27
Capítulo 27; Pijamada
—Madre, quería conversar contigo sobre algo.— Dijo rascándose la nuca nervioso mientras se quedaba en el marco de la puerta.
—Puedes decirme cualquier cosa, Hitoshi.— Habló calmada mientras lavaba los platos.
—Pues... ¿Recuerdas a Aleska?— Preguntó tímido.
—Por supuesto, hace mucho que no la invitas a la casa.— Le reclamó.
—De eso te quería hablar...— Tomó aire.— Aleska y yo somos novios.—
Silencio.
—¡¿EN SERIO?!— Exclamó emocionada tomando a su hijo por los hombros.— ¿Desde cuándo?—
—Hace como tres meses.—
—¡Qué bueno!— Dijo con notable entusiasmo.
—También quería avisarte que va a quedarse a dormir hoy.—
—Ah, ya entiendo.— Cerró los ojos meditando.— ¿Quieres que te preste unos preservativos, verdad?—
—¡¿Qué?!— Su cara comenzó arder.— Claro que no, ¿Qué cosas dices?—
—¿Estás seguro de que no quieres?— Insistió.
—Por supuesto que no, mamá, ¿Por qué lo habría de necesitar?— Observó como su madre iba a volver a hablar.— Sé porque lo tendría que necesitar, pero Aleska no va a venir para eso.—
—¿Seguro?— Siguió insistiendo.
—Seguro, además Aleska me lo ha dejado en claro hace tiempo.—
—Ya veo, una chica difícil, me agrada eso, bueno, haz lo que se te de la gana.— Dijo acabando la conversación para volver a seguir cocinando.
El chico suspiró y salió de la cocina para ordenar su habitación.
.
.
.
—Bienvenida.— Se hizo a un lado para que la chica pudiera pasar.
—Ayudame con tu gato.— Dijo con el felino en brazos y su mochila en la espalda.
—Hola Eraser.— Cargó al gato en sus brazos, el cual comenzó a ronronear.
—Aleska, bienvenida.— Habló la señora acercándose.
—Señora Shinsou, un gusto verla de nuevo.— Estaba a punto de inclinarse, pero los brazos de la mujer la rodearon.
—Ehh, no seas tan formal, ahora somos familia, ¿No?— Explicó la mujer una vez se separaron.
—S-Sí.— Rió nerviosa, pero feliz.
—Bueno, aún falta para el almuerzo, así que los dejo, ah, y Hitoshi, si te animas ya sabes donde encontrarme.— Les guiñó un ojo y se fue.
—Mamá...— Reclamó enojado, pero ya se había ido.
—¿A qué se refería?— Dijo confundida la castaña.
—A nada, ven, vamos a dejar tus cosas.—
—Bueno.— Dijo siguiendolo.
—No vayas a hacer desorden.— Bajó al gato una vez entraron a la habitación.
—¿Le dijiste a tu madre?— Preguntó sonriendo mientras se sentaba en el filo de la cama.
Él asintió.— Ya era hora de que lo supiera, ¿No?— Se acercó a su novia para acariciar su rostro.— ¿Te encuentras bien?— Preguntó besando su frente.
—Por supuesto que sí.— Sintió como el chico jugaba con sus mejillas.— Desde que llegamos del campamento no dejas de preguntar lo mismo, ya cansate.— Movió su rostro tratando de quitárselo.
—Eres mi novia, es normal que me preocupe, ¿No?— Sonrió de lado.
Le sacó la lengua.— Que dramático, me comporté así sólo por sobrepasar el uso de mi quirk, no es como si hubiera estado asustada.— Se cruzó de brazos mientras volteaba su rostro.
—Como digas, ¿Qué quieres jugar primero? ¿Al Super Smash?— Preguntó sacando el disco.
—Wuu, dale, te voy a sacar la miércoles, voy avisando.— Dijo sobándose las manos.
.
.
.
—Oye, Aleska.— Puso pausa al juego.
—Alv, estaba a punto de ganar.— Se frotó el rostro con frustración.— ¿Qué quieres?—
—¿Desde cuando nos conocemos?—
—¿Ah? Creo que desde...— Contó con sus dedos. — No sé, hace mucho tiempo.— Se encogió de hombros.
—Ah.—
—Pero se siente como si hubiese sido ayer el día en que nos hicimos amigos.—
—Tienes razón, hemos pasado por muchas cosas... Quería preguntarte algo más.—
—Dime.—
—¿Desde cuándo... te gustaba?—
—Ufff.— Hizo un ademán con su mano.— Como desde el capítulo diez por ahí, de que te me hacías guapo, eso desde siempre.—
—¿Capítulo diez?— Inclinó su rostro.
—Yo he sido súper transparente contigo, Hitoshi, no sé como no te dabas cuenta, o a lo mejor sí, pero te hacías del rogar.—
—Transparente, sí, pero eras así con todo el mundo, por lo que no ayudaba mucho.—
—No ayudaba mucho.— Lo repitió agudizando el tono de voz.— Entonces eras ciego.—
—Tsk.— Chasqueó la lengua con gracia.
