Capítulo 33
Decir que estaba nerviosa era poco, mis manos sudaban, tenía un malestar de cabeza y no pensaba con claridad, tenía miedo. Era consciente de lo que el artículo que se publicó en internet decía, lo había leído una y otra vez desde que salió a la luz.
Uno de los mayordomos nos dirigió hacia el despacho del rey donde nos hizo tomar asiento frente a su escritorio y esperar a que este llegara, Frederick y yo guardábamos silencio, ninguno se animaba a intercambiar una palabra, si no fuera por esa capa de seguridad que él tenía siempre consigo, juraría que estaba igual de asustado que yo.
El rey apareció cinco minutos más tarde, Frederick se levantó de su asiento de inmediato y yo hice lo mismo para hacer una reverencia que el rey respondió con un asentimiento, caminó hacia su silla detrás del escritorio y nos hizo una seña para que volviéramos a sentarnos.
—¿Y bien? ¿A qué se debe el honor de tener una cita real con su majestad?
Inquirió Frederick en un tono duro, si el comentario de su hijo lo sorprendió, el rey supo disimularlo y apretó los labios en una fina línea.
—Sabes muy bien por qué están aquí, hijo.
Respondió en un tono pacífico, Frederick se removió en su asiento.
—Bueno, tengo una idea de lo que esto podría tratarse, sin embargo, me gustaría que me refrescaran la memoria.
Frederick retaba a su padre con la mirada, quien no lucía con humor del todo, si bien, mantenía un semblante serio y rígido. Tomó aire y lo dejó caer segundos después.
—De nuevo, el sitio web de chismes reales ha hecho una de sus famosas jugadas —inquirió sin despegar la vista de su hijo, se inclinó al frente recargando los brazos sobre su escritorio—. Pero estoy seguro de que a estas alturas tú y la señorita deben de estar al tanto de ello.
—Lo estamos —aclaró con rapidez sin despegar la mirada de su padre—. Sabes que soy del tipo directo así que ve al grano y dejémonos de rodeos.
El rey volvió a suspirar.
—Quiero hacer una oferta con ustedes.
Dijo sereno. Mi ceño se frunció con desconcierto.
—¿Qué clase de oferta?
Preguntó Frederick.
Honestamente, prefería que él llevara el control de la conversación y yo no, pues las palabras no saldrían de mi boca con fluidez estando nerviosa.
El rey guardó silencio por un tiempo y nos observó a ambos, me retorcí en mi asiento sintiéndome incómoda por su mirada.
—¿Y bien? ¿No piensas decirnos? Porque Beth y yo tenemos cosas que hacer y no tenemos todo tu tiempo para esta conversación.
La actitud pesada de Frederick estaba comenzando a irritar al rey, quien hacía su mayor esfuerzo por contenerse de su hijo, cerró los ojos con fuerza y se llevó la mano a la sien, irritado, antes de volver a mirarnos.
—Mi oferta es clara, pero personalmente es para la chica —inquirió sin dejar de ver a Frederick, yo me tensé—. Estoy dispuesto a pagar lo que sea que ella quiera si se aleja, la noticia que se publicó en la web es importante para tu reputación como futuro soberano.
—Y a mí eso me importa una mierda, sabes que no quiero ser el futuro soberano de esta nación.
—Frederick, escucha por una vez en tu vida.
Protestó el rey tenso.
Frederick se dejó caer sobre su asiento pesadamente y se cruzó de brazos.
—No podemos quitar la noticia de la web, sabes cómo son nuestras reglas, respetamos a la prensa y los medios de comunicación, además, ese sitio web ni siquiera es sueco, me temo que es de gran Bretaña y no podemos hacer nada.
—Si puedes, sabes bien que puedes hacerlo —insistió Frederick con enfado, el rey negó, cosa que hizo a Frederick enfadarse más—. ¿Me estás tomando el pelo? ¿En serio nos crees tan idiotas? Bethany estudió periodismo y yo tengo conocimiento suficiente sobre los medios desde que tengo uso de razón, sé cómo se maneja este país de mierda y sus leyes absurdas.
—No insultes a tu nación —advirtió el rey acusando a su hijo con su dedo índice—. Este país te pertenece tanto como a mí me pertenece.
Frederick rio.
—Suecia no es un juguete, padre. Soy consciente de lo que estoy diciendo —aseguró—. Es patético todo esto, ¿cómo se te ocurre ofrecernos dinero? ¿Perdiste la cabeza?
