Capítulo 8

La cara de Jul enrojeció como tomate, cuando todos aplaudieron divertidos, al ver que escucharían cantar a la pobre. Lo que ellos no sabían, es que el canto se le daba muy bien, pero sufría pánico escénico. Además, si cantara con Thania vestida de conejillo de la India con ukelele, sería una cosa. Pero practicar y cantar junto a ese raro chico, no la convencía para nada. El alcalde alzó sus manos para que hicieran silencio y habló:

—Creo que todos tienen bien especificado en sus papeles cada actividad a realizar. Cualquier pregunta, al finalizar la sesión. —Carlo estaba un poco demente, si—. O sea, ahora.

Los que tenían clara su actividad saludaron y se fueron tranquilos hacia la puerta. Pero en la habitación, quedó Juliette y Thania, así como Mark, que no entendía mucho como iba la cosa. Después de todo, para él todo aquello pasaba como hobbie.

—Y bien, ¿qué sucede? —preguntó el hombre, bebiendo una limonada que le había traído su secretaria—. ¿Y para los chicos? Trae más —ordenó, a lo que la pobre salió corriendo.

—Hum bueno, creo que en realidad, no estoy muy de acuerdo con cantar en el festival. —Juliette estaba nerviosa porque en realidad no se le ocurría una buena excusa, y sabía que él preguntaría—. Me parece divertido y toda la cosa, pero no creo poder.

—Oh, vaya. —Asintió el hombre decepcionado—. ¿Por qué no puedes? —Y ahí estaba. Casi salta a abrazar a su amiga cuando salió a su rescate.

—Bueno, es que ella quizá no pueda porque estará muy ocupada con los pasteles y toda la cosa...

El alcalde, sin embargo, no parecía conforme con eso. Chasqueo la lengua.

—Todos los años, la persona elegida puede con ambas cosas. Pueden pedir ayuda a sus madres. Niñas, piensen que este es un privilegio que el comité solamente posee, no lo desperdicien.

Jul iba a decir algo más, pero Carlo comenzó a sacarlos de la habitación. El desentendido Mark, ya ni sabía cómo se llamaba. ¿Así que practicaría con ella? El pensarlo le dio un poco de vergüenza. El otro día había sido muy maleducado.

—Bien, ustedes dos seguro querrán buscar que canción van a tocar. Lamento que tengas que hacerlo Jul —dijo Thania, con pena de su amiga, mientras cruzaban el pasillo. Por suerte, Nelly no estaba rondando.

—Si, me van a dar muchos nervios. —Luego recordó que Mark estaba ahí también, pero no quiso decirle nada.

—Tengo que ver a Nathan, después me cuentan como les fue. —Y justo cuando se estaba yendo, el chico habló.

—¿Eres la novia? —La rubia, sorprendida asintió—. Vine con él al pueblo.

Wow, hola, si... él me había dicho que vino con alguien más. Cuando fuimos el otro día a casa de su abuela no estabas.

—Si, tuve que salir —añadió encogiéndose de hombros—. Hasta luego.

—Chau chicos. Un gusto conocerte.

Se fue pedaleando con energías hacia seguramente, casa de la viejecita Syson. Juliette quiso irse, porque la situación le resultaba incómoda. No lo conocía y le seguía resultando de lo más raro. Además, no quería cantar frente a él. ¡Que vergüenza!

—Lamento lo del otro día. —Aquello la tomó por completo de sorpresa—. Tuve problemas familiares y bueno... no sabía ni dónde estaba —dijo, avergonzado, sintiéndose expuesto.

—Ah, no pasa nada. —Jul no era rencorosa en absoluto, además no había sido nada grave—.¿Estás mejor ahora?

—Si, creo que sí. —Asintió, sabiendo que el dolor continuaría por largo tiempo—. La música me aleja de la realidad, ya sabes... —No supo expresarse, pero ella lo entendió al instante.

—Si, tienes razón. Cuando tengo problemas, tomo mi reproductor y parecen irse por un rato. —Para suerte de Juliette, las cosas no iban mal como esperaba.

—Por cierto, ¿eres Juliette, no? Creo que te escuché nombrar varias veces por ahí.

