CAPITULO XX

Logan

Regreso a casa con un gran sermón por parte de la pelirroja, y aún sigo atónito por lo que hizo Thomas. Me mostró los dedos medios y ni siquiera pude responderle, porque en serio me tomó por sorpresa.

Llego a la entrada de mi casa y ruego que el nuevo enamorado de mi madre ya se haya ido y que ella esté durmiendo, pero mi suerte empeora cuando al entrar lo primero que veo es a esos dos en bata, muy cómodos en la sala de estar. Intento pasar lo más rápido que puedo, para evitar tener que hablar con ellos y poder subir y descansar en mi habitación, pero mi estrategia falla estrepitosamente.

—Logan, cielo, por fin llegas, estaba preocupada por ti.

—¿Él es tu hijo? Se ve que es un buen muchacho. —El tipo que no me digné a recordar su nombre se separa de mi madre y viene hacia mí—. Lamento lo de antes, no era mi intención tener esa primera impresión contigo. —Él se inclina hacia mí hasta quedar cerca de mi oído—. Pero siendo sinceros, tu madre en tan sexy que las ganas de hacerla mía tuvieron más peso.

—¡Eres un cerdo de primera! —digo con asco y apartándolo de mí—. Es tu jodido problema si no puedes controlar tu pene, pero ten en cuenta que estás hablando de mi madre y eso es sumamente asqueroso.

—¡Logan, por favor, ten más respeto, Mark es mi novio!

—No te preocupes, bebé, solo estaba jugando con él, pero parece que se lo tomó muy en serio.

—Cielo, debes relajarte. Ven, preparé la cena, solo estábamos esperándote para cenar todos juntos.

Sin esperar una respuesta de mi parte, observo como mi madre desaparece hacia la cocina. Me quedo solo con un horrible ser ante mí y solo ignoro su presencia.

Voy hasta la cocina y me siento a esperar la cena, sin molestarme siquiera en quitar mi expresión de desagrado al tener que compartir mucho más tiempo con su novio. Ella nos sirve y ambos conversan mientras comen.

Yo no hago el intento de participar. Solo quiero que el tiempo pase rápido y el tipo se vaya para poder descansar.

—Dime, Logan. ¿Acaso tienes novia?

—No —me limito a decir y trato de no notar lo asquerosa que es su forma de comer. ¿Acaso no le enseñaron a cerrar la puta boca cuando mastica? Los pedazos de carne salen disparados por todos lados.

—¿A tu edad no tienes una? Eso es muy raro.

—Por ahora no pienso en esas cosas.

—Yo a tu edad tuve muchas aventuras, una mejor que la otra, pero nadie se le compara a tu madre, ella es especial.

¿En serio? La típica frase de que ella es la única. Vendo a este hombre frente a mí puedo decir que mi madre no es la única mujer en su vida, pero aunque se lo diga a ella, no me escuchará, lo mejor será que ella se de cuenta por sí misma.

Un defecto de mi madre es que ella se ilusiona demasiado rápido. Unas cuantas palabras bonitas y la tendrás en la palma de tu mano. Siempre tiene que tener alguien a su lado, cuando termina una relación no pasa mucho tiempo antes de que consiga una nueva. Muchas veces en el pasado intenté intervenir y hacerle abrir los ojos para que entendiera que ella no necesita a un hombre en su vida para ser feliz, pero nunca me ha escuchado.

—Mi niño es todo un rompecorazones, no me sorprende que no pueda elegir a una de todas las chicas que hay detrás de él.

«No haya ninguna mamá, me encargo de que ninguna se acerque a mí, y si lo hacen siempre tienen la misma intención detrás de sus acciones. No hay nadie en este mundo que se acerque a mi con buenos deseos».

—¿En serio? Por un momento pensé que era una mariquita.

—¡No! —grita mi madre golpeando la mesa—. ¿Cómo crees que mi hijo puede ser así? ¡Para nada! —Su sonrisa vacila, ve que su novio está confundido por su reacción y trata de calmarse—. Lo siento, cariño. ¿Qué te parece si comemos un poco de postre?

Lo siguientes momentos pasan en completo silencio. Yo no vuelvo a probar la comida, porque todo mi apetito se esfumó gracias a la situación.

