Prologo
Clarissa
Miro a mi alrededor somos unas 10 personas en esta reunión, comúnmente a estas horas no hay muchas personas, siempre son más en las noches, pero ahora en serio necesitaba venir a una reunión.
Frente a todos nosotros hay una mujer que creo que dijo se llamaba Lucía, imagino que está contando una gran historia, pero por más que lo intento no puede prestar atención.
Mis manos están sudadas, mi estómago se siente extraño como si en cualquier momento fuera a vomitar, no dejo de mover mi pierna derecha en una clara muestra de mi nerviosismo. Doy otra mirada al frente y vuelvo a intentar prestar atención a lo que Lucía dice en un intento de dejar de pensar en lo que me tiene tan nerviosa, pero como las otras veces sigo sin lograrlo.
—Gracias por contarnos tu historia Lucía—miro a Sonia, la que lleva la reunión, ella creo que nota mi nerviosismo y se quién es el siguiente—, Clarissa ¿quieres seguir? —asiento y me pongo de pie.
—Bueno... Yo soy Clarissa—digo. Mi voz suena temblorosa, pero no es por hablar en público la verdad esto lo he hecho muchas veces, lo que me tiene así es la razón por la que vine a una reunión de "alcohólicos anónimos" con tanta urgencia.
—Hola Clarissa—me responden las otras personas del pequeño grupo en el que estoy.
—Soy alcohólica y drogadicta llevo casi dos años sobria y hace un año salí de rehabilitación y hoy tengo mi primera cita en mucho tiempo—y hay esta la razón de mi nerviosismo—, tuve una relación antes de rehabilitación, no fue buena. Nosotros no nos hacíamos bien, pero fue lo último que tuve y ahora tengo esta cita y yo siento que vomitare en cualquier momento—puede que lleve tiempo sobria, pero estas reuniones son necesarias conocer y ver que no eres la única persona que cayó por las adicciones te ayuda a salir adelante y a dar todo de ti para no caer de nuevo —. Antes cuando me sentía así buscaba alcohol o drogas, para tranquilizarme y justamente hoy caer se ha visto tan tentador por eso vine corriendo aquí antes de mi cita.
》Llevo este lindo vestido, me puse estas botas que me regalo mi mejor amiga hace unos años, me coloque maquillaje, peine mi cabello y he estado pensado en temas de conversación, pero cuando pensaba en que podría hablar con mi cita pensé en que pasaría si salí la charla del pasado. ¿Qué digo? ¿Cómo se tomaría saber todo lo que he hecho? ¿Será que algún día alguien me acepte con la enorme maleta que llevo en mi espalda? Y luego de tantas preguntas la tentación de tomar algo para bajar los nervios y para que nada de esto me importe se hizo inmensa.
》No quiero caer, Dios sabe muy bien que no quiero caer, pero no pensar en esas cosas es imposible porque es mi pasado y es algo con lo que siempre cargare, pero no quiero estar sola, cuando entre a rehabilitación recuerdo que tenía un pésimo concepto del amor, mi última relación me había marcado con fuego, pero luego llegué a esta cafetería donde trabajo y vi al matrimonio que es dueño del lugar, también he visto las parejas que llevan años juntas y me dije a mi misma ¿Por qué rayos no puedo yo también tener un compañero de vida? Y es así como terminé en una aplicación de citas y ahora estoy en camino a mi primera cita.
***
—¿Te hizo bien ir a la reunión? —me pregunta Pedro, mi padrino, mientras vamos de camino al Central Park, el lugar donde tendré mi cita.
Cuando concreté por fin una cita le pedí a Mérida, mi mejor amiga, que me acompañará, por que realmente no conocía al tipo, nos conocimos en una de estas aplicaciones de citas, porque, aunque quería salir no sabía cómo abordar a alguien y vi las aplicaciones como un método más fácil y sin tanta presión, pero claro también está la opción de ser vilmente estafada. Así que cuando Mérida me dijo que no me podía acompañar arrastre a Pedro en esto.
