CAPÍTULO 11: SALIDA "ADIÓS INHIBICIÓN"


Tae no supo que responder a lo que Lisa acababa de comentarle "Rosé es el problema" . Porque era su impresión o— ¿ella lo había dicho incluso con orgullo?

Pero efectivamente la muchacha lo era, pues ambos vieron como la chica de aquel minúsculo vestido rosa, llegaba junto a los tórtolos y le sacaba del regazo a la otra. No podían escuchar nada, pero alcanzaron a ver como Jin se metía entre ellas separando a Rosé, para luego ver a la castaña agarrar del rostro al hombre y estamparle un beso fuerte en la boca. Hasta finalmente lograr arrastrarlo a la pista, dejando a la ecotada a tres velas con el ceño fruncido.

Llegaron a la pista y la muchacha empezó a bailar moviendo sus caderas alrededor del hombre, que no se veía para nada contento, mientras a la chica no parecía importarle. Tae vio todo con la boca abierta, sin poder creer lo aquel pedacito de mujer era capaz de hacer. Miró a la chica a su lado y ésta solo observaba la escena sonreída de par en par.

—Te dije que Rosé es el problema... mi mejor problema

 Tae la miró con extrañeza nuevamente sin entender el juego de palabras, pero pronto volvió dirigir sus ojos a la pista. La música electrónica sonaba otra vez, mientras Rosé de espaldas a su vecino se movía con el ritmo. Jin le seguía apenas sosteniéndola por la cintura, pero al menos ya no se veía con el ceño fruncido. De pronto la castaña levantó la mirada y con un dedo les empezó a hacer señas para ir con ella, pero Tae no estaba seguro si era con él, porque más parecía que fuera con su amiga. La mano extendida de Lisa, le dejó claro que el llamado era para ambos.

—Vamos Tae... es nuestro turno—

—¡¿Qué?! ...no ... creo que mejor no—

—Vamos querido es solo un baile, no vas coger con él —le dijo ahora tomándolo de la mano y llevarlo aun con sus protestas a la pista—al menos allí —terminó susurrándole con una picara sonrisa, dejando sin habla al chico. 

Jin observó como él y Rosé, pronto estuvieron acompañados en la pista, de su martirio favorito y Lisa. El chico se veía algo incómodo y rehuía su mirada, muy seguramente producto de su última conversación. El castaño suspiró en cansancio pues, aunque no se arrepentía de nada de lo que le había dicho, imaginaba que las cosas estarían tensas a su alrededor por un rato. Por eso prefería mantenerse alejado.

Pretendía disfrutar de compañía lo suficientemente atractiva y dispuesta, para hacerlo evadir al tormentoso chico, y así bajar las aguas. Total, no podía culpar a Tae por no querer nada con él, solo deseaba que las provocaciones pararan, por el bien de los dos. Luego regresaría a la mesa, se disculparía si lo había hecho sentir mal, limaría asperezas y como decía el dicho, aquí se rompió una taza y cada quien para su casa.

Pero aquí estaba otra vez, cerca de su querido vecino, que a penas y se movía. Enfocó su vista en Rosé ahora de frente y su sonrisa ladina le dijo todo lo que quería saber. Ya le extrañaba ese súbito arranque de protección en la chica, quien le había sacado a su acompañante del regazo aduciendo que le caía mal. 

—¿Que están haciendo? —le dijo acercándose por el ruido de la música

—Nada, bailar—

—Aja... les aviso que no va funcionar—

Rosé solo se encogió de hombros y continuó bailando inmersa en el sonido.

La música electrónica continuaba sonando y aunque bailaba llevando el ritmo de la rubia, Tae se sentía ridículo en esa situación. Se había dejado llevar por aquel par de chicas locas, permitiendo que le arruinaran la movida al castaño y finalmente ellas habían hecho todo para llevarlo de nuevo a su lado, pero —¿Para Qué? ¿que se supone que debía hacer? ¿apagar el fuego con su vecino como decía Lisa? — En ese momento Tae no se sentía seguro de absolutamente nada.

En medio del ambiente, su mirada encontró la de Jin y el tipo solo le dedicó su típica sonrisa amable, para aparentemente seguir disfrutando de la música. Como si no hubiera pasado nada y el muy infeliz no hubiera intentado empotarlo contra el sofá hace menos de 20 min. Dejándolo como una gelatina, para luego irse y hacerlo sentir un estúpido posesivo por nada.

