Cuando las hojas caen.
Dicen que los humanos pueden apegarse demasiado a lo material, anillos, collares, un coche nuevo, en el mundo de los espíritus no es tan diferente.
Hace unos años tengo una ligera conexión con la brecha que separa ambos lugares. Jamás me gustó hablar de ello, siempre ocurren singularidades o problemas cerca mío, es agotador.
-Jessie-Llamó la atención moviendo de un lado a otro su pulsera multicolor. Me volteé elevando una ceja, si su voz aguda hacia mención a mi nombre era solo por una cosa.
-Ya te dije que no le diré a mi hermano que somos mejores amigas.
-Oh vamos, siempre te traté bien- Formé una mueca en mi rostro.
-Toda primaria te la pasaste diciéndome “espiritista simplona”, en secundaria me decías “acatadora de penes fantasmales” y de no haber sido por Trevor, de seguro habrían más apodos extravagantes, o tu acoso más agravado.
-Eso fue solo hasta secundaria, mira-Hizo una sonrisa levantando sus hombros, aparentando inocencia- soy una mujer renovada.
-Sé que cambiaste desde que conociste a mi hermano, de un mal intento de bully, pasaste al intento de mejor amiguis- comenté burlona- Mejor aléjate Alex, mientras yo esté viva tu chance con él será un número negativo.
Frunció su ceño y se fue caminando a pisadas fuertes. Es hilarante cómo la vida cambia las situaciones por el conocido karma, además, Amy tiene suficiente karma que recibir por unos próximos ochenta años.
-¡Jess!, Aquí estabas, pensé que no vendrías a esta clase de cosas-Trevor estaba entusiasta por el campamento, mientras que yo, solo quería volver a casa, si no fuera por mis padres llenando mi bandeja con mensajes de texto sobre que todos estarían allí, ni siquiera mi sombra habría hecho acto de presencia.
-Sabes bien por qué asistí, más que por nostalgia o voluntad propia fue por la fuerte insistencia de “van a estar todos tus amigos”.
-Cierto, ni que tengas tantos amigos además de mi-Lo miré mal, a lo que él rió- perdón, perdón.
Eran dos días dónde dormimos en carpa, teníamos comidas tradicionales y un montón de actividades, entre ellas; Trotar por un sendero hasta encontrar la bandera del equipo contrario y llevarla al campamento.
-No quiero hacer esto.
-Vamos, será divertido-Se puso en posición para correr, hasta que sonó el silbato- ¡Pero más divertido será cuando te gane!.
Si hay algo que sabía ese idiota, era lo competitiva que podía ser si me provocaban. No pasó ni treinta segundos y ya estaba corriendo, él claramente me llevaba la delantera. El camino tenía muchas curvas y era extenso, a lo cual, mi cerebro tuvo la grandiosa idea de hacerme un atajo.
-Jess si sigues así no me..-Miró a todos lados- ¿Jess?.
Al avanzar cada vez se hacía más difícil. Arbustos, ramas, entre otras cosas, me obstruían a tal punto que al saltar un gran tronco terminé tropezándome. Mi pie se atascó en un pozo no muy grande, al querer tirar de él salió mi pie con un collar enredado alrededor, estaba cubierto de barro seco.
-Parece un relicario, pero no se ve como que pueda abrirse-Hablé por lo bajo curioseando.
-¿No os han dicho que no debéis tomar lo que no os pertenece?.
-Trevor si eres tú, no te comportes como idiota y ayúdame -giré mi cabeza, pero no ví a nadie- ¿hola?-Hubo un breve silencio.
-Usted soís una damisela no muy bien hablada al parecer -La voz sonaba como la de un muchacho, pero la manera de expresarse era anticuada. Mis ojos se posaron en cada planta y cada piedra, pero no había señal de alguien, solo estaba ese persistente habla.
-¿Qué quieres de mi?, Solo soy una chica de diecinueve años, casi veinte, a penas voy a la universidad, no tengo ni donde caer muerta.
-Oh, Mi dama, no se equivoque, cómo osa pensar tal brutalidad de mi parte.
-Entonces -Me levanté lentamente- con permiso, debo volver con los demás, me están esperando -El no poder si quiera verlo me daba mala espina.
-Pero-No lo deje ni terminar su frase, me eché a las corridas.
Ya iba llegando, Trevor al verme me abraza. Tardé en reaccionar, no nos abrazamos desde hace mucho tiempo, tampoco éramos la clase de amigos cariñosos.
-¿Estás bien?, Cuando no te Vi atrás de mi creí que te sucedió algo.
-Pues, no estas tan lejos de la realidad.
Abrió los ojos en par- ¿Alguien te hizo daño?
-No, tomé un atajo para llevarte la delantera y terminé cayéndome, luego me levanté y escuché a alguien hablando con un acento..-Pause un momento- bastante ocurrente.
-Seguramente fue por el golpe-Desvió su mirada a mi mano- ¿Qué traes allí?.
-Ah, es un relicario, pero no veo que se pueda abrir, además está muy estropeado, lo encontré cuando tropecé.
-Bueno, Pero te llevaré a la enfermaría un rato, para que te hagan un chequeo-Solo asentí y caminé a su lado.
El día transcurrió lento. La competición termino con Amy ganando, Trevor había dejado el evento para buscarme, y por mi parte no tenía nada más que una rodilla raspada.
Remojé el collar en agua, para remover el lodo seco, lo único que recuerdo de esa noche al dormir, fueron los extraños sueños que tuve acerca de aquel objeto que encontré.