Parecieron horas, pero el hombre después de comer y ver televisión un rato más, al fin  se dignó a irse. Tuve que soportar un poco más cuando se despidió de mí y ver el show de como manoseba y le metía la lengua hasta la garganta a mi madre.

Ella cierra la puerta, el ambiente cambia, y yo sé lo que se avecina.

—¿Ya dejarás de fingir, madre? —Me desplomo en el sofá y la veo expectante.

—Cállate, pequeña mierda. —Su sonrisa no está, y ya no hay ningún rastro de cariño en su tono.

¡Esta es la Elizabeth Jones que conozco!

—Tu máscara de madre perfecta y cariñosa casi se cae hace un momento, me sorprendió que no hicieras un escándalo.

—¿Y como querías que reaccionara? Solo pensar que el niño que di a luz fuera una maldita marica me pone los pelos de punta.

Ella avanza poco a poco, hasta que está frente a mí y toma mi rostro con una de sus manos, apretando con fuerza mi mandíbula.

—Porque no lo eres, ¿verdad, cariño?

Quisiera poder decir que no tengo miedo de su actitud, que puedo hablarle con seguridad y decirle que ser diferente no tiene nada de malo.

Pero no puedo.

Mis manos tiemblan de solo pensar lo que pasará si digo eso. Los recuerdos de cuando era un pequeño niño llegan a mí y logran estremecerme por el miedo. Los golpes que recibía sin justificación alguna, cuando estaba borracha y me obligaba a repetir lo que ella me decía. No quiero volver a vivir eso.

Tomo su mano y la aparto de mi rostro.

—No tienes que preocuparte, no lo soy... —Desvío la mirada y saco mi laptop de la mochila, y en silencio comienzo a trabajar en lo que me falta del proyecto.

—Ese es mi hijo —dice acariciando mi cabeza—. Hoy fue un día largo y necesito descansar. Adiós.

Cuando escucho la puerta de su habitación, le doy la libertad a mis lágrimas.

No puedo más con esto, he vivido los últimos años de mi vida pidiendo tener una vida normal. Quisiera poder regresar el tiempo, pedirle al juez que me deje ir con mi padre, pero la verdad es que desde que ellos se divorciaron no supe más de él, no obtuve ninguna llamada, y ni siquiera mostró su rostro en alguno de mis cumpleaños.

¿Mi vida sería diferente si estuviera con él?

Tal vez las cosas realmente eran como mi madre decía, que ninguno de los dos se amaba y que fueron obligados a estar juntos, y que cuando se enteraron de que mi madre estaba embarazada no hubo alegría, mi nacimiento solo fue una excusa para estar más tiempo juntos.

—¿De verdad ninguno de los me amaba? —digo mientras trago amargamente.

«¿Por qué lloras, niño? Los hombres de verdad no lloran, no puedo creer que seas mi hijo».

Creo que al final nos parecemos, madre. Aunque tus insultos y maltratos me hieren hasta el alma, no puedo alejarme, eres mi única familia. Dependo de ti como tú dependes de esos hombres para escapar de la soledad.

(...)

Salgo del baño tan rápido como puedo, me visto y busco mis zapatos por toda mi habitación.

Hace como una hora y media que tenía que estar en el parque y entregar mi parte del proyecto a los chicos, pero terminé olvidándolo y llegaré tarde otra vez.

«Aunque siempre llegas tarde y ellos no te reclaman nada».

Los encuentro y me los pongo tan rápido como puedo, bajo las escaleras y tomo mi mochila en el transcurso del camino.

—¿A dónde vas? —La voz de mi madre llega a mis oídos, y veo que está preparando café en la cocina.

—¿En serio te importa a dónde voy? —Me detengo en la puerta a punto de salir.

—No me importa lo que hagas con tu vida, niño. —Toma un sorbo de su café y sigue hablando—. Pero Mark vendrá y no quiero interrupciones hoy. Procura regresar por la noche.

—¿Hasta cuándo durará está nueva conquista? Normalmente tu juegos duran unos días y luego los botas porque resultan siendo una basura.

—Mark es diferente, él es el amor de vida.

—Dices lo mismo de todos —comento con sarcasmo.

Salgo de casa haciendo a un lado los insultos, corro hacia el parque y en unos minutos me encuentro ahí. Busco a alguno de los dos, y termino encontrando a la pelirroja con un chico.