Todo fue peor cuando la escotada apareció nuevamente bailando con sus amigas en torno a su vecino, con la clara intención de llamar su atención, aún con Rosé en medio. El baile era libre, por lo que Jin podía bailar con ambas sin problema, pero pronto la chica logró acapararlo completamente.

Este imbécil

Probablemente su ceño fruncido fue demasiado obvio, cuando su acompañante le hablo al oído por la música.

—Pretendes dejarla nuevamente—

—¿Y qué quieres que haga? ¿lo mismo que Rosé?... —contestó Tae igual— olvídalo... por mi puede cogérsela allí mismo si quiere, nada me importa menos—

—Entonces no vas a hacer nada—

— Yo tomé una decisión, lo que haga él no es mi problema—

—Ok, pero qué tal si lo demuestras—Lisa lo miró una sonrisa de lado y el muchacho no entendió el comentario— si consigues dejar de verlo como lo haces... y fingir que no te importa, haré como que te creo—

La mirada de la chica decía reto y Tae lo tomó. Debía dejar de darle importancia a lo que hiciera su vecino, si había decidido no hacer caso de lo que le despertaba. Además, no era justo que se limitara, porque mientras él seguía trastornado por lo que había pasado en el sillón y todo lo que le dijo Jin, aquel idiota bailaba muy feliz.

Entonces el fotógrafo decidió bloquear cualquier sentimiento incómodo, hasta dejardarse llevar por la melodía. El ritmo los envolvió y poco tiempo después, les acompaño Rosé para completar el trío y adueñarse de la pista con movimientos sexys, solos ellos en su mundo. Tae pensaba que su cuerpo no recordaría lo que era sentirse en franca libertad y armonía con la música, pero había comprobado que era como andar en bicicleta, nunca se olvidaba.

Jin bailaba divertido porque el ambiente de pronto se había vuelto bastante ridículo, Rosé no parecía nada contenta con su conquista, mientras la otra bailaba sin darle la más mínima importancia. Tenía que reconocerle las agallas a la muchacha. Mira que acercarse así nada más, sin tener la certeza de que Rosé era solo una amiga y provocarla en plena pista, tenía su consideración, aunque Jin aún no se decidía, si por loca o por atrevida. Poco a poco la chica se fue acercando, y en algún momento aun teniendo a su presa en manos, echó de menos a su amiga. Busco a Rosé con la mirada y cuando giró, lo que vio casi desprende su mandíbula.

A sus espaldas estaban sus amigas bailando increíblemente bien, rodeando a su dulce tormento, totalmente sumido en la música con sus ojos cerrados y mordiendo sus labios mientras se movía de la forma más malditamente sensual que haya visto antes. El muchacho sacudía su cabello y recorría su cuerpo con sus manos, sin dar cuenta de nada más a su alrededor y Jin observaba el espectáculo visual. La dualidad de su vecino lo tenía alucinado, por momentos parecía un niño impulsivo y caprichoso y en otros era una bomba sexual ardiente muy intensa, que de solo verlo le hacía apretar el pantalón.

No supo en qué momento dejó de bailar con aquella chica, ni sintió la mano de Lisa atrayéndolo al trío, solo fue consciente de lo cerca que estaba de Tae, cuando volvió a sentir su fragancia. El muchacho tenía los ojos cerrados, mientras llevaba una mano a su cabello y sus movimientos se tornaron hipnóticos para el mayor—¿Cómo se suponía que debía dejar ir a un chico así? —Siguieron bailando cerca y de pronto su vecino abrió los ojos, al principio vio sorpresa en ellos, pero luego la fiereza de su mirada le seco la boca.

—¿Qué haces aquí? ¿Dejaste ir a tu chica? —le dijo acercándose

—Solo digamos que... tengo mi atención en otro lugar—

—¿Como aquí? ...—

—Sí... ¿Te molesta? —

Tae lo miró fijamente y aunque las ganas de golpearlo no se le quitaban— por un demonio— lo quería allí para él

—No—

El muchacho le contestó contundente, sin intenciones de abandonar sus ojos y dedicándole  una sonrisa de lado que maravilló al mayor. Y eso lo hizo sentir la confianza de acercase un poco mas a su costado, notando feliz que no se alejaba.

—¿Puedo pedirte un favor? —le dijo al oído y el chico le asintió —baila para mi Tae... solo déjame verte bailar—

Su voz sonó más ronca de lo que había planeado pero el muchacho no le contestó inmediatamente, solo lo miraba de aquella forma que dejaba sin aliento al mayor. Y es que Jin no sabía si era el ambiente liberal, la música o el calor de los cuerpos, pero volvía a ver un instante ese fuego intenso en los ojos del fotógrafo. Esa conexión solo duró unos segundos, antes de que los cerrara otra vez y empezara a moverse sensualmente cerca de él

—Supongo que eso es un sí—

Tae pudo haber mandado a la mierda su vecino, pero en ese momento se sentía controlado por sus deseos más primarios. Que incluían disfrutar bajo la música, de la cercanía y la penetrante mirada de su atractivo vecino.

