CAPÍTULO 1: MALAS NOCHES
Capítulos mas cortos que los DO, agradecimientos a mis hermosas perritas que siempre apoyan todas mis locuras.
Sábado 1 am
—Ahh...siii... más!!!...Ummm!!! —
Taehyung se removía fastidiado en su cama por enésima vez, oyendo los incesantes gemidos y chirridos de cama del otro lado. Los más triste de todo para Tae era que ni siquiera compartían el muro, los sonidos venían del chalet de verano contiguo al suyo, pero los sonidos eran tan fuertes que parecían provenir justo del otro lado de la pared, podía incluso escuchar el choque de la cama contra ella.
—Ohhh...please Jin...ohhh!! Yeass baby!!
—¡Por un demonio métele la polla en la boca y cállala de una vez! —pensaba Tae con una almohada en la cabeza
—¡Im coming! ¡Im Cum-! ¡Ohh Baby ¡Please!!AAAhhh...OHHH SHIT!! AAHH YEASSS!!! —
—¡LA PUTA MADRE! —gritó Tae furioso mientras apartaba las sabanas violentamente para caminar como animal enjaulado en su habitación, paseándose desesperado una mano por el cabello, seguido de su mascota que lo observaba con atención.
—Esto no puede seguir así... ¡YO NO PUEDO SEGUIR ASI! —
Tomó su bata blanca, sus pantuflas, y caminó apretando los puños rumbo a su cocina, bajo los escalones de dos en dos, y fue directo a donde guardaba los elementos de cocina—vamos a ver si esto te gusta desgraciado— tomando en sus manos los que necesitaba, lo colocó sobre la isla y procedió a servirse algo de leche caliente necesitaba calmarse. Se sentó en el sofá de su sala tranquilamente con Tannie sobre su regazo, a esperar que el vecino terminara su jornada, miró el reloj eran la 1 de mañana y con la resistencia que tenía aquel animal, todavía le quedaba al menos una hora más de martirio.
Se dedicó a ver su celular para ganar tiempo, abrió su aplicación de mensajería e instintivamente su dedo se fue a aquel contacto, bailando sobre su imagen de perfil, era una imagen de Hoseok en Hawai, donde se veía algo bronceado pero su sonrisa era la misma, incluso más radiante, cerró el celular. Por eso odiaba despertarse abruptamente, en las noches era cuando más lo extrañaba, entonces lo que su mente conseguía en el día, se iba al carajo y todo se lo debía al infeliz promiscuo de su vecino.
Tae cerró los ojos un momento recostando su cabeza contra el respaldo de su sofá, acariciando el pelaje de su mascota y no supo cuánto tiempo pasó, pero cuando abrió los ojos, ya casi eran las 3 am. Agudizó el oído percibiendo que los gritos y gemidos habían cesado, por fin se había quedado dormido, era su tiempo de atacar. Fue por la sartén y la espátula que ya tenía preparadas, encendió las luces de su habitación, el tv, el teatro en casa y buscó la película más ruidosa que pudo encontrar, se colocó en medio de su cama King e inició su show.
Eran las 3:30 am y Tae arremetía la espátula contra el sartén una y otra vez sin parar, enfocando el ruido en la pared, mientras Tannie acompañaba la función con sus ladridos. Su habitación de pronto parecía zona de guerra con ruidos de bombas y metrallas.
Hizo esto por cerca de veinte minutos, en donde no escuchó ni los gatos, ni los perros que contestaban a su concierto, pero si escuchó la sirena que anunciaba una patrulla y vio claramente las luces mientras se acercaban, inmediatamente corrió a apagar el tv y el teatro en casa, pero ya era tarde dos agentes de la policía golpeaban su puerta—¡mierda! —
Tae bufó con fastidio— ¿era justo que esto le pasara por desquitarse de su maldito vecino? —se peinó con las manos rápidamente y es que su cabello parecía la víctima de un huracán, estiró su bata lo mejor que pudo, para nuevamente bajar a su sala, evitando que su can saliera de su habitación y complicara más las cosas. Abrió con su mejor sonrisa fingida pero no hizo ningún efecto en los uniformados, ya que lo miraba con el ceño fruncido.
