Capitulo V

En el salón del trono se escuchaban tambores y música que ayudaban a los bailarines a bailar y entretenían a todas las personas allí presentes que observaban cómo las jóvenes bailaban perfectamente y sin errores.

El lugar estaba lleno de egipcios y de otras naciones celebrando un día más de vida para el Rey del Alto y Bajo Egipto.

EL Cumpleaños del Soberano Seti I.

El rey sentado en su gran trono de oro recibía obsequios del pueblo como oro, finas telas, grandes joyas y pesados ​​collares hechos de anillos de oro dignos de un Rey. Todos los regalos fueron sin duda muy caros y de muy buena calidad ya que estos regalos fueron entregados por personas poderosas.

-Madre, ¿crees que le gustará?.- preguntó el menor a su madre mientras sostenía en sus brazos el regalo de su abuelo.

-Claro que si mi niño.- dijo dándole ánimos y apoyo a su querido hijo Moisés, que moría de miedo de que el rey Seti I rechazara el regalo que le costó mucho en buscar para que este sea perfecto para el gobernante de Egipto, Su abuelo.

-¿Pero si no?.- susurró triste pensando que tal vez su abuelo no le gustaría su regalo, teniendo regalos caros y de buena calidad, que su regalo que no era tan caro y ni siquiera de buena calidad.

-Moisés, tu abuelo lo querrá mucho, así que no te preocupes.- dijo, animando a su hijo para que deje de preocuparse. - Así que anda.- vio que su hijo era el siguiente.

Moisés soltando un suspiro camino hacia el Rey, donde esperaba ansiosamente el regalo de su amado nieto. El menor die pie frente al soberano, extendió con sus manos algo temblorosas el regalo que con amor y cariño hizo para su abuelo.

-Este bello joven también es hijo suyo soberano.- preguntó un hombre al lado del rey Seti, mirando al niño que estaba un poco nervioso.

Cuando el rey Seti escuchó esa pregunta, le iba a decir que sí, que Moisés, su amado nieto era su hijo pero no lo era, ya que es hijo de su tesoro, de su amada hija Henutmire, Moisés era el único que podía sostener esa gran luz que tenía su amada princesa Henutmire, luego de esos acontecimientos y sufrimiento que pasó su hija por su culpa, su amado nieto fue el único que pudo hacer vivir y renacer a su princesa.

Él no era nadie para quitarle esa sonrisa a su amada princesa Henutmire. Pero dentro de su corazón, su Moisés era su hijo de sangre.

-No.- respondió con su mirada hacia Moisés..- es mi nieto.- sonrió mirando con cariño al menor que tenía los brazos extendidos con el regalo.

-E-Espero que le guste mi rey.- dijo con temor al rechazo e implorando a los dioses que el Rey acepte y le guste su regalo que le compro con mucho cariño.

-Si viene de mi amado nieto, entonces si.- respondió con una gran sonrisa que hizo que el menor bajara todo su miedo al rechazo y dándole seguridad que el menor necesitaba que él nunca rechazaría un regalo proviene de su amada Darnisha.

El menor al escuchar aquellas palabras llenas de amor y cariño provenientes de su abuelo envió ese miedo al río Nilo para que lo alejara lejos de él.

-Dame un abrazo.- pedio con cariño hacia su nieto y este le dio gustosamente un fuerte abrazo, que el rey correspondió felizmente.-Mi amado Moisés.- susurró alegremente, abrazando muy fuerte a su nieto pero sin lastimarlo.

Henutmire que observaba desde abajo como su padre y su hijo se abrazaban con amor y cariño. Y recordando como si fuera ayer donde su Padre despreciaba a su hijo por tener sangre de hebreo pero eso cambio cuando pasó ese acontecimiento de años atrás, su Padre aceptó y agradeció eternamente a los dioses por haber enviado a Moisés, su amado hijo, para ayudar a llevar alegría al palacio que tanto necesitaban pero más al Rey de Egipto.

-Que los dioses te den salud y prosperidad, mi Moisés.- dijo dándole un beso en la frente a su nieto.

-Felicidades mi rey, que sea favorecido en todo lo que realiza por toda su vida.- sonrió.

