CAPITULO I
Mi último año de preparatoria, estoy a un solo año de convertirme en un universitario. El sueño de muchos chicos, vivir solos, ir a fiestas, poder hacer lo que tú quieras.
Para mí eso no significa nada, ¿por qué debería? Solo es un año más donde tengo que estudiar y soportar a maestros amargados con la vida. Y justo ahora estoy en camino a mi nueva es escuela; gracias al trabajo de mi padre nos mudamos cada cierto tiempo, no duramos mucho tiempo en el mismo, a veces pueden ser un mes, tres meses. Nunca sabemos cuándo podemos irnos.
Hace algunos años esa fue mi salvación, pude irme y olvidar lo que pasó por un tiempo, pero ahora estoy aquí de nuevo. Pensé que nunca volvería a esta maldita ciudad, no digo el lugar, sino por las personas que viven aquí y los recuerdos que me trae. Lo único bueno de regresar aquí es poder volver a ver a Anna y que estaré en la misma preparatoria que ella.
-¿Listo para ir a tu nueva escuela? -pregunta mi madre mientras busca un lugar donde estacionarse.
-Algo así -respondo seco.
-Al menos deberías de sonreír. ¿Verás a tu mejor amiga de nuevo?, ¿eso no te hace feliz?
-Estoy feliz, pero sé que cuando ente ahí seré el centro de atención de todos y odio llamar mucho la atención.
-Bueno te transferiste aquí a mitad del año, creo que sería algo difícil no llamar la atención.
Mi madre se estaciona frente a la escuela. A través de la ventana del auto veo el edificio de la preparatoria, mi corazón comienza a acelerarse, mis manos sudan y mi respiración se acelera, aprieto el cinturón de seguridad como acto de reflejo para poder liberar un poco del miedo y la presión que siento en mi pecho.
Me quito el cinturón y salgo del auto, el ambiente es tranquilo por ahora y no he llamado la atención de nadie.
-Cariño, sé que esto no es fácil para ti, pero al menos dale una oportunidad -aconseja-. Ya pasaron muchos años, y aunque sea difícil, sonríe ante cualquier adversidad.
-Lo intentaré, mamá -mascullo-. Te veo luego.
Le doy un beso en la mejilla y ella arranca el auto, levanta su mano en forma de despedida mientras sale del estacionamiento de la escuela, veo desaparecer el auto en la carretera hasta que ya no queda rastro de el.
Me volteo y entro a la escuela.
Los pasillos están un poco vacios, hay algunos estudiantes en grupos pequeños, todos en su propio mundo y lo mejor nadie me presta atención. Llego a la sala de la directora y lo primero que veo es a su secretaria, una mujer joven y hermosa, su cabello castaño está en una coleta.
Toco la puerta y llamo su atención -Tú debes ser Thomas Garkson.
-Sí, soy yo.
-Me da gusto conocerte -me dice, entusiasmada-. La directora Janet me habló maravillas sobre ti.
-¿Sobre mi? -pregunto confundido.
-Sí, Thomas Garkson, aquel chico que cuando toma un pincel hace magia.
-Eso es un poco exagerado.
-Talvez, -Me sonríe-, pero considerando tu talento, esas palabras te hacen justicia. -Firma unos papeles y me los entrega-. Este es tu horario y algunos papeles que tienen que firmar tus padres.
Le doy una mirada rápida a mi horario y asiento en forma de agradecimiento.
-Thomas, sé que esto es difícil para ti y lo que podría pasar, así que si alguna vez necesitas hablar con alguien...
-Lo tendré en cuenta. -Salgo de la oficina apresurado y sin decir nada más.
Sé que ha muchos les parecer que mi actitud no es a correcta, pero es mi manera de lidiar con las personas que no conozco, no puedo confiar tan fácil en alguien. Sé que si los dejo entrar en mi vida tarde o temprano me lastimarán.
Aprieto mis puños cuando me doy cuenta que hay más personas que antes. Unos chicos pasan a mi lado empujándome, otros gritan tanto que casi me revientan los tímpanos.
-¡Thomas! -grita alguien a mis espaldas.
Anna corre entre la multitud de los estudiantes, dándoles algunos golpes a quien se interponga en su camino. Intento escapar y pasar desapercibido poniéndome la capucha de mi suerte, pero ya es demasiado tarde. Anna salta y me noquea en el piso de un solo golpe.