—¿Sí? ... ¿dígame? —
—Buenas noches ciudadano...recibimos una queja por ruido nocturno proveniente de esta residencia—
—¿Ruido nocturno? —
—¿Está usted tenido alguna fiesta o reunión? —
—¡No señor, para nada! —soltó Tae con risa nerviosa— me quedé dormido con la tele encendida, eso debió ser—
Tae trató de sonar convincente pero el rostro de ambos hombres le dijo que no lo estaba logrando
—Le recordamos joven, que estas no son horas de tener fiestas con música, ni celebración en alto volumen...esta es un área residencial—
—No señor, le juro que no tengo fiesta...estoy en pijama...s-solo deje la tv encendida y parece que estaban dando una película de guerra —se excusó Tae atropelladamente y observó como ambos agentes se miraban entre ellos—no les miento señores incluso ya la apagué—
—Está bien pero trate de tener más cuidado la próxima vez, apague el tv antes de acostarse o prográmelo para se apague en un tiempo prudente—le dijo el hombre serio—no queremos volver a venir por la misma queja—
—No señor no se preocupe...no volverá a ocurrir —soltó Tae sonriendo nervioso.
—Bien... que pase buen día—
—Igual para usted—
Los hombres se retiraron y Tae cerró la puerta recostándose de ella y exhalando con fuerza—¡Carajo! Eso estuvo cerca— e inmediatamente frunció el ceño, todo por culpa de su estúpido vecino, entonces una idea cruzó por su mente y entrecerró su mirada ante la posibilidad—¿habrá sido ese cabrón el que le mandó a la policía? —
—¡Ohhh juro que si fuiste tú! ¡ESTA ME LAS PAGAS DESGRACIADO!! —gritó con furia al techo
Sábado 8 am
Tae arrastraba los pies hacia la cocina, su cabello y sus ojeras daban muestra de su pésima noche, después de la partida de los policías le costó mucho conciliar el sueño y para remate el animal en celo que tenía por vecino se decidió por un mañanero, eso sumado a que Tae jamás había podido dormir más de las 9 am, habían ocasionado el terrible aspecto que debía tener.
Una vez en la cocina sirvió las croquetas de su bebé, que tampoco había dormido bien, pero que evidentemente estaba más animado que él, moviendo su colita mientras le hacía mimos—los animales son tan sencillos—pensó suspirando, pero incluso su Tannie era más complejo que la bestia básica de su vecino.
Se dirigió hacia a alacena tomó su cereal de frutas y sacó leche de la nevera, colocó todo sobre la isla y puso la cafetera a andar, estaba tratando de dejar el café, pero como una noche como la anoche era necesario para sobrevivir. Además, tenía que revelar las fotos de su última boda, JungKook ya lo estaba apurando, el cliente lo necesitaba para darle la sorpresa a los esposos de regreso de su luna de miel y eran muchas fotos.
Volvió a la isla y se sirvió el cereal, lo último que quedaba, necesitaba ir por provisiones, las que tenía se estaban agotando. En otra oportunidad podía mandar a JungKook por ellas, pero estando en la playa lejos del chico que administraba su negocio, tenía que hacerlo el mismo.
Tae llevaba ya un mes en su casa de playa y dos de haber terminado oficialmente su relación con Hoseok, pero no había un día en que su asistente no le mensajeara para pedirle que abandonara su aislamiento y superara, lamentablemente decirlo era fácil, hacerlo era otra cosa. Pasar tiempo en esa casa sin su exnovio había sido complicado al principio, era su lugar favorito de verano, pero prefería eso a las miradas de pena de sus amigos. Sin embargo, la soledad no era buena consejera, ni ayudaba a superar, si a eso le sumábamos la activa vida sexual de su vecino y sus maratónicas jornadas con sus acompañantes, era peor. Su estancia en la vieja casona de verano de sus padres no estaba resultando como lo esperaba.
