Visita Inesperada/Reencuentros

Templin...

Después del contratiempo de ayer, por el que me llevé un susto indecible, con la desaparición de Martín; mi mundo se vino a bajo, porque, cuando una madre se da cuenta de que su hijo se ha perdido, experimenta una serie de emociones encontradas.

Como lo es, el miedo a lo desconocido, a lo que le podría pasar a su hijo, a no poder encontrarlo. Acompañado de la culpa,  por no haber estado más atentas, y no haber tomado las precauciones necesarias. 

Entonces viene el enojo con su hijo por haberse perdido, con la gente que no les ayuda, con el mundo en general.  Y además, la desesperación, al junto de la sensación de que no hay esperanza, de nunca volver a ver a su hijo. Todo eso, lo sentí yo, mientras buscaba a mi hijo, que al parecer tampoco andaba solo.

A nuestro regreso, volvimos a la dulcería, en la cual nos aguardaba un poco de chocolate caliente que nos preparó Julia con galleticas de jengibre.  Luego de explicarle a Julia nuevamente mi contratiempo, organizamos todo y decidimos cerrar temprano, me sentía agotada, pero a pesar de todo, las cosas salieron bien, aun mejor de lo esperado. Anque, me quedé con el deseo de conocer al dueño del hotel.

Algunos días después

Berlín, René

29 de diciembre...

Me desperté temprano, por lo que decidí ir al restaurante del hotel, para pedir un chocolate caliente; al otro día de navidad le pedí a Sofía que regresara a casa, yo me quedaría unos días más, al junto de mi hija, debía compensarle por el tiempo que la dejé sola.   

Un pensamiento, rondaba en mi memoria, Jade, aquella chica que conocí en apuros.  No la volví a verla, pero su rostro continuaba en mi memoria día y noche.   De pronto sentí unos pasos, y luego se detienen a mi lado; decido voltear para ver...

- Buenos días Señor- me dice Sara.

- Buenos días Sara, y Ketleen, ¿dónde está?

- Mírela Señor, está en el Restaurante pidiendo un chocolate caliente-me dice con media sonrisa- le dije que yo se lo pedía pero insistió en que iría a saludar a la camarera.

- Ay Dios, que voy a hacer con esa niña, es tan terca como su madre-le digo a Sara, la cual se lleva una mano a la boca para no estallar la risa.

No pasaron dos minutos, cuando el torbellino llegó a mi lado...

- Papito, Papito ¿cuándo regresaremos a casa?

- Mañana mi niña ¿Porqué me preguntas?

- ¿Mañana? no puede ser- Me mira, y me lo dice con una cara llorosa.

- A ver Kate, ¿porqué no puede ser mañana? es un buen día- ¿No quieres regresar?

- Si quiero regresar Papito, pero, quiero ir a ver a mi amiga, y me dijiste que iríamos después de terminar tus negocios

- Lo siento mi niña, perdóname, de verdad, lo había olvidado por completo

- ¿Podemos ir mañana?, por favor, por favor, por favor- me puso carita de ternura y las manitas puestas como para oración.

- Ok, y ¿Dónde vive tu amiga?

- Ella vive en Templin Papito- me dice sonriente- No te preocupes, ella me dijo que no es lejos de aquí.

- ¿Templin?, ¡Qué casualidad! tengo a una amiga allí también, después de visitar a la mía... Podemos ir a visitar a la tuya ¿Estás de acuerdo?

-  Si, si,si Papito... ¡Yupiiiii!- me dice saltando de alegría- Pues, ¡Vamos ahora Papi! ¿Sara puede ir también?

Sara me mira con el rabillo del ojo;  ¿cómo podría dejarla? es la nana de mi hija y podría ayudarme cuando decida hablar con Jade.

- Pues... Si, claro, ¡Adelante vamos allá!

Pedí una limusina del hotel, no era porque quería impresionar, sino que, en esos momentos, era la mejor para viajar fuera del hotel.  Investigamos en el hotel y nos dijeron que Templin, está a una hora y algo de Berlin, por lo que teníamos tiempo suficiente; solo era una visita, pero primero, iríamos a ver a mi amiga Jade.

Pienso que debo comunicarme con Jade primero, para que me envíe su ubicación.   Es primera vez que voy a Templin y no voy a pasar vergüenza.  Así que, aprovecho la distracción de Ketleen y tomo mi móvil, en el cual tengo su número, tomado de la etiqueta, cuando me regaló los chocolates; entonces, le marco...  Suena dos veces... Toma la llamada.

Del otro lado...

- Buenas tardes, Candies Jade, para servirle, ¿En qué podemos ayudarle?

