Capítulo 47
Despertar en la casa de Freya se sentía como despertar en casa con Frederick, en su hogar existía una vibra armoniosa y cálida de la que no me quería perder, por eso me quede recostada entre las cobijas una media hora más y después que me anime a salir de la cama, el delicioso olor a tocino frito y huevos que expedía la cocina inundo mis fosas nasales provocando que mi estómago rugiera, el olor despertó mi apetito, sin importar que aspecto tenía por la mañana, me encamine hacia la cocina, donde Freya, dos mujeres más a quienes reconocí como la señora Patty y Elisa, estaban sentadas en la mesa con tazas humeantes a café, me sonroje cuando las miradas se dirigieron a mí, no me sorprendía que Freya tuviera visitas desde temprano, su casa era como el punto de reunión de todas las mujeres mientras que la de Blomberg era de los hombres, aunque de vez en cuando escogían una sola casa para reunirse todos.
—Buenos días —saludó Elisa, quien era una mujer regordeta de cabello blanco y ojos grises.
—Buenos días.
Salude para todas, inmediatamente me ofrecieron una amistosa y tierna sonrisa, todos aquí eran personas maravillosas y casi imposibles de no tomarles cariño.
—Beth, preparé tocino y huevos revueltos para el desayuno, siéntete libre de servirte, nosotras ya hemos desayunado, lamentamos no esperarte, pero nos hemos adelantado por aquí, la plática ha sido tan buena que merecía un buen desayuno.
Explicó Freya con una gran sonrisa y aferrándose a su taza antes de beber.
—Muchas gracias por el desayuno.
Le dije, desde que la conocí, le he guardado gran afecto y amor por sus platillos, era fantástica cocinando.
Sin intención alguna de interrumpir la conversación de las tres mujeres, que al parecer estaban poniéndose al tanto de los chismes de la residencia como era de costumbre, me serví mientras escucho su plática, si bien, todos ya estaban enterados de nuestra ausencia, no era una novedad que Frederick y yo ya no estuviéramos allí después de lo que sucedió, también, Robert, quien vivía en la llamativa casa amarilla (su casa era la única amarilla de toda la residencia) tuvo una cita con una mujer un par de años más joven que él, lo que despertó intriga entre todas las solteras de la residencia y Patty aseguraba que después todos los hombres andarían por ahí consiguiéndose mujeres más jóvenes que ellos, mientras que Freya decía que no era una mala idea buscarse hombres más jóvenes, ella afirmaba que si los hombres de la residencia podían, ellas también.
Los chismes eran demasiado interesantes para dejarlos pasar, basto menos de una hora para que me pusieran al tanto de todo.
—Ay, querida, nada como estar joven —explicó Patty en mi dirección, ya había terminado el desayuno e iba por mi segunda taza de café. Patty suspiro soñadoramente—. Recuerdo cuando yo tenía más o menos tu edad, ¿les conté que conocí en aquel entonces a un apuesto militar del que me enamoré? ¿No?
Preguntó, Freya y Elisa negaron al tiempo en que rieron, yo me les uní a la negación.
—¿Qué sucedió con él?
Patty era una mujer divorciada, pero, aun así, después de tres matrimonios, aseguraba que tenía esperanzas en el amor.
—Lo que sucede con todos esos hombres, fue a la guerra, por suerte, él volvió y sé que se casó dos años después de regresar, pero yo lo conocí cuando tenía veintitrés, él tenía veintiséis, en aquel entonces trabajaba como enfermera, así que me tocó atenderle en una pequeña ocasión, tenía una ligera herida, nada grave y lo curé, me invito a una cita y termine accediendo, en aquel entonces, era joven, guapa, soltera y con miles de hombres tras de mí.
—Ay, si, como si eso fuera cierto.
Se burló Elisa, quien me guiñó un ojo a modo de broma, a Patty le molestaba que la interrumpiera y sobre todo que le contradijeran sobre sus muchos amoríos y su gran atractivo.