¿Cómo lo sabía? Porque aun con los ojos cerrados, podía sentir la calidez de ella en cada poro de su piel. Porque, aunque se lo negara a si mismo mil veces, y por ello quisiera golpearlo todavía, tener su atención y su presencia nuevamente, lo hacía sentir increíblemente bien.

Eventualmente sus ojos encontraron los de Jin en medio de aquel calor infernal que los envolvía y es que no se dio cuenta de en qué momento, habían ido a parar a la parte más oscura y repleta de la pista. Los roces se volvieron constantes, con su vecino a un costado suyo y las chicas al frente, pero todas las inhibiciones de Tae salieron volando definitivamente, cuando su espalda pegó con el firme pecho del mayor.

El fotógrafo giró el rostro por reflejo encontrándose a centímetros del de Jin, topándose con sus ojos y sus labios gruesos y sintiendo aquella fragancia masculina tan intensa que desprendía su cuerpo, golpear deliciosamente sus sentidos. Por eso no impidió que sus esponjosos belfos, esos que cada vez se le antojaban más, viajaran otra vez por su mejilla hasta su oído en una nueva caricia.

—Baila bonito... baila para mí... prometo no hacer nada más—

Un escalofrío lo recorrió completo al percibir la voz profunda y el aliento fresco de su vecino estrellarse contra su piel otra vez, obligándolo a morderse lo labios sin querer.

—Pero yo quiero que hagas más... —

Lastimosamente, en verdad Jin no hizo más que permitir a Tae apoyar su espalda en su pecho, evitando mayores roces, a pesar que había mucha gente y él no tenía más espacio para moverse. Sin embargo, Tae tenía otros planes, porque si ya había llegado hasta allí, no pretendía dejar las cosas así.

Aprovechando el ritmo de la música, en un movimiento amoldó su cuerpo al de su vecino, provocando un contacto completo y satisfactorio. Sus mejillas se tiñeron en vergüenza por lo que hacía y trató de evitar su rostro, pero no se arrepentía. Menos cuando sintió la dura erección de Jin apretar contra su culo y entendió que esa era una sensación que su cuerpo echaba de menos —Mierda... había olvidado lo que era sentir un tipo así de duro

La respiración de Jin empezó hacer más laboriosa y cerró lo ojos al sentir el firme trasero de Tae, menearse sobre su adolorido miembro—Maldita sea—Era lo que más había anhelado desde que lo conoció y aunque deseaba con locura sostener la cintura del fotógrafo y apoyarse en ese maravilloso culo, después de sus idas y venidas, ya no estaba tan seguro de sí mismo. Una cosa era bailar ajustados en medio de un montón personas—los accidentes pasan—y el chico no podía culparlo por estar duro, si sabía lo mucho que le gustaba. Pero otra, era permitir que le arrimara la polla con toda la intención, como una pareja lo haría.

Sin embargo, mientras más tiempo pasaba, los movimientos del muchacho le dejaban claro que probablemente esta nueva cercanía no era por accidente. La forma en que mordía sus labios y rehuía su mirada, lo hacían sospechoso, pero ese tonificado culo frotándose descaradamente contra él se lo confirmaba. Tae quería más contacto, su cuerpo se movía como un felino pidiendo afecto, incitándolo—provocándolo—  y él con gusto lo hubiera complacido, pero aunque lo deseara esta vez no cedería. Ya lo había avanzado dos veces y el chico lo rechazaba, le tocaba al fotógrafo esta vez, pedir por esa linda boquita lo que quería.

En aquella penumbra Tae cerró los ojos disfrutando de esa maravillosa fricción, moviendo sus caderas desvergonzadamente y presionado contra esa dura polla. Seguramente estaba siendo demasiado obvio, pero en este punto ya poco le importaba y su vecino tampoco parecía decir nada al respecto.

Es más, el desgraciado no decía ni hacía nada, más que recibir su estímulo "No pretendo acosarte, te dije que no rogaba por sexo" Tae bufó audiblemente recordando las palabras de su vecino, que en mala hora se le ocurría ser orgulloso, porque la rigidez de su bulto no mentía. Él también deseaba más, pero no lo sostenía, no lo tocaba, haciéndolo sentir inconforme y terriblemente necesitado.

