Chapter 6: ¿Frió?, ¿Dolor?, o solo ¿Soledad?
Créditos a su respectivo creador
-solo pídelo, y me quedare- hablo ella mirándome directamente a los ojos. Sacándome de los pensamientos, que había estado teniendo, me quede callado, solamente mirándola. Creo que en esos momentos, mi mirada expresaba mucho más de lo que una palabra podría decir.
Volví a cerrar los ojos, y respire profundamente intentando recordar, cada sensación que había tenido, y en estos momentos, un recuerdo horrible llega a mi mente. Pero se, que lo debo de contar, aunque no me guste, debo de decir la verdad aunque me disguste. Querido amigo imaginario, este es de los peores recuerdos que tengo de la estancia de Celestia en mi mundo. Quizás será el peor, en verdad en estos momentos deseo que este sea el peor.
Era, como el quince o diez y seis de diciembre, espera, era el diez y seis de diciembre, lo recuerdo muy bien, porque sentí como el corazón se me hacía pequeño, cuando, me desperté y no encontré a Celestia por ninguna parte.
Por todos los lugares de la casa, le busque pero nada, ¡absolutamente nada!, ¿Dónde estás?, es lo único que resonaba en mi mente, mientras abría y cerraba puertas buscándola, y no es que mi casa sea muy pero muy grande, más bien solo tiene tres habitaciones, y un baño, pero por algún azar del destino mi habitación es la única en toda la casa con baño. Pero no creo que eso te interese, porque si, esa fuese una historia interesante, te hubiese creado cuando tenía algunos ocho años y que llegue a esta ciudad y a esta casa, y no ahora.
Me senté unos momentos, y tome el paquete de chicles, que había guardado en mi pantalón de la escuela, que desde hace tres semanas no usaba, lo abrí, con la misma desesperación que un fumador abre un paquete de cigarros, olí el sabor a café que los chicles tenían y me metí uno a la boca, para tranquilizarme.
Un poco más tranquilo, empecé a pensar, y a pensar, llegando a la siguiente conclusión momentáneamente.
-es una broma de Celestia-me dije a mi mismo, por tres razones, le da gracia verme sufrir (como cuando me llevo a volar), puede que esté buscando algo de venganza, y no se habrá ido sin despedirse (o eso quería pensar desesperadamente)
-se puede hacer invisible, de seguro está jugándome una broma- volví a pensar tomando un rociador, y empezando a rociar toda la casa, con el mayor sigilo posible. Y la única razón por la que hacia eso, era porque ella me había dicho que si le llegase a golpear o a caer algo de agua mientras estuviera invisible se haría visible, no quedo rincón sin que yo rociara. Y tampoco quedaron muebles sin que se llevaran su buena rociada creyendo que Celestia estaba encima de ellos.
Me volví a sentar, cuando me di cuenta que no estaba en la casa, y volví con los chicles, no sé porque pero masticar algo me tranquiliza, como a las vacas cuando las van a matar.
Ya con las esperanzas algo caídas, pero sin querer pensar por un minuto que Celestia se había ido de mi casa, coloque música a todo volumen, si estuviese en mi casa o en su defecto escondiéndose encima de la misma, tendría que escuchar, y como es una canción que no le gusta demasiado. Pues tendría que quejarse, y ahí. ¡Ahí! Le descubriría.
Lo único que paso, fue que los vecinos se quejaron del volumen de la música, así que le tuve que bajar antes de que llamaran a una patrulla para que me callase a la fuerza. Cuando, la maldita de mi vecina se retiró de mi casa, mi teléfono sonó.
-¿qué quieres?- pregunte contestando, el teléfono de mala gana.
-ir al cine- contesto la voz, en el teléfono.
-pues dile a tu novio, que te lleve, que si no me das el trasero no te llevo a ninguna parte-conteste de manera sarcástica a la voz que me llamaba. La voz, le correspondía a un amigo mío, el cual respondía al apodo de Pancho, pero yo no quería ir al cine, yo quería encontrarle a ella. Quería encontrar a Celestia, aparte de que era más que obvio, que iría una ex mía (con la cual no quede en muy buenos términos), ya que mi amigo y esa ex, son amigos muy unidos. Tan unidos, que mi ex se quejaba con él, de todo los malos tratos que le daba, que yo era una mala persona y la chingada. Pero a ella le encantaba estar junto conmigo, y nunca le di un mal trato, solo porque una vez me negué a salir con ella, porque tenía cosas que hacer (entiéndase por cosas que hacer, dedicarle unas tres o cuatro horas seguidas a ver anime, y otras seis a un videojuego que estaba a punto de acabar)
-jajá- hablo sarcástico
-¿vienes?- a completo sus palabras
-no, estoy ocupado, estoy buscando a….- me quede callado por un momento
-¿buscando a quién? ¿He?- pregunto mi amigo, con su típico tono burlesco, y algo sarcástico.
-estoy buscando mis drogas- le respondí, para que se callase de una buena vez, y me dejase buscar a Celestia, creo que aun, en el fondo seguía enojado con él porque nunca me dijo que mi ex, le contaba mis secretos.
-¿entonces si te drogas?-pregunto, haciendo caso de un rumor que se extendió sobre mí, el cual rezaba que yo me drogaba. No sé quién lo invento, pero lo más raro, del rumor es que nunca le llego a mis padres, más bien solo le llego a mis amigos cercanos. Aún tengo sospechas de que mi segunda ex, fue quien extendió el rumor, con ayuda de la primera.
-busco a alguien- dije harto de la situación
-va estar Zafiro- me respondió, mencionando el horrendo nombre de mi primera ex (no tengo nada en contra de las chicas llamadas Zafiro, solo lo tengo en contra de mi ex)
-¿y que me importa?-pregunte, con algo de desprecio
-que se vaya a la mierda, Zafiro, Victoria, Nicole, y la otra tipa cuyo nombre no me acuerdo-a complete mi pregunta mencionando a todas mis ex
-¡a si! Mirian-dije terminando de mencionar a todas las chicas con las que he estado en una relación.
-también va a ir Pablo y yo, además también Aouda- me contesto mi sarcasmo
-estoy ocupado, muy pero muy ocupado- le respondí
-bueno- dijo cediendo al fin, porque él tendría que ceder, yo nunca pero nunca cedía, y ahora mucho menos, quizás Celestia estaba muerta en una zanja y siendo comida por los perros, o quizás esté siendo trasportada por el mar, para ser estudiada y disecada, quizás inclusive un ser malvado de su planeta le envió aquí, y ahora solo viene a matarle, y porque no dejar de pensar en la posibilidad de que un carro le atropello, o un avión le absorbió en vuelo, con una de sus turbinas ahora más que nada ¡debