Capítulo 3
El camino hacia la casa de campo de Derek al fin había finalizado. Habían aparcado en un pequeño terreno de tierra que servía como aparcamiento para la casa.
Y vaya casa.
La casa era realmente enorme con un aire moderno y hogareño. Estaba echa de puros ventanales y oscura madera. Una casa digna de los Hale.
-Es enorme- susurra. Los demás asienten completamente de acuerdo con Stiles.
-Cerca de aquí está el lago y un poco más lejos hay un establo donde podemos alquilar algunos caballos para pasear por el campo- con un chillido propio de un niño, Stiles miraba la casa con ojitos brillantes.
Se había enamorado por completo de esa casa.
-Me parece que a alguien le gusta la casa- decía Isaac con una sonrisa infantil. En el fondo, el mismo estaba también entusiasmado con aquella casa.
-Hay tres habitaciones, dos de ella con cama de matrimonio, yo y Stiles estarán en una, Lydia y Allison en otra, Scott, Isaac y Liam en otra ¿Alguna objeción?- aquella última pregunta había sonado a "quéjate-y-te-arranco-la-garganta-con-los-dientes"
-¡Ninguna!- gritaron todos al unísono. Sumisos ante la mirada de Derek.
-¿Hay piscina?- pregunta Isaac con emoción.
-Pues claro que sí- dice Derek con una pequeña -muy leve- sonrisa.
- ¿Cuándo pensabas decirnos de que tenías una casa de campo tan enorme? -habla Scott sin dejar de mirar la entrada sorprendido.
- Tampoco es para tanto.
- ¡Me pido la habitación más grande! -chilla Stiles con la mochila ya en la mano, saliendo a correr hacia la puerta.
- ¡Eso no se vale! -sale corriendo Isaac detrás, esperando ambos impacientes que Derek abriera la puerta.
Una vez que la abre, ambos salen corriendo como cohetes hacia la planta de arriba.
- Son como niños -susurra Lydia, cogiendo su mochila con una sonrisa.
- Creeme, los niños son más tranquilos -ríe Scott, abriendo el maletero de la furgoneta para comenzar a sacar las demás mochilas.
Scott le echa una rápida mirada a Liam, quien está mirando la puerta de la casa como si fuera un caramelo y él un niño hambriento.
- Liam, no tengas vergüenza, tú también puedes correr con ellos como si fueras otro crío -los ojos del menor brillan con emoción para después salir a correr detrás de ellos.
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- ¡Es mía! -chilla el ojimiel, empujando a Isaac para entrar por la puerta.
- ¡Ni lo sueñes! ¡Yo he llegado antes! -chilla de la misma manera el rubio, empujando también.
- ¡Maldito mentiroso! ¡Eso no es cierto!
- ¡Esta es la habitación más grande así que es mía!
- ¡Eso nunca!
La risa cantarina de Liam llama la atención de ambos, haciéndoles girar la cabeza hacia de donde proviene la risa, quedándose petrificados al darse cuenta de que el ojiazul estaba sentado en la cama de matrimonio con otra cama más pequeña al lado.
- Esta cama es para Scott y para mi, Isaac que duerma en la otra el solo -sonríe divertido al ver las cara de asombro de ambos.
- ¿Cómo has hecho eso? Estábamos tapando la puerta -susurra Stiles con el ceño fruncido.
- Un mago nunca rebela sus secretos.
- ¡Traidor! -grita Isaac de repente, corriendo hacia la cama de matrimonio y tirándose boca arriba en ella de golpe provocando que Liam diera un gran salto- ¡Yo dormiré con Scott!
- Ni en tus mejores sueños ricitos -gruñe Liam, desafiando con la mirada a Isaac.
- ¿Quieres apostarlo?
- Una bolsa de gomitas a que Liam duerme con Scott y Isaac duerme en la pequeña -dice Stiles, tendiendole la mano a Lydia quien se habia pasado por allí a ver qué estaban haciendo.
- Yo digo que es Isaac quien duerme con Scott -le tiende la mano la otra, dando por hecha su apuesta.
- ¡No hagan apuestas, sucios traidores! - gime Isaac, dejándose caer de nuevo en la cama y provocando que Liam de otro salto más.
- ¿Apuestas? No llevan aquí ni un día y ya están con con las apuestas -aparece Allison detrás de Lydia, mirando la escena con diversión.
- ¿Quieres participar? -dice Lydia.
- Claro, yo digo que dormirá con ambos -Stiles y Lydia miran a la castaña extrañados, mirándola para que de alguna explicación- Es obvio, Scott es demasiado bueno para elegir a uno.
- ¿Hablando de mi? -Stiles suelta un chillido poco masculino, mirando a Scott con el corazón a cien por hora.
- ¿Es que tengo que poneros una campana colgada de las orejas para que suene cuando estáis cerca? ¡Estoy harto de deciros que me puede dar un infarto! -Scott suelta unas carcajadas bastante ruidosas seguidas por todos los demás .
- ¡No tiene gracia! ¡Me voy con Derek! -echando humo por las orejas, Stiles camina a grandes zancadas hasta la cocina, la cual se encuentra vacía. Algo extrañado por no encontrar a nadie, este camina hasta la nevera para coger un brick de batido de chocolate.
Unos musculosos brazos lo aprisionan por detrás, haciendo que sus músculos se tensen, pero en cuanto reconoce el olor del alfa, este se relaja de inmefiato.
- No te enfades por eso, no es nuestra culpa que seas tan distraído -susurra en su oído, provocando que unos escalofríos le recorran de arriba a abajo. Derek comienza a repartirle suaves besos en la nuca y el ojimiel se deja hacer.
- No era broma eso de las campanas -susurra, soltando un ronroneo de satisfacción al sentir las caricias del mayor.
- Es que es divertido ver tu cara de susto -ríe entre dientes, comenzando a resfregar su nariz por la nuca de Stiles, inhalando el olor dulzón que Stiles desprendía.
- No será tan divertido cuando me dé un jodido infarto.
- No digas malas palabras -gruñe el ojiverde, aprisionándolo aún más en sus brazos.
- Siento interrumpir un momento tan tierno y meloso pero debo deciros que hay que hacer la cena y estáis tapando la nevera, ternuritas -Lydia aparece detrás de ambos con una sonrisa radiante en sus labios.
- Lo siento, Lyd -dice el castaño, deshaciéndose del agarre del ojiverde.
- Y bien ¿Qué os apetece de cenar? Hoy cocina Lydia.
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No tengo escusas vale? simplemente tenia un bloqueo con todo en general. Siento haber tardado tantísimo pero mejor tarde que nunca. *alguien le da con un palo*
Este capítulo está dedicado a hadmoreno por haberme animado a seguir escribiendo. Prometo por el dios del sterek (esas promesas son muy serias, más que las del meñique) que actualizaré más seguido.
Queria daros de nuevo las gracias por animarme tanto y por presioarme a que siga escribiendo. Odio dejar las cosas abandonadas pero mi cerebro decía lo contrario.
Nos leemos pronto.
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