El chico gruño en molestia. Jin lo presionaba hasta llevarlo al límite, haciéndolo tirar por la borda todas sus inseguridades y el muy infeliz se daba el lujo de ser orgulloso, dejándolo a medias justo cuando era requerido. Se giró violentamente para encararlo con el ceño fruncido

—¡¿Qué demonios te pasa?! —

—No...no sé.. ¿d-de qué estás hablas?—balbuceó el castaño, descolocado por el cambio de actitud de su vecino

—Sabes muy bien de lo que hablo—

Jin pensó que el chico le reclamaba los roces y la forma en la que bailaban

—Si te refieres a esto... puedo asegurarte que solo bailo... yo no—

—¿En serio haces eso? ¡Pues no parece! —

—¿Que dices? —preguntó el mayor parpadeando y confundido. Pero el chico bufó

—¡Que bailes idiota!... o es que no entiendes las indirectas—

Las cejas de Jin se levantaron entendiendo la situación, pero luego su mirada se tornó fiera. Sobre todo al ver ese gesto obstinado en el chico, que le enviaba una descarga directa a la entrepierna. Tentándolo a hacerle tragar cada insulto, para convertírselo en gemidos sin parar toda una noche . Sin embargo, era hora de enseñarle un par de lecciones a su querido vecino.

—¿Quieres que baile... contigo?— ... ¿es eso lo que quieres Tae? — le dijo serio con el ceño fruncido, mientras el muchacho guardaba silencio mirándolo fijamente, pero Jin no iba ceder. O Tae le decía lo quería o se iría a la mierda, estaba harto de leer entre líneas—dímelo —siseó

—¿Que crees que he estado haciendo todo este tiempo imbécil?—

—¡Dilo Tae!—

—¡SI! .... ¡Mierda si!...¿Querías oírlo?... ¡Pues allí lo tienes! ¡¿contento?!—

El muchacho respiraba agitado y Jin acercó su rostro un poco sin abandonar sus ojos

—¿Porque te cuesta tanto decirlo bonito?— 

 —!No lo sé!—soltó a la primera, para luego inhalar profundo y sin pensarlo mucho tomar las manos ajenas hasta llevarlas a su propia cintura —ya déjate de juegos Jin y solo baila conmigo ¿si?—

El mayor no estaba bien con esa respuesta, era como si el muchacho supiera que con solo un susurro de su boca podía contentarlo o dominarle.

—Entonces gírate— le dijo serio y su vecino arrugó el ceño en respuesta. Sin saber lo mucho que calentaba a Jin cuando lo hacía. Ajustando con fuerza el agarre en su cintura para apegarlo, el mayor acercó mas su rostro hasta rozar su nariz con la del chico—gírate Tae—soltó firme contra su boca 

Tae no se entendía. Los gestos mandones de Jin le molestaban y lo encendían a partes iguales sin saber porque, haciendo que volviera a morderse los labios en contención. La mirada fija y el ritmo de sus respiraciones le volvía todo más caliente. Provocación, irritación y deseo se mezclaban en una sensación abrumadora que no lo dejaba pensar con claridad, mas que en su boca y las ganas de saborear sus labios rojos. Haciéndolo sentir débil y vulnerable en su presencia y odiaba eso. Quería mandarlo al carajo, pero no podía, menos cuando los belfos de su vecino volvieron a viajar a su oído, para susurrarle un nuevo—Gírate Tae...— igual de demandante pero demasiado seductor. Aun frustrado y sin aliento terminó obedeciendo para él.

A penas y terminaba de girarse, cuando las manos fuertes de su vecino lo sorprendieron tomándolo por la cintura, apresándolo y haciéndolo sentir todo su firme cuerpo contra su espalda —¿esto era lo que querías Tae?— el muchacho no contestó y aunque lo hubiera querido no hubiera podido, porque todos sus pensamientos murieron, cuando sintió la polla dura su vecino empezar presionar con insistencia su culo, mientras continuaba susurrándole —¿porque eres tan testarudo?... ¡mierda! me vas a volver loco—Él tampoco lo sabía, el en verdad no sabía muchas cosas en ese momento y no pensaba razonarlo.