-Así será.

Moisés se despidió delicadamente del rey y descendió de las escaleras con una actitud formal digno de un príncipe y se dirigió hacia donde lo esperaba su madre con los brazos abiertos y una sonrisa. La princesa teniendo a su hijo frente a ella lo abrazó diciéndole que sin importar lo que pasara ella siempre estaría con él, y siempre lo amaría y la ayudaría en lo que necesitara, mientras el rey sentado en su trono, miró con alegría al ver brillar sus dos joyas más preciadas como los rayos del Dios Ra, no hay duda que su nieto le trajo alegría a su hija pero más a él, cómo amaba ese pequeño regalo que le enviaron los Dioses y les estará muy agradecido por enviarle un regalo muy valioso para él, su familia y su reino.

No iba a permitir que nada ni nadie lastimara y dañara a su amado nieto Darnisha, un regalo enviado por los Dioses. Y si tuviera que dar su vida para mantener a salvo a su nieto lo haría sin duda, Moisés era muy especial y no iba a dejar que lo separaran de su lado y si alguien se atrevía a separarlo de su lado, iban a conocer quien es el Rey Seti I.

Todo el pueblo del alto y bajo Egipto celebraba un año más de vida del Príncipe Darnisha, también conocido como Moisés, Salvador o Liberado del agua.

Hoy se celebraba el cumpleaños del Príncipe Moisés.

El salón de trono se llenó de risas, música y gente de otros países que fueron invitados por el rey Seti I para celebrar el cumpleaños de su querido nieto, Moisés, su gran orgullo.

Con el paso de estos años, Moisés demostró que siendo un Omega podía hacer cualquier cosa como los demás Alfas y mostrándoles que un Omega no era débil y no solo servía para traer cachorros al mundo, sino para demostrar que eran fuertes y que podrían vivir y cuidarse de sí mismos, sin ningún Alfa que los proteja o cuide.

Y eso al Rey Seti I le encanto que su nieto no se dejará mandar por nadie, ni siquiera por el propio Soberano.

El rey Seti I en su trono de oro observaba como su amado nieto pasaba un momento feliz en su fiesta de cumpleaños, no cabe duda que la sonrisa de su amado Moisés lo llenaba de alegría y mejoraba su día.

-Veo que lo está pasando bien.- dijo la Reina Tuya hacia su esposo, viendo como Moisés bailaba con alegría, haciendo que el lugar se llenara de un ambiente cálido y alegre para los invitados entretanto estos veían como el príncipe bailaba con una sonrisa en sus labios que cautivaba a todos los Alfas solteros que se encontraban en ese salón.

-Es su día y quiero que lo disfrute, se lo mereces.- soltó contento el rey.

-Digo lo mismo.- asintió a la respuesta de su esposo hasta recordar ese pequeño asunto.- ya has decidido quién será el afortunado.- preguntó.

-Estoy decidiendo entre dos pretendientes, uno es el príncipe Ahmose, heredero de Sequenenre Tao II, y el rey Khafre, hijo del antiguo rey Akil.- explicó el rey Seti I.

-Mi soberano, disculpe la osadía pero ¿por qué decidió sólo esos dos príncipes y los demás que?.- preguntó la mujer con curiosidad.

-Ellos son los más adecuados para mi amado Moisés, son reyes, solo uno lo es pero son reyes de grandes propiedades, tierras muy ricas y grandes ejércitos que podrían ayudarnos en las guerras. - comenta el rey Seti. -Pero lo más importante, es que son Alfas fuertes que podrán cuidar a mi nieto Moisés.

-Mi soberano sabe bien que Moisés puede protegerse y cuidarse a sí mismo.

-Aun así, necesito un Alfa que lo proteja, lo cuide y lo ame como yo. - dijo mirando a su nieto que estaba hablando animadamente con su hijo Ramsés.

-Esposo mío, ¿no crees que este asunto no nos conviene? - El rey al escuchar ese comentario miró seriamente a la reina Tuya, quien al ver la seriedad y el enfado de su marido habló rápidamente. - No quiero que nuestro Moisés se case por políticas sino por amor. Quiero que conozca y experimente el amor, mi soberano.