—¡Pelirroja! —Ella me ve y no trata de ocultar su molestia—. ¿Dónde está tu amigo?

—Thomas se quedó dormido en el árbol de Haya. Ahora déjame sola.

La pelirroja no me dejó agradecerle, pero es su problema, ella fue la que me dijo que me fuera. Además, ¿cómo puede dejar a su amigo solo aquí? Digo, es un parque, pero eso no cambia el hecho de que puede haber alguien peligroso cerca y aprovecharse de que él está dormido.

Me siento frente a él y me quedo observándolo.

Su cabello negro realmente es bastante oscuro, su piel es un poco blanca, y sus largas pestañas hacen juego con sus lindos ojos miel. Tiene un buen cuerpo, pero con la ropa de una talla más grande y los suéters no se llega a notar que él se ejercita. Los gestos que hace también son lindos, mucho más cuando se enoja. Hasta ahora solo he visto sus expresiones cuando está enojado o algo le disgusta, me pregunto cómo se verá este hermoso rostro con una sonrisa.

«De manera muy extraña... él me recuerda mucho a ese niño...».

Lo mejor de todo es que parezco un total pervertido observándolo de una manera tan fina y acariciando su rostro como si fuéramos cercanos.

—Hey, capucha, despierta —digo moviendolo un poco—. Thomas, tienes que despertar.

—¿Qué? —pregunta confundido y abre sus ojos poco a poco.

Mis mejillas se calientan un poco al ver su adorable expresión de confusión.

—¡Un ladrón! —grita tomándome por sorpresa.

—¿Qué? No soy un ladrón capu... —Intento explicarle, pero se lanza contra mí y me aplica algún tipo de llave que me impide mover mi cuerpo.

—¡Maldito ladrón! Robándole a personas que están tomando un descanso, ¡no te dejaré ir hasta que venga la policía!

—¡Que no soy un jodido ladrón! ¿Acaso no reconoces mi voz, estúpido? —Me quejo un poco gracias a la presión que está ejerciendo en mis brazos.

—¿Tu voz?

—Thomas, ¿por qué le estás aplicando una llave a Logan? Hay personas viendo el espectáculo.

Thomas parece darse cuenta de lo que está causando —aunque yo ni siquiera puedo ver, porque mi cara está pegada al suelo— y me suelta. De verdad él es bastante fuerte, a pesar de que no lo aparenta. Ni aunque soy un poco más alto y tengo un poco más de músculo —bueno, al menos eso creo— podría vencerlo.

—Gracias, pelirroja. —Me levanto del suelo y sacudo mi ropa para quitarle el pasto de encima.

—No me lo agradezcas, estaban haciéndome pasar vergüenza. Además, solo venía a decirle a Thomas que me iré, un chico me invitó a comer un helado y acepté ir.

Me quedo al margen de la situación, recogiendo mis cosas del suelo, y por equivocación casi piso la USB con mi parte del trabajo. Esta mierda equivale a mi vida entera, si la hubiera perdido, no sé si estaría dispuesto a hacer todo de nuevo. Además, ¿por qué me confundió con un puto ladrón?

Observo mi vestimenta y me doy cuenta de que todo lo que traigo es negro, incluso mis estúpidas gafas de sol.

«Bueno, ahora ya entiendo por qué su reacción fue tan exagerada».

Observo como ambos se despiden del otro y la pelirroja le acierta un golpe en el estómago, él jadea por un poco de aire y aunque tiene una sonrisa, cuando su amiga se va con el chico, su mirada se llena de preocupación y tristeza.

¿Acaso a él le gusta la pelirroja?

Se inclina para tomar sus cosas, pero mi cuerpo se interpone.

—¿Podrías hacerte a un lado, por favor?

No me molesto en contestar, solo vuelvo a interponerme en su camino. Y es que hace poco he descubierto que unos de mis pasatiempos favoritos es molestar a Thomas.

—Logan, ¿qué quieres? —parece que a final lo saqué de quicio.

—Tranquilo, no es mi culpa que la chica que te gusta se fuera con otro. Solo quería darte la USB con mi parte del trabajo.

—¿Y no pudiste habérmelo dicho y ya?

—No, es más divertido molestarte.