—Como sea, yo era demasiado guapa y él no se quedaba atrás, tenía un cuerpo exuberante, su espalda era ancha, sus brazos musculosos, pero no al grado que lucía excesivo, tenía unos penetrantes ojos color miel con un cabello rubio, ondulado, su rostro perfectamente perfilado, con unos carnosos labios que eran muy apetecibles desde mi punto de vista —dijo haciendo un movimiento exagerado ante el recuerdo de aquel hombre, Freya, Elisa y yo conteníamos nuestras ganas de no burlarnos de la pobre Patty, que estaba más que entusiasmada de contarnos la historia—. Era un hombre imponente, por supuesto, esto era por su trabajo, yo no sé qué tienen los soldados, bomberos y todos esos hombres que tienen un oficio algo arriesgado y usan un uniforme porque siempre consiguen atraer a cualquier mujer, a menudo me pregunto si es el uniforme y les aseguro que a veces culpo al uniforme por hacerlos ver malditamente sexy. Volviendo a la historia, acepté salir con él, la noche nos llevó a una cosa y luego a otra, pasaron las horas, creo que es obvio, tuvimos sexo.
Afirmó y Freya rio, fue una risa algo corta porque se cubrió la boca con las manos para no soltar una carcajada, a Patty no pareció importarle, lo ignoró y continuó contando.
—Si me lo preguntan, el sexo es lo mejor de todo —dijo con seguridad. Elisa asintió en acuerdo y levantó su taza de café para dejar en claro que estaba más que de acuerdo con Patty, reí—. Y bueno, nosotros tuvimos mucha acción esa noche que fue imposible no tener más la otra noche y la otra y la otra, hasta que llegó la hora de marcharse, él no era de Suecia, era de Noruega y estaba aquí por culpa de ese pequeño incidente que tuvo en el que yo le asistí, fue un amor de esos cortos, pero que sin duda disfrutas como nunca, incluso de esos que te hace recordarles como lo estoy haciendo ahora, pero ambos sabíamos que no iba a ser para siempre, él prometió llamar, incluso dijo que volvería por mí cuando terminara su misión, nunca lo hizo, al menos no cuando dijo que lo haría, terminó viniendo a buscarme un año después y para ese entonces yo ya me había comprometido.
Estas mujeres poseían miles de historias grandiosas por contar, todas en su mayoría de romances, Freya, quien era algo más reservada en ese aspecto, terminó contando un poco sobre sus antiguos romances al igual que Elisa.
—¿Qué hay de ti Beth? ¿Existe o existió alguien más además de nuestro querido Freddy?
La espontánea pregunta de Patty hace que casi me ahogue cuando bebo un poco de café, me aclaró la garganta y dejó mi taza sobre la barrita, donde estuve todo este tiempo mientras conversábamos, uní mis brazos mientras lo pensaba.
—Existió alguien —expliqué, todas ellas me miraron con mejor atención—. Pero fue hace tiempo, mucho antes de conocer a Frederick, digamos que fue mi primer amor y mi único novio oficialmente, como sea, nuestra relación no fue duradera, esas cosas pasan, ¿no?
—Claro que sí. Los primeros amores nunca se olvidan, incluso si fueron malos o buenos, siempre los recordamos.
Aclaró Elisa, todas asentimos.
—Y también hay amores, como los de Patty, que vienen a nuestras vidas de la nada, en el momento menos esperado, no importa si hay historia o no, si solo son por un minucioso momento, hay amores que se consideran amores sin importar que tan poco duró.
Agregó Freya
—Vaya, que profundo —aseguró Patty llevándose una mano al corazón, era una mujer algo exagerada y con un gran corazón—. Tienes toda la razón, no pudiste decirlo mejor.
Quizás Freya no lo decía directamente hacia mí, pero sentí como si sus palabras fueron específicamente hechas para mí, pensé en Frederick, pensé en nosotros, lo que hemos creado, por supuesto, no era algo de un pequeño momento, no era minucioso, se construyó poco a poco, era amor, un concepto distinto al que yo conocía, al que veía en las películas, leía en libros, veía en mis padres, en amistadas y en celebridades. Nuestro amor era solo nuestro, un amor complicado, bastante complicado con un sinfín de obstáculos y cabos sueltos que aún estaba descifrando y uniendo.