Y es que, aunque la casa estaba bastante descuidada, ilusamente Tae creyó que a su llegada, el panorama siguiera siendo el mismo que con los Min como vecinos, ósea con su escasa sino es que nula interacción, por lo que se sentía confiado de pasar ese necesitado tiempo para sí mismo en ese lugar. Toda su tranquilidad se vino abajo cuando vio aquel Jeep negro estacionar en el garaje de sus vecinos y bajar de él un tipo castaño, alto, fornido y de espaldas ancha que lo saludó sonriendo de par en par, Taehyung contestó a medias el gesto, desde allí empezó su desconfianza.
Y no se equivocó, el tipo no era de fiesta o parrandas, pero era regularmente visitado por chicas con las que se armaba su propia película porno todas las noches, y en HD por que los ruidos provenientes de aquella casa eran muy descriptivos. Tae aun no comprendía como era que el sinvergüenza se atrevía a saludarlo y sonreírle como si nada al día siguiente, por eso sentía que su irritabilidad para con el vecino empeoraba cada día.
No es que Tae fuera un puritano, pero debía admitir que antes de terminar su relación con Hoseok las cosas ya estaba mal entre rupturas y segundas oportunidades, por lo que, casi no tenían sexo, así que, haciendo cálculos, llevaba casi cinco meses en abstinencia física y emocional, sentía que se estaba convirtiendo poco a poco en célibe por obligación. Por eso, lo que más le molestaba, mientras escuchaba gemir a la bilingüe de anoche, era que él mismo no recordaba el último orgasmo que lo había hecho gemir así, es mas, no recordaba jamás haber gemido así, como animal desgarrado. Entonces según su opinión, solo había dos opciones, el tipo era un burro, o la chica era de las escandalosas, se decidió por la segunda, él había tenido excelente sexo con Hobi en sus buenos tiempos y sin poder evitarlo su semblante volvió a entristecerse, porque para Tae no era solo gemir como un desquiciado, era gemir enamorado.
Negó—¡Basta Taehyung! no es posible que sigas así—todo por culpa del pervertido que tenía por vecino— ¡maldita sea la hora que el señor Min rento su chalet, si hubiera sabido esto, yo mismo se lo rentaba! —
Pero nada remediaba con quejarse, debía ir por las provisiones temprano y regresar a casa para continuar revelando las fotos. Tae desayunó rápidamente, se aseó refunfuñando por la poca presión de agua y lo fría que estaba, se vistió cómodo, una camisa mostaza, unos jeans amplios y sus sandalias. Observándose en el espejo arregló su cabello verde menta y se colocó su boina color camel, vió detenidamente sus peculiares ojos, había rastros obscuros bajo ellos producto del limitado sueño, por lo que optó por unas gafas de sol, tomó su bolso y despidiéndose de su bebé, salió rápidamente de casa.
El camino al super fue relajante tanto que lamentó no haber llevado a Tannie, eran apenas las 10 de mañana de sábado, por lo que algunos aún dormitaban, como su vecino, por ejemplo, que debía estar que roncaba después de su prolongado ejercicio nocturno. Entró distraído al local y casi se cae de culo al verlo allí repasando con la mirada el área de los enlatados, Tae jamás se esperó que el tipo tuviera el aguante de incluso levantarse temprano, pero decidió nuevamente evitarlo todo lo posible, temía que la irritación que le despertaba el hombre, fuera demasiado evidente.
Recorrió el super tomando lo que necesitaba por unos quince días más, llegando al lugar de los cereales coincidiendo con el vecino, trató de ignorarlo yendo directamente donde se encontraba su cereal, ese de arándanos que tanto le gustaba y solo quedaba uno, sonrió, pero antes de tomarlo, escuchó una conversación entre dos vecinas del área.
—¿Oíste lo de anoche? —
—¿El idiota que azotaba una sartén hoy a las 3 de la mañana? ...sí—se supone que susurraban, pero Taehyung lo escuchaba bastante claro—mi marido estuvo a punto de salir a golpear al infeliz—
—¿Quién sería? ...debe estar roncando o muerto de sueño —
Tae abrió los ojos como platos, sin voltear a ver a las señoras girando el rostro para el lado opuesto, él aún tenía las gafas de sol por sus ojeras.