- Buenas tardes, ¿me podría comunicar con Jade por favor?

- Ella le habla, ¿Con quién tengo el gusto?

- Soy yo Jade René, el chico que te ayudó con el auto el otro día ¿Me recuerdas?

- Hola René, claro que sí, ¿Cómo olvidarte? si no fuera por ti... 

- Jade, yo... mañana vuelvo a casa, solo quería verte una vez más, ¿podríamos vernos?

- Si, no hay problemas ¿Puedes venir a Templin? estoy un poco ocupada en la dulcería, por lo que ¿puedes venir aquí?

- Pues si, aún mejor, podría tomarme un chocolate caliente y... dulces de chocolates gratis. jajaja.

- Pues, ahora te envío mi ubicación, nos vemos al rato, cuídate con la nieve por favor...

- ¿Estás preocupada por mi? 

- René, no digas caballadas, no nos conocemos lo suficiente para yo estar preocupada por ti...

- ¿En serio? pensé que ya éramos amigos... y los amigos se preocupan unos por los otros.

- Bueno, en parte tienes razón, si, me preocupo por ti...- dije la última parte casi inaudible.

- ¿Sabes? tengo que decirte algo...

- Pues, date prisa entonces... Te espero. Bye.

- Ok, quiero que alguien te conozca, la llevaré conmigo, y, no me preguntes, es una sorpresa.

- Ah, ok, vale...  

- Te veré al rato cariño.

Termina la llamada y mi corazón empieza a latir a mil por horas, siento que estoy roja como un tomate y siento mi cara caliente como una braza,  él me dijo ¿cariño?Julia me mira desconcertada y me pregunta.

- Jade, ¿qué te pasa? ¿Quién te llamó? No me digas que... Espera, ¿Escuché René?¿No es el chico del que te enamoraste a primera vista?

- ¡Julia! baja la voz, no quiero que Martín escuche- le digo con unos nervios de punta- Pues sí, es él, viene a visitarme... Y me dijo que trae a alguien más que quiere conocerme.. ¿No será su prometida?

Como una ráfaga de viento, me puse a organizar algunas cosas desordenadas y a limpiar tod, aunque no se veía el sucio por ningún lado, lo que sucede es que, estoy nerviosa y tengo que distraerme en algo.  Martín por su lado, recostado en el sofá de la salita de espera, ajeno a todo lo que está pasando, leyendo cuentos de navidad, le encante leer, solo me mira, entre veces con una sonrisa afable, indicándome que todo está bien.

- Mami, es casi la hora del almuerzo, ¿podría comer pollo hoy?

- Como te has portado bien y eres un niño muy bueno... Si, puedes comer pollo.

- ¡Yupiiii! te amo Mamita, me encanta el pollo- Me dice dando salticos. Quiero del pollo de Don Julio, es muy rico y suave.

- Pero mi niño, no puedo salir ahora de la dulcería, aunque...

- No te preocupes querida, ya terminé lo que tenía que hacer, así que, puedo acompañarlo- me dice Julia, encantada.

- Pues está bien tía consentida, ¿qué haría yo sin ti?- le digo a Julia con una mirada de cómplice- En  mi bolso hay dinero, tómalo, pero no tarden, no me gusta estar sola.

- Ok, Vamos Martín.

Salieron juntos agarrados de la mano.  Para Martín, Julia era una verdadera tía y la amaba porque ella siempre lo consentía en todo.

Minutos más tarde...

Le estaba dando los últimos toques a mi resiente obra maestra, galletas de chocolate irresistible,fué el nombre que les puse.   Estas galletas, son perfectas para los amantes del chocolate. La masa está hecha con una combinación de chocolate negro y chocolate blanco, y los trozos de chocolate y las almendras le dan un toque crujiente y delicioso. Quiero dárselas de regalo a René, como ya se va... nunca me había inspirado y esforzado tanto en hacer unas galletas tan perfectas en forma de corazón.

No podía creer, debía darle la razón a Julia; me enamoré a primera vista de René, a pesar de no conocernos... Pero el amor es así y nadie entiende las razones del corazón.  

Siempre he tenido un atrapa sueños en la puerta para darme cuenta cuando alguien entre a la dulcería.  Este fué el caso, sentí el tintinar, estaba de espaldas, pero no di vuelta de una vez para ver quién llegaba, estaba metiendo las galletas al horno.

- Puede tomar asiento por favor... Lo atiendo en un momento-dije.

- ¿No deberías mirar primero antes de dar una orden?

