Capítulo 32
Para el final de la semana, la noticia sobre la princesa Aitana y Frederick había salido a la luz, lo que más me sorprendía de ello, era que la noticia no había salido directamente de The Ahlstrom's Journal la noticia más bien fue publicada en una página web que se encargaba de escribir y crear chismes sobre la familia real cosa que sin duda me dejó sorprendida. Lo más curioso, era que Fabrizio no lucía para nada sorprendido mucho menos molesto de que alguien más haya tomado el artículo que su empresa escribió, o, mejor dicho, yo escribí, lucia despreocupado de ello y un tanto desinteresado, lo que me dejaba a pensar que existía una gran posibilidad de que haya decidido vender el artículo por una buena cantidad de dinero a alguna compañía distinta.
Era un hombre ambicioso, de eso no me cabía duda, pero estaba segura de que el dinero no era una de sus mayores necesidades, su empresa era más que reconocida y tenía distintas sucursales distribuidas en el país como periódico local, cosa que no me terminaba de cuadrar el hecho de que no haya publicado la noticia por su parte cuando estaba más que obsesionado con la familia real.
Frederick no hizo ningún comentario hasta que llegamos a casa, era consciente de que la noticia llegaría a sus manos a como diera lugar y no pasaría por desapercibida ante él, pero estaba nerviosa de saber que pensaba al respecto. La noticia estaba impresa y estaba dentro de un sobre color amarillo sobre la barra de la cocina, traté de no demostrar que estaba al tanto de ello.
—Me llamaron justo después de dejarte en el trabajo.
Dijo refiriéndose a la noticia, su cuerpo estaba recargado en el marco de la puerta, sus brazos cruzados sobre su pecho y tenía una expresión seria en su rostro, no estaba contento con ello. Fruncí los labios en una mueca.
No debería de sorprenderme que el palacio estuviera al tanto de la noticia, por supuesto que se enterarían de ello de inmediato, siempre lo hacían. Tomé el sobre entre mis manos, saqué los papeles dentro de este y leí la nota en mi cabeza, la culpa me inundo.
Una parte interna de mí quería decirle la verdad, decirle que yo escribí el artículo, que mi jefe me pidió que lo hiciera y que prácticamente no tenía mucha opción más que obedecer, porque al final de cuentas, era mi jefe y yo una simple empleada más.
—¿Estás en problemas por ello?
Tenía otras preguntas rondando en mi cabeza además de esa. Le escuché suspirar, abandonó su lugar y caminó hacia mí.
—El palacio dice que es mejor que crean que se trata de la princesa Aitana y no de alguien más, si realmente conocieran los hechos, probablemente estaríamos en serios problemas, incluyéndome.
Por el tono serio en su voz, no le gustaban los hechos.
—Podrían pedir que eliminen la nota, ¿no?
Pregunté.
Quería que lo hicieran, lo deseaba. La realeza tenía el poder de hacer que eliminaran la nota de inmediato.
Frederick se pasó una mano por el cabello y bufó.
—Me encantaría que así fuera, los dos sabemos los hechos, pero me temo que no quieren hacerlo, consideran que, en parte, puede servir de algo. Esperan obtener un beneficio con ello.
Volteé a verlo con el ceño fruncido, su espalda estaba muy cerca de la mía, así que tuve que alzar mi mirada para ver su rostro y no pecho.
—¿Hablas en serio?
Asintió al tiempo que volvió a dejar salir un bufido, una de sus manos se colocó en mi cintura y acercó su cuerpo al mío, sus labios razón mi frente.
—Diablos, desearía que esto no estuviera pasando. Lamentablemente no puedo controlar todo lo que el palacio aprueba y desaprueba.
—No lo entiendo.
Rio. Su mano libre recorrió mi brazo hasta llegar a mi mentón y con sus dedos, levantó mi barbilla para mirarme.
—Descuida, tampoco yo lo hago.
Descontento cruzaba por sus ojos y lo que me pareció decepción, también.
¿Qué beneficio podía tener la realeza con esa noticia?