—Eres un idiota, y te voy a pedir que no te hagas ideas erróneas en la cabeza. Anna es solo mi amiga.

—Al ver tu mirada se puede notar que la quieres mucho.

—Y la quiero mucho, pero como amiga. Y de todos modos, algo entre nosotros es imposible.

—¿Por qué? ¿Te gusta alguien más?

Espero que de verdad me lo diga, sería una forma más de molestarlo.

—No, pero soy gay, y entre Anna y yo no podría haber nada más.

Mi cerebro se detuvo en ese momento, todo mi cuerpo quedó helado con sus palabras. No puedo decir con exactitud qué expresión tengo ahora, pero no creo que sea una buena.

—Bueno, te veo mañana, castaño. Trata de no llegar tarde si no quieres que Anna te dé una paliza.

Él comienza su camino hacia la salida. Las palabras siguen atoradas en mi garganta. No tengo buenos recuerdos sobre esa palabra, y además, mi madre me ha inculcado que eso no es lo correcto y que la sociedad siempre lo verá con malos ojos, no importa cuánto luches. Pero siento la necesidad de decirle algo.

Aun cuando ni sé que es exactamente lo que le diré, lo detengo.

—¡Hey, capucha, espera!

—¿Qué quieres? Si vas a decirme algo como «no te me acerques» o «eres asqueroso» mejor guárdatelo si no quieres otro golpe.

—Yo solo quería decirte que no debes preocuparte.

«Está bien que te gusten los hombres, el problema soy yo. Esas palabras son las que quisiera decirte».

—Es algo extraño que te gusten los hombres, y lo acepto, pero creo que desde hoy deberíamos tomar distancia.

Thomas dice unas palabras inaudibles para mí, se despide y lo último que veo es su espalda desaparecer, hasta que ya no logro verlo. Ya no puedo regresar a casa, así que me quedo sentado como un tonto en medio del parque, arrancado el césped.

«Soy gay».

El rostro de Thomas vuelve a mí. La seguridad con la que habló, sin temor alguno o como si no se avergonzara, fueron cosas que me sorprendieron. Lo admiro, pero gracias a mi madre me parece algo raro que sienta atracción hacia alguien del mismo sexo. Digo, ¿no le daría asco besar a un hombre? A mí me da escalofríos de solo pensarlo.

Pero si yo besara a alguien como Thomas...

«Dios hizo al hombre y a la mujer, recuérdalo Logan. Las personas homosexuales van contra esas reglas».

«Deja de llorar, debes soportar más que estos golpes, hijo. Eres un hombre, no puedes llorar».

«Que algo te quede bien grabado en la mente, Logan. Si tú alguna vez te enamoras de un hombre, ese día dejarás de ser mi hijo».

«Las personas homosexuales como tú deberían morir, nerd estúpido de mierda».

Se lo que es sufrir por comentarios como esos, sufrir por golpes, sentir como los demás descargan su ira en ti solo para sentirse mejor con ellos mismos. Es lo que mi madre hacía conmigo, y yo terminé haciendo lo mismo con ese pobre. Cuando recuerdo si cara de terror me dan ganas de buscarlo y pedirle perdón de rodillas. Terminé desquitando mi dolor en él y lo lastimé de una manera que él de verdad no se merecía.

—Bueno, lo mejor es que me vaya de aquí.

Me levanto del suelo y siento un pequeño toque en mi hombro. Una chica rubia está parada frente a mi, tiene un buen cuerpo y no para de morder su labio, algo que me desagrada, pero aun así no lo demuestro.

—¿Necesitas algo?

—Mi acompañante me abandonó hace poco, te vi y llamaste mi atención. Así que... ¿quieres pasar una buena noche conmigo? Sin compromisos.

La verdad es que no tengo algo mejor que hacer.

—Claro, ¿cuál es tu nombre?

—Rosy.

—Soy Logan.

—Un gusto, Logan.

Ella toma mi mano, me guía hacia donde quiera que ella estaba yendo y yo la sigo sin protestar.

Nuevamente, el rostro de Thomas y lo que pasó hace un rato me atormenta, pero al fin y al cabo sé que hice lo correcto. Alejarnos es lo mejor, él y yo no nos  llevamos bien, esto solo fue la mejor excusa para cortar los lazos con él y no llegar a matarnos.

Pero por alguna razón... duele.

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