerviosa por miedo que Zen hubiera notado la cercanía entre ella y Obi

—Ven conmigo— tomo su mano y comenzó a caminar por el jardín —necesito preguntarte algo...— se detuvo un momento para darse vuelta mirándola fijamente

En ese momento Zen se arrodillo frente a ella tomando sus manos, la intensidad de su mirada demostraba la seriedad del momento

—Shirayuki... ¿Quieres casarte conmigo y ser mi princesa? — una sonrisa con un leve sonrojo adornaba el rostro del joven príncipe

—Z-Zen... Siento que es muy repentino y yo quería hablar contigo antes— apartó sus manos sonrojada —yo quiero viajar para estudiar más sobre la medicina, ese es el nuevo camino que quiero seguir...—

— ¿Es que acaso no me amas ya? — se levantó de forma abrupta —hace tiempo que las cosas están diferentes entre nosotros—

—Tu estás muy ocupado con tus obligaciones y lo entiendo sabía que iba a ser difícil estar a tu lado— suspiró desviando su mirada —además tu hermano me ha dicho que no podría seguir siendo farmacéutica de la corte porque tendré que cumplir mi rol de esposa del segundo príncipe— eso es algo que no podía creer, no podría seguir por el camino que tanto esfuerzo le tomo conseguir

—Me estas diciendo que por ser príncipe tendrías que renunciar a todo eso? Es decir que yo sea príncipe para ti es una tortura— ya no pensaba en lo que estaba diciendo —yo igual tuve que hacer sacrificios para que mi hermano mayor me permitiera casarme contigo! — esas palabras fue lo que hizo explotar toda la situación

—Nadie te pidió que lo hicieras... Zen idiota...— sin esperar una palabra más de él se fue corriendo de ahí en dirección al bosque

La conversación había salido peor de lo que se esperaba, en ese momento no quería ver a nadie. Necesitaba alejarse, estar un rato sola para pensar en qué decisión tomaría. Aunque ya lo tenía más que claro. No sabe cuanto estuvo corriendo hasta que llegó a lo más profundo del bosque en ese lugar se sentía cómoda, le recordaba cuando era niña y vivió un tiempo con sus abuelos también en un bosque así o también al lugar donde su padre vivía, donde él quería que viviera. Aún recuerda cuando Kazuki quiso que se quedara con ellos. Con esos pensamientos se dejó caer rendida en el césped y no pudo evitar ir quedándose dormida de a poco.

Mientras en el castillo

—Zen fue demasiado inmaduro de tu parte ser así con Shirayuki— le reclamaba Mitsuhide —mira lo que provocaste, la hiciste sentir mal y con eso solo lograras que se vaya definitivamente—

—Mitsuhide ya me siento lo suficientemente mal para que me lo restriegues en la cara... Déjame solo si alguien pregunta por mi diles que no quiero que nadie me moleste, sin excepciones— en este momento no tenía paciencia para nada

—Como tu digas Zen...— el asistente del chico salió suspirando profundamente, su amigo había metido la pata bien al fondo, la joven pelirroja no lo iba a perdonar

— ¿Cómo se encuentra Zen? — esa era Kiki la otra asistente y compañera del príncipe —puedo ir a golpearlo ya? — estaba molesta porque fue un completo idiota, por su culpa ahora no sabía donde estaba su amiga, pues si con Shirayuki se hicieron muy amigas después de mucho tiempo ella la ayudo mucho y viceversa

—Kiki... Por el momento es mejor dejarlo solo— sabía bien que Zen estaba demasiado tenso y que no quería ver a nadie —sabes donde esta Obi?

—La última vez que lo vi estaba en los jardines, creo que buscando a Shirayuki— y no era menor pues la joven más de una vez se vio en problemas por su cabello rojo —desde lo que pasó en Tanbarun se asegura de estar con ella siempre como si fuera su sombra—

—A mi me parece que lo hace por algo más, como cuando le pidió a Zen ir a Lyrias y acompañarla igual a cualquier parte donde ella estuviera— tenía una ligera sospecha del porque el joven de actitud felina hacía todo eso

En el bosque

Obi estaba saltando de árbol en árbol buscando a su Señorita, fue testigo de cómo su amo la había lastimado de la peor forma, con palabras hirientes que a la chica le afectan de sobremanera que tuvo huir de ahí para no derrumbarse frente al que era su pareja. No iba a perdonar a su amo por haberla herido de esa manera.
En este momento lo único que le importaba era encontrarla, no podía permitir que le sucediera algo de nuevo esta vez no se lo perdonaría.

—Señorita... Dónde está? Por favor que esté a salvo— miraba para todos lados hasta que por fin la divisó recostada con su cuerpo apoyado en el árbol
Podía notar a simple vista que había caído rendida de tanto llorar, su rostro estaba hinchado de solo llorar.

