Es mi primer día de colegio, en la clase de infantil.

No quería entrar, lloraba y rogaba a mi madre para que no me dejara sólo con aquellos pequeños desconocidos.

Al final perdí la batalla y entré agarrado de la mano de una mujer.

Todos en la clase infantil me parecen muy raros, no conozco a nadie y no quiero acercarme a ninguno.

Algunos juegan con las pinturas, yo me pongo a jugar con la plastilina y con los bloques de construcción.

La clase termina y nos salimos al patio, que es un suelo de piedras pequeñitas y de bancos, no hay nada que lleve un parque, salvo los bancos.

Otros niños se detienen a jugar con la pelota, las niñas están con sus muñecas cepillando su pelo.

Me siento fuera de lugar, yo no quiero jugar a nada, solo quiero estar en casa y ver mis dibujos animados.