CAPITULO V
El sol está en su máximo esplendor y una suave brisa golpea nuestros rostros de vez en cuando. Podemos escuchar a algunos pajaros cantar cerca.
Sí, todo el ambiente a mi alrededor grita paz.
—¡Lo voy a matar cuando lo vea! ¿Cómo te atreves a hacernos esto otra vez imbécil?
Y el ambiente se arruinó gracias a los gritos de mi mejor amiga. Gracias Anna, al menos pude disfrutarlo por unos cinco segundos.
—¡Thomas! ¿Acaso no te molesta? Otra vez está llegando tarde.
—La verdad ya me acostumbré Anna. Las últimas reuniones también hizo los mismo, así que no importa. —Me encojo de hombros y me recuesto en el tronco del árbol que está detrás de mi.
Por razones del destino (gracias a Anna y Logan) aún tenemos prohibida la entrada a la biblioteca de la cuidad. Solo podemos entrar y prestar los libros, pero no podemos quedarnos y estudiar allí. La señora Mildred seguro llamaría a la policía si lo haciéramos, así que nuestras reuniones para los proyectos han sido en algún café o en el parque, hasta ahora.
Hoy quería sentir un poco de paz después de todo el estrés que hemos tenido encima gracias a la escuela y lo había logrado hace un minuto, pero con los gritos y las maldiciones de Anna hacia Logan...
«Es imposible relajarse».
Logan ha tenido la costumbre de siempre llegar tarde a las reuniones que programamos. Al principio me molestaba, pero después de un tiempo dejó de importarme.
—Relájate Anna, al fin y al cabo Logan cumple con el plazo de tiempo que le damos.
—Si pero él es tan...
—Nada de peros, ahora o sigues con tu parte del trabajo o me dejas disfrutar del ambiente un rato. Ten en cuenta que yo ya terminé y tú estás atrasada.
Lo único que escucho de Anna son unos pequeños murmullos de maldiciones hacia mí y el ruido del teclado de su laptop siendo presionado.
«¡Por fin! Un poco de silencio».
Necesito descansar y aclarar de una buena vez lo que ronda en mi cabeza desde hace casi un mes. No ha pasado mucho desde que regresé, es como si nunca me hubiera marchado.
Mis vecinos son muy amables y a veces les ayudo en lo que puedo.
La escuela es normal en todos los sentidos. Los otros estudiantes me tratan muy bien y es como si hubiera estado con ellos todo el año. Algunas chicas se me han acercado con intenciones románticas, pero siempre termino rechazándolas.
Lo único de lo que tal vez me preocupo un poco es del tema de Logan. Aún no sé por qué siempre que estamos juntos mi corazón tiende a latir muy rápido, o cuando tenemos un leve acercamiento termino sonrojándome igual que un tomate.
¿Tal vez estoy enfermo? O... ¿puede ser que aún me guste?
¡No! Imposible. ¡Es imposible y muy absurdo!
Solo estoy enfermo.
Además...
«No perteneces aquí maricón, tú deberías morir».
Algunas cosas son difíciles de perdonar y olvidar. Solo me estoy haciendo ideas locas en la cabeza, estos sentimientos no están para nada bien, tengo que volver a encadenarlos junto con mi corazón y no dejarlos salir para nada.
Porque sé que si los dejo salir el único que saldrá perdiendo aquí seré yo.
Y otro de mis problemas es que aún no le he dicho nada a Anna, no sabe que Logan es el chico que me hizo bullying. Tengo miedo de cual podría ser su reacción.
—Hey, capucha. Despierta...
Todo en mi vida es un desastre.
—Thomas, tienes que despertar.
—¿Qué? —susurro un poco aturdido.
Abro poco a poco mis ojos y lo único que puedo distinguir es la sombra de una persona. Él me está hablando pero no puedo entender muy bien lo que dice. Cuando mi vista se normaliza lo primero que veo es a una persona vestida completamente de negro y con unos enormes lentes de sol.
«¿Acaso es...?»
—¡Un ladrón!
—¿Qué? No soy un ladrón capu...
No lo dejo terminar de hablar, lo empujo y me abalanzo sobre él, inmovilizando por completo sus manos y piernas.
—¡Maldito ladrón! Robándole a personas que están tomando un descanso, ¡no te dejaré ir hasta que venga la policía!
—¡Que no soy un jodido ladrón! ¿Acaso no reconoces mi voz estúpido?
—¿Tu voz?
—Thomas. —Anna aparece frente a mí lanzandome una mirada asesina que me deja sin aliento—. ¿Por qué le estás aplicando una llave a Logan? Hay muchas personas viendo el espectáculo.