—No sé... pero yo le mandé a la policía y espero que le hayan metido ese sartén por...—
—¿Usted no lo escuchó vecino? se oía muy cerca de usted—
—¿Anoche? No...yo no escuché nada—
Teahyung giró el rostro tan rápidamente como su cuello se lo permitió y es que esa voz se escuchaba justo a su lado, y no se equivocaba su vecino el insoportable, estaba parado a un costado suyo, con un cereal de arándanos en las manos —No puede ser—el único cereal de arándanos que quedaba y pretendía llevarse, Tae apretó la mandíbula—¿era posible su mala suerte? —
—¿Y qué pasó anoche? —
—Un anormal azotando una sartén a las 3 de la mañana—
—¿3m am? Ummm no creo, porque tengo el sueño muy pesado—soltó relajado el castaño
—Qué suerte la suya—
Tae escuchaba todo con la mirada fija en el cereal que aquel imbécil tenía entre sus manos, alguien preguntó algo más, pero él no lo escuchó, su mente divagaba en lo injusta que eran las cosas, ahora resulta que no solo fue acusado por sus vecinas y casi se lo llevan preso por nada, ya que el real culpable de todo, roncaba con morfeo, sino que perdió su cereal de arándonos con él mismo individuo.
—¡Vecino! —
Tae salió de sus pensamientos y es que ese "vecino" de una de las señoras, era para él, porque todos lo miraban.
—¿S-sí? ...—dijo volteándose a encarar a las damas
—Le pregunto que si ¿usted tampoco lo escuchó? —
—No...—contestó Tae carraspeando y ajustando sus gafas—permiso—
Miró por última vez con gesto de molestia al hombre a su lado, repasando el cereal que sostenía, tomó uno de avena y desapareció del área. —maldita sea—
Tae quería salir de allí rápidamente antes de que sus observadoras vecinas, dieran cuenta de sus ojeras, pero demoró más de lo esperado en la carnicería, cuando se acercó a la caja a pagar, su querido vecino estaba delante de él, tensó los labios y giró el rostro con la intensión de ignorarlo, pero no pudo, escuchó que él hombre aclaraba su voz mientras le mostraba el dichoso cereal.
—Oiga disculpe...no pude evitar notar que parecía muy interesando en este cereal y sé que era el último, si quiere se lo cambio por el de avena, no tengo problema con eso—dijo el hombre en tono de voz amable, lo que enojó más al fotógrafo.
—No es necesario, consérvelo—soltó indiferente
—De verdad no tengo problema—
—Le digo que no es necesario...gracias igual—volvió a repetir Tae y esperaba que su tono le indicara al castaño que no insistiera.
Resultó, porque su vecino no volvió a preguntar, y observó como al llegar el turno del hombre para pagar, la cajera, una chica morena menuda, no le quitaba la vista de encima con esa sonrisa de —Quiero ser la próxima en tu cama— pobre, si supiera que probablemente tenía varias por delante. El coqueteo de la chica de pronto se volvió más descarado y no era para menos si el tipo le correspondía las sonrisitas, Tae miró con fastidio su reloj y aclaró su voz, su vecino lo miró de reojo pareciendo incómodo y por fin aceleró las cosas para terminar de pagar.
Cuando llegó su turno la chica quiso seguramente lo mismo de su parte, pero con sus gestos comprendió que no obtendría las mismas atenciones del señor sonrisitas promiscuo, sobre todo porque él jugaba para otra liga.
Pagó rápido con su tarjeta, y tomó los paquetes, al salir empezó la búsqueda de un taxi, estos pueblos costeros tenían poco trasporte selectivo, mientras su vecino colocaba sus bolsas en su jeep, decidió alejarse no quería que el tipo se ofreciera a llevarlo, pero cuando había caminado un par de pasos, eso fue exactamente lo que pasó
—¡Oiga! —el hombre caminó hasta quedar a solo un par de pasos—yo...soy su vecino de al lado, si va para su casa, puedo llevarlo—
—Oh no—pensó Tae con fastidio entornando los ojos, pero se giró para responderle—Se lo agradezco en verdad, pero tengo otras diligencias que realizar—contestó con la mejor sonrisa falsa que se pudo inventar
—Oh claro, entiendo—
Jin le correspondió el gesto del mismo modo viendo como el muchacho de cabello menta hacia una pequeña reverencia y se alejaba, frunció el ceño—¿Qué demonios le pasaba a ese chico? —
Y es que Jin no comprendía que era lo que estaba haciendo mal. Desde que llegó hace más de 15 días había intentado por todos los medios acercarse y tener una buena relación con su vecino el fotógrafo, pero nada había resultado, incluso cada vez el muchacho parecía irritado con su presencia, pero —¿Por qué? —.
