Capítulo 52
Frederick se encontraba profundamente dormido a mitad de la noche, mientras que yo apenas conciliaba el sueño, no podía creer que conocí a Erin en persona y todo lo que ella se atrevió a compartir conmigo era una locura comprender toda la situación, hasta parecía sacado de una revista de chismes demasiado intrigante para ser verdad, pero nada de eso era una mentira, ella no estaba mintiendo, nadie aquí estaba mintiendo.
Observé el rostro de Frederick a mi lado, su rostro estaba tan relajado que era difícil de creer que una persona como él había pasado, por tanto, lucía más joven y tierno, tan tierno que me daban ganas de aprisionar mi rostro entre mis manos y besarlo, por suerte, contuve mis ganas de hacerlo y no despertarlo.
Por la mañana siguiente, no estaba segura de qué hora era, la habitación estaba iluminada por la luz que traspasaba la ventana y Frederick ya no se encontraba al lado mío de la cama, su lado estaba vacío.
Me levanté de la cama para buscarle, no estaba por ningún lugar de la casa e imaginé que debió salir a correr como de costumbre, hoy no tenía ganas de hacer ejercicio así que busque ropa limpia y me metí al baño para ducharme en lo que Frederick regresaba, una hora después de que yo me bañara e hiciera el desayuno para ambos, Frederick regresó a casa y efectivamente había estado corriendo.
—Buenos días —saludó al encontrarme en la cocina, se acercó con una sonrisa y plantó un fugaz beso en mis labios—, tomaré un baño antes de desayunar.
Dijo antes de volver a desaparecer, después del desayuno, recogimos la mesa juntos.
—¿Harás algo hoy?
Preguntó en mi dirección, yo estaba terminando de guardar los platos limpios. Me encogí de hombros.
—No realmente, no tengo mucho que hacer.
Asintió y se quedó mirándome por un buen tiempo.
—Beth, sé que después de lo de Fabrizio perdiste tu trabajo. —Se pasó una mano por el cabello—. Lamento que haya sucedido, sé lo mucho que disfrutas de tu trabajo y aquella noticia, aunque Blomberg nos haya ayudado, sé que será difícil en que alguien vuelva a contratarte, es por eso que estaba preguntándome si te gustaría, quizás, ¿trabajar conmigo?
Enarqué una ceja en su dirección, no viendo venir su repentina propuesta.
—¿Quieres que trabaje contigo?
Cuestioné dudosa y asintió, esta vez dejó de pasarse la mano por su cabello y se llevó ambas manos a los bolsillos de su pantalón.
—Solo si tú estás de acuerdo —aseguró—. Verás, necesito una escritora, alguien que me ayude a redactar algunos oficios importantes para presentar a la corte, Frank Mikaelsson era mi antiguo ayudante, pero me ha dejado después de un pequeño inconveniente entre ambos así que me queda el puesto disponible al menos que tú lo quieras, sé que no es parecido a lo que sueles hacer, pero podría...
—¿Seguro que no estás bromeando?
Pregunté y negó con el ceño fruncido.
—¿Por qué debería de hacerlo?
—Porque es una propuesta perfecta.
Agregué entusiasta, quizás no era lo mismo a trabajar en una empresa como Fabrizio, pero podía ser un buen comienzo para tener un empleo de nuevo.
—Eso es un ¿sí?
Dijo enarcando una ceja y asentí frenéticamente.
Frederick soltó el aire que estaba conteniendo.
—Dios, estaba nervioso, juraba que ibas a negarte.
Aseguró, ahora fui yo quien lo miró con un poco de asombro.
—Estás subestimándome.
—Vamos preciosa, eres testaruda, la posibilidad de en parte estaba en el tope de mi lista, ¿o te recuerdo todo el escándalo que armaste cuando nos conocimos?
Apoyé las manos a los costados de mis caderas.
—Te recuerdo Kallenberg, que eso fue cosa tuya, yo no fui la que vino con un plan alocado y propuestas locas.
Frederick caminó hacia mí colocó sus manos sobre mis caderas para atraerme hacia él.
—Pero aun así estás aquí.
Aseguró en un tono coqueto que dibujo una sonrisa en mi boca.
—Sí, así es y espero que no hagas que me arrepiente.
Dije distanciándome de él para ir a la habitación, Frederick rio con humor mientras me veía alejarme y desde la cocina gritó.
—Es muy tarde para redimirse, preciosa.
***
Frederick me había explicado un poco sobre su trabajo después de que aceptara ayudarle, si bien, tenía que encargarme de la redacción de sus oficios, los cuales trataban sobre política, eran difíciles de entender, demasiados artículos que señalar, respuestas justificadas y solo conseguía volverme loca, aunque él hacia sus esfuerzos por explicarme todo eso, yo hacía lo posible por captar y plasmar las cosas tal y como él lo deseaba, pero tengo que dejar en claro que Frederick era demasiado exigente.
—No entiendo a la política —dije con un resoplido, Frederick soltó un gruñido.