La luz se filtraba por pequeños agujeros en la carpa, el calor era sofocante. Una voz suave pero grave susurró al lado de mi oído.
-Buenos días, pequeña ladronzuela.
Di un respingón, la voz era extrañamente familiar. Voltee y al fin pude divisar al dueño de aquellas palabras.
-Mi dama, ¿tened intención de devolverlo?.
Quedé impactada. Piel pálida, ojos celestes profundos con un toque de verde adornándolos, cabello azabache, con un traje color crema, parecido a uno de los años mil ochocientos. Si el Ken de Barbie fuese real, este chico lo opacaría por completo.
-Tu.. ¿Quién eres?.
-Eliseo, madame. Pero puede decirme Elis.
En ese momento mi cerebro hizo un click. Vestimenta antigua y vocabulario para nada actual. Mi mente conecto los cables uno por uno, hasta dar con la respuesta.
-Eres un fantasma -Me helé. No veía espíritus desde mis doce años, creí que me había curado- No, esto no puede estar sucediendo.
El muchacho me veía confuso.
-Tu no deberías estar aquí.
-¿Por qué?.
Fruncí el ceño y me levanté del colchón inflable de un tirón, a lo que sus mejillas se ruborizaron y apartó su mirada.
-Por favor mi dama, ¿Podríais colocarse algo de ropa?, Sus tobillos están sin cubrirse.
Ante aquel comentario no sabía si llorar, reír, o estallar en bronca por el escenario que se había armado.
Agarré las sábanas y tapé mi cuerpo entero. En ese momento solo tenía una blusa de mangas largas y unos shorts puestos.
-Temo decirte Elis, que no poseo la clase de vestidura que prefieres.
-¿Pero como es posible que una madame no tenga un simple vestido?-Sus manos cubrían su rostro.
-Es muy largo para explicar, sácate las manos de la cara y dime, ¿Por qué me seguiste hasta aquí?.
-¡Oh, es verdad!, mi collar, dádmelo.
Elevé una ceja, agarré el collar y Vi que tenía sus manos extendidas esperando, salió un suspiro burlón de mi parte y solté el collar. Tal como pensé, el relicario traspasó sus dos manos.
-Si tanto lo quieres llévatelo, aunque dudo que puedas.
Se arrodilló en el suelo, sus ojos chocaron con los míos y un escalofrío recorrió mi espalda.
-No entiendo nada. Decidme, ¿Qué me ha ocurrido?, Las personas no respondéis mi llamado, estuve horas preguntando por su paradero, pero si quiera me han visto -Se puso cabizbajo- Mi dama, ¿Podríais ayudadme?
Sentí mi garganta resecarse al momento de contestar.
-No puedo Hacer nada, pero puedo ayudarte a descansar en paz.
Vi un fugaz sentimiento de tristeza en sus ojos, pero él se encontraba sonriendo de manera suave.
-Gracias mi dama.
-Necesito saber que es lo que recuerdas.
- Recuerdo las hojas de los árboles cayendo, en color rojo, naranja, amarillo, y un carruaje.
-Puede ser de algún paseo -Dije para mí misma por lo bajo- ¿y de aquel objeto que estás tan apegado?.
-Yo no lo sé con certeza madame, pero siento en mi corazón, que es importante para mí.
El problema era más grande de lo que pensaba, no recordaba el objeto al cual estaba su apego, por lo tanto no sería fácil hacerlo libre.
-Es como estar en un lugar, no saber por qué, e insistir en buscar algo que crees que te falta. Pero al no saber se vuelve un círculo que no para nunca.
-Significa que no tengo salvación.
-No dije eso, solamente que será toda una travesía el intentar arrastrarte al cielo.
-Usted es bastante agraciada mi dama, pero, ¿Puedo hacerle una pregunta? -Inclinó su cabeza como si de un cachorro se tratase- ¿por qué vosotros habláis tan raro?.
“Si supiera que él es el raro” pensé.
-Los años fueron pasando y las cosas cambiando, ropa, tecnología, expresiones.
Después de un largo rato de explicaciones sobre la actualidad salimos a dar un paseo, me causaba gracia al ver de reojo como se le ponían sus pómulos color carmesí por los tobillos de las chicas.
-¡Por los cielos, que sed ese monstruo! -Exclamó al ver un auto estacionarse no tan lejos de nosotros, mis esfuerzos por aguantar la risa estaban carcomiéndome.
- Esos son los carruajes actuales.
Su cara de susto se distorsionó a una de horror.
-Que habéis hecho a tan bellas criaturas, transformar a un corcel en tal abominación.
Cuando iba a dar mi explicación sobre los nuevos corceles de hierro fui interrumpida por Trevor.
-¿Estás pensando en voz alta o es que ya te volviste loca por el golpe? -Preguntó sonriente mientras acomodaba mechones de su cabello castaño.
-¡Guau!, Me muero de risa por el chiste.
-No seas amargada, además, hoy iremos al río que no está muy lejos y haremos una parrillada.
-No me digas que Amy y su grupito tendrán traje de baño.
- Creo que es más que evidente la respuesta.
“genial, otra clase de historia para Eliseo, pero está vez de los bikinis” pensé.
-No faltes, sabes que no será lo mismo si no estás ahí -Fue lo último que salió de sus labios y se marchó. Eliseo parecía estar hasta por el rabillo de tanto que lo ignoré, no podía solo contestarle, él era invisible para todos, excepto para mí.
Hola!, Es un nuevo proyecto que empecé, espero que les guste. Cualquier palabra mal escrita o error, pueden avisarme, ya que la historia está en proceso y le falta algunas correcciones.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top