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Capítulo 19; Enamorado

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@AleDeLaCruz lo siento, mi cámara no enfoca a la gente que se avergüenza de su novia 🙅 #SorryNotSorry 💆 créditos: @AngieDLC.oficial

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—Oye, Aleska, ¿Sigues enfadada conmigo?— Preguntó el japonés desde la sala de la chica, observando la publicación de hace unos días.

El mismo día del festival el chico conocería a la familia de la latina, pero nada más llegaron a donde ellos estaban este se quedó mudo, y bastante intimidado.

Principalmente por como el hermano de su novia lo veía.

Y todas las cámaras y micrófonos alrededor.

Y que no hablaban japonés.

Y que la hermana no paraba de tomar fotos.

Y que salió corriendo nada más ella dijo su nombre.

Y bueno, lo había arruinado.

Para su buena, o mala, suerte los padres de la latina decidieron quedar para comer en algún lugar y conocerse.

Mañana en la mañana volverían a su país, pero hoy cenaría con ellos.

Según lo que Aleska le había dicho, ellos se estaban quedando en un hotel, ya que no entrarían en el pequeño espacio de departamento.

El chico se vistió con elegancia, pero no tanta.

Quería dar una buena impresión.

Ahora mismo estaba en el departamento de su novia, irían juntos al sitio acordado, para evitar que el peli-morado huya.

—Escuche una voz hablarme.— Dijo entrando a la habitación.— Creo que están penando en mi casa.— Se llevó un dedo a la boca sarcástica.

—Jaja, muy graciosa.— Respondió harto del mismo chiste.—Ven, Erased.— Llamó al gato que aparecía por la puerta buscando amor, aunque pasó completamente del japonés para mirar como una mosca volaba.

—Vamos, Micho, pa que comas.— Dijo la castaña entrando a la cocina, siendo seguida por el felino.

—¿Has estado llamándolo Micho y no Erased?— Preguntó comprendiendo porque no se acercaba al llamado.

—En mi casa hago lo que se me de la gana.— Declaró sirviendo galletas en el tazón del gato.

El chico solo suspiró. — Bien...— Dijo mientras cerraba sus ojos y se dejaba apoyar en el respaldo del sofá.

—Solo falta que traiga mi cartera y nos vamos.— Salió de la cocina mientras avanzaba por la sala.

—Dijiste eso hace unos veinte minutos.— Dijo con gracia.

—Espera.— Lo retuvo acercándose a donde él estaba.

—¿Que pasa?— Preguntó mientras veía como ella se posicionaba con una pierna entre las suyas y tomaba su rostro.

—Me gustan tus ojeras, pero voy a tratar de cubrirlas con un poco de base, así que no te muevas.— Explicó poniendo una crema en estas.

El chico solo dejó que hiciera lo que quiera mientras disfrutaba de sus caricias.

Con un poco de vergüenza terminó por agarrarla de su cintura y pegarla a él, haciendo que se quedara sentada sobre sus piernas.

Cerró los ojos nuevamente al oír como reía enternecida, tratando de bajar su sonrojo.

—No hables.— Pidió avergonzado.

—Shinsou...— Habló una vez terminó de maquillarlo. — Te quiero.— Sonrió cuando él abrió los ojos.

—Yo también.— La acercó más, besándola con ternura.

Ella pasó sus manos por su cuello y acarició un poco su cabello morado.

Él solo acarició la cintura de ella, tratando de atraerla más.

—Bueno, ya tenemos que irnos, mi amor.— Dijo una vez se separaron.

Mi amor, esa palabra que a Hitoshi le encantaba, sonaba tan dulce cuando salía de sus labios, en especial cuando lo decía en ese tono.

Obviamente había terminado buscando el significado hace un día cuando se lo dijo por primera vez en su relación.

—No quiero ir.— Habló serio y aburrido, todo lo contrario a lo que había pensado antes.

—No te estoy preguntando, te estoy avisando.— Dijo levantándose y trayendo su cartera.

—Rayos.—

  

Awww, ese es tu novio, ¿Ale?— Preguntó la morena observando al chico.

Un gusto conocerlo.— Saludó el padre.

Los otros dos sólo observaron en silencio.

Sí, sí, él es Hitoshi, ya lo había presentado antes, le da un poco de roche, pero es buena gente.— Dijo sentándose, al igual que su novio.

Ah, ¿Y no habla español?— Preguntó el castaño.

Idiota, si supiera ya hubiera dicho algo.— Respondió su hermana.

No, Hitoshi no sabe español, pero para eso estoy yo, voy a hacer de traductora.— Dijo tranquila la chica.

Ale siempre ha tenido buenos gustos.— Habló por primera vez la madre.

—Dice que eres muy lindo.— Tradujo Aleska al peli-morado.

—Oh, dile que ella también, y que tiene una hija muy preciosa. — Sonrió coqueto al último, provocando una risa en la latina.

Los demás miraban atentos esperando una respuesta.— Dice que gracias y que pensó que eras mi hermana.— Mintió a medias.

La mujer sonrió altanera.— Ya vez, Juan Carlos, ¿Por que no puedes ser así?— Le encaró a su esposo, quien solo rió.

—¿Cuál es su don?— Preguntó el hermano.

—Pregunta sobre tu kousei.— Explicó la chica al chico.

—Me permite tomar el control de una persona cuando responden a una pregunta.— Respondió simple observándolo.

Puede controlar a la gente si responden a una pregunta.— Dijo sentándose inflando su pecho.— Es un don mental.

Ohhh, que shido. — Expresó Angie.— Ya vez, José, y tú que creías que iba a ser el típico estereotipo de héroe con súper fuerza.— Le encaró, quien solo apartó la vista.

—Creen que es interesante, ya vez.— Sonrió.

Yeii, la comida.— Expresó la hermana cuando los platos llegaron.

Señor, te agradecemos por los alimentos que nos das, y te pedimos por Aleska, para que sea feliz con su enamorado, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.— Oró la madre en voz alta.

Amén.— Respondieron todos los miembros de la familia, el peli-morado solo se mantenía al margen.

  

Cualquier cosa que quieras, amigo, no te preocupes en llamar.— Expresó el mayor pasando un brazo por el hombro del oji-morado.

Tarado, lo asustas. — Dijo Angie botando a su hermano.

La menor se reía mientras veía como sus hermanos peleaban.— Les has caído bien.— Animó a su novio.

Él suspiro cansado.— Dan un poco de miedo.— Admitió provocando una risa en la latina.— Pero...— Tomó la mano de esta.— Por ti valen la pena.—

—Vaya, vaya, ¿Shinsou siendo romántico?— Alzó una ceja mientras esperaban a que la familia de la latina volvieran de pagar la cena.

—Solo por ti, mi amor.— Respondió con una sonrisa burlona.

Haciendo que la latina volviera a reír.

Y viéndola asi de cerca, con las mejillas rosas por tanto reír, se dio cuenta de algo.

Que se había vuelto a enamorar de la misma persona.

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