›› Piensan que, si dejamos ese artículo a la luz, despertará cierto interés entre los ciudadanos, digamos que mi vida no ha sido tan dramática como la de otros reinos y bueno, no es de sorprenderse que esperen conseguir un poco de atención con ello, además, les encanta la idea de Aitana y yo juntos.
—¿Ustedes dos juntos?
Cuestioné. Levanté mi cabeza para poder mirar su rostro, una gran mueca posaba en su boca, la situación no era de su agrado y tampoco del mío.
—Debes saber que mi familia desea que Aitana y yo nos comprometamos en algún futuro.
Una extraña sensación se colocó en mi interior en cuanto sus palabras salieron, no era algo que deseaba escuchar y evidentemente, no me agrado del todo y esto era a que yo estaba teniendo sentimientos por Frederick.
—¿Tú quieres comprometerte con ella?
Contuve la respiración por un segundo, Frederick desvió su mirada de la mía y la centro en un rincón de la habitación, la expresión en su rostro era pesada y sentí una pizca de nerviosismo mientras esperaba una respuesta de su parte. Luego de casi un minuto, negó.
—Dios, no quiero hacerlo, no estoy listo para comprometerme con nadie —confesó, sus ojos volvieron a encontrar los míos, de nuevo había esa sombra en ellos que no podía descifrar con claridad—, ni siquiera soy bueno para ninguna clase de compromiso y las relaciones amorosas se me dan fatal, creo que eso es bastante obvio, ¿no?
Una diminuta mueca se formó en su boca.
—Bueno, siempre hay una primera vez para todo y si realmente estamos tomándonos en serio esto... —Nos señalé a ambos—. Puedo decir que no se te da tan mal.
Lo cierto es que desde que Frederick había dejado en claro sus sentimientos, habíamos comenzado a tener una mejor relación, claro había cosas que se debían continuar trabajando, pero nuestra comunicación estaba mejorando y eso me gustaba, aun así, comprendía a que se refería.
Rio.
—Supongo que algo es algo, ¿no? ¿Cómo un paso a la vez?
Asentí.
Un paso a la vez era demasiado para él y aunque quizás poco para mí, estaba más que de acuerdo con ello.
—Un paso a la vez.
Confirme. Frederick acunó mi rostro entre sus manos y planto un pequeño beso en mis labios para luego volver a abrazarme, sus brazos eran fuertes y cálidos, me gustaba la seguridad que proporcionaban y me hubiese gustado que ambos pudiéramos quedarnos de aquella forma de no haber sido por el sonido de alguien llamando a la puerta.
Ambos tomamos distancia y compartimos una pequeña y rápida mirada, la cual me dejó en claro que Frederick no esperaba visitas, con el ceño fruncido, los dos nos encaminamos hacia la entrada principal, Frederick se animó a abrir la puerta mientras que yo me quedé a tan solo unos metros de distancia de él, abrazándome a mí misma.
—¿Mark? —cuestionó Frederick mientras abría más la puerta para dejar ver a su mayordomo, esté llevaba un semblante un tanto serio, sin embargo, estaba lejos de ser intimidante, más bien, lucía preocupado—. ¿Qué haces aquí? ¿Vienes solo?
Preguntó Frederick haciéndose a un lado para dejar pasar al mayordomo, quien rápidamente entró y echo una miradita a sus espaldas al tiempo en que negó.
—He venido solo, Alteza —aclaró, Frederick asintió cerrando la puerta detrás de él, Mark se encontró conmigo y le ofrecí una diminuta sonrisa que respondió de la misma forma, sin embargo, la suya me dio la impresión de lucir algo apenada.
—Bien, ¿qué haces aquí?
Preguntó Frederick cruzándose de brazos sobre su pecho, Mark frunció los labios.
—Su padre es quien me ha mandado, Alteza.
La mención del rey tensó a Frederick, pero recupero la compostura en segundos y asintió.
—¿Qué hay con él? ¿Ha mandado un mensaje?
—Requiere de su presencia en el palacio para conversar con él, me temo que tiene asuntos importantes que tratar con usted.
—¿Eso es todo? ¿No dijo más? —continuó cuestionando, Mark negó.
