CAPÍTULO IV
Siendo sincero, pensé que esto duraría un poco más. Con solo tres golpes estos tipos ya no pueden moverse...
Están tendidos en el suelo y quejándose de dolor.
«Ni siquiera utilicé la mitad de mi fuerza».
—¿Cómo es que... un mocoso como tú es tan fuerte? —susurra el de la cicatriz.
—Pues, recibí por cinco años clases de boxeo y otros dos años de defensa personal. —Tomo mis cosas del suelo y me pongo de nuevo mi sudadera—. Supongo que es natural que sea algo fuerte.
Cuando dejé esta ciudad a los diez años y me mudé a Nueva York, lo primero que hizo mi madre fue llevarme con un psicólogo para ayudarme a superar todo lo vivido en la escuela (algo que no fue nada fácil y que aún me afecta, tal vez no tanto como antes, pero el sentimiento sigue ahí). Luego de dos meses de habernos mudado decidí encontrar una manera de defenderme y sentirme seguro.
Y eso fue el boxeo.
A parte de mi pasión por el arte, el boxeo fue algo muy importante en mi vida.
—Bueno, ya no tengo nada que hacer aquí, señores. —Veo la hora en mi teléfono y ya es muy tarde, mi mamá seguro está preocupada—. Y por ustedes llegaré tarde, gracias por hacerme perder mi tiempo.
—Mocoso, recuerda nuestros rostros, te haremos pagar por lo que nos hiciste.
—Como sea... —Me encojo de hombros y retomo mi camino a casa.
—¡Maldito! —Es lo último que escucho antes de salir del callejón.
Esto no me da para nada buena espina, si yo me encontré con este tipo de sujetos a unos cuantos minutos de mi casa... ¿cómo estará Anna? Ella se fue sola y me preocupa que le pueda pasar algo.
Tengo que llamarla.
Saco mi celular y busco el nombre de "fósforo". En cuanto lo encuentro lo marco sin siquiera pensarlo. No pasa del primer timbre cuando ella contesta.
—¿Qué pasa Thom?
—¡Anna! ¿Estás bien? ¿No estás en peligro?
—¿Eh?... ¿No? Llegué a casa hace como unos diez minutos. Si por peligro te refieres a mi padre no te preocupes, el no pasa de las indirectas ¿Por qué la pregunta? Te escucho algo agitado.
—No... no pasa nada —digo dejando salir un suspiro—. Hace unos minutos me encontré con unos imbéciles y trataron de aprovecharse de mí, pero les di una lección.
Busco las llaves de mi casa cuando estoy solo a una calle de llegar.
—Me alegra que no te haya pasado nada Thom.
—Yo también estoy aliviado de que no te haya pasado nada fósforo. —Llego a la puerta de mi casa y escucho la voz de mi madre hablando con alguien—. Te dejo Anna. Tengo que entrar, mamá seguro está preocupada.
—Ok Thom. Y recuérdame darte un golpe mañana por llamarme fósforo ¡Te quiero! —grita antes de colgar.
Suelto una risa y guardo mi teléfono. —Yo también te quiero pelirroja —susurro antes de entrar a casa.
Lo primero que veo es a mi madre yendo de un lado a otro en la cocina, y un exquisito olor invade mi nariz. Mamá tiene algunas manchas de salsa en la cara y su cabello negro está envuelto en un desordenado moño.
Dejo mis cosas en el sofá y voy a la cocina con las cosas que me pidió.
—Mama, estoy aquí.
—Cariño, que bien que ya estás en casa. —Ella deja a un lado el tazón que tenía en sus manos y ve la hora en su celular—. ¿Y a estas horas? ¿Y con tus nudillos lastimados?
Aunque ya sé que las vio, escondo mis manos en los bolsillos de mi sudadera.
—Lo siento, tuve algunos percances en el camino, pero ya estoy aquí. Eso es lo importante, ¿no? —digo y le doy una sonrisa nerviosa.
—Thomas Garkson, espero que después de cenar me digas por qué tienes los nudillos así, y espero la verdad y nada más que la verdad.
Se da vuelta y continua cocinando.
Estoy en graves problemas...
No tengo ninguna excusa que dar y mi madre siempre sabe cuándo le miento. Ahora estoy completamente jodido.
(...)
