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Capítulo 7; Singular.

—Bueno, creo que ya entendí.— Dijo el de cabellos oscuros, mientras veía la hoja con colores que le había estado explicando su amiga.

—Cuando mis ojos están normal.— Volvió a repetir.— Así marrón oscuro casi negro, bien preciosos.— Agregó.— Quiere decir que no he llegado a usar ni siquiera un 20% de mi poder.— Señaló el siguiente color.— Pero cuando lo comienzo a usar mis ojos cambian a un color como del cristal.— Aclaró.— Aunque no tengo color cristal, supongamos que este celestito lo es.— Dijo refiriendose a su lapiz de color.— Una vez pase del 40% mis ojos cambian al color verde.—- El chico asintió.— Luego del 60% se hacen entre azul.—Señaló el siguiente color.— Y cuando supera el 80% se vuelven amarillos.—

—Pero cuando pasas a usar todo tu poder y a esforzarlo, se vuelven rojos.—Ella asintió.

—Sí, pero significa peligro.— Escribió en letras chicas debajo del rojo.

El chico no entendía español, pero supuso que significaba lo que acababa de decir la castaña.— ¿Peligro para ti?— Decidió preguntar ya que había memorizado el significado de cada color.

—Eso sería más simple.— Suspiró.— Es peligroso para todos los que me rodeen.—

—¿Por qué?—

—Tal vez no lo sabes.— Dijo viendo la palma de sus manos.— Pero los quirks mentales como los nuestros están relacionados con la salud mental.—

—¿Salud mental?— La chica asintió.

—Cuando era pequeña tuve la suerte de que una persona especializada en los quirks mentales me diera clases particulares.—Suspiró dejando de ver sus manos.— Es por eso que trato de subirte la autoestima, hombre, mientras más confianza y autoestima tengas, tus poderes aumentarán.—

—No lo creo.— Trató de evitar el tema.— Pero eso no tiene que ver con que seas peligrosa.—

—Resumiendo, si mis emociones comienzan a descontrolarse...— Volvió a ver sus manos.— Mi poder explotará sin más.— Cerró sus ojos un momento.— Es por eso que no puedo tener emociones fuertes.—

—Pero tienes emociones fuertes a cada rato.— Dijo simple.

—¡Claro que no!— Contradijo. — Para los japoneses tal vez, pero para mi esas cosas no son nada.— Dijo apoyando su cabeza en su mano.

—¿Entonces...?—

—Pongamos un ejemplo que me haría explotar.— Dijo interrumpiéndolo. — Veamos.— Dijo pensando. — Ya, supongamos que eres asesinado por un villano, supongamos por que eso nunca va a pasar.— Dijo más como advertencia.

—Ya.— Dijo sin rodeos.

—Ahora también supongamos que justo en ese momento yo estaba al frente...— Esperó un momento.— Y veo como eres asesinado frente a mis ojos sin poder hacer nada.—

—Eres demasiado explícita.—

—La cosa es que eso me haría explotar al instante.— Levantó su dedo índice y tocó la nariz del chico.— Aunque podría vengar tu muerte en ese mismo instante.— Le dio una sonrisa.

—¿Entonces no debe morir nadie frente a ti?— Preguntó ignorado lo que había hecho.

Negó.— Sólo gente que me importe demasiado.— El chico se sonrojó.— Del mismo modo con las demás emociones, es por eso que no puedo ver una película de acción sin saber el final antes.— Dijo abrazándose a si misma.

—¿Y eso por qué? —

—Porque mi corazón comienza a latir muy fuerte.— Dijo con una mano en el pecho.

—Ya veo...— Dijo pensando.

—Otro ejemplo podría ser si llego a enterarme de que estoy embarazada por el espíritu santo.— El chico la miro raro.— No me mires así, puede llegar a pasar. —

—Bueno, ya entendí, nada de emociones fuertes.—

—Claro que puedo tenerlas, no soy un robot, además para eso tengo que tener una buena salud mental. — Dijo asintiendo a sus propias palabras. — Si mi autoestima estuviera por los suelos me sería imposible... Pero siempre he hecho oídos sordos a los comentarios malos y me he abierto al amor que sólo mi familia me ha sabido dar.—

El chico asintió pensando en que tal vez tuviera razón.— Mm.—

—¡Y también gracias a que te tengo a ti!— Dijo abrazándolo por la espalda, los colores en el rostro del chico comenzaron a aparecer. — Es muy divertido ver tus expresiones.— Comentó con una sonrisa.

—Tsk.— Dijo dejando de intentar zafarla.

—Anda, ¿Te has enojado?— Preguntó acercando su rostro por el hombro del chico, aprovechando que este estaba sentado.

—...—

—Shinsou...— Dijo con voz suave acercando sus labios al cuello del chico, provocando que este se estremeciera, pero no dijera nada.— ¿Te has molestado?— Preguntó antes de morder con sus labios el lóbulo de la oreja del peli-morado.

—¡Waa!— No pudo evitar gritar levemente de la impresión.

—JAJAJAJAJA.— La chica lo soltó mientras se reía a carcajadas, ella esperaba un chillido agudo, pero el chico le había dado el "gemido" más masculino que haya podido escuchar en su corta vida.