El rey volvió a tocarse la cien, con enfado.
—Suecia es un país tranquilo con tradiciones que deben de continuar cumpliéndose, nunca hemos irrespetado al país ni mucho menos roto una regla de ellas, además, aunque tengamos el dominio de la prensa, tú mejor que nadie sabes que nos cuidamos de ella, cuidamos que no investiguen en nuestras vidas personales y lo único que has conseguido es que saquen una noticia sobre ti una página web británica, ¿sabes lo que significa eso? Siempre hemos cuidado nuestra reputación y tú lo que has hecho es...
—No quieras sermonearme con la noticia de Aitana y yo en el palacio, sabes bien que fue lo que paso y que Aitana nunca estuvo conmigo, fue Bethany la que estuvo allí.
—Lo sé, soy consciente de ello y por eso tienes que agradecer que la hayan confundido con la princesa Aitana, ¿sabes lo que significaría para el reino que supieran quien es ella? —El rey me señaló con desprecio—. Traerá problemas a tu vida y reputación si lo descubren, y estoy seguro de que traerán problemas a ella que quizás no querrá correr, por eso mi oferta es simple, cualquier cosa que lo desee estoy dispuesto a darlo con tal de que terminen con este romance barato que traen entre ustedes.
Maldición, el rey no podía estar hablando en serio, tenía que ser una broma, esto era demasiado irreal para mí. Sentí el impulso de decirle que no estaba aquí por su dinero, ni siquiera había pensado en ello, sin embargo, aquí estaba el rey haciendo una de sus mejores ofertas para que yo me alejara de su hijo.
—Si continúas con ella, podrían descubrirlo en cualquier momento y sabes el precio de esto. Eres inteligente Frederick, por una vez en tu vida usa esa inteligencia para beneficiarte.
Insistió en el tema el rey. Decir que Frederick estaba molesto era más que poco, estaba hecho una furia por la oferta sorpresa de su padre.
—Tienes razón, en definitiva, usaré esa inteligencia —dijo luego de un tiempo en un tono duro pero tranquilo—. Por eso hablaré con la reina Christina al respecto, sé que ella me ayudara con la prensa británica.
Frederick no se esperó a que su padre dijera algo más, se levantó de su asiento dando por terminado nuestra conversación y yo hice lo mismo, sin voltear a ver al rey a pesar de que sentía su mirada fija en mí. Cuando salimos del despacho, sentí el aire regresar a mis pulmones, pero el miedo de la situación aún estaba en mi sistema, no podía creer la conversación que acabábamos de tener.
Intentaba seguirle los pasos a Frederick quien caminaba delante de mí con furia, evidentemente, esta situación lo tomó por sorpresa tanto como a mí que era difícil actuar con sensatez, si no me equivocaba, el rey consideraba que yo era una mala imagen para su hijo, arruinaría su reputación como futuro heredero y eso debido a las leyes de la monarquía.
—¿Está usted bien, Alteza?
Inquirió Mark cuando vio a Frederick pasar a su lado, quien no respondió y Mark me miró a mí en busca de una respuesta, yo apreté los labios, no quería hablar dentro del palacio, no lucía como terreno seguro para hacerlo.
Mark continuó avanzando a nuestro lado sin decir más, a una corta distancia de la puerta, Frederick detuvo sus pasos y lo enfrentó.
—Mark, no he tenido oportunidad de saber de Ryleigh, ¿Cómo está?
Era tierno que, a pesar de su enfado por la situación, se detuviera a pensar en su hermana.
—La princesa está bien Alteza, salió a montar esta mañana con su madre y no han regresado, si no me equivoco, irían de compras más tarde.
Frederick asintió, tranquilo.
—¿Qué hay con la reina? —preguntó con una mueca—. ¿Sabe de nuestra reunión con el rey?
—Me temo que sí, la noticia se hizo viral, sus padres y hermanos están al tanto de ello.
Dijo con un poco de lástima en su voz, Mark sabía que esto le afectaba al príncipe.
—Gracias. Y por favor, dale mis saludos a Ryleigh, dile que pronto vendré a verla.
—De acuerdo, Alteza. Señorita Bethany.