—Lamento decirle que su padre se ha negado a dar más información, solo ha pedido que quiere volver a reunirse con usted en el palacio.
Frederick tomó una bocanada de aire y la dejó caer pesadamente. De tan solo pensar que el rey lo está buscando, no me deja con un buen presentimiento.
—El rey y yo conversamos esta mañana, lo que sea que tenga que decir pudo hacerlo temprano y de no ser así, dile que tendremos una conversación mañana por la mañana.
Mark frunció de nuevo los labios en una mueca.
—Alteza, su padre ha dejado en claro que requiere su presencia —insistió Mark—, y la de la señorita.
Agregó segundos después, cosa que hizo que Frederick y yo compartiéramos una mirada un tanto extrañada.
¿Mi presencia? ¿Para qué requería el rey mi presencia? ¿Había descubierto que yo fui quien escribió el artículo?
De inmediato, Frederick comenzó a negar.
—De ninguna manera, el rey no puede solicitar la presencia de Beth, ella no tiene nada que ver con nuestros asuntos.
—Lamento decirle que su majestad me ha dicho que, si no regreso a casa con usted y la señorita, mi trabajo podría estar en riesgo, y señor, llevo años sirviendo a la familia real, su padre...
—Es un idiota por ponerte en una situación comprometedora, pero es típico de él, ¿no?
Se burló, Mark contuvo sus palabras, claramente no quería ofender a la familia real delante de un miembro de la realeza. Frederick, inconforme suspiró.
—De acuerdo, Beth y yo estaremos en el palacio, pero que consté que lo hacemos por ti y no por mi padre.
Le acusó con su dedo índice, Mark asintió en acuerdo.
No tardamos mucho en subir al auto de Frederick, quien se había negado a ir en el mismo auto que Mark al palacio, conocía la razón de esto, si ambos dejábamos que Mark nos llevara, dependeríamos del personal del palacio para regresar a casa y algo me decía que, para Frederick, tener que depender del palacio no era uno de sus asuntos favoritos.
Yo por otro lado, estaba hecha un mar de nervios, tenía un pésimo presentimiento de la situación y mi mente no dejaba de hacer un centenar de teorías sobre las cosas que el rey podría decirnos a ambos, también tenía la idea de que podrían saber que yo escribí el artículo y por eso requerían de mi presencia.
—Ey, todo irá bien.
Trató de animarme ofreciéndome una diminuta sonrisa, pero podía ver que estaba igual de nervioso que yo, por más que tratara de disimular.
—Eso espero.
Murmure, y realmente lo esperaba, lo menos que deseaba era tener problemas con el rey, sobre todo cuando su majestad no era muy afecto a mí.
—Sé que puede ser intimidante, pero no le des el veredicto de serlo.
Habló refiriéndose a su padre, le observé conducir, su vista estaba fija al frente y conducía relajadamente.
—Es fácil decirlo cuando le conoces bien, es tu padre.
Pensé en voz alta, cosa que hizo que me ganara una mirada seria de Frederick, su mandíbula se contrajo un poco.
—No fíes de ello preciosa, podrá ser mi padre, pero no quiere decir que lo conozca bien.
—Ustedes no tienen una buena relación, ¿no?
Sé que a menudo, evadir este tipo de conversaciones era la vía confiable para Frederick, pero necesitaba respuestas para poder controlar mi ansiedad. Lo observé acomodarse en su asiento.
—¿Acaso no es obvio? —cuestionó—. Gustav nunca ha sido afecto a sus hijos.
Me sorprendí de que llamara por el nombre de pila a su padre, pero no lo cuestioné.
—¿Qué hay con tu madre?
Frederick suspiró.
—Ella es... —Hizo una larga pausa mientras pensaba, sus labios se fruncieron en una mueca—. Digamos que mi madre es solo ella. Dios, me cuesta explicarlo, es una persona bastante distante como mi padre, cosa que no me sorprende, quiero decir, por algo congeniaron, ¿no? Es bastante complicado explicarlo.
—Podría entenderlo.