Pensé en las cosas, Frederick era orgulloso, bastante orgulloso, creo una capa muy grande y gruesa sobre él, eso lo noté con el tiempo en que comencé a tratarlo, era complicado porque él deseaba hacerlo, era su forma de escudarse ante los demás, quizás eso nos complementaba de cierta forma o nos mantenía unidos y despertaba un interés entre nosotros, él era reservado con su vida, le costaba abrirse con temas personales mientras que yo era prácticamente como un libro abierto para él, era fácil de leer y predecir porque en muchas ocasiones me sentía de esa forma, bastante predecible para él y me preguntaba qué interés podía tener en mí.
No tengo una autoestima baja, tampoco lo tengo elevado, sin embargo, si me cuestionaba cosas sobre mí misma, cosas como que era lo que él vio en mí para dejarme entrar en su alocada vida, envolverme en un mundo completamente nuevo y diferente al que estaba acostumbrada.
Veinte minutos después, las mujeres se despidieron de nosotras diciendo que continuarían con sus asuntos del día, ayude a Freya a limpiar la cocina y lavar los trastes, las dos manteníamos un breve silencio y nos movíamos de un lado a otro mientras limpiábamos, no hacía falta romper el silencio, no era incómodo, estar en su casa nunca poseía esa vibra de incomodidad.
Media hora más tarde, después de que me ofreciera a ayudarla con otras tareas, le conté que me gustaría ir a la casa de Frederick para tomar un par de cosas más que me llevaría conmigo, ella me entregó las llaves asegurándome de que no era necesario que fuéramos juntas, dijo que ella continuaría con los quehaceres de la casa.
Ayer olvidé cerrar la puerta de la habitación de Frederick y cuando entré para cerrarla, volví a contemplar mi fotografía, me costaba creerlo, sin embargo, hacía que mi corazón se derritiera de ternura hacia él, era un gesto demasiado tierno que me gustaría agradecerle o más bien burlarme de él con algún comentario, si lograba tener oportunidad de hablar las cosas y estas se solucionaban, podría usar la fotografía en alguna ocasión para burlarme de él, le diría que tiene una afición por acosarme, lo más probable es que él lo niegue, cosa que es tan habitual en él, nunca admite algo que hace, siempre tiene que buscar la vía complicada, quizás después de alegar eso por un ratito terminaría admitiendo que le gusta acosarme y yo terminaría creyéndome por estar en lo correcto.
Solté un suspiro pesado.
Necesitábamos hablar y aclarar las cosas entre los dos.
Las peleas nunca fueron lo mío, incluso de niña me costaba defenderme de los acosadores en la escuela, y cuando se trataba de pelear en casa con mis hermanos, daba guerra, hacia berrinches, conseguía que me dieran lo que yo quería, incluso que mamá y papá castigaran a mis hermanos cuando ellos no hicieron nada malo y yo solo quería salir como ganadora en algo, pero al final, siempre recapacitaba que estaba mal y terminaba siendo la primera en disculparse. El orgullo era malo y peor era callarse las cosas para uno mismo.
Hay que admitir que te equivocaste, que eres culpable y que estás mal no es algo que queramos hacer de buenas a primeras, es difícil admitirlo, incluso duele, pero es necesario, es parte de crecer.
Como no me moleste en salir de casa de Freya en pijama, busco ropa limpia entre mis cajones y voy al baño a ducharme, dejo que mi cuerpo se relaje bajo la tibia agua y luego de una agradable ducha, salgo, voy a la alacena decidida en buscar galletas porque tengo antojos de comer algo dulce y Frederick siempre tiene chocolates y galletas en la alacena. Después de conseguir mi porción de galletas, voy a la habitación, cepillo mi cabello y acomodo los cambios de ropa que planeo llevarme.
No tengo hora de regreso a mi departamento y Freya me ha convencido de quedarme para comer, estoy comenzando a sentir que es solo una excusa suya para que no me vaya y tengo que admitir que está funcionando porque me convence de inmediato cuando dice que preparara uno de sus platillos italianos favoritos y un delicioso pai de queso.
