Capítulo 14

Entre las sombras, Tails buscaba desesperadamente a Sally, su corazón corroído por la influencia de Sonic.exe. La tarea era difícil, pero su determinación no flaqueaba.

- Maldición, ¿dónde puede estar? - se preguntó, frunciendo el ceño.

Su mente estaba llena de interrogantes y temores, distorsionados por la presencia de Sonic.exe en su mente.

****

Amy se detuvo antes de entrar a casa, mirando a Sonic.exe con ojos llorosos.

- ¿Por qué haces que vea esas cosas? - preguntó, su voz temblando. - Esas visiones horribles que no puedo sacar de mi cabeza, ¿qué sentido tienen?

Sonic.exe la miró con una expresión confundida.

- Quiero que recuerdes lo que te espera si me dejas. - respondió, su voz ligeramente vacilante. - Quiero que sepas que no hay escapatoria.

Amy se sintió un nudo en la garganta al escuchar sus palabras.

- ¿Y por qué me haces esto? - preguntó, con lágrimas rodando por sus mejillas.

Sonic.exe pareció desconcertado, pero luego su expresión se endureció.

- Quiero que recuerdes... - comenzó a decir, pero se detuvo.

Un recuerdo vagó por su mente, y su mirada se perdió en el vacío.

- Y siempre lo serás... - susurró, para sí mismo.

Amy soltó un suspiro.

- No puedo seguir así... - dijo, su voz apenas audible.

Sonic.exe se quedó en silencio, mirándola con una mezcla de confusión y tristeza.

Amy cerró la puerta detrás de Sonic.exe, sintiendo un alivio temporal. La cita había sido un desastre, y su corazón aún dolía por la conversación tensa. Jamás pensó que las cosas llegarían a ese punto.

Se dejó caer en el sofá, cubriéndose el rostro con las manos. La confusión y la frustración la consumían. ¿Por qué había elegido a Sonic.exe? ¿Por qué se había quedado con él?

Su mente comenzó a vagar, recordando momentos con Sonic, el chico que verdaderamente amaba. Su sonrisa, su risa, su pasión por la justicia. Comparaba momentos con la manipulación de Sonic.exe.

No podía negarlo, estaba atrapada en una relación tóxica. Sonic.exe la había envuelto en una red de culpa y obligación, pero su corazón no estaba allí. Aún no sentía una pizca de amor por él.

Un sollozo escapó de sus labios, y Amy se levantó, caminando hacia la ventana. Miró hacia afuera, sintiendo la necesidad de escapar, de huir de la prisión emocional que había construido.

- ¿Qué estoy haciendo? - se preguntó. - ¿Por qué me quedo?

La respuesta era clara: no podía quedarse. Tenía que salir de ahí.

Amy era una presa que estaba acorralada.

****

Scourge esperaba en vano la llegada de un abogado que lo sacara de la cárcel. Desde su ingreso, había sido objeto de humillaciones, pero él se había ganado el respeto de los demás reclusos mediante su crueldad y astucia. Aun así, anhelaba la libertad.

Cada día era una rutina monótona: ejercicios en el gimnasio, horas en el patio y comidas regulares. Su mente se consumía por la ambición y la sed de venganza. En su celda, dibujaba símbolos que representaban la libertad.

Un día, un policía llegó y lo llevó a una sala privada. Al abrir la puerta, Scourge se encontró con Sonic, el héroe de Mobius, sentado en una silla. No entendía qué estaba pasando.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Scourge, confundido.

- He venido a sacarte de aquí. - respondió Sonic con una sonrisa.

Scourge no podía creer que el héroe que siempre lo había derrotado ahora lo estuviera salvando.

- ¿Estás bromeando? - preguntó.

- No. - respondió Sonic. - No serviría estar aquí.

Scourge pensó detenidamente. Podía salir de la cárcel, pero ¿a qué precio?

- De acuerdo. - aceptó finalmente. - Pero afectará tu reputación.

- Eso no importa.

Las pupilas de Sonic se volvieron rojas, y Scourge sintió un escalofrío.

- ¿Vas a unirte a nosotros? - preguntó Sonic.

- No exactamente. - respondió Scourge. - Pero quiero hacer algo con esta ciudad.

- Te aseguro que lo tendrás todo. - prometió Sonic.

- ¿Qué obtendré? - preguntó Scourge, intrigado.

- Todo lo que quieras. - respondió Sonic, con una sonrisa enigmática.

Scourge no pudo evitar imaginar la riqueza y el poder que Sonic le ofrecía.