Veo alrededor y en efecto, hay varias personas que nos ven de mala manera y otras que parecen divertidas con la situación.
Pero, espera... ¿Dijo Logan?
Me volteo y al ver los mechones de su cabello castaño escapar de la gorra que tenía puesta lo suelto de inmediato con mi cara hirviendo en vergüenza. Me levanto y le doy la espalda para que no vea.
—Gracias por la ayuda pelirroja.
—No me lo agradezcas, estaban haciéndome pasar vergüenza. Además, solo venía a decirle a Thomas que me iré, un chico me invitó a comer un helado y acepté ir.
—Esta bien fósforo, pero por favor ten cuidado y cualquier cosa avísame —le suplico, desordenando un poco su cabello en un gesto de cariño.
—Lo haré Thom. —Ella me sonríe y cuando menos me lo espero me da un golpe en el estómago—. Y esto es por llamarme fósforo, adiós Thom.
—Estás loca Anna... —susurro tratando de recuperar el aire.
Cuando logro pararme correctamente veo como Anna se va con el chico y me hace un saludo de despedida, el cual le devuelvo. Solo espero que el chico tenga buenas intenciones y no sea un completo imbécil, o sino me mejor amiga acabará con su vida en ese mismo instante.
«Anna... rezo para que no hagas una locura»
Bueno ya no tengo nada que hacer aquí, así que me voy.
Doy vuelta para recoger mis cosas, pero un cuerpo que ahora reconozco se interpone en mi camino.
—¿Podrías hacerte a un lado por favor? —le pregunto a Logan evitando por completo su mirada.
¿Por qué lo hago? No tengo ni puta idea.
Él no se mueve de dónde está así que paso a su lado, tomo mis cosas y trato de salir corriendo, pero Logan nuevamente se interpone en mi camino.
—Logan, ¿qué quieres? —pregunto enfadado
—Tranquilo, no es mi culpa que la chica que te gusta se fuera con otro. Solo quería darte la USB con mi parte del trabajo.
—¿Y no pudiste habérmelo dicho y ya?
—No, es más divertido molestarte.
—Eres un idiota, y te voy a pedir que no te hagas ideas erróneas en la cabeza. Anna es solo mi amiga.
—Al ver tu mirada se puede notar que la quieres mucho.
—Y la quiero mucho, pero como amiga. Y de todos modos, algo entre nosotros es imposible.
—¿Por qué? ¿Te gusta alguien más?
—No... pero soy gay, y entre Anna y yo no podría haber nada más.
Tomo la USB de la mano de Logan y la guardo en mi bolsillo. Su se desfiguró por completo desde que la palabra gay salió de mi boca. ¿Así que sigue siendo un imbécil homofóbico?
—Bueno, te veo mañana castaño. Trata de no llegar tarde si no quieres que Anna te dé una paliza.
Paso a su lado y el sigue sin decir nada. Así es mejor, no quiero escuchar nada de la mierda que tenga para decir.
—¡Hey capucha! —detengo mi caminar al escuchar el grito de Logan.
Pero aún le doy la espada.
—¿Que quieres? Si vas a decirme algo como "no te me acerques" o "eres asqueroso" mejor guárdatelo si no quieres otro golpe.
—Yo solo quería decirte que no debes preocuparte. —Volteo a verlo y el brillo en sus ojos verdes ya no está, la sonrisa burlona de hace un momento fue remplazada con una notable mueca—. Es algo extraño que te gusten los hombres, y lo acepto, pero creo que desde hoy deberíamos tomar distancia.
Lo sabía.
Con solo escuchar "gay" sabía que diría eso.
«Maricón».
«Aléjate».
«Si lo tocan se contagiarán de algo».
«¡Deberías morirte!»
—Pero aun así duele— susurro colocando mi mano en mi pecho.
—¿Qué dijiste?
—Nada... te veo mañana Logan.
Un nudo se forma en mi garganta, salgo del parque y cuando creo que ya no puede verme, dejo salir todo.
Limpio las lágrimas que salen de mis ojos y trato de pararlas, pero es imposible. Mi corazón empieza a latir con todas sus fuerzas y el sonido retumba en mi oídos. ¿Como puedes decirme que lo aceptas y darme esa mirada de asco? ¿Cómo puedes ser una persona tan hipócrita? Y aún sabiendo eso mi corazón late por ti y trata de creer que has cambiado gracias a los años. Mi corazón intenta salir por completo de ese cofre donde lo encerré hace años con unas fuertes cadenas para evitar que saliera lastimado, y quiere creer en ti.
Algunas cadenas fueron rotas, pero las remplazaré por unas más fuertes y evitaré caer ante ti.
—¡Tengo que detener estos estúpidos sentimientos!
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