—Esa soy. —Sonrió, un poco más desenvuelta—. En pueblo chico todos se conocen y no hay muchos nombres por repetir. —Conversar se le hacía un poco más fácil a medida que pasaban los segundos—. ¿Desde hace mucho conoces al alcalde?

—Si, mi padre era amigo de la infancia, así que se veían seguido. Luego bueno, Carlo fue para la política y todo eso. Yo no recuerdo nada, era pequeño para esas épocas —culminó encogiéndose de hombros.

Se oyó el mismísimo silencio de pueblo. Jul bajó la mirada y se preguntó que podía decirle. Aveces podía ser tímida cuando no conocía a alguien. Sobretodo, los chicos no eran su fuerte. Y menos los atractivos. ¿Pensaría que era una tonta? No quería decir nada fuera de lugar.

—Y... hum... —tartamudeo—. ¿No te da nervios tocar frente a tanta gente?

—Toqué en algunos bares de la ciudad. Pero mi público no superaba los cincuenta —dijo con leve sonrisa—. Será una distracción divertida.

¿Divertida? Para ella sería tortura.

—Bueno, es bastante gente. Mis únicos fans fueron el shampoo, acondicionador... —Él empezó a reír y ella también.

Se sorprendió de que la conversación se estuviera dando de una manera casual. Mark no era malo después de todo, y coincidían en algunas cosas. Jul tenía esa idea de que si decía algo de más ridículo, pensarían que era una completa tonta. Por eso aveces, la tachaban de introvertida. ¡Pero no lo era! Bah, al menos una vez que entraba en confianza era toda una cotorra. Hablaba frases y frases sin cansarse, haciendo ademanes que la gente miraba entretenida. Para mala suerte, al verlos platicar, Frank comenzó a acercarse. Juliette lo notó y su molestia aumento de cero coma cero, a nueve coma nueve.

—¡Hey! ¡Hola, cariño! —Fingía ser su novio, como siempre, para espantar a cualquier masculino de su alrededor. Maldijo a Frank por sus adentros. El nuevo, giró a verlo—. Te fui a buscar a tu casa, si sabía que estabas aquí, hubiera venido directamente. Ah, hola, soy Frank. —Estrechó su mano hacia el otro, que la recibió un poco confundido.

—Yo soy Mark, un gusto. ¿Así que son novios? —Juliette quiso darle al rubio un golpe en sus partes. ¡La tenía cansada con lo mismo!

—No somos novios —contestó ella, adelantándose—. Deja de molestar, Frank.

—¿Y ahora por qué me estás negando? —Sin duda, el sujeto era de lo más irritante. Señaló con su dedo pulgar a Jul y se dirigió al castaño—. ¿Qué tal eh? Un día te aman y al otro ya no existes.

Juliette apretó sus puños a los costados de su cuerpo. Comenzó a irse hacia donde su bicicleta, mientras se despedía de su nuevo compañero para el show.

—¿Mañana en la panadería? Te espero a las cuatro —culminó con una especie de sonrisa forzada. 

El pobre Mark la saludó con su mano y pensó que mejor se iba. No quería estar metido en problemas de pareja. Frank, como siempre, comenzó a perseguirla sonriendo, creyendo haber logrado su objetivo.

—Ya déjame, ¿si? Tus estupideces de un noviazgo inexistente me tienen aburrida. —Se subió a la bici dispuesta a arrancar, hasta que recordó—. ¿Simón? Ay, no.

—¿Qué sucede? —preguntó el rubio, viendo como la chica se bajaba de su vehículo y miraba en todas las direcciones.

—Mi gato estaba en el canasto. ¡Me olvidé por completo de él! ¡Simón! —Volvió a llamarlo—. Tengo que encontrarlo.

—Te ayudo. —Obviamente, aprovecharía esa oportunidad para anotarse un poroto con Juliette. Además, ella no podría negar un poco de ayuda.

¿Cuánto tiempo habría estado Simón deambulando por ahí?

...

Ese Simón! Ojalá que no se lo haya comido un perro :( ¿Vieron que ya habló con el encapuchado? XD Aunque Frank lo arruinó -.-

Gracias por leer♥

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