- Bien. - aceptó finalmente.

- Excelente. - dijo Sonic. - Es cuestión de pasar por procesos legales. Pero no te preocupes, saldrás de aquí.

Scourge sonrió, sabiendo que pronto sería libre gracias a Sonic. Pero ¿qué precio pagaría por esa libertad?

****

Tails volaba sobre la ciudad, buscando a Sally. Deseaba reunirse con su compañera de destrucción.

De repente, escuchó una conversación sospechosa proveniente de una calle lateral.

- ...la princesa de Mobius ha sido capturada - dijo uno de los hombres.

- Sí, ellos la llevaron a un lugar seguro - respondió el otro.

Tails se rió internamente. Nadie podía esconder a Sally de él.

Se acercó sigilosamente, escuchando más.

- ...no saben qué hacer con ella. - dijo uno de los hombres.

- Sí, pero él sí lo sabe. - respondió el otro, con un tono de respeto y miedo.

Tails memorizó la conversación. ¿Quién era "él"? ¿Qué lugar seguro?

Se transformó en una sombra y se deslizó hacia la noche.

Horas más tarde, Tails descubrió un edificio oculto en las sombras. Una insignia discreta en la puerta decía "Nexus".

Se infiltró en el edificio, evitando detectores y guardias.

Mientras tanto, Valtor y Rachel conversaban en una sala privada de la base Nexus, rodeados de pantallas y equipos de seguridad.

- ¿Y si informamos a los reyes sobre Sally? - preguntó Rachel, con una ceja levantada.

Valtor se levantó de su silla y se acercó a la ventana.

- Sería un riesgo. - respondió. - Debemos asegurarnos de que estén preparados para escuchar la verdad.

Rachel asintió, pensativa, mientras bebía un sorbo de café.

- No quiero ni pensar en lo que Sally debió sufrir. - dijo. - La idea de estar en manos de los demonios... es aterradora.

Valtor asintió, con una expresión sombría.

- Sí, es un destino peor que la muerte.

Rachel asintió, con lágrimas en los ojos.

- Espero que podamos encontrar una manera de revertir el daño. - dijo. - Devolverle su humanidad.

Valtor se volvió hacia ella.

- Lo haremos.

En ese momento, un guardia irrumpió en la habitación.

- ¡Un intruso entró a la base y está matando a todos!

Valtor y Rachel se miraron entre sí, alarmados.

- ¿Qué? - exclamó Valtor - ¿Cómo es posible?

- No lo sabemos, señor. - respondió el guardia, jadeando. - Pero el intruso está dejando un rastro de destrucción. Debemos actuar rápido.

Rachel se puso de pie, decidida.

- Vamos. - dijo. - Debemos proteger a Sally y detener al intruso.

Valtor la detuvo, con una mano en su brazo.

- No, Rachel. - dijo, con una mirada seria - Es demasiado peligroso. Quédate aquí, donde estás segura.

Rachel se sorprendió, pero Valtor continuó.

- Debo enfrentar a este intruso solo. No puedo permitir que te pongas en peligro.

Rachel dudó, pero finalmente asintió.

- Está bien. - dijo. - Pero ten cuidado.

Valtor asintió y se dirigió hacia la puerta, lista para enfrentar al intruso.

Mientras Valtor salía de la habitación, se escuchaban gritos y explosiones en el fondo.

- ¡Es Tails! - gritó un guardia - ¡Está matando a todos!

Valtor se miró hacia adelante, con una expresión seria pero sin sorpresa.

- Ya era hora de que apareciera.

Valtor corrió dirección a la zona de conflicto, su entrenamiento y experiencia tomando el control. El sonido de disparos y gritos se intensificaba.

Al doblar una esquina, se encontró con un pasillo lleno de guardias muertos y heridos.

Valtor evaluó la situación con una mirada rápida, sin dejar que la emoción nublara su juicio.

- Tails está aquí. - se dijo a sí mismo. - Es hora de acabar con esto.

De repente, Tails apareció al final del pasillo, con ojos rojos brillantes y una sonrisa siniestra.

- ¡Valtor! - gritó. - ¡Vamos a divertirnos!

Valtor se preparó para la lucha, sacando su arma y adoptando una posición defensiva.

- No te divertirás hoy, Tails. - dijo, con una mirada firme. - Te detendré.

Tails se rió, avanzando hacia Valtor con una mirada asesina.

Sally estaba intentando librarse de las ataduras de la camilla, gruñendo con furia.

- Van a pagar... - murmuró, con una voz distorsionada y llena de rencor.

