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Capítulo 11; Pretendientes.
—Hey, ten cuidado...— La castaña se detuvo al ver con quien había chocado en la cafetería. El peli-morado solo se mantenía al margen de lo que pasaba.
—¿De La Cruz?— El oji-morado se sorprendió de escuchar la perfecta pronunciación por parte del chico en frente.
—Todoroki.— Respondió en forma de saludo. Ambos hicieron una leve reverencia y siguieron su camino.
—¿Lo conoces?— Preguntó su amigo ya lejos del nombrado, ella asintió.
—Mis padres querían que tuviera un romance con él, pff.— Rodó los ojos, sentándose y dejando su bandeja con comida frente a ella.— Por suerte el padre de Shoto se negó diciendo que necesitaba enfocarse en su carrera como héroe, pero que en unos años volvería a pensar en la propuesta.— El chico frente a ella escuchaba atento.— Aunque sólo dijo eso porque las conexiones e influencia que tenemos en toda América podrían ayudarlo con su agencia.— Se talló los ojos.
—¿Entonces eres su prometida?— Ella rió.
—Ni tanto, a mi papá no le gustó que trataran así a su princesita.— Pestañeo repetidas veces mientras miraba al techo.— Así que lo mandó alv.— Sonrió al recordar como aquella cena incómoda había dado un giro desde el momento en el que su padre le tiró el postre en la cara del héroe Endeavor.—
—Vaya.—
—Shoto me cae bien, tiene cara de buena gente, pero no me gusta.— Resumió simple.
—Mm.— Continuó con su comida.
La chica bostezó mientras comía el menú de la escuela, no había tenido tiempo de hacer su propio almuerzo, además se encontraba de mal humor, pues había una rubia que no dejaba de mirarlos desde lejos.
—Ugh.— Dijo agarrando un mechón de su cabello oliendolo.
—¿Te encuentras bien?— Preguntó algo preocupado, la chica había estado durmiendo toda la clase, además que se notaban esas enormes ojeras debajo de sus preciosos ojos.
—No.— Dijo tallándose los ojos.— Ayer en la noche me dijeron que me habían contratado de anfitriona para un evento.— Comenzó a relatar.
—¿Acaso no les habías dicho que no estabas disponible entre lunes a jueves?—
—Sí.— Dijo dándole la razón. — Pero los clientes mencionaron específicamente que me querían a mi. — Suspiró. — Así que no podía rechazar el trabajo, además de que era una muestra de que comienzo a hacerme popular.—
—Oh, felicitaciones.— La chica sonrió.
—Pero volví a mi casa a las 3 de la mañana, no me dio tiempo de nada, apenas llegué caí dormida. — Se pasó los dedos por su cabello con frustración.— Y ya sabes como son los eventos, así que mi cabello huele a tabaco.— Dijo frustrada.
—Vaya.—
—Tengo un problema.— Dijo pasándose una mano por su cabello.— Bueno, tengo dos problemas.— Observó la comida japonesa, que desgraciadamente no le gustaba tanto.— Está bien, tengo muchos problemas.— Dejó caer su cabeza contra la mesa.
El chico la miró sin entender, estaba considerando seriamente aprender español.
—H-Hola, Shinsou-san.— Escucharon la voz de una rubia que por fin se había atrevido a hablar, la castaña ya la había notado en cuanto está se coloco detrás del peli-morado.
—¿Hola?— Alzó una ceja tratando de recordar si la había visto alguna vez.
—Ah, que tonta, me llamo Higa Harumi.— Se agachó rápidamente antes de seguir hablando. — Yo quería...— Observó por un segundo a la castaña, pero bajó la vista hacia el suelo.— T-Toma.— Dijo extendiendo un sobre.
—¿Bueno?— Agarró el sobre inseguro, pero en cuanto lo hizo la chica salió corriendo.—¿Qué?— Volvió la vista hacia el sobre blanco.
La castaña que había estado al margen en todo momento al fin habló.— ¿Una confesión? — Dijo apartando el plato de comida.
—¿C-Confesión? — Tartamudeó nervioso mientras soltaba el sobre aún sin abrir.
—¿No te habías dado cuenta?— Este la miro con las orejas rojas mientras negaba.— Desde hace tiempo no dejaba de mirarnos sin disimulo desde lejos.— Él palideció.
—Yo...—
—Eres bien sano, Hitoshi.— Dijo jugando.
—¿No estás tomándome el pelo?— Preguntó ignorando lo que ella había dicho, esta rodó los ojos.
—Si no me crees entonces abre la carta, pero luego no hay vuelta atrás. — Dijo aburrida apoyándose sobre su mano derecha.
El chico observó a la chica y luego a la carta, con mucho cuidado agarró esta.— Vas a ver que no es cierto. —
La chica se sintió ofendida.— Agg, ok.— Dijo cruzándose de brazos mientras bufaba.
El chico abrió la carta, comenzando a leer su contenido. Al leer la ultima oración sus mejillas enrojecieron. — Me gustas...— Leyó en voz alta, aunque parecía más un susurro.
—¿Qué dijiste?— Dijo acercándose a comprobar lo que pensaba.
—Tenías razón.— Guardó nervioso la carta en su sobre.
—Por eso siempre deben confiar en Big Mama, mis niños.— Comenzó a reír al ver la cara de preocupación de su amigo.
—No te rías, ¿Ahora qué voy a hacer? — La chica sacó su celular del bolsillo.— Ni siquiera la conozco. —
—Entonces dejame decirte lo que yo sé. — Puso el perfil de Instagram de la rubia.— Se llama Higa Harumi, está en la clase de soporte, su familia ha estado por años en el negocio de los escudos o trajes protectores para héroes y su quirk esta relacionado con convertir todo lo que toca en acero.— Este se quedó perplejo ante lo que decía la muchacha. — Y este es su perfil en Instagram. — Dijo pasándole su celular.