Me apresuré a decirle antes de que optara por dejar el tema a un lado, quería saber más de él de lo que sabía, quería conocer sobre su familia también, que decidiera abrirse en vez de cerrarse en sí mismo.
—No, no lo harás. En realidad, a veces tampoco lo hago yo —mencionó y soltó un suspiro pesado—. Digamos que mis padres se comportan como reyes las veinticuatro horas del día, incluso en los momentos difíciles siguen siendo los reyes.
Pude ver que decir eso era bastante para él, pues hablar de sus padres era demasiado personal.
—Suena complicado.
Concluí.
Un pequeño silencio se formó en los dos.
—Todo en ellos es complicado. Sus reglas, decisiones, crianzas y la forma en que desean que llevemos nuestras vidas, no culpo a Brayden por haber... —Su frase se quedó a medias y una gran mueca se posó en sus labios conteniendo sus palabras, lo que sea que estaba por decir, le dejo un mal sabor de boca y negó—. Ellos nunca nos han comprendido y nosotros a ellos tampoco.
Concluyó, pero eso no era lo que realmente quería decir, había algo más, algo referente a su hermano, lo cual me dejó con intriga, ¿qué era eso que no quería decir?
Estuve tentada a preguntar, pero el palacio estaba a la vista y me quedé sin habla pues los nervios me volvieron a inundar, los guardias nos saludaron a ambos con una habitual reverencia y Frederick estacionó su auto en la entrada principal, espero a que Mark saliera de su auto para luego apagar el motor del suyo, espere a que les quitara el seguro a las puertas para bajar, pero no lo hizo, en su lugar, tomó mi mano y la entrelazó con la mía.
—No tengo idea de lo que mi padre planea, pero sea lo que sea no es bueno, lo digo en serio Beth, no dejes que te intimide. —Y de nuevo pensaba que decirlo era fácil. Sus ojos me miraron con una pizca de dureza e impaciencia—. Por favor, prométemelo.
Sus ojos fueron insistentes.
Asentí lentamente y luego él lo hizo.
—¿Te quedarás conmigo?
Pregunté. Lo menos que deseaba era estar a solas con el rey.
—No voy a dejarte si tú no me dejas.
A pesar de que se refería a este momento, encontré peso en sus palabras, como si se refiriera no solamente a este momento, sino a muchos más. No era experta en emociones, pero podía ver que Frederick estaba luchando consigo mismo por contener sus emociones en el momento y claramente sus palabras significaban más allá de lo que estaba pasando.
***
Gossip Royals
11 de junio de 2019
Hola, queridísimos Royals. Gracias a una fuente muy cercana, nos hemos enterado del nuevo deslice de nuestro guapetón príncipe sueco, ¿saben de quien hablo? ¡Así es! ¡Frederick Kallenberg! El príncipe que nos roba muchos suspiros a las chicas (y apuesto a que chicos también). Por lo habitual, conocemos a nuestro futuro soberano por ser un tanto reservado con su vida personal, nunca da información sobre sus amoríos, pero hoy les vengo con una noticia sumamente interesante de este peculiar príncipe.
Resulta que el fin de semana, el príncipe fue cachado con nada más ni nada menos que la princesa Aitana de España, en el palacio de Ulriksdal en Solna, ¿creen que allí habité? Si es así, por favor avisen, que muero de ganas por ir a buscarle, tocarle la puerta y presentarme como su futura princesa, ¿a que no sería superromántico?
Volviendo al tema. Una fuente cercana al palacio nos informó sobre este encuentro de ambos royals en el palacio, al parecer, se les encontró muy acaramelados en los jardines y se dice (según trabajadores del palacio real de Estocolmo) que él y Aitana siempre han mantenido una relación fuera del ojo público por casi un año, esto a petición del príncipe Frederick, quien lamentablemente se niega a hacer pública su relación amorosa.
Es una lástima porque estoy segura de que ambos hacen una pareja espectacular, ¿ustedes qué dicen?
Eso es todo por hoy, pero si desean enterarse de más, no olviden suscribirse a nuestro sitio web para enterarse sobre más chismes relacionados a la realeza.
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