—Vamos, no es tan complicado, estás exagerando mucho. —aseguró Frederick paciente, llevábamos más de una hora buscando un artículo que no podía encontrarlo por ninguna de las páginas del libro que tenía en mano—. Lo que estamos haciendo no es nada a lo que se suele hacer a diario en el palacio, sobre todo si tienes un puesto en la corte, además, todas las princesas y príncipes suelen hacer todo este tipo de actividades, te hacen leer cada uno de esos artículos y memorizártelos.
—A ver, dime uno —inquirí y Frederick me miró con seriedad, alcé las manos a modo de defensa—. Dijiste que los príncipes se los saben de memoria, ¿acaso tú eres la excepción?
—Conozco esa constitución de memoria, pero no voy a recitarte ningún artículo, estamos perdiendo tiempo con eso.
—Dime, ¿qué estamos buscando realmente?
Volví a preguntar sin entender, creo que he desperdiciado mis horas sin saber que estoy buscando con exactitud. Frederick suspiró.
—Necesito un artículo específico para presentarlo en la corte real, mi abuelo me hablo del hace tiempo, sé que está escrito hace tiempo, dijo que era una nueva ley que esperaba que se estipulara, no estoy seguro de si está en estos libros o qué, pero quiero leerla, necesito algo distinto que presentar a la corte.
—¿Qué hay con eso? Si es una nueva ley, ¿no debería de estar escrita por aquí?
—Es debido, sin embargo, mi abuelo ha dejado algunas leyes escritas, algunas, lamentablemente no fueron firmadas bajo su nombre por lo que no pueden considerarse una ley oficialmente.
—¿Cómo sabes eso?
Pregunté sin dejar de hojear entre los papeles que estaban conmigo.
—Porque después de que falleciera, revisé su habitación y encontré muchos de esos escritos, además, vivimos juntos por un tiempo, conocí muchas de las leyes que deseaba poder estipular en el país, siempre hablábamos sobre ello y los nuevos tratados de comercio, las leyes y las mejoras que vendrían bien a Suecia y si quiero que las cosas salgan a mi favor, tengo que encontrar una de ellas.
—¿Sabes qué dice?
Esta vez levanté mi mirada para verle, su ceño estaba fruncido y la punta de su lengua golpeaba sus labios, estaba tan concentrado hojeando los papeles frente a él.
—No tengo idea.
Contestó, solté un bufido.
—Dime que estás bromeando.
—Estoy bromeando.
Contesto sin prestarme atención, lo fulminé con la mirada.
—Frederick.
—Bethany.
Bufé de nuevo, no podía creer que hayamos estado aquí buscando la mayor parte del día papeles de los que ni siquiera él sabía de lo que trataban.
—Estamos desperdiciando nuestro tiempo.
—¿A caso no hacemos eso siempre?
—¡Frederick!
Protesté, mis manos se alzaron y las deje caer con enfado, cosa que le hizo verme.
—Sé que esta por aquí.
Sus ojos presionaron para que creyera en su palabra, yo no le encontraba sentido alguno.
—No puedes decir eso si ni siquiera sabes que dice ese papel.
—Es un presentimiento.
Como la mayoría de su vida.
—Estoy rindiéndome con esto —negué inconforme, no encontraba sentido a continuar buscando—. Estoy cansada.
—También yo.
—Entonces, dejemos de buscar.
Presioné, volvió a verme por encima de los papeles.
—Es importante.
—Sí, lo veo, demasiado importante que no sabes que papeles son.
—Exacto, por eso hay que continuar buscando.
Concluyó la conversación, me dejé caer en mi lugar con un resoplido, no hice otro comentario y continué agrupando los papeles, efectivamente algunas de las hojas que tenía conmigo eran escritos a mano y estaban escritas en hojas de cuaderno y otras estaban escritas a computadora, pero se podía leer que solo eran simples borradores, ideas inconclusas sobre leyes.
—¿Por qué es tan importante?
Insistí en tener la conversación de nuevo, está vez fue Frederick quien bufó ante lo insistente que era.
—Porque es parte del acuerdo con mi padre —confesó, me removí en mi lugar para escucharlo mejor, él dejó lo que estaba haciendo.
—¿Y qué clase de acuerdo es ese?
No me sorprendía escucharlo, más era curiosa por saber de qué trataba.
Frederick se tomó su tiempo antes de explicarme.
—Mi padre está considerándome como una deshonra para el país, es ridículo pensarlo, pero cierto. Seré coronado como rey si mi padre y el parlamento lo aprueban y para esto suceda a pedido a todos que me juzguen como su futuro monarca de acuerdo con las leyes que yo quiera estipular como futuro rey, si mis leyes convencen al rey y al parlamento, podre ser coronado, de lo contrario, demuestro no ser digno para gobernar a Suecia.
—¿Qué? ¿Estás hablando en serio?
—Muy en serio —aseguró.
—¿Cómo es que hacen eso? Jamás he escuchado de algo como eso, ¿es real?