Cuando me pide que vaya a casa de Blomberg para invitarle a comer, notó que hay un auto estacionado en la casa de Frederick, sin pensarlo, voy corriendo hacia la casa pensando en que es Frederick, que no ha venido en su habitual camioneta solo por seguridad, pero que está aquí.
Para mi sorpresa, quien bajó del auto no era Frederick sino Bryson, quien se giró en mi dirección al verme, estaba a menos de un metro de distancia suyo, había detenido mi paso abruptamente por el asombro, me acerqué a él, hago mi esfuerzo por ocultar mi asombro, Bryson esboza una sonrisa que yo no respondo, cuando estoy a una distancia corta y razonable cerca de él, habla.
—Hola, Beth.
—¿Qué haces aquí?
Me olvidé de modalidades y solté la pregunta de forma directa. Bryson dio un paso hacia mí, se llevaba las manos a los bolsillos de su pantalón, estaba tan cerca de mí que su presencia me resultó casi intimidante, era un par de centímetros más alto que yo, Frederick sin duda le sobresale, aun así, me sentí pequeñita ante él.
—Estoy buscando a mi hermano.
Encontré su respuesta sin sentido, por lo que fruncí el ceño.
—¿No está en el palacio?
A esas alturas, Bryson debió estar al tanto de la situación, no creo que haya pasado por desapercibido suyo.
Negó.
—No ha llegado a casa desde hace dos noches.
Su voz era seria, vi que no mentía.
Intenté pensar con claridad, ¿cómo que no ha estado en el palacio? ¿Dónde se supone que ha estado todo este tiempo? Bryson al ver la intriga en mi rostro, se animó a explicar.
—Él y papá discutieron el día que la noticia se hizo viral, fue una discusión fuerte, se fue de la casa luego de la discusión —dice con un tono de preocupación en su voz.
Quise preguntarle cómo fue que discutieron, hacerle preguntas sobre de qué fue la pelea, ya sospechaba que tenía que ver con nosotros, pero quería que me lo contara todo, desafortunadamente, no existía ese grado de confianza entre Bryson y yo para exigirle una mejor explicación.
—¿Tienes idea de donde podría estar?
Negué.
—He venido aquí a buscarle.
—Bueno, no está.
Me crucé de brazos mientras pensé en donde podría estar. Bryson no respondió, dejé que nos inunda un silencio a los dos y luego de unos segundos se aclaró la garganta.
—¿Recibiste los links?
Soltó de la nada, mi cuerpo se tensó.
—¿Qué?
Dudé de si lo escuché bien o no.
—Sé que es una tontería y probablemente no debí hacerlo, pero he estado escribiéndote —se pasó una mano por su cabello, luciendo nervioso—. Los links sobre todos esos sitios web.
Siguió explicando, era consciente de lo que estaba hablando, solo quería confirmar que lo escuché bien a la primera, lo miré perpleja.
—¿Por qué lo hiciste?
Llegué a pensar que podrían haber sido por parte de Fabrizio, más no de él.
—Necesitaba que te enteraras de lo que se dice en internet, hay muchos sitios Beth, demasiados sitios que hablan de ustedes dos, dudaba que si estabas al tanto que era yo quisieras abrirlos, sé que Frederick siempre está quejándose de mí, a veces siento que no me soporta, no lo culpo, él y yo nunca nos llevamos tan bien como se llevaba con Brayden, pero es mi hermano Beth y me importa por lo que está pasando.
Bryson sonaba sincero ante ello, me tomé mi tiempo antes de responderle. Sí, me sorprendió que fuera él el de los mensajes, pero tenía algo de lógica para mí, incluso en algún momento llegué a pensar que era el rey quien estaba mensajeándome, pero eso era algo ridículo, el rey no haría algo como eso, no lucia esa clase de persona que se anda por ahí con mensajitos intrigantes y Bryson tampoco.
Aun así, quise defender a Frederick.
—Tu hermano es complicado de tratar, pero estoy segura de que no te detesta.
Una mueca se dibujó en sus labios.