Siempre se preguntaba lo mismo, a tal punto que ya estaba pensando que el chico era clasista y le desgradaba tener al alguien como él como vecino, porque era evidente que Jin no encajaba con el común de los habitantes de esa exclusiva área residencial de playa. El fotógrafo no parecía ser de ese tipo de persona, pero puede que haya tenido una impresión equivocada.
El castaño se dio la vuelta con las llaves en las manos, cuando las dos vecinas que lo habían abordado en el super se acercaron
—¡Vecino! ¿va para su casa? —dijo la gordita de cabello corto
—Si, así es —
—¿Cree que pueda acercarnos a la nuestras? ...sino es molestia —agregó la otra
—No... no es ninguna molestia... —
Jin conducía su jeep descapotable, en compañía de las señoras quienes volvían a comentar el incidente de la madrugada, pero el castaño no pudo nuevamente hacer grandes aportes a la conversación, porque ni siquiera escuchó la supuesta sirena de la policía ni él, ni su acompañante.
—El fotógrafo no quiso su aventón ¿cierto? —soltó la gordita sentada a su lado, que para efectos de su viaje al super llevaba su cobertor, Jin no contestó
—No se preocupe por eso vecino, él casi siempre es así... no es muy sociable, hasta cuando venía con sus padres—
—Ah ¿sí? —
—Sí... sus padres viajan mucho, son dueños de una franquicia hotelera con sede en Busan...él mayormente venia con su novio el pelirrojo—dijo la delgada azabache
—Por qué ¿usted sabe que es gay verdad? —soltó nuevamente la señora de pelo corto, haciendo aún más grande sus ojos, Jin solo le sonrió en respuesta
—Ese chico venía incluso más que él, se la pasaba con la tabla esa todo el día metido en el mar—
—Quizás por eso está menos sociable ahora, yo creo que terminaron—
Jin no intervino como siempre, en esa la charla, las señoras no parecían malas personas, pero definitivamente tenían el pequeño detalle de ser demasiado comunicativas. Las dejó en sus casas y en caminó a la suya, bueno no suya, más bien la que tenía arrendada. Bajo los víveres y cuando se disponía a cerrar la puerta, vio un taxi aparcar frente a la casa del lado de donde el fotógrafo se bajó cargando sus víveres, no habían tenido ni 10 minutos de diferencia, lo que quería decir que lo que suponía era verdad, el chico no rechazó su aventón porque tuviera otras diligencias, lo hizo por que quiso.
Lo que no entendía era ¿Por qué?. Las señoras decían que el chico era antisocial por naturaleza, pero él lo había alcanzado a ver reír y jugar con su cachorro, Yeontan se llamaba, además de que lo veía ser amable con algunos lugareños—¿sería en verdad por la ausencia del novio? —Sí, Jin sabía que era gay, desde el año pasado cuando vino a la casa de los Min y le hizo la propuesta de alquiler. Ellos negociaban los términos del contrato en el pórtico posterior y desde allí pudo ver al pelirrojo surfer, mientras se despedía del chico con un beso para adentrarse en el mar—probablemente lo extrañaba— Pero eso no justificaría esa vibra incómoda y hasta de molestia que parecía gestarse en torno al chico, cuando él solo intentaba ser amable.
Jin suspiró, ese había sido su último intento por ser sociable con el muchacho, estaba harto de él y su actitud de mierda, de donde él venia las personas quizás no tenían tantos recursos, pero eran carismáticas y agradables.
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