—Lo hizo necesitaba hablar con personas que entendieran lo que era luchar contra algo tan grande como querer drogarse, pero al mismo tiempo no querer. Necesitaba hablar con personas que entendieran esa guerra—luego de liberar todo en la reunión me sentí mucho mejor y aunque los nervios siguen ya no son tan grandes como para desear volver a drogarme.
Conocí a Pedro cuando estaba en lo más bajo de mi vida cuando todo ya se había caído, cuando me di cuenta de lo destruida y rota que estaba. Pedro tiene una pequeña tienda en la que entré y luego de decirle todas mis penas el me habló de su experiencia, hablar con él me llevó a comenzar a reformar mi vida y aunque no fue un proceso inmediato y definitivamente no fue fácil, pude hacerle y el apoyo de alguien como Pedro me ayudó mucho.
—¿Como dices que se llama este tipo? —pregunta con una mueca de desagrado en la cara, él no está muy de acuerdo con esto de las citas en línea.
—Thomas y por favor deja de hacer esa cara. Su perfil no se ve mal y lo poco que he hablado con él me hace confiar en que no es un completo rarito—aunque bueno detrás de una pantalla podemos fingir ser lo que queramos, pero prefiero mantener ese pensamiento en mi cabeza.
Hace dos días comencé a hablar con Thomas según su perfil tiene 29 años, trabaja en una compañía muy importante, no tiene hijos, es nuevo en la ciudad y más que romance también busca conocer nuevas personas porque no conoce a nadie en la ciudad así que me pareció alguien bueno por el que empezar creo que nos servirá a ambos a él para tener algún conocido por la ciudad y a mí para ir quitándome los nervios de volver al mundo de las citas.
—Llegamos, estaré por allá—dice señalando unas bancas un poco alejadas de mi lugar de encuentro con Thomas, pero con una perfecta vista por si Thomas resulta ser todo un lunático—, cualquier cosa recuerda hacer la señal—no me deja responder y se va a donde señaló.
Cuando han pasado 20 minutos y no hay señales de Thomas vuelvo a ver a Pedro para hacerle una seña de irnos ya que al parecer me dejaron plantada, pero antes de llamar a Pedro alguien toca mi brazo.
—Perdona ¿Clarissa? — volteo hacia la voz que me habla y vaya que estoy sorprendida, con esto de las citas en línea uno suele ser estafado, las personas exageran quienes son y en muchos casos, la mayoría, mienten en sus fotos. Sinceramente estaba esperando que eso me pasara con Thomas, pero por primera vez en mucho tiempo la vida me sonríe y me muestra que Thomas no es mentira y que en realidad se ve mucho mejor que en las fotos de su perfil—. Siento llegar tarde, pero como te dije soy nuevo en la ciudad y me perdí un poco.
—Está bien, lo importante es que llegaste y entiendo manejar por Nueva York a veces puede ser una locura—comento. Él me regala una sonrisa y !Oh, Santa mierda! ¡Que sonrisa! Este hombre sí que es atractivo.
—Bueno ¿qué te gustaría hacer?
—Hagamos algo simple, caminemos por el parque y nos vamos conociendo un poco más—propongo, el parece estar desacuerdo y volteo a ver a Pedro para hacerle una señal de que todo va bien y puede irse a su tienda. Cuando vuelvo a ver a Thomas el me está mirando con una ceja arriba—Es un amigo, siendo sincera no te conozco y quería tener un refuerzo en caso de que tuviera que huir.
—¿Y qué te hace pensar que ya no necesitas refuerzos? Digo podría verme muy confiable y en secreto ser un asesino serial que quiere conquistarte, para luego llevarte a un lugar y matarte—dice con una sonrisa que me confirma que está bromeando.
—No se llámame loca o alguien que confía con facilidad, pero no me das vibras de Ted Bundy—esta vez suelta una carcajada y con este inicio de la cita mis anteriores nervios quedan en el olvido.
***
—Lo siento, pero no me harás cambiar de opinión, Los gigantes de Nueva York siempre serán para mí el mejor equipo de fútbol americano, puedes irte con tus tontos argumentos de los osos de Chicago a otra parte, porque a mí no me vas a hacer cambiar de opinión—Thomas ríe y parece que por fin se rinde en su intento de hacerme cambiar de equipo. ¡Ja! Solo él cree que traicionaría a mis Gigantes.