—Quizás no lo hace. —Se encogió de hombros—. Y tienes razón cuando dices que es complicado de tratar, de alguna forma se ha abierto contigo, le importas, en verdad le importas, lo he visto defenderte ante mi padre en más de una ocasión cuando él trata de hablar de ti y que Frederick haga eso es porque te quiere. Así es él, no le importa echarse de enemigo a cualquier reino cuando se meten con los que él quiere.
No percibía una mentira en sus palabras, eran seguras de sí y sus intensos ojos confirmaban que era sincero con lo que decía. Soy consciente que Frederick ha tenido un par de discusiones con su padre por culpa mía, pero desconozca cuantas veces han discutido por mí y que tan problemáticas han sido esas discusiones, aun así, me sorprendía que Bryson fuera consciente de ello, quería hacerle preguntas, porque mi curiosidad siempre aparecía sin importar qué, contuve mis ganas de hacerlo, en su lugar, puse una diminuta sonrisa en mi boca.
—Gracias por decírmelo —fue lo primero que se me ocurrió decir, Bryson asintió, de nuevo un silencio se creó entre los dos hasta que volvió a romperlo.
—Hay una cosa más de la que me gustaría hablar contigo —inquirió, serio, la seriedad con lo que dijo esto último borro la sonrisa en mi rostro, antes de que preguntara si algo malo estaba sucediendo, él se me adelantó—. Es importante y considero que deberías saberlo, sé que mi hermano no te lo dirá, pero debes conocer la verdad de lo que sea que él te ha contado de Brayden.
Lo miré con desconcierto, no entendí por qué está metiendo a Brayden en esto.
—¿Qué verdad?
Inquirí nerviosa, Bryson se mordió el labio inferior con nerviosismo y negó.
—No puedo decírtelo aquí, es demasiado privado como para hablarlo en este lugar, tendrá que ser a solas.
Si no hubiese dicho nada de esto, yo probablemente no me hubiese intrigado con un asunto nuevo, ¿Qué era eso importante que debía saber?
Negué.
—¿No puedes decirlo ahora?
Incluso si Bryson no estaba mintiendo, no podía fiarme por completo.
Negó.
—Vamos, sé que mi hermano te ha hablado de Brayden, estoy seguro de que lo ha hecho —insistió en el tema, no gesticule gesto alguno para no confirmar sus palabras—. A Frederick siempre le ha costado hablar sobre Brayden con los demás, en realidad, nunca lo hace con nadie, estoy seguro de que lo hizo contigo, pero no aseguro que te haya contado la versión completa de las cosas y deberías de saber la verdad, conocer por qué mi hermano se culpa tanto por la muerte de Brayden y por supuesto, debes tener tus dudas sobre Erin, sobre que sucedió realmente porque sea lo que sea que Frederick te dijo que sucedió aquel día y lo que sucedió con Erin no es la versión correcta, hay más. Siempre hay más.
Acertó, tenía mis dudas sobre Erin, diviso una pequeña sonrisa en su boca.
—Descuida, no te presionaré en el tema —dijo luego de un minuto después de silencio, no pude responderle porque no estaba pensando con claridad, ni siquiera comprendía como es que ahora Brayden estaba siendo el centro de nuestra conversación, eso solo aumento mi intriga hacia toda la familia real, Bryson estaba en lo cierto, Frederick no me diría las cosas completas, lo haría a medias como lo ha hecho hasta hoy—. Solo piénsalo, ¿sí? Te mandaré un mensaje con la dirección de en donde podemos vernos.
Dando por terminada nuestra conversación, Bryson se despidió con un asentimiento de cabeza y se encaminó de vuelta a su auto, me quede allí estática observando sus movimientos y hasta que el auto desapareció de la cochera, luego de la residencia. Estaba seria e intrigada, ahora estaba formulando nuevas preguntas en mi cabeza, todos mis pensamientos se dirigieron a Frederick, Bryson, Brayden, el rey y toda la familia real incluyendo a la pequeña Ryleigh quien seguramente era la más inocente de todos los secretos que escondían la familia real.
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