Capítulo 30
La madera rechinó bajo sus pies, una vez estuvo arriba. Una brisa fresca le movió un poco los cabellos. La chica estaba aterrada, sentía sus piernas temblorosas, y su garganta hecha un nudo. Sin evitar mirar a la gente, vio todos esos ojos clavados en ellos dos. Mark, ya estaba sentado, preparado para tocar, así que estiró la mano y le dio su micrófono, para que todo pudiera comenzar.
Ella estaba helada, parecía congelada en su puesto, envolviendo el aparato con sus dos manos, mirando hacia el publico que se mantenía en silencio. Debía hacer algo.
Saliendo de su puesto, caminó hacia la chica, e hizo que lo mirara.
—Solo mírame a mi. Ellos no existen.
Mark volvió a su puesto y le sonrío. Y sintió que debía hacerlo. Tenía que hacer valer todas esas horas de practica. No dejaría que Nelly se riera desde donde fuera que estuviese.
Las notas comenzaron a salir del instrumento, así como también de dos guitarras que estaban al fondo. No se detuvo a pensar en el extra de músicos que estaban ahí arriba, solo se limitó a mirarlo. Su voz salió de ella, casi despedida, y se sintió bastante bien.
—You can be the peanut butter to my jelly
You can be the butterflies I feel in my belly
You can be the captain and I can be your first mate
You can be the chills that I feel on our first date...
Todo el publico comenzó a seguir el ritmo con sus palmas, mientras que otros pasaban el brazo por los hombros de su pareja, escuchando y disfrutando esa voz escondida.
Jul llegó a una parte de la canción, que era la que más nerviosa la ponía. No frente a esa gente, más bien, cantarla mirándolo justo a los ojos. Porque en esos momentos, estaba segura que no volvería su vista fuera del escenario.
—We're the perfect two
We're the perfect two
Baby me and you
We're the perfect two.
Mientras cantaba esa breve estrofa, sintió los aleteos, y se preguntó porque. Él no estaba tan cerca de ella, él no había dicho nada. Pero ella sí. Esa no era simplemente parte de una canción, al menos no en ese momento. Juliette estaba confirmando sus sentimientos, allí arriba, frente a todas esas personas, pero de una forma casi invisible y perfecta. Nadie estaría haciéndose todos esos planteamientos, nadie más que ellos dos.
Él le sonrió. Ah, claro que había captado eso. Mark no era ningún tonto. Pudo notar sus ojos, su sonrisa mientras cantaba.
La canción estaba siendo muy bien recibida en la gente, tanto, que comenzaron a bailar nuevamente. Ya nadie los miraba, y el chico le hizo un ademán a ella, para que captara la escena.
Las luces brillantes rodeando a los cuerpos que se movían al ritmo de la canción. Su melodía estaba haciendo que todas esas personas se envolvieran en aquel ultimo baile, y disfrutaran los últimos minutos. Eso le quitó los nervios, la despejó por completo y la obligó a ser ella misma.
—You know that I'll never doubt ya
And you know that I think about ya
And you know I can't live without ya.
Thania también bailaba con Nathan. La vio sonreír, y se alegró por su amiga. Dejó atrás esos sentimientos de celos, porque sabía que estaba enamorada, y que nadie las separaría.
Su padre estaba fotografiandola, así que sonrió hacia la cámara. Después vio como su madre le sacaba el aparato y lo obligaba a bailar con ella.
¿Qué sería de ella sin toda esa gente que la amaba? Una profunda alegría la invadió, y con esa sensación latente, terminó la canción, así como el festival de ese año.
...
Recibió mil y un elogios. Las personas que la saludaban a diario, que la habían visto crecer, se acercaban a felicitarla, y también saludaban a Mark. El chico se sentía un poco fuera de lugar pero notaba que allí había muchas personas buenas. Aunque claro, se notaba en como lo miraban que les buscaban parentesco o alguna relación con la familia.
Poco a poco, las personas comenzaron a irse. La plaza se fue vaciando cada vez más, hasta solo dejar algunas familias. Los Thompson se hallaban hablando con Mark, todos se notaban cansados. Jul estaba completamente relajada, desde que había bajado del escenario, se sentía libre y tranquila.
Thania y Nathan se acercaron al circulo.
—Ah, Thania, no te pude saludar en todo el día—dijo Diane, mientras le daba dos besos en las mejillas, así como también Gerard.