El rey al escuchar esas palabras de su esposa se calmó y comenzó a pensar en lo que dijo su esposa, lo que decía tenía toda la razón, no quería que su nieto sufriera donde no hay amor. No lo iba a permitir, su nieto, su joya más querida que era un regalo de los dioses, no iba a dejar que caiga en manos de un Alfa que no le iba a dar amor, eso si que no.

Mientras los reyes de Egipto que luchaban entre sí en sus mentes, los pretendientes del príncipe Moisés, siendo estos Alfas de la misma edad que el cumpleañero o la misma edad del heredero al trono, Ramsés, estaban encantados y enamorados de aquel hermosa Omega que charlaba animadamente con el Heredero al trono, Ramsés.

No cabe duda que los pretendientes del Príncipe Moisés quedaron impactados por la belleza que portaba el bello Omega y nadie iba a rechazar ni torcer el brazo en dejar escapar esa joya, la joya más preciada y amada por el Rey Seti I de Egipto.

Si se casaban con ese hermoso Omega serían envidiados por todos los Alfas o del mundo por haberse casado con la joya del Soberano de Egipto Seti I.

-Psss...Moisés.- llamó la joven hacia al nombrado que inmediatamente giró su mirada hacia su amiga, dejando en pausa la conversación que tenia con Ramsés.

Mientras el Alfa aprovechaba el momento para robarse una copa de vino que justo pasa un sirviente con un bandeja entregando vino a los invitados.

-¿Qué pasa Nefertari?.- pregunto curioso.

-Mira.- indicó la joven.

Moisés giró la mirada para ver hacia dónde señalaba su amiga pero no encontró nada.

-Mira qué.- dijo sin encontrar nada.

La mujer dejó escapar un suspiro de cansancio y se acercó un poco más a su amigo.

-Tienes miradas puestos en ti.

-Miradas, miradas de los invitados, no. - preguntó confundido sin entender que tenia que ver con eso, ya que era normal tener tantas miradas de toda la gente sobre él siendo el príncipe de Egipto que debían darle respeto y admiración.

-No, tonto. - golpeó la frente del príncipe con sus dos dedos, lo que le hizo gemir de dolor. - no miradas de los invitados, sino miradas de Alfas.

-Miradas de Alfas.

-Sí, mira.- señaló donde estaban esas miradas y viendo que eran 4 miradas hacia el Omega.

Moisés miró cada mirada que le indicaba su amiga, viendo que esas miradas eran de príncipes y Alfas jóvenes. Dando un chasquido de molestia, giró su mirada hacia su amiga quien le mostró una mirada pícara.

-No digas nada.- dijo cruzándose de brazos molesto.

-Vamos, no actúes así.- sonrió. - No hay duda de que tu suerte trae Alfas guapos y, sobre todo, príncipes de tierras ricas como Egipto.-

El príncipe no sabe cuanto odia esa suerte que llevaba consigo, dondequiera que vaya o como sea, su atuendo o su apariencia encantaban o enamoraba a todos los Alfas. Dondequiera que iba o pisa, todos caía a sus pies, dejándolos hechizados y locos de amor. Cómo sucedió en la guerra y solo recordarlo le molestaba mucho.

Pero lo que más le molesta es que teniendo esa suerte de no podía tener a ese Alfa que ansia su corazón y su Omega, deseaba tanto que ese Alfa sea el padre de sus cachorros.

-¿Qué está pasando aquí? ¿Qué están susurrando sin mí?.- preguntó un sonriente Ramsés con una copa en mano.

-Lo que pasa es que nuestro querido Moisés.- vio como el nombrado le daba una mirada fría diciendo que no dijera nada pero eso no afectó a la joven que seguía hablando.- le robó el corazón a.. .- en ese momento fue interrumpido por una voz.

-Moisés, por los dioses que finalmente te encontré.- dijo la princesa Henutmire, interrumpiendo a los tres jóvenes.- ¿Dónde te has metido? Te estuve buscando.

-Pues...

-No importa, ven.- toma a su hijo del brazo.- el soberano te busca, así que vamos.- abriéndose paso entre los invitados, caminaron hacia el soberano.