Él observó las fotos de la rubia, era linda, pero no le interesaba.— Vaya.— Respondió sin saber muy bien que decir.
—¿Y entonces qué le dirás? — Sonrió viendo el lío mental del chico.
—No me gusta, pero no quiero lastimarla... — Dijo pasando una mano por su cabello, peinándolo hacia atrás.
—¿Quieres que vaya y la rechace por ti?— Él negó.
—Ha tenido el valor de entregarmelo personalmente, así que debo decírselo yo mismo.— Ella río.
—Deberian llamarte Shinsou Elegante. — Jugó mientras sonreía.— ¿Dice en dónde te espera o algo así? — Volvió a abrir el sobre y buscó entre las palabras.
—Dice que a la hora de salida atrás de los salones de soporte.— Dijo volviendo a guardar la carta con cuidado.
—¿Quieres que te acompañé? — Él negó.
—No sería amable ir con alguien más en una situación así...— Dijo suavemente.
—Como quieras, sólo no vayas a aceptarla por pena.— Terminaron para volver al salón.
El chico caminó con el corazón latiendo rápido, nunca antes alguna chica había mostrado interés en él.
«Sólo no vayas a aceptarla por pena.»
Repitió las palabras de la castaña en su mente, tratando de recordarlo al momento de verse frente a la rubia.
La encontró revisando su celular con aspecto tranquilo.— H-Hola.— Esta se sobresaltó, pero se calmó al ver quien era.
—¿Shinsou?— Preguntó extrañada, bloqueando el celular.— ¿Qué haces aquí? — Este quedó más extrañado.
—¿A qué te refieres?— Preguntó alzando una ceja.— ¿No me habías citado aquí para...?— Sus mejillas enrojecieron.
Ella abrió los ojos sorprendida.— ¿N-No leíste el principio de la carta...?— Preguntó sonrojándose.
Él negó lentamente mientras sacaba la carta de su bolsillo y leía el principio con cuidado.
" Por favor Shinsou-san, entregale esta carta a Aleska-chan de mi parte, no me atrevo a hacerlo yo misma o(╥﹏╥)o "
Este se sonrojó hasta las orejas.— ¿Quiere decir que tú...?— Se maldijo por no haber leído correctamente.
—S-Sí... A mi me gusta Aleska-san...— Dijo agarrando uno de sus mechones y jugando con él.— La sigo en Instagram desde hace mucho...— Admitió con las mejillas rosas.
El chico palideció, estas cosas solo le pasaban a él. —Oh...— Dijo avergonzado.
—Espera.— Se detuvo observándolo seriamente.— ¿Estas seguro de que no leíste esa parte o sólo fingiste para que Aleska-san no se enterara?— Cambió su expresión a una sombría.
El chico dejó de fingir, cambiando su rostro a uno aburrido.— Aleska no está interesada.— Dijo simple, haciendo bolita el papel y lanzándolo hacia la rubia.
Desde hace poco había aclarado sus sentimientos, estaba enamorado de esa loca latina, y no tenia la paciencia para aguantar una rival.
—¿Y crees que ella estará interesada en un villano como tú? — Sonrió con burla.
—¿Quién dice que estoy interesado en ella?— Respondió simple, poniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—No mientas.— Gruñó.
—No miento.— Dijo tranquilo.
—¿Crees que no he notado la manera en la que la miras?— Se rió con desprecio.— Ella merece estar con alguien que sí quiera dar todo por ella.—
—¿Quién dice que yo no lo quiera?—
—¡Por favor!— Rió. — A diferencia de ti yo estoy aprendiendo español.— Este la miro divertido.
—¿Crees que sólo por eso te va a preferir a ti? —
—¡Es sólo cuestión de tiempo para que me conozca y se enamore de m...— La frase se quedó en el aire, pues el chico había tomado el control.
Una linda mexicana le había enseñado a que no se dejara pisotear por los demás.
—Vete y olvida todo lo que pasó este día.— Ordenó mientras observaba como la rubia se daba la vuelta y comenzaba a irse en dirección a su casa.
—¿Y qué tal te fue?— Preguntó viendo como el peli-morado se acercaba a donde estaba, ella le tendió su maletín.
—Gracias.— Dijo recibiéndolo y comenzando a caminar. — Supongo que bien.—
—¿Lloró?— Preguntó interesada.
—No tanto.—
—Uy, no, el rompecorazonesss.— Dijo dándole un codazo al aire.
—Ni tanto, pero ella era sensible.—
—Bueno, entonces me uno a tu causa.— Sacó su celular y bloqueó a la rubia en Instagram.— La he bloqueado.— Levantó el celular para que él observara.— Había estado dando me encanta a todas mis publicaciones, creo que quería que me hiciera su amiga para tener más posibilidad contigo.— Observó su celular y lo guardó de nuevo.— Pero las ex de mis amigos son mis enemigas.—
El rió a lo último. — Gracias. —
—No hay de qué. — Bostezó.— Apenas llegue a mi casa voy a dormir.— Él asintió.
—Oye, Aleska.—
—Dime, Hitoshi.—
—¿Crees que puedas ayudarme a crearme una cuenta en Instagram? — A la chica le brillaron los ojos mientras asentía repetidas veces.
—¡Por supuesto, al fin podré etiquetarte en el momento de poner los créditos de mis fotos!— Exclamó con felicidad.
Él pensó que tal vez era buena idea crearse una cuenta para dejar en claro que la castaña iba a ser suya.
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