-¡Thomas, regresaste! -Me abraza aún sin importarle que estamos en el suelo.
Las personas a nuestro alrededor se ríen abiertamente cuando nos ven.
-Tan discreta como siempre, Anna.
-Obvio, amigo mío, discreción es mi segundo nombre. -Ambos nos levantamos de suelo y Anna no pierde oportunidad para abrazarme de nuevo-. Te extrañe mucho, imbécil.
-Yo también te extrañe, fósforo -admito.
-¡Hey! Prometiste no usar ese apodo de nuevo.
-Tú me llamaste idiota, estamos a mano.
-Como sea, que bueno que te encontré a tiempo. Te mostraré un poco de la escuela antes de clases, aún nos quedan unos minutos.
-Está bien, pero no seas tan escandalosa.
-Sabes que eso es algo que no te puedo prometer.
Me río.
-Lo sé, pero tenía que intentarlo.
Ella toma mi mano y comienza a guiarme. Algunas personas me ven y comienzan a murmurar sin siquiera disimular un poco, algo que odio con toda mi alma. Mi plan de ser invisible para otros se fue a la mierda, pero a ver lo emocionada y feliz que está Anna puedo soportarlo un poco.
Es mi amiga después de todo y por ella haría lo que fuera, es como una hermana para mí.
Gracias a Anna logro conocer alguna cosas de la escuela, como la cafetería, el estadio de fútbol y la biblioteca. Justo ahora nos dirigimos al salón de arte, según Anna quedaré fascinado cuando lo vea. Y aunque no lo admita en voz alta estoy tan emocionado como ella.
-En serio, Thom te encantará este lugar.
Llegamos a la puerta de clases y al abrirla el olor a óleo invade mi nariz, observo un poco el lugar y hay todo tipos de pinturas, esculturas y dibujos hechos con carboncillo; retratos y alguno figuras hechas de arcillas. Todo el lugar grita arte y talento juntos.
Me fascina todo el lugar.
-Y, ¿Qué te parece? -pregunta emocionada.
-Podría mejorar un poco.
-¿Podría mejorar? Vamos, los dos sabemos que te encantó.
-Lo adoro -murmuro.
Me detengo al ver un hermoso cuadro que llama mi atención. La figura de la chica está de color negro, su alrededor está pintado con amarillo, rojo y naranja, todo los colores se combinan y se difuminan muy bien creando un atardecer. Algunas gaviotas de negro están en la esquina, el toque final que necesitaba el cuadro.
-¿Hermoso, verdad? -pregunta Anna emocionada.
-Sí, es hermoso.
-Lo aceptás, de verdad te gustó el cuadro.
-Es arte, su belleza es innegable. -Dejo de tocar el cuadro y me concentro en mi mejor amiga-. ¿Cuándo empiezan las clases?
-Arte es nuestra primera clase, no tardarán mucho en llegar los demás.
Ella toma su mochila y se sienta detrás de uno de los grandes lienzos.
-Esta clase es una de las mejores, el profesor Leo es muy bueno y divertido.
-Si tu lo dices. -Suelto un suspiro y me siento junto a Anna.
Pasa un rato y los otros estudiantes comienzan a entrar. Las cosas hasta ahora han sido tranquilas, si dejamos a un lado lo que pasó hace un rato con Anna, todo fue tranquilo. Pasé desapercibido como quería.
No pasa mucho cuando nuestro profesor entra, un hombre alto y rubio, según lo veo es joven no creo que pase de los veinticinco años.
-¡Bueno días chicos! Es bueno a verlos a todos de nuevo.
Toda la clase comienza a reír -no sé por qué- y las chicas sueltan suspiros de enamoradas incluyendo Anna.
-La directora me ha informando que tenemos a dos nuevos estudiantes que se transfirieron.
Espero dijo ¿dos? Pensé que era el único loco que se había transferido de escuela a medio año. Al menos no seré el único raro aquí.
-Así que ¿por qué no se presentan con los demás? Aunque solo veo al jóven Garkson. -Me mira y al hacerlo todos lo de clase también lo hace-. ¿Te molestaría presentarte y contarnos un poco sobre ti?
Justo ahora lo odio profesor.
-Ya que gracias a usted no me queda opción, gracias profesor -respondo sarcástico-. Soy Thomas Garkson y vengo de...
