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Un pequeño niño de cabellos violeta saltaba de un lado a otro en la sala de estar, estaba esperando a su madre para ir a la primaria, pero no podía guardar la emoción que sentía.

—¡Mamá, mamá! ¿Ya nos vamos?— Preguntó por milésima vez en la última hora.

—Ya, ya, ¿Y por qué estás tan emocionado?—

—¡Porque mañana es Navidad!— Volvió a repetir y a saltar en los muebles.

—Bueno, bueno, entonces será mejor que vayamos a la escuela.— Lo tomó entre sus brazos para dejarlo en el piso. —Mientras más rápido vayamos más rápido será mañana, ¿No?— Preguntó sonriendo.

El niño se quedó analizando lo que le habían dicho, pero terminó por asentir confiado en las palabras de su madre.

—¡Tienes razón!— Provocó una pequeña risa en la mujer de cabellos lila.

—Entonces vamos.— Tomó de su mano para salir y empezar el camino a la escuela.

—Ay, cariño, ya casi es Navidad, ¿Qué piensas regalarme?— Preguntó acaramelada la señora mientras abrazaba de costado a su esposo.

—¿Qué? ¿Quieres más? ¿Acaso no te bastó con lo que te gastaste la semana pasada?— Preguntó quitándosela de encima.

—¿La cartera? Para tu información eso salió de mi bolsillo, ¿O te crees que el único que trae dinero a la casa eres tú?— Respondió enojada.

Allá van otra vez.— Dijo la morena.— Ya callense.— Habló con voz fuerte mientras jugaba con su Blackberry.

Voy a salir con María, adiós.— Avisó el mayor mientras simplemente salía por la puerta principal.

La más pequeña de la casa sólo observaba todo desde la parte más alta de la casa, decidiendo que lo mejor era regresar a su habitación.

Siempre era así desde que había salido de vacaciones de verano.

El menor pasó hasta su asiento, dejando su libro sobre su carpeta.

No tenía muchos amigos debido a la mala fama de su quirk.

—¡Hito-chan!— Se le acercaron dos pequeños que eran sus únicos amigos.

Pero era mejor tener dos amigos auténticos que tener un millón falsos.

—Hola chicos.— Dijo calmado, mientras estos personajes se sentaban.

—¿Qué planeas hacer mañana?— Preguntó uno.

—Tendremos una cena en mi casa y luego iremos al templo.— Respondió otro primero.

—En mi casa haremos lo mismo, pero mi hermana mayor saldrá a una fiesta con sus amigas.— Informó como si fuera la cosa más importante.

—Wow.— Hablaron los dos infantes al mismo tiempo.

—Quisiera tener un hermano.— Habló el protagonista.

—Yo preferiría una hermana, las niñas son más ordenadas.— Se cruzó de brazos.— Mi pequeño hermano rompe mis juguetes y ensucia todo.—

—Es igual a ti.— Respondió otro, haciendo que todos rieran.

—¿Entonces que vas a hacer Hitoshi?—

—Estar con mi mamá y mi papá.— Asintió contento.

—¡Mamá! ¿Dónde está mi celular?— Gritó la morena desde la sala.

—¡Comenzamos en cuatro minutos!— Gritó uno de los productores de la serie.

La pequeña con dos coletas de caballo estaba sentada en el mueble de la sala, aunque no quisiera tenía que aparecer en el episodio navideño de cada año.

Suspiró mientras abrazaba a su dinosaurio violeta favorito.

Ale, ayuda a alcanzar mi celular, vamoos.— Pidió su hermana mientras la tomaba de la mano y la llevaba en contra de su voluntad.

La niña sólo obedeció a su hermana mayor y en un lento movimiento el celular fue bajando hasta llegar a las manos de Angie.

Angie, no abuses de tu hermana, ella es muy servicial, pero tampoco es tu esclava.— Habló mientras la maquillaban.

Sí, mamá.— Respondió sin mucho interés mientras comenzaba a caminar con el celular entre sus manos.

La niña sólo regresó al mismo sitio en el que estaba antes a esperar.

—¡Papá!— El niño corrió a abrazar a su padre.— Bienvenido a casa.—

—Hitoshi, ya estoy en casa.— Sonrió mientras lo llevaba entre sus brazos.

—¿Qué tal si me ayudas a preparar la cena, hijo?— Preguntó la madre mientras los esperaba en la sala de estar.

—¡Sí!— Caminó junto a su madre hasta la cocina.

Todos estaban afuera de la casa, celebrando noche buena.

La niña observó a toda esa gente que no conocía.

Lo primero que vino a su cabeza fue de que posiblemente eran esos tíos que sólo aparecían para emborracharse gratis.