Después de la cena mi madre recibió una llamada de mi padre y se encerró en su despacho. No ha salido de ahí desde entonces (hace como hora y media si no me equivoco) y gracias a eso el tema de mis nudillos quedo de lado.
«Papá, justo ahora te amo por haberme salvado»
Me levanto del sofá, apago la televisión y estiro un poco mis brazos para poder relajar mis huesos. Bueno, mamá no saldrá de ahí en un rato así que me voy a dormir.
Estoy por subir las escaleras cuando escucho la puerta del despacho abrirse.
«Es hora de huir»
—¿A dónde crees que vas jovencito? —Mi madre sale del despacho y al ver lo que intentaba hacer enarca una ceja y se cruza se brazos, una clara señal de que no podré escapar—. ¿Tratando de huir? Te recuerdo que tenemos una conversación pendiente.
—¿Y tiene que ser hoy? Tuve un largo día en la biblioteca mamá. —Finjo un bostezo y trato de lucir cansado—. Sí, mejor hablamos mañana. Buenas noches.
—Bueno, hablamos mañana, pero no me culpes si tu colección de pinceles, pinturas y lienzos no están después en tu habitación.
Detengo mi caminar al escucharla
—No te atreverías —digo.
—¿No? ¿Qué tal si me pruebas hijo? —Mi madre me da una mirada desafiante.
Al verla sé que ella no está jugando.
—Está bien, hablaremos ahora.
—Buena elección cariño.
Ambos vamos a la sala y permanecemos en silencio, sé que ella quiere que le de una explicación, pero eso implicaría que ella se preocuparía y no quiero eso en ningún sentido.
—¿Hablarás?
—Yo... me encontré con unos tipos de camino a casa, y solo les di lo que se merecían.
—¡Thomas!
—Pero estoy bien mamá, no me pasó nada.
—¿Y si te hubiera pasado Algo? —Me quedo callado y desvío la mirada—. Thomas, sé que sabes pelear y defenderte, pero, ¿qué hubiera pasado si salías lastimado? Nadie lo sabría, porque estoy segura de que no le dijiste a nadie que estabas en peligro ¿Verdad?
Niego con la cabeza sin mirarla.
—Cariño, tengo la confianza en que sabrás qué hacer y salir de ello, pero a veces hay batallas que no lograrás ganar solo. Prométeme que si te pasa algo parecido pedirás ayuda.
La idea no me gusta, pero aún así...
—Lo prometo mamá.
—Esta bien, ahora cambiando de tema... Hijo, llevamos dos semanas aquí, me imagino que hay algún chico que te interesa y podría convertirse en mi yerno.
Mi mente trata de recordar a todos los chicos de mi clase y si alguno me interesa, pero en el primero que pienso es en Logan.
Me sonrojo ante la idea y dejo salir un gran suspiro de frustración.
«Debo tener algo mal en la cabeza para solo pensar en ese idiota».
—Tu cara me dice que sí hay alguien —dice mi madre con notable emoción.
Cuando estoy a punto de contestarle, me teléfono suena indicándome que tengo un mensaje nuevo. Saco mi teléfono y mis mejillas se calientan al ver de quién se trata.
Idiota
Capucha, te enviaré un correo con mi parte del trabajo. Espero que esté bien y no tengas ninguna otra exigencia, buenas noches.
Una sonrisa aparece en mi rostro sin poder evitarlo, pero al ver que mi mamá está observandome, dejo de sonreír de inmediato.
—¿Quién es? ¿El chico que te gusta?
—No me gusta mamá, pero si fuera así, algo entre nosotros es imposible.
—¿Por qué? —pregunta ella confundida.
—Porque... —Estoy a punto de contestar cuando otro mensaje entra, veo de quién se trata y es Logan nuevamente.
Idiota
Por cierto, se me olvidaba decirte que te odio. Ahora sí, buenas noches capucha.
—Lo odio mamá, esa es la verdad.
Me levanto del sofá, le doy un beso a mi madre en la frente y sin esperar alguna respuesta de su parte subo a mi habitación.
Eso es así, mi odio por Logan es muy grande y eso... eso nunca cambiará.
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Aquí el nuevo capítulo, espero y les guste, y si les digo la verdad me sorprendió lo rápido que actualice está vez.
Pero bueno espero que lo disfruten, hasta el próximo capítulo.
Atte: ❤️ FerLemuz ❤️
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