—Aleska, esta vez te pasaste. — Dijo sujetando o escondiendo su oreja con una mano mientras se ponía más rojo que un tomate.

Aunque la chica estaba igual de roja que él, el chico pensó en que era por reírse tanto, después de todo a sus ojos ella era una descarada dispuesta a todo con tal de avergonzarlo.

—Ay, perdón. — Dijo ya lagrimeando de la risa y usando una mano para tratar de echarse aire.— Maldita sea, estoy temblando como puberta de doce años...— Se dijo a sí misma mientras se tocaba las mejillas para tratar de enfriarlas.

—No estaba molesto, pero ahora lo estoy.— Dijo levantándose para salir del salón, tapando ambas orejas con sus manos.

La chica no pudo evitar volver a reír debido a la acción del chico, quien aceleraba el paso para salir. —¡No, no, espera, Shinsou, lo siento!— Gritó ya calmada levantándose para seguirlo.

—Dejame solo, Aleska.— Dijo ya en el pasillo, poniendo sus manos en sus bolsillos.

—Lo siento mucho, Shinsou.— Dijo la muchacha a su costado, mientras sus mejillas estaban rosadas.

—Esta vez te pasaste.— Siguió caminando hacia quien sabe donde sin siquiera mirarla.

—¡Pero ni siquiera te mordí con los dientes!— Trató de defenderse.

—Para tus amiguitos latinos estará bien, pero para mi no.—

—Ya lo se, ya te dije que lo siento.— Dijo apenada.— En serio no volverá a pasar.— Se disculpó mientras juntaba sus manos.

El chico la vio de reojo, deteniéndose.— Está bien, sólo no lo vuelvas a hacer.— Ella asintió varias veces. El chico suspiró pasándose una mano por su cabello.

La chica aún avergonzada se puso a enredar uno de sus mechones en su dedo.— Perdón... — Dijo aceptando su error.

—Sí, sí.— Trató de cerrar el tema.

Aunque sonaste bien pinshe sexy cuando gritaste.— Se dijo más a si misma mientras se golpeaba las mejillas para que ya no le quemaran.

El chico la miró curioso, pero prefirió no decir nada, dándose la vuelta para volver.— ¿Así se juegan los latinos?— Ella logró calmarse.

—No todos.— Dijo suspirando. — Pero he visto a algunas chicas jugarse así entre ellas.— Recordó a sus amigas.— Aunque es la primera vez que lo hago, ¿Qué tal lo hice?— El chico apartó la mirada. — Perdón, perdón, no voy a volver a hablar de eso.—

—Mm.— Asintió aún incómodo mientras recordaba la sensación.

— No se que pasó, ni siquiera me había jugado así con alguno de mis ex...— El chico la miró curioso.

—¿Ex?— Ella asintió.

—¿No lo sabías? — Él negó. —Bueno, he tenido 3.— Dijo mostrando tres dedos.

—Vaya.— Se puso a imaginar como serían.

— Pero de los tres, odio más al primero, es un perro.— Dijo achinando sus ojos.— El tercero es mi ex favorito. — Sonrió con nostalgia.

—¿Entonces por qué terminaron?— Dijo desacelerando el paso.

Se lo pensó un momento.— Porque el destino nos puso en caminos separados. Así que simplemente nos agradecimos el uno al otro y nos olvidamos.— Volvió a sonreír. El chico se sentía un poco incómodo, aunque él había preguntado.

—Ya veo.—

—¿Y tú? —

—¿Yo qué?— Él sabía a que se refería.

—¿Has tenido novia?— El chico negó. —¿Eh? ¿Entonces no has dado tu primer beso o...?— El chico volteó su mirada. — ¡A-Ah, lo siento de nuevo por mi comportamiento anterior!— Dijo inclinada a modo de disculpa.

—Ya te disculpaste mucho, ya está en el olvido.— Trató de no darle mucha importancia.

—Es que...— Dijo levantándose.— Esas son cosas que debes experimentar por primera vez con alguien especial.— Sus ojos brillaban ilusionados, aunque mirasen al suelo.

El chico notó por primera vez que esos ojos negros eran los más bonitos del mundo.

—S-Sí... — Entraron al aula con algunos otros estudiantes ya en ella.

—Toma, quedatelo de recuerdo. — Dijo dándole la hoja donde habían estado garabateando.

—Gracias, supongo. — Comentó guardándolo sin doblar, en su folder.

Ah, me reí como pendeja el día de hoy.— Suspiró mientras se dejaba chorrear por la silla.— Cierto, Shinsou.— Lo llamó quien sólo asintió para que continuara.— Dejame invitarte un helado como disculpa.—

El chico lo pensó mientras se sentaba.— Está bien.— Ella sonrió.

—Bien, el sábado esperame en el parque de siempre como a las 4.— Sacó su celular, abriendo el calendario. — Ese día tengo una sesión de fotos para una revista nueva.—

—Ah, felicidades. — Ella sonrió.

—¡Gracias! Además en esa heladería vive una gata que acaba de dar a luz.— El chico comenzó a interesarse.— Y yo se que te encantan, así que podemos ir allí, ¿Que dices?—

—Te veo a las 4.— Dijo justo antes de que la campana tocara.

—¡Muy bien! —





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