10. El pasado puede volver.

Clarissa

—¿Qué vienes a tratarme como una mierda otra vez? O ¿Vienes a repetirme que fui una interrupción en tu loca sesión de sexo? —estoy enojada y puede que este siendo un poco irracional, al fin y al cabo, yo también me enojaba cuando me interrumpían teniendo sexo, pero llevo horas sin dormir, mi cuerpo necesita ya estar en mi cama, mi cabeza aun duele y ya no es solo dolor de resaca el cansancio se sumó a la fiesta, después mis pies duelen y estoy segura que están hinchados, así que en lo que a mí respecta puedo ser irracional cuanto yo quiera.

» Thomas no estoy de humor ni tengo la energía suficiente para soportar alguno de tus estúpidos discursos, me trataste mal, fuiste grosero y eso me dolió yo iba para abrirme contigo, porque tenía confianza en ti y lo que recibí fue una versión tuya que desearía nunca haber conocido, ahora estoy dolida y enojada y eso no es una buena combinación, así que aléjate de mí por un tiempo tal vez cuando se me pase todo esto decida escuchar el discurso que tengas, pero ahora no te quiero escuchar y mucho menos ver. Así que por favor sal de mi edificio y si algún día se me antoja te llamare ahora vete. —señalo hacia las escaleras y por momento piensa en si hacerme caso o hablar, pero al final toma la decisión de ser inteligente por lo que solo asiente y se va sin decir palabra alguna.

***

La semana pasa normal como cualquier semana antes de conocer a Thomas y se siente bien porque aún sigo enojada y dolía más una que la otra, pero igual aun no tengo ningún deseo de hablar con él y tengo el defecto de ser rencorosa así que puede que pasen hasta meses hasta que mi dolor y furia ya no estén y decida que llamarlo no me hará perder la dignidad, pero igualmente el que le volviera a hablar no significaría que volveríamos a ser amigos, tal vez solo le hable para pedir la disculpa que merezco, no se ya el tiempo me dirá que quiero.

—Deme un Cappuccino grande y una dona—miro hacia el frente y encuentro al dueño de la voz, por un momento había olvidado que estaba en el trabajo, es un hombre guapo tal vez de unos 30 0 35 años, me mira de forma extraña y luego recuerdo que había hecho un pedido y yo solo me quede viéndolo como idiota. Trato de hacer mente a su orden, pero me es imposible recordar que dijo.

—Disculpe, ¿me puede repetir de nuevo su orden? —me da una linda sonrisa y me repite su orden—¿Para comer aquí o para llevar?

—Lo iba a pedir para llevar, pero una linda camarera me hizo cambiar de opinion, así que para comer aquí—joder este hombre sabe ligar, sabe que esta bueno, sabe que tiene una linda sonrisa, sabe que tiene una voz moja bragas y lo mejor de todo es que sabe usar todo ese conjunto a su favor.

—Por supuesto ya le traigo su orden—me doy la vuelta para preparar el cappuccino y tomar un plato para servir su dona, el decide sentarse al frente del mostrador que es al frente mío y pues la verdad no me molesta en lo absoluto.

Le sirvo la dona y la taza con su bebida y decido que es buena hora para empezar a acomodar el mostrador lo que me da la oportunidad de verlo mejor, es castaño claro, sus ojos son marrones y cuando sonríe se le ve un lindo hoyuelo, no puedo ver bien su cuerpo porque está sentado, pero puedo ver que anda ropa casual, una camiseta celeste un poco tallada y le queda fenomenal, pero el resto ya es todo un misterio.

Por alguna razón tengo el sentimiento de que lo conozco, pero luego pienso en si hubiera conocido a tal espécimen de hombre en mi vida me podría haber olvidado de él.

Decido acomodar todo el lugar, ya es tarde y solo queda él como cliente, no hemos dejado de darnos pequeñas miradas y de sonreírnos a la distancia, Caleb aún sigue aquí y de vez en cuando me hace señales de que el chico me está mirando, cosa que me emociona. Tal vez Lorelai tenga razón y necesite tener una noche loca de sexo y conseguir unos deliciosos orgasmos, porque en serio llevo demasiado tiempo sin que un pene que no sea uno que yo compre me dé un orgasmo.

El chico misterioso está terminando lo suyo así que me armo de valentía y me acerco a él para invitarlo tal vez a una cita que podría terminar en una divertida fiesta de pijamas. Me meto detrás del mostrador y él solo me sonríe y cuando voy a hablar él se me adelanta.

—Tengo un mensaje de Evan—con solo esas palabras me congelo, no he sabido de Evan desde hace dos años y ahora me manda un mensaje.

¿Qué mierda? 

Hola perdón por subir tan tarde y tan corto el capítulo de hoy, pero tuve algunos trabajos de la Universidad y hasta ahora tuve tiempo para escribir y estoy demasiado cansada, pero no quería faltar a mi palabra así que tarde y corto, pero seguro. 

Espero les haya gustado este capítulo, perdón si hay errores y mañana de fijo subo 2. 

Y como siempre.

Nos leemos pronto.

July.

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