Esa voz, me era conocida, mi corazón lo reconoció, pues empezó a latir de nuevo de forma impresionante, ¿Qué me pasaba? me dí la vuelta con mi mejor sonrisa, y, vaya sorpresa la que me llevé, estaba él ahí parado en la puerta;  llevaba un abrigo como la primera vez que lo vi, aunque, esta vez, tiene puesto un polo negro cuello de tortuga, el cual hace resaltar sus ojos azules, y un pantalón fino azul marino, que le da un aire sofisticado, pero no vino solo, a su lado agarrados de mano, estaba una pequeña niña, y yo la conocía muy bien.   No puede ser, pienso... ¿No me digas que?...

- ¡Jade!- dicen los dos a una sola voz.

Ante ésto tienden a mirarse...

- René, Ketleen... Ustedes...

- Si- dice René- Ella es mi hija.

La niña no se queda atrás y dice...

- Si Jade, él es mi padre- Al mismo tiempo dice... Papi, ella es Jade, mi amiga de quién te hablé.

- No puede ser, entonces, ¿tú eres la amiga de mi hija? bueno, y también mi amiga... Y me dices que ¿No crees en el destino?

- No sé qué decirte René, esto es algo increíble, he estado con tu hija un par de veces y no me he dado cuenta que su el Padre.

Miro más allá entonces me dirijo a Sara...

- Hola Sara, ¿Cómo has estado?

- Hola Señorita Jade, todo bien.

- Bienvenidos a mi dulcería-les digo- Pueden tomar asiento en la salita de estar, es más cómodo para ustedes... 

A lo que rápidamente atienden, se quitan los abrigos, los ponen en un lugar que hay especialmente para ello y se sientan cómodamente.

- Es hermoso este lugar Jade- me dice René después de un momento- Entonces ¿también conoces a Sara?

- Pues  muchas gracias, mi amiga Julia y yo, decoramos. Y,  a Sara, no es que la conozco en si, sino que, nos hemos visto envueltas en varios incidentes, allá en el hotel, jajaja

Sara se sonroja y me mira de reojo y para darle otro giro a la conversación, ya que, sentía que Sara se estaba poniendo incómoda.

- ¡Les prepararé chocolate! ¿Con qué lo desean?

- Puede ser con galletas de jengibre, nos gusta a los tres -me dice René.

De pronto algo viene a mi memoria, si René es el padre de Ketleen, entonces es el dueño del hotel y el prometido de Sofía; ¡Santo Dios! no me lo puedo creer.  No tendré ninguna oportunidad, sabía que no habría ningún milagro de navidad.  Solo podremos ser amigos. 

Otra vez, escuché la puerta abrirse y logré salir de mis pensamientos, había olvidado que estaba sola en la dulcería por un corto tiempo... Entonces...

- ¡Mamita! ¡Mamita! tía Julia y yo estamos de vuelta, no nos tardamos nada

Martín pasó como un torbellino, atravesando el lugar hacia mis brazos, sin percatarse de la visita que esperaba tranquilamente el chocolate prometido y luego Julia que al ver que no estaba sola, fué directo a presentarse.

- Hola, soy Julia, amiga de Sara y su ayudante.

René del mismo modo se presentó él y a su niña.

-  René, éste es mi hijo Martín... Decido hablar.

- ¿Tu hijo?-dice René.

- Si, tiene siete años, luego te cuento- le contesto.

La conversación cambia cuando la pequeña  Ketleen, decide hablar.

- Hola Martín ¿Cómo estás? Nos vemos de nuevo.

- Hola Ketleen, si, otra vez- le responde Martín.

- Espera- dice René- ¿Ustedes también se conocen?

- Si Papi, vimos a Santa juntos y le pedimos el mismo regalo.

- ¿El mismo regalo?-Contestamos René y yo al unísono.

René me mira y sonríe.

De pronto, siento un caliente que atraviesa mi espina dorsal, además, siento que me sonrojo.  La sonrisa perfecta de ese hombre me derrite, pero, después de todo, debo recordar que, él es un imposible; ya está comprometido.  Y entonces,  logro recomponerme.  No puedo demostrarle lo que siento por él o lo que mi corazón grita, y es que, ¡Estoy enamorada!

___________________________________________________________________________ 

Fin del capítulo.

Espero les guste... 

En el próximo capítulo...

¿Qué sucederá entre Jade y René?

¿Le preguntará Jade a René sobre Sofía? ¿Logrará René explicarle a Jade quién es Sofía?

¿Qué otro evento inesperado podrá acontecer?

Muchas gracias por leer mi historia.  Les quiero.

Besos robados.

Aini_m.


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