—¿Y tú, desde cuándo te gustaba?— Se volvió a acercar curiosa.— Al principio me odiabas.— Lo observó con una sonrisa ladina.
—Mm, ¿Recuerdas a la chica rubia con cabello corto?— Hizo ademanes a la altura de su cuello.
—Sí, sí, ¿La chica que se te declaró?—
—Ah, sobre eso, nunca te lo dije, pero ella en realidad estaba enamorada de ti, la carta era para ti.— Dijo simple.
—¿De verdad?— Él asintió.— Ufff, obvio quien no se enamoraría de esta preciosura.— Se echó flores.— Espera, ¿Y por qué no me lo dijiste?—
—No tenía la paciencia para aguantar una rival.— Dijo serio.
La muchacha comenzó a reír escandalosamente.— Uy, ¿Shinsou siendo celoso?— Puso una mano en su barbilla.— Me mata la curiosidad por saber como serías ahora que somos novios.— Levantó ambas cejas con diversión.
—Ni se te ocurra.— Espetó aún con esa seriedad.
La chica volvió a reír.— Bien, bien, ¿Significa que ahí te diste cuenta que habías caído por mí?— Movió sus pestañas.
—Lamentablemente sí.—
—JAJAJAJA, ay, mi amor, no seas así, yo sé que me quieres.— Se sentó en sus piernas y rodeó su cuello con sus brazos.
—Por supuesto, aquí me tienes.— Apartó algunos mechones para ponerlos detrás de su oreja.— Estoy completamente enamorado de ti.— Susurró provocándole escalofríos.
—Y yo de ti.— Acarició su rostro antes de acercarse lentamente a besar sus labios.
Comenzando a besarse en un ritmo lento, sin prisa.
El calor comenzó a inundar la habitación cuando sus cuerpos comenzaban a cortar toda distancia.
El de cabello púrpura la acercó más mientras acariciaba su cintura, separándose para buscar aire y al instante comenzar a besar el cuello de la latina.
—Hitoshi.— Se separó abruptamente para tantear su propio cuello.— ¿Me has mordido?— Reclamó viéndolo enojada, él sólo volteó su mirada.
—Fue sin querer...— Habló por lo bajo aún sin verla.
Acercó su celular y poniendo la cámara se vio el cuello, el cual tenía una pequeña, pero notable marca.
—Shinsou Hitoshi.— Lo llamó una vez terminó de confirmarlo.— ¿Acaso soy una vaca para que me andes marcando?— No respondió y ni siquiera la miró.— Te estoy hablando, ¿Qué te había dicho sobre esto?—
—Lo siento.— Volvió a hablar despacio.
—Hitoshi, ¿Cómo chucha voy a ir a mi agencia así? Putamare.— Se despeinó.
—Puedes decir que te quemaste con la plancha...—
—¿Me quieres ver la cara de estúpida? Eso no te lo crees ni tú.—
—Lo siento...—
—Tú no eres así, ¿Quién te metió esta idea?—
—El chico bajito y con pelo de uva mencionó algo como esto.—
—Ese weon, apenas volvamos a clase voy a darle una putiza para que nunca más se meta en relaciones ajenas.— Dijo con notable enfado.
—¿Estás enojada conmigo?—
—Oye, no lo sé.— Dijo sarcástica.
—Aleska, lo siento, si hay algo que pueda hacer para que me perdones...— La chica sonrió.
.
.
.
—Listo.— Dijo antes de besar su mejilla.
Se alejó un poco para contemplar lo que había hecho.
El cuello de su novio estaba lleno chupetones, y comparado con lo que la castaña tenía, lo de ella parecía una picadura de mosquito.
—No me parece justo.— Dijo viéndose en el espejo.
—Para que nunca lo vuelvas a hacer.— Sonrió.
—Pero mañana tenía entrenamiento con Eraser Head... ¿Cómo voy a ir así?—
—Mm, no lo sé, ¿Por qué no le dices que te quemaste con la plancha?—
—Jaja, muy graciosa.— Mencionó sarcástico.
El gato se acercó donde la muchacha, hasta el momento había estado dormido.
—Así son los perros, ¿No, Micho? Hay que domesticarlos bien.— Frotó su nariz con la del gato.
.
.
.
—¿Qué hay para cenar?— Entraron ambos según el llamado de la mujer de la casa.
—Hay...— Levantó la vista y observó cuello de su hijo, soltando un grito por la sorpresa.
—¿Mamá, estás bien?— Se acercó a su madre.
— Hitoshi.—Lo tomó por los hombros.—Dime que usaste protección.—
—¿Otra vez con eso?— Habló harto de repetir lo mismo.
La latina sólo se quedó al margen de todo.
—No me mientas, ¿Qué son esas marcas en tu cuello entonces?—
—¿En el cuello...— Se quedó en silencio al recordar lo que tenía.
—Te dije que te pusieras un cuello de tortuga.— Se dijo más para sí misma.
Y salió lentamente de la cocina, mejor se evitaba la fatiga.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top