—Damita...— susurro suavemente acariciando con una mano la mejilla de la chica la cual se encontraba fría —la llevaré de regreso...—

—Obi...— murmuró ella despertando levemente —Zen te envió a buscarme? No voy a volver si eso es lo que él quiere...— ya no quería verlo, todo lo que le dijo la había lastimado

—Se equivoca el amo no sabe que estoy aquí con usted así que no se preocupe, si no desea regresar puedo llevarla donde usted quiera—

— ¿Dónde quiera? ¿Cualquier lugar entonces verdad? Me lo prometes Obi...— la chica solo quería irse lejos en estos momentos

—Se lo prometí Damita la llevaré y acompañaré donde usted desee— una sonrisa se asomaba en los labios del chico frente a ella

—Llévame a la farmacia primero por favor...— ya no lo iba a dudar más, su nuevo camino estaba lejos de Zen y el país donde él vive

—Como usted desee Señorita— se acercó para cargarla estilo princesa —así llegaremos más rápido, afírmese bien—

—De acuerdo...— pasó sus brazos alrededor del cuello de su guardia para mantenerse firme estar tan cerca de él hizo que su corazón se acelerara y un leve sonrojo apareciera en su rostro esperaba que no lo notara

Para Obi ese sonrojo no pasó inadvertido tampoco el corazón acelerado de su damita, cuando estuviera un poco más tranquila le preguntaría directamente porque había reaccionado así frente a su cercanía.
En un par de saltos estaban frente a la ventana de la farmacia, dentro estaba la jefa Garack y el pequeño Ryu ambos lucían muy preocupados.

—Jefa, pequeño Ryu permiso traje a la Damita— aviso Obi entrando con la chica aún en sus brazos por la ventana

—Obi-kun menos mal la encontraste estábamos preocupados— la jefa suspiro con alivio —iré a avisarle a los guardias que estás a salvo—

—Jefa no les diga nada por favor, no quiero que su Alteza Zen lo sepa— la manera en que la chica pelirroja nombró a su ''novio'' los sorprendió a todos incluso a Obi

— ¿Sucedió algo no es así Shirayuki-san? — esta vez fue Ryu quien hablo —me imagino que hablaste con él sobre lo que deseas hacer de ahora en adelante—

—Así es... Jefa he tomado mi decisión quiero viajar junto a Ryu y Obi y visitar otros lugares donde podamos conocer otros tipos de medicinas—

—Si es así le informare a su Majestad Izana, ya vengo— se despidió de todos con una sonrisa —Ryu ven conmigo necesitare tu ayuda para esto también— se notaba que ambos jóvenes necesitaban un poco de privacidad para conversar

—Entendido, nos vemos luego— se fue dejando a ambos solos

—Obi gracias por estar siempre cuidando de mí— una pequeña sonrisa se formo en sus labios —lamento causarte tantas molestias—

—No diga eso Señorita, usted nunca podría ser una molestia para mi— era ahora o nunca tenía que preguntarle —quiero preguntarle algo y espero no se ofenda—

—N-Nada de eso, dime que pasa Obi sabes que podemos confiarnos lo que sea— en el fondo estaba nerviosa por lo que quisiera preguntarle

— ¿Usted siente algo por mi? — tenía que ser directo pues la joven a veces no entendía las intenciones románticas hacia su persona

—A-Ah... Yo...— esa pregunta la había puesto aún más nerviosa de lo que estaba estando a solas y en cercanía con él —desde que estuvimos en Lyrias 2 años lejos de todos bueno...— movía sus manos con nervios —Obi no se que es exactamente lo que siento, pero se que te veo más que un amigo... mas que mi guardián—

—Yo nunca la he podido ver como una amiga— se acerco tomando las manos de la chica —yo la quiero Señorita, la amo— se agacho a la altura de la joven juntando su frente con la de ella

—Obi...— eso sí que la tomó por sorpresa, en el fondo tenía sus sospechas que quizás él sentía algo más por ella que simple amistad aunque nunca estuvo segura hasta hoy —lo único que tengo claro en este momento es que deseo que te quedes a mi lado—

—Yo iré donde usted quiera ir, no me voy a apartar de su lado— beso suavemente la frente de la chica —le dije que la llevaría donde quisiera ir y que estaría ahí con usted—

—Entonces deseo que vengas con nosotros y dejemos Clarines juntos— le dedicó una sonrisa un tanto sonrojada

—Así será Señorita— respondió devolviéndole la misma sonrisa

Ese sería el comienzo para ambos, lejos de la antigua vida que les había parecido lo mejor hasta ese día. Pero no la tendrán fácil pues el segundo príncipe de Clarines no dejaría ir tan fácil a la que él deseaba fuera su futura esposa.
Sin embargo Obi había tomado la decisión por fin de luchar por el amor de Shirayuki, no se rendiría y tampoco le dejaría tan fácil el camino a su amo como hizo la primera vez. 

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