—Tan real como loco, verás, cada país, tiene una forma de coronar a su futuro monarca, para ser rey, incluso si el trono es hereditario, no pueden dártelo, así como si nada solo porque eres el heredero, al menos no cuando el rey o reina te considera no apto para gobernar —explicó con seriedad, recargue mis codos sobre la mesa y me incline sobre ella para escucharlo con mayor atención—. Para gobernar, tienes que demostrar que eres capaz de levantar a un país y no llevarlo a la quiebra, demostrar que eres merecedor del trono y sobre todo, demostrar tener la capacidad mental para dirigir un país. Por lo general, en la mayoría de los países Europeos, el trono es hereditario, esto deja en ventaja al príncipe o princesa heredero porque sabemos que por decreto gobernara y porque es el siguiente en la línea de sucesión, sin embargo, si el rey o la reina no te considera apto para ello, puede solicitar que seas juzgado ante el parlamento real, al menos aquí en Suecia es así, digamos que es como una tradición y hay ocasiones, que si el rey lo desea, se hace una excepción y se deja que su sucesor gobierne sin necesidad de ser juzgado, pero eso es algo que nunca ha sucedido en Suecia, todos los reyes han sido puestos a prueba antes de nombrarlos monarcas, en otros países como Alemania, no suele hacerse este tipo de ley, además de que no había mucha opción si tenemos en cuenta que el rey Johan era hijo único y solo tuvo un heredero al trono, y bueno, es Alemania, el rey era la persona más sensata que existía y no tengo duda de que Theodore lo sea también, ha sabido llevar los pasos de su padre perfectamente y seguramente lo ha enorgullecido hasta el día de hoy, en Inglaterra, Francia, Dinamarca, Noruega y España , tampoco sucede eso, en parte es porque ellos tienen leyes un poco más conservadoras para los monarcas, siempre han sido más apegados a sus leyes, aunque Inglaterra es el único país que ha cambiado algunas de sus leyes desde el compromiso del rey Archer y se sabe que durante el reinado de la reina Christina, muchas leyes fueron revocadas poco a poco, aquí en Suecia es algo distinto.
—Claro, Suecia tiene leyes no tan exigentes, por así decirlo, les da mucha más libertad a los miembros de la realeza que en otros reinos.
—Así es, tenemos más libertad en muchas cosas, incluso cuando el rey puede ser testarudo sabe que las leyes aquí son más liberales que en otros reinos, tenemos más libertad de expresión, por eso mismo, tenemos otras reglas —dijo resaltando su última palabra con comillas—. Esta tradición para nombrar a un rey ha existido siempre, no es cosa estipulada por mi padre o mi abuelo, es una tradición de años, la desventaja de ello es que el rey puede usarla a su conveniencia.
Continuó explicando.
—¿Piensas que va a perjudicarte?
Pregunté con curiosidad, había leído otros trabajos que Frederick había hecho, todas sus propuestas para mejorar el país las encontraba de alguna manera interesante, más desconocía si eran interesantes para el parlamento real y para el rey.
Frederick suspiró con cansancio.
—No estoy cien por ciento seguro de eso. El rey tiene el derecho de anular cualquier ley que el parlamento proponga, pero el parlamento tiene el derecho de anular cualquier ley que el príncipe proponga, lo que me deja en una cuerda floja por parte de ambos.
—Vaya, y yo que creí que era todo era mucho más sencillo.
—Para nada, es todo lo contrario.
—¿No hay otra forma de hacer las cosas? ¿Qué no se supone que tú serás el siguiente rey? Es lo que todo el país dice, hasta juro que el mundo entero te reconoce como el siguiente rey.
Rio.
—Quisiera que así fuera, pero son partes de las leyes, no podemos desobedecerlas.
—¿Puedo hacer otra pregunta?
Dije mordiéndome la uña del pulgar, Frederick asintió.
—No es como que vaya a detenerte de preguntar.
—¿Qué sucederá si no la corte y tu padre te rechazan?
Las posibilidades eran grandes, sobre todo si el rey estaba enfadado con Frederick y todo daba la impresión de que estaba dispuesto a perjudicar a su hijo.
—Hay dos opciones, la segunda es demasiado exagerada de tan solo pensarla, sé que mi padre no lo haría incluso si me odia tanto, al menos trato de pensar eso.
—¿Cuáles son esas dos opciones?
—La primera es que mi padre continuara gobernando hasta el día en que muera y decida que Bryson o Ryleigh sean aptos para gobernar y la segunda podría verse conmigo siendo exiliado de la realeza.
Reí.
—Eso es demasiado extremista —aseguré, sería casi ridículo que lo exiliaran.
—Pero no imposible, te recuerdo que el heredero al trono de Inglaterra fue exiliado o al menos eso dicen.
—¿No se supone que renunció al trono?
—Hay muchas teorías, preciosa, pero te aseguro que nadie sale de la realeza, así como si nada, siempre hay un motivo.
—Dame una razón por la que tu padre podría exiliarte.
Quería escuchar alguna de ellas, solo para estar segura o no de que el rey podía hacer eso con Frederick.
—No existe una, seré algo rebelde desde su punto de vista, pero no doy razones como para llegar a tanto —aseguró con una sonrisa ladeada—. Tranquila, la única forma en que pueden exiliarme o destituirme es con alguna acusación o delito, además, en Suecia jamás hemos tenido una situación como esa y espero no ser la excepción.
—Yo también lo espero.
Dije para ambos.
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