Mark nos hizo una reverencia a ambos a modo de despedida, Frederick compartió una mirada con la mía, estaba cansado y luchaba con sus emociones, cuando por fin salimos del palacio y nos subimos a su auto, hubo un largo e incómodo silencio a nuestro alrededor, no fue hasta minutos después que Frederick suspiró pesadamente, haciendo que volteara a verle, una mueca se dibujó en sus labios.
—Siento mucho que haya sido un desastre.
Negué. Nada de esto era su culpa.
—No tienes que disculparte.
Hubo un breve silencio, desvió su mirada de la mía y la posó al frente.
—Mi padre puede ser demasiado manipulador la mayor parte del tiempo, ama el control y que las cosas se salgan de control lo hace perder la cabeza. Debí imaginarme que esto llegaría a suceder tarde o temprano.
—No es tu culpa, la prensa siempre consigue entrometerse en la vida de las celebridades.
Negó.
—No es a eso lo que me refiero —inquirió sin mirarme—. Mi padre desaprueba nuestra relación desde el primer día, la noticia ha sido solo el empujón para comenzar con un soborno.
—El dinero no es algo que me importé —hablé—. Si fuera ese el caso, ¿sabes cuándo puedo ganar por decir en donde vives exactamente? ¿Por publicar cualquier información tuya en internet?
Rio, su mirada volvió a mí.
—Soy consciente de ello, preciosa. También sé que no me venderías a la prensa, de ser así, lo habrías hecho desde el primer día.
Sonreí para mí misma que lo supiera, pero luego, el remordimiento del artículo publicado en internet llegó a mí por segunda ocasión y me mordí el labio inferior.
—Hay algo que me gustaría decirte —mencioné, no podía quedarme con aquel secreto conmigo, no se sentía correcto y me sentía como una traicionera teniendo esta conversación dentro de su auto. Frederick enarcó una ceja—. La nota que el sitio web compartió la escribí yo, pero antes de que te enfades, déjame explicarte, yo no tenía idea de que Fabrizio me pediría que la escribiera, él solo llegó a mi escritorio con esa información y es el jefe, no puedo negarme y decirle que no si quiero conservar el trabajo, él es...
—Lo sé —me interrumpió antes de que pudiera continuar hablando sin parar, un mal hábito de mí cuando estaba nerviosa. Mis ojos se agrandaron con sorpresa, ¿Qué era lo que él sabía? —. No te lo dije, pero Bloomberg me lo dijo, cuando salió la noticia, fui directamente a hablar con él, necesitaba que alguien me escuchara y aconsejara, sabía que mi padre vendría a mí después de eso, me contó que el imbécil de tu jefe te pidió que escribieras el artículo, sin embargo, la noticia fue distorsionada.
Estaba sorprendida, no me esperaba que Frederick se enterara de ello, en parte, deteste el hecho de que Bloomberg con el chisme tanto como lo agradecí, al menos, Frederick no estaba molesto por ello.
—Realmente lo siento.
Negó.
—Tranquila. Yo te dije con anterioridad que tu jefe era un idiota, estoy seguro de que él vendió la noticia, es su especialidad. Además, Gossip Royals es un sitio web demasiado reconocido, siempre logra entrometerse en la vida de los demás, lo que aún no me queda claro, ¿Por qué Aitana?
Me encogí de hombros, tampoco encontraba sentido de que creyeran que estuvo con Aitana en el palacio, pero agradecía que por lo menos, no se descubriera mi identidad, lo menos que quería era drama en mi vida.
—Quizás alguien solamente quería generar drama —concluí y asintió. De nuevo hubo un pequeño silencio y me animé a hablar—. ¿Crees que el rey insistirá en el tema?
Apretó los labios.
—Honestamente, el rey es impredecible, no puedo asegurarte nada, pero tampoco puedo decirte que debes confiar en que dejará pasar el tema con facilidad —asentí pensativa. No quería volver a tener una conversación como esta con el rey, a pesar de que había dejado que Frederick tomara las riendas de la conversación con su padre, yo tenía miedo. La mano cálida de Frederick acariciando mi mejilla me sobresaltó un poco, él ladeó la cabeza en su asiento y me sonrió—. Ey, por lo menos, no me dejaste allí adentro.
Dijo. Su comentario sacó una sonrisa en mi boca.
—Bueno, tú tampoco lo hiciste.
—Es porque siempre cumplo mis promesas, preciosa.
Después de eso, se inclinó para darme un fugaz beso y encender el motor de su auto para conducir a casa.
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