Su rostro, antes lleno de inocencia y pureza, ahora reflejaba una malevolencia inquietante. La corrupción había consumido su alma.

Las ataduras cruajían bajo su fuerza creciente.

- Van a pagar por lo que me han hecho... - repitió, con una sonrisa cruel.

Las ataduras finalmente cedieron, y Sally se sentó en la camilla, con ojos que brillaban como carbones encendidos.

Su sonrisa se ensanchó, mostrando una hilera de dientes afilados.

- Es hora de que comience el juego. - dijo, su voz llena de anticipación.

Se bajó de la camilla y comenzó a caminar hacia la puerta, con pasos lentos y deliberados.

- Valtor... Rachel... - murmuró, saboreando los nombres. - Pronto serán míos.

La puerta se abrió con un crujido, y Sally salió al pasillo, lista para comenzar su búsqueda.

- ¡Sally! - gritó una voz lejana.

Sally se volvió hacia la voz, con una mirada asesina.

- ¿Quién se atreve a llamarme así? - preguntó, con una voz que helaba la sangre.

La figura que había gritado su nombre comenzó a correr hacia ella, pero Sally ya sabía que no había escapatoria.

- ¡Es mi turno! - gritó, con una risa que ecoó por el pasillo.

Sally en un movimiento rápido, degolló el cuello de su enemigo, la sangre salió como un géiser, bañando el suelo de un rojo intenso. El cuerpo de la víctima se desplomó, inertes ojos mirando hacia el techo.

La habitación se sumió en un silencio sepulcral, solo roto por el sonido de la respiración agitada de Sally. Su mirada, ahora fría y despiadada, recorrió el espacio, buscando su próximo objetivo.

- Nadie se interpone en mi camino. - murmuró, con una voz apenas audible.

Su figura, una vez elegante y refinada, ahora parecía una sombra de la muerte, moviéndose con una precisión mortal.

Valtor se lanzó hacia adelante, sacando sus armas. Tails, con ojos rojos brillantes, se rió mientras se elevaba en el aire, sus colas girando con velocidad mortal.

Valtor esquivó un ataque de las colas de Tails y contraatacó con un golpe preciso. Sin embargo, Tails fue demasiado rápido y logró esquivar.

- ¡Debes ser más rápido que eso! - se burló Tails.

Valtor gruñó, concentrándose. Su espada comenzó a brillar con una luz azulada, y con un movimiento rápido, atacó a Tails.

Tails intentó defenderse, pero la espada de Valtor era demasiado poderosa. Logró golpear a Tails, enviándolo hacia atrás.

- ¡No... es... posible! - tartamudeó Tails.

Valtor se acercó, listo para el golpe final.

Pero, de repente, una figura emergió de las sombras.

- ¡Alto, Valtor! - gritó Sally, su voz helada.

Valtor se sorprendió, su expresión cambiando de confianza a sorpresa.

- Maldición... ¡¿Cómo escapaste?! - exclamó, su voz llena de incredulidad.

Sally sonrió, su sonrisa cruel y seductora.

- Magia. - dijo, con una voz baja y misteriosa.

Sus ojos brillaron con una luz oscura, y su figura pareció rodearse de una aura de poder.

- No pensaste que podrías mantenerme prisionera para siempre, ¿verdad? - preguntó, con una risa leve.

Tails se levantó, su mirada roja fija en Valtor.

- Ahora es el turno de nuestra venganza - dijo, con una voz distorsionada.

Valtor se encontró rodeado, con Sally y Tails cerrando el círculo en torno a él.

Valtor empuñó su espada, listo para enfrentar a sus enemigos.

De repente, la puerta se abrió de par en par y un grupo de seguidores de Valtor irrumpió en la habitación, armados hasta los dientes.

- ¡Protejan a nuestro líder! - gritó uno de ellos.

Tails y Sally se miraron entre sí, evaluando la situación.

- Demasiados - murmuró Tails.

Sally asintió.

- Tenemos que salir de aquí. ¡Ahora!

Sin perder un segundo, ambos se lanzaron hacia la ventana, rompiendo el cristal con un golpe seco.

- ¡Vamos! - gritó

Tails la siguió, y ambos cayeron hacia la noche, mientras los seguidores de Valtor disparaban y lanzaban sus armas hacia ellos.

Valtor se acercó a la ventana, su rostro enfurecido.

- Vamos a buscarlos...

Pero Tails y Sally ya habían desaparecido en la oscuridad, dejando atrás una estela de destrucción y caos.

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