—Les presento a mi novio, Nathan. —Entre ellos ya no había formalidades, los señores Thompson eran como sus segundos padres—. No se los presente antes porque no tuve la oportunidad, igual supongo que Jul les dijo.
—Ah si, si, cariño. Es un placer Nathan. ¡Pero que de chicos guapos que están viniendo a este pueblo! —exclamó la mujer, y todos rieron.
—No queríamos interrumpir la conversación, pero mi abuela dijo que debíamos irnos, tenemos que ayudarla con algunas cosas... —Nathan habló por primera vez, y todos voltearon a mirarlo, para luego asentir.
Mark accedió a regañadientes y comenzó a saludar.
—Si, deberíamos irnos todos ya, por suerte mañana es domingo —dijo Gerard, desperezándose. Pasó el brazo por los hombros de su esposa y después de despedirse, comenzó a irse hasta la camioneta, haciéndole ademanes a su hija de que se apresurara.
En el circulo de antes solo quedaban los cuatro chicos, que todavía no se habían ido. Mark habló:
—Mañana debemos ir a alguna parte. ¿Qué proponen? Bueno, no es como que con el rubito tengamos muchas ideas —añadió, rodeando a su amigo por los hombros.
Jul lo miró por una milésima de segundos y lo vio más atractivo que nunca. ¡Mirarlo se estaba volviendo una adicción! Se obligó a centrarse, pero no reaccionó demasiado rápido, porque al verla, le guiñó un ojo. Maldijo cada glóbulo rojo o lo que fuese que subió a su rostro.
—¿Y qué tal si hacemos una cabalgata? —preguntó la rubia. Desde siempre, ambas amaban subir a caballo, pero no lo hacían seguido, ya que era pago. Además, no era lo mismo ir solo dos, que con más amigos. Siempre era mejor de varios.
—Ja, nos vieron cara de Clint Eastwood. —El pelinegro estaba siendo sarcástico, pero ellas no bromeaban. Mark enarcó una ceja cuando vio que no se reían.
—Nunca me subí a un caballo en la vida. —Nathan negó a su novia, que lo miraba con cara de molestia. Vamos, tampoco era algo de otro mundo.
Todos voltearon a ver hacia la camioneta, que tocó el claxon, apurando a la chica que no paraba de hablar. Sus padres querían irse ya. Juliette habló rápido, mientras comenzaba a irse, caminando de espaldas.
—Mañana en mi casa, llévense ropa cómoda y comida, no sé, pero iremos a los caballos. ¡A las diez más tardar! —Los chicos estaban por refutar, pero ella ya estaba en la camioneta. Vio como le decían mil cosas a Thania, y se rió.
—Oh, cariño, lamento que mañana tengas que trabajar... —Su madre la vio sonreír y se calló—.¿Qué sucedió?
—Parte del nuevo plan es cerrar los domingos. Necesitábamos un día libre después de todo —habló, encogiéndose de hombros. Su madre asintió.
—¿Entonces vendrás de picnic con nosotros? Tu padre quiere ir a algún lugar bonito y pasar el día.
—Oh, mamá. Mañana arreglamos con los chicos para ir a una cabalgata. ¿Recuerdas esa que estaba casi llegando a la carretera? Una vez fuimos juntos y uno de los caballos se comió tu sombrero —dijo la chica, un poco apenada por rechazar a sus padres. Después de todo, hace mucho no salían juntos.
Sin embargo, Diane asintió, feliz de que su hija saliera con otros jóvenes.
—No pasa nada, ¿no cielo? —preguntó hacia su marido, que asintió, sin sacar la vista del camino—. Hace mucho no sales con chicos de tu edad... —Ella seguía empeñada, pero ahora ya no servía de nada negar lo obvio
—Gracias por comprender. Los chicos vendrán mañana a casa, como para las diez, y de allí saldremos. ¿Preparo unos sándwiches? Debo cargar una botella grande de agua, porque el calor da demasiada sed...
Las mujeres de la casa se fueron hablando, mientras caminaban hacia adentro. Gerard las miró, todavía afuera, luego de cerrar el vehículo. De manera melancólica, casi sonrió, y casi por primera vez, supo lo que pasaba a su alrededor.
Ese chico, se estaba llevando a su pequeña Jul. Le dolía aceptar que tarde o temprano, ella debía dejarlos. Pero, ¿cómo negarse al verla tan feliz?
...
Este capítulo fue pura ternura <3 ¿Les gustan los banners para el título de cada capítulo? :3
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