-Mi abuelo, ¿y para qué?.- preguntó mientras se dejaba llevar por su madre.

-"No lo sé, simplemente me envió a llamarte, así que continúa", respondió, dirigiéndose hacia donde estaba el Rey y detrás de ellos le seguían Ramsés y Nefertari.

-¿Qué ibas a decir con robar corazones?- dijo Ramsés confundido y sin entender de lo que querían decir con eso.

-Nada, mejor vamos a ver a Moisés, sí. - abrazo el brazo de Ramsés, dejando ese asunto atrás.

Al ver ese simple gesto, Ramsés se puso nervioso y sus mejillas se sonrojaron.

-S-Sí, vámonos.- con una sonrisa en el rostro caminando con la joven se dirigieron hasta donde se fueron su hermana Henutmire y Moisés, por dentro del príncipe gritaba de felicidad. Por fin, aunque fue un toque pequeño de la mujer que amaba, fue algo especial para él y muy valioso.

El Heredero al trono con ese toque de la mujer que ama era el hombre feliz del mundo pero su Alfa estaba algo confundido, no estaba ni feliz ni complacido, era como si no quisiera ese gesto pero por qué.

Pero eso no importaba, lo que importaba aquí y ahora es que estaba muy contento y enamorado de esa mujer.

Su mente siempre estaba pensando en Nefertari y preguntándose cuáles eran sus cosas favoritas, sus pasatiempos y sus expresiones. Y lo más importante era que se enamoró de esa belleza que tenia esa beta, solo con esas expresiones hacia la mujer era suficiente para demostrar que estaba enamorado de esa mujer. Y nadie iba a cambiar su enamoramiento hacia Nefertari.

Sus nervios, sus mejillas sonrojadas y su tartamudeo al hablar con ella, eso le demostraba que solo una cosa que ella hacía o decía lo hacía sentir así y todos esos efectos eran causados ​​por ella y aquellos eran solo de ella.

Pero lo que Ramsés, el Heredero al Trono, hijo del rey Seti I, olvidó algo que es importante en la vida de cada persona y que no se debe olvidar y eso era el corazón.

Si, El corazón de Ramsés.

Ese corazón nunca latió cuando miró o cuando escuchó la voz de la mujer, ese corazón nunca latió rápido o fuerte. Este corazón, aunque miré u oí esa voz, nunca latió, parecía como si estuviera muerto.

El corazón siempre es primero antes todos y este era más importante que los demás, este indica o mostraba y a experimentar que es el amor y como llega a obtenerlo con la persona indicada, el corazón indica quién es perfecto para ti para que esté a tu lado apoyándote y ayudándote pero sobre todo amor.

Aunque a veces se confunde el corazón de persona, pero aún así no desconfíes de tu propio corazón ya que este podría premiarte con algo o alguien mejor como disculpa por haberte lastimado y mentido.

O tal vez será que el corazón ya tiene dueño y a su enamorado para que haga latir rápido y fuerte como un tambor.

Pero Ramsés no le prestó atención a eso, y solo prestó atención a su cabeza, a su cerebro y no a su corazón.

Y solo esperaba que no se arrepintiera de no haber escuchado a su corazón porque cuando se diera cuenta del daño que hizo y por haber escuchado a su cerebro, ya sería demasiado tarde para arreglar esa herida.

-Mi amado Moisés, pídeme lo que quieras, cualquier cosa que quieras en el universo, te lo daré como regalo de cumpleaños.- dijo el rey Seti a su nieto Moisés.

-Ya tengo todo lo que necesitaba, abuelo.

-Eso es hoy, pero sé que algún día, cuando Ra vuelva a brillar, puede que no sea así, yo estaré aquí para satisfacer ese deseo tuyo. - jura el soberano.

-Aprecio mucho este gesto de su parte, mi soberano.- dijo Moisés al soberano, quien sólo respondió con un asentimiento de cabeza.

El Rey, tomando la mano de su Reina, se dirigió a celebrar la fiesta en honor a su nieto Moisés que cumplía un año más de vida, llenando de sonrisas y alegría a sus vidas.