Disfrutaba de las atenciones del hombre, cuando levantó la mirada y se topó los ojos de Rosé ahora de frente a él, la vergüenza y la excitación se apoderaron de su cuerpo. La chica le sonrió mientras Lisa le sostenía la cintura y le mordía el lóbulo de la oreja guiñándole un ojo y Tae miró con asombro como giraba su rostro levemente y buscaba los labios de su amiga/amante—¿Qué demonios—

Cuando aquellas se separaron, Tae aun las miraba alucinado. Rosé le sonrió con picaría extendiendo su cuello, para que la rubia empezara a repartir besos por su piel.

De pronto una de las manos de su vecino abierta en palma, se posicionó sobre su abdomen bajo, presionándolo aún más contra él y clavándole su miembro aun con ropa, casi entre las nalgas, ahogó un quejido apretando los labios.

—Deja de mirarlas, tu atención conmigo—le dijo firme el hombre pegando totalmente sus labios a la piel de su oído

Tae volvió a sentir aquella bendita descarga, solo porque volvió a usar ese tono mandón, haciéndolo que lo obedeciera nuevamente mientras humedecía sus labios y cerraba los ojos—¿¿Qué mierda te pasa Tae? — su mente no dejaba de cuestionarlo, pero su cuerpo evidentemente tenía otras prioridades. Y es que el muchacho debía reconocer que no había nada mas halagador y satisfactorio para él, que sentir a un hombre así de duro solo por él.

De pronto todo se volvió demasiado sensual, sus  sentidos fueron saturados por toda clase de estímulos, en especial los del hombre a su espalda. Sobrellevado, ni siquiera fue consiente del momento en que sujetó la mano de Jin anclada en su abdomen, tiró su cabeza recostándola en su hombro, entregándole sus caderas al hombre y dándole naturalmente el acceso a su cuello. Solo lo notó cuando sintió el roce de los abultados labios ajenos recorrer toda aquella piel hasta sus clavículas expuestas por la camisa, pero para entonces estaba tan sumergido en sensaciones que le era imposible poner resistencia. Pero pronto la voz demandante de su vecino volvió a sacudirlo, haciéndolo olvidar todo.

—Mírame... mírame Tae—

El fotógrafo se sentía dopado porque solo obedecía a su vecino, giró nuevamente de frente a Jin y sus miradas se cruzaron. Tae no se sintió capaz de decir nada, pues el mayor rodeo sus caderas apegando sus cuerpos nuevamente e iniciando un roce frontal lento, que lo hizo justar desesperado el agarre de sus antebrazos y ocultar su rostro en el cuello de su vecino, solo para que no viera los gestos de su rostro provocados por el estímulo. Sin embargo, entre ellos no había secretos, porque no había nada más evidente que sus duras entrepiernas y la fuerza de sus respiraciones.

De un momento a otro sus miradas volvieron a encontrarse  y en medio del calor y el sudor que los embargaba, la mirada de Jin solo reparaba con intensidad en su boca. Tae no pudo evitar hacer lo mismo, porque sabía lo que Jin quería—y maldita sea, él también lo quería

—Te ves tan bonito así—dijo el mayor mirándolo con sus ojos nublados  y sus labios rojos e inflamados —eres hermoso hasta hecho un desastre—

Y es que Tae sonrojado, con su flequillo húmedo, sus largas pestañas y su boca sensual, eran la personificación del deseo y la belleza para el mayor.

—Eres un cursi Jin... y esto es demasiado caliente para ser cursi—

 Regaño casi sin voz,  pero el hombre siguió hablándole, mientras recorría sus mejillas con su nariz. Soltando una mano de su cintura, la llevó al rostro del chico para acariciar sus labios con la yema de sus dedos y ya para entonces sus alientos se mezclaban con anhelo

—Si es contigo, yo puedo ser ambas cosas... solo déjame hacerlo—

Tae no contestó, ni se resistió y Jin eliminó el espacio que faltaba, pero únicamente lo suficiente para acariciar los labios ajenos con los suyos, sin siquiera presionar. El fotógrafo había cerrado los ojos ante aquel ligero toque, que solo le dejó una débil huella de calor en los labios y una urgencia abrumadora en su boca. Al enfocar su vista otra vez, Jin lo miraba tan ardientemente, que él volvió a cerrarlo esperando el segundo y real contacto, pero este nunca llegó. Porque un susurro de Rosé en su oído, los hizo abandonar los planes—la música cambio tórtolos


Bueno Chummys segundo capítulo de la doble actualización... espero haber compensado algo de la ausencia🤗

Son mis primeros intentos de smut, les prometo que iré mejorando😋 

Las cosas serán una ruleta rusa de emociones... pero todo se cocina a fuego lento... ¿como terminará la noche?😏

Graxias por esperar y valorar esta historia... los quiero un montón😘😘


🌺


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top