Capítulo 50
Después de la desaparición de Sonic.exe, Amy y los otros que habían sido corrompidos se desplomaron en el suelo. Sonic y Shadow utilizaron el poder de las esmeraldas para revivirlos y restaurar sus cuerpos. Sin embargo, la pesadilla que habían vivido les dejó una marca en sus corazones.
Amy se sentó en silencio, recordando los días oscuros con Sonic.exe. Él la había arrastrado a su infierno, y por un momento, ella se había dejado llevar por la ilusión de una relación distorsionada. Sin embargo, cuando finalmente se dio cuenta del error, supo que debía escapar.
Pensó en Freya, la otra víctima inocente de Sonic.exe. Ambas habían sido manipuladas, utilizadas y dañadas por su oscuridad.
- No solo yo. - se dijo Amy. - Freya también cayó en su trampa. Y él mismo... Sonic.exe fue una víctima de su propia oscuridad.
Amy comprendió que, en última instancia, todos habían sido víctimas de la relación tóxica que los había unido. Sonic.exe, creado por la oscuridad y la rabia, había perpetuado un ciclo de dolor y sufrimiento.
Pero Amy también sabía que había encontrado la fuerza para romper ese ciclo. Había perdonado a Freya, a Sonic.exe y, lo más importante, a sí misma.
- Pude haberme quedado atrapada para siempre. - se dijo. - pero encontré la fuerza para salir.
Amy respiró profundamente, sintiendo una sensación de paz y liberación. Sabía que nunca olvidaría lo que había pasado, pero estaba decidida a no dejar que definiera su futuro.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Knuckles y Rouge celebraban la llegada de su bebé, River. El equidna cargaba a su hijo con felicidad, mientras Rouge lo miraba con una sonrisa.
En la guarida de Eggman, Fiona, Scourge, Caspian y Lysander se reunieron con el científico.
- Recuerden que no haremos daño a nadie - dijo Eggman, con una mirada seria -. No somos unos salvajes. ¿Entendieron?
Fiona asintió.
- Sí, doctor. Entendimos.
Scourge se cruzó de brazos.
- ¿Qué queremos hacer aquí, de todos modos?
Eggman sonrió.
- Quiero ayudarlos a encontrar su lugar en el mundo. Ustedes tienen habilidades únicas que pueden ser utilizadas para el bien.
Caspian se acercó.
- ¿Y qué obtenemos a cambio?
Eggman se encogió de hombros.
- Protección y recursos. Estarán seguros aquí.
Lysander miró a los demás.
- ¿Estamos de acuerdo?
Fiona y Scourge asintieron.
- Estamos de acuerdo. - dijo Fiona. - Gracias, doctor.
Eggman sonrió.
- Excelente. Empezaremos mañana.
Mientras tanto, Metal Sonic y Shadow se encontraban en un lugar abandonado, lejos de la ciudad. Ambos reflexionaban sobre la reciente pesadilla que habían vivido.
- Ese monstruo... Sonic.exe - dijo Metal Sonic, su voz llena de resentimiento. - Nunca pensé que controlaría a Sonic de esa manera.
Shadow asintió, su mirada intensa.
- Fue una noche oscura para todos. Pero logramos detenerlo.
Metal Sonic se estremeció al recordar.
- La oscuridad que emanaba... era como si nada importara.
Shadow se puso serio.
- Pero importó. Importamos nosotros, y nuestra determinación para detenerlo.
Hubo un silencio entre ellos, hasta que Shadow habló de nuevo.
- ¿Sabes? Amy también pasó por mucho.
Metal Sonic asintió.
- Sí, la vi. Luchó con valentía.
Shadow se puso serio.
- Es más que eso. Es una hermana para mí.
Metal Sonic lo miró con curiosidad.
- ¿Una hermana?
Shadow asintió.
- Sí. Siempre ha estado allí para mí, incluso cuando nadie más lo estaba.
Metal Sonic sonrió ligeramente.
- Entiendo. La protegeré con mi vida.
Shadow lo miró, agradecido.
- Gracias, Metal. Significa mucho para mí.
Tails se sentó en su taller, rodeado de herramientas y piezas de máquinas. Intentaba concentrarse en su trabajo, pero su mente seguía vagando hacia los recuerdos de la pesadilla que había vivido.
No podía sacudirse la sensación de terror que le había dejado Sonic.exe. La forma en que lo había matado, la tortura que había sufrido cuando estaba corrompido... era como si su mente estuviera atrapada en un bucle de horror.
Tails se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia el cielo. Respiró profundamente, intentando calmarse.
- No puedo dejar que eso me defina. - se dijo a sí mismo. - Debo seguir adelante.
Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Los recuerdos seguían allí, acechando en las sombras de su mente.
De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se giró y vio a Sonic entrando en el taller.
- Hola, Tails. - dijo Sonic, sonriendo. - ¿Cómo estás?
Tails se encogió de hombros, intentando ocultar su dolor.
- Estoy bien.
Sonic se acercó y puso una mano en su hombro.
- No tienes que ocultarlo, Tails. Sé lo que pasaste.
Tails se sintió abrumado por la emoción y se derrumbó, llorando. Sonic lo abrazó, ofreciéndole consuelo.
- Estoy aquí para ti, amigo. - dijo Sonic. - Siempre.
Con el tiempo, la ciudad de Estación Square volvió a su ritmo normal. Los amigos habían sanado sus heridas y habían encontrado la paz.
Amy y Sonic caminaban juntos en el atardecer, disfrutando del cálido sol que se ponía detrás de los edificios. La brisa suave acariciaba sus rostros, y la risa de Amy resonaba en el aire.
Sonic sonreía, mirando a Amy con amor.
- Me alegra que estemos juntos de nuevo.
Amy se acercó a él, tomándolo de la mano y poniendo la otra sobre su vientre.
- Y pronto, tendremos alguien más que amar.
Sonic se iluminó con una sonrisa emocionada.
- Nuestro bebé.
Amy asintió, sonriendo.
- María. Así la llamaremos.
Sonic besó su frente.
- Me encanta.
El atardecer se convirtió en noche, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo. Amy y Sonic se detuvieron en un mirador, mirando hacia la ciudad.
- ¿Qué pasa mañana? - preguntó Amy.
Sonic se encogió de hombros.
- No lo sé. Pero estoy seguro de que será un nuevo día lleno de aventuras, con nuestra pequeña María en camino.
Amy sonrió.
- Me encanta la forma en que lo dices.
La escena termina con Amy y Sonic abrazados, mirando hacia el futuro juntos, bajo la luz de las estrellas, con la promesa de una nueva vida y un nuevo amor.
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