La puerta es azotada con bastante fuerza, llamando la atención de todos en el salón. Por ella entra un chico castaño y un pocos músculos, su piel es un poco morena. Es muy guapo pero cuando veo sus ojos, lo reconozco de inmediato.
Jamás podría olvidar esos eso ojos verdes como las mismas esmeraldas. Esos ojos que tantas veces me dieron miradas de desprecio y asco.
-Bueno, parce que el señor Anson por fin hizo acto de presencia. Qué le parece si nos ahorramos un poco de tiempo y se presenta ante todos.
-Esa mierda es de chicos de primaria.
-Puede que así sea -dijo el profesor con calma-, pero al menos saber su nombre sería de gran ayuda.
-Está bien -aceptó-. Soy Logan, Logan Anson, ¿feliz?
De todo los lugares en el mundo tuve que encontraeme aquí con él. Logan Anson, mi primer amor y el chico que me hizo bullying en la escuela... está aquí frente a mi después de siete años.
-Mucho a decir verdad. Puedes tomar asiento al lado del joven Garkson.
Él solo asiente como respuesta y comienza su camino hacia su asiento, a mi lado. Cada paso que él da es un golpe directo a mi acelerado corazón. Todos los recuerdos de primaria fueron saliendo, los golpes, las burlas, las bromas que me hicieron.
El aire me está faltando, mis manos están temblando, no hace falta verme en un espejo, sé que estoy completamente pálido.
-¿Thomas, estás bien? -pregunta Anna preocupada a mí lado.
¿Si estoy bien?
Claro que no, quiero correr y escapar de esta escuela justo ahora. Pero mis pies no reaccionan, estoy parado como un tonto en medio de la clase y no puedo apartar mi mirada de Logan. Cambió mucho físicamente desde aquel entonces, pero sus ojos... no importa cuánto cambie, los reconocería donde fuera.
El llega frente a mí, noto que es un poco más alto que yo y su cabello a crecido bastante. Casi le cubre uno de sus ojos por completo.
-¿Tu eres Thomas, cierto?
Al escuchar su voz mi piel se eriza y sin ser conciente de ello bajo mi cabeza evitando por completo su mirada. Su sola presencia es muy abrumadora para mí y el que esté tan cerca es demasiado.
-Oye, te pregunte algo, ¿acaso el gato te comió la lengua? -Se burla y todos en la clase comienzan a reírse.
-Y-Yo, no. -«Aléjate de mí» Todo se está volviendo a repetir.
-A si que no eres mudo -dijo con una mirada de reprobación-. Te pregunté algo, capucha, contéstame.
-Dejalo en paz. -Anna se levanta de su asiento y se pone frente a mí protegiéndome-. Si el es Thomas o no, ¿qué te importa? Métete en tus propios asuntos.
Logan se ríe, toma a Anna del brazo -No te pregunté a ti, pelirroja, esto no te incumbe. -La empuja logrando que Anna choque con uno de los lienzos y se lastime.
-Joven Anson, pare de una vez o lo llevaré a dirección -sentencia el profesor pero él ignora sus palabras.
-Me vale una mierda -bramó-. Ahora contéstame, capucha, ¿tú eres Thomas?
Logan me toma del hombro con fuerza y logra que haga una mueca de dolor. Un mal pensamiento cruza por mi mente y el pánico me invade.
¡La próxima que vez que me toques te irá peor nerd de mierda!
-N-no me toques -susurro apenas audible.
-¿Qué dijiste? No te escucho.
El aprieta aún más mi hombro y entro en pánico.
-¡Dije que no me toques imbécil! -grito y sin pensarlo le soy un golpe directo el la nariz.
El cae al suelo y aprovecho eso para salir de la clase corriendo. Ignoro los gritos de mi profesor y Anna. Lo único que quiero es estar lejos de ese imbécil. Olvidar esas horribles palabras que retumban en mi cabeza.
Hacer a un lado lo que acaba de pasar y hacer de cuenta que nunca estuve enamorado de alguien como él, y olvidar que cabe la posibilidad de que aún sienta algo por el a pesar del daño que me causó.
Sigo corriendo hasta llegar a la cancha de fútbol. Voy debajo de las gradas, me recuesto en una pared deslizándome hasta sentarme y poder recuperar el aire.
-Él es mi enemigo, -Me recuerdo-, nada más que mi enemigo.
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