Los evitó, no quería vómito de gente desconocida en su vestido nuevo, no otra vez.

Observó a sus primos mayores con sus hermanos jugar con los pirotécnicos.

Quienes al verla, con gracia le lanzaron uno de los más inofensivos.

La niña se asustó, pero instintivamente hizo que regresara de vuelta, explotando en la cara de su primo.

Los niños rieron ante la desgracia de este, mientras apuntaban mentalmente no volver a provocar a la pequeña.

Ojalá se vuelen las manos con esas cosas.— Sentenció en silencio antes de volver a caminar a su jardín.

Encontrándose con uno de sus vecinos, le llevaba unos cuantos años más, pero hasta donde sabía, se veía como un chico amable.

Se acercó a ver que tenía en su mano.

—¿Uh?— El niño observó que la niña consentida del costado se sentó a su lado.

—¿Qué tienes ahí?— Señaló su mano derecha.

Ah, son chispas mariposa.— Explicó.— Mira.— Prendió una con el fósforo que tenía en su otra mano.

Al instante este se prendió dejando salir muchas chispas de color blanco.

Es muy bonito.— Dijo acercando su rostro.

—Y si lo mueves, parece que hace figuras en el aire, o letras.— Le mostró, los ojos de la niña brillaron.— ¿Quieres intentar?— Preguntó encendiendo otro.

Ella asintió y recibió el pirotécnico.

Ambos jugaron un rato hasta que acabaron todos.

—¿Cómo te llamas?— Preguntó la niña cuando la última chispa se acabó.

Leonardo, ¿Tú eres Aleska, no?— Ella asintió.— Todo el mundo te conoce por lo que hiciste hace un par de años.— Aclaró.

...— Dijo no tan animada.

—¿Sabes? Si quieres puedo traer más de estos para año nuevo, ¿Qué dices?— Preguntó mientras se levantaba de la banca.

Sí, me gustaría.—

Bien.— Asintió el chico de orbes esmeraldas.— Mis padres ya van a llegar de su fiesta, tengo que estar dormido en casa cuando lleguen, nos vemos.— Se despidió mientras iba de camino a su hogar.

Adiós.— Sólo se despidió de él a la distancia.

—Wow, todo se ve delicioso.— Dijo el mayor.

—Eso es por que mamá y yo lo preparamos.— Habló con orgullo.

—Ya veo.— Sonrió feliz.

—Entonces que esperan, vamos a comer.—

—¡Gracias por la comida!— Hablaron a la vez.

El niño miró con una gran sonrisa a sus dos padres, mientras compartían anécdotas o hablaban sobre cosas triviales.

Realmente había sido una gran cena.

—¡Chicas bajen!— Gritó el primogénito desde el primer piso, despertando a las dos menores.—¡Ya están los regalos!— Volvió a gritar, motivandolas más esta vez.

Háganse a un lado.— Dijo desde las escaleras la del medio.

La última bajó lentamente las escaleras mientras se terminaba de despertar.

Observando la gran cantidad de regalos, no pudo evitar soltar una sonrisa, realmente amaba los regalos.

—Compramos esto para ti, Hitoshi.— Hablaron ambos a su pequeño.

—¡¿Qué es?!— Preguntó emocionado.

—Sólo podrás comprobarlo abriéndolo.— Aconsejó su madre.

—Vamos, ya quiero saber qué es.— Lo motivó su padre.

El niño se sentó y emocionado comenzó a abrir el paquete, hasta que de dentro de él sacó lo que provocaría esa sonrisa y esos ojos.

—¡Es un traje de Eraser Head!— Dijo saltando mientras pedía que se lo pusieran.— ¡Muchas gracias!—

La paz fue interrumpida por el emocionado grito de la castaña más pequeña, que saltaba emocionada con lo que sería su tesoro más valioso.

—¿Qué es, Ale? ¿Qué te dieron nuestros padres?— Preguntó el de cabello corto.

Sí, vamos, cuéntanos que te dieron.— Apoyó la curiosidad de la segunda.

—¡ES EL DIARIO SECRETO QUE SOLO SE ABRE CON TU VOZ!— Lo levantó para que sus hermanos lo vieran, mientras sonreía.




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Feliz Navidad atrasada asdfgsjsl, bueno aquí el especial navideño atrasado, pero no me culpen, aún siguen comiendo recalentado del 24 así que tenía que subir el especial navideño jsjsjs.

Por si alguien no recuerda al mítico diario que todas queríamos tener cuando éramos unas morritas aquí está.

Es hermoso, aún hay gente que lo vende, pero está bien caro :(

Bueno hasta aquí mi reporte, feliz año nuevo bbys

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