—Bien me rindo, tienes un pésimo gusto en fútbol porque es claro que los Osos son mejores, pero eres terca como una cabrá—su comentario solo me hace reír más.
Llevamos ya unas horas de la cita y puedo decir que ha sido increíble, ahora que ha pasado el tiempo y Thomas y yo hemos congeniado tan bien no entiendo porque estaba a tan nerviosa. Thomas es alguien increíble, es divertido, inteligente, humilde, muy apuesto, cuenta muy malos chistes y tiene un mal gusto en equipos de fútbol, pero bueno nada puede ser perfecto.
—Y ¿Por qué te fuiste de Chicago? —desde hace rato quería preguntar, pero no me había atrevido, no sé porque, pero algo me dice que la decisión tiene más que ver que su trabajo y por la forma en la que sus lindos ojos verdes se oscurecen y demuestran dolor me confirman que su trabajo no fue la verdadera razón de este cambio de aires.
No me responde de inmediato y yo tampoco lo voy a presionar, sí tengo curiosidad, pero recién nos conocemos tampoco espero que en una primera cita nos vayamos a contar todas nuestras vidas. Si algo he aprendido en estos últimos años es que todo en la vida es un proceso.
—Mi divorcio—cuando esas palabras abandonan su boca yo detengo mi paso de inmediato. Eso sí que no lo veía venir—. Estuve casado por cinco años y hace seis meses firme los papeles de divorcio, intenté quedarme ahí seguir mi vida como antes solo que, sin mi esposa, pero no pude creo que darme cuenta de que en mi matrimonio nunca hubo realmente amor y viví en una mentira por tantos años no me hizo bien y necesitaba un nuevo inicio.
Me gusta su honestidad, puede que su declaración me haya sorprendido apenas lo dijo, pero no soy quién para juzgar yo misma cargo con un pasado doloroso, por lo que en un pequeño impulso tomo su mano y le doy una sonrisa, creo que estaba asustado por como tomaría esa nueva información, pero como dije todos cargamos con un pasado.
—Entiendo lo que es empezar de nuevo, también tuve un mal amor que tampoco acabo bien, comprendo lo que es ver a tu alrededor y no sentirte cómodo con lo que vez y decides comenzar de nuevo. Todos llevamos un pasado estuviste casado no es algo malo hay veces en que puede que esa persona parezca la correcta, pero tarde te das cuenta de que no era así y aunque duele debemos dejar atrás y comenzar de nuevo—le digo aun sin soltar su mano. Me gusta su contacto.
—Parece que también tienes un pasado duro Clarissa—me mira directo a los ojos, me mira como su buscará las respuestas de todo en mis ojos cafés.
—Hace un año salí de rehabilitación, esta es mi primera cita luego de salir—parece sorprendido y la verdad estoy igual, sinceramente no quería decir eso, pero las palabras simplemente salieron de mí.
—Bueno al parecer si me puedes parecer más increíble—lo miro un poco confundida por sus palabras—. Cuando hablabas sobre comprender lo que se sentía querer empezar de nuevo decías las cosas tan correctas que me pareciste increíble y pensé que no podrías ser más increíble, pero me equivoqué lo eres.
—¿No piensas en salir corriendo? —pregunto cuando noto que estamos más cerca que hace unos segundos.
—¿Por qué debería salir corriendo? —nuestras manos siguen unidas, pero Thomas con su otra mano comienza a acariciar mi mejilla—. Lo dijiste Clarissa todos tenemos un pasado y tengo el leve presentimiento que ambos necesitamos esta segunda oportunidad.
—¿Segunda oportunidad? —creo que me estoy perdiendo algo. ¡Dios! Como que a este hombre le gusta hablar en enigmas.
—Sí, una segunda oportunidad en el amor.
Y así damas y caballeros damos inicio a mi primera historia.
Estoy emocionada ya quiero que conozcan en profundidad a estas dos maravillosas personas y también a todas las personas que los rodean.
Ambos tienen sus pasados, pero como dice Thomas está es su segunda oportunidad.
Espero disfruten lo que será esta historia.
Pronto el primer capítulo.
July.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top