-Mi niño estás segura de que no necesitas nada.- pregunto la princesa Henutmire.

-No madre, tengo todo lo que quiero en este palacio, no necesito nada.

-Está bien.- tomó las manos de su hijo entre las suyas.- Pero si necesitas algo o cualquier cosa, tu abuelo te lo dará y yo también.- dijo la mujer.

-Gracias madre, te lo agradezco mucho.- sonrió.

-No es nada. - le dio un abrazo que fue correspondido. - Nunca olvides que te quiero mucho, Moisés.

-Yo también madre.

Unas horas más tarde la fiesta llegó a su fin, haciendo que uno a uno los invitados se retiraran a sus hogares, quedando el salón del trono vacío y solo quedando la familia real y algunos hombres que limpiaban el salón, dejándolo limpio.

Dándose las buenas noches y dándole unas últimas felicitaciones al cumpleañero, cada uno se retiró a sus habitaciones a dormir ya que fue un día muy duro y agotador pero aun así divertido y entretenido.

Casi todo el palacio ya estaban en sus camas durmiendo esperando que los rayos del Dios Ra aparecieran rápidamente mientras otros no tenían sueños o limpiaban las cosas que usaron en las fiestas. Todo el palacio estaba dormido u ocupado pero en una habitación especial con cierta persona que no podía conciliar el sueño, era como si no tuviera sueño o tal vez estuviera pensando en cómo declararse su amor hacia esa persona.

-Yo te amo desde hace tiempo.- habló, caminando de un lado a otro en su habitación.- aún no olvido cuando éramos niños....nos recuerdas cuando niños....pues sí.....el amor comenzó desde entonces..- recordó cómo Ramsés siempre estuvo ahí para él cuando necesitaba ayuda o cuando estaba triste, siempre unidos hasta ahora..- y solo ha crecido.....crecido no....crecer no.... soló ha aumentado, Ramsés.- dijo buscando las palabras perfectas para su confesión.- y la verdad tu para mí eres todo.- sonrió.- eres como....eres como el aire que respiro, Ramsés, eres como el aire que respiro.- repitió.- no se.- se pasó las manos por la cabeza, frustrado y nervioso..- eres mi lu-....

En ese momento se abrió la puerta asustándolo un poco al Omega, al fin, finalmente llegó su Alfa y estaba frente a él y en su habitación.

-Me llamaste Moisés- Ramsés entró gritando pero con una sonrisa en los labios.

-Si, así es.- se acercó al Alfa que lo estaba esperando en escuchar lo que tenía que decir.- Necesito hablar contigo, necesito decirte algo.

-Perfecto.- tomo a Moisés por los hombros y habló. - Yo también tengo algo que hablar contigo y creo que lo mío es más urgente. - se distanció un poco del omega.- Puedo hablar primero.

-Si, claro habla.

-Bien, iré directo al punto.- dijo el Alfa sonriendo, mirando a su hermano. Mientras tanto, Moisés estaba esperando lo que Ramsés tenía que decir para poder decir su confesión de amor, pero todo se vino abajo cuando escuchó esas palabras salir de los labios de su amado..- estoy completamente enamorado de Nefertari y ya no le puedo ocultar.- soltó felizmente sin imaginar que le rompió el corazón a Moisés en mil pedazos.


Continuará......

Espero que les haya gustado este capítulo de esta hermosa historia y también vengo a agradecer a todas esas personas que votan y comentan cada una de mis historias. No saben cuanto me encanta ver sus comentarios positivos y leer lo que comentan sobre como les encanta mis historias y quieren que publique otro capitulo mas pero como deben saber no tengo tiempo, tengo que estudiar todo el tiempo para no bajar mis notas y es por eso que no he publicado en Wattpad ni en TikTok, en las dos plataformas he dejado abandonas y pido perdón por eso, casi no tengo tiempo para escribir y a veces tengo que escribir en las noches pero también es malo escribir en la noche, ya es muy importante dormir y descansar, y es por eso que no publico mis historias, así que les pido de favor que tengan paciencia conmigo, si.

Comenta que les pareció este capítulo y no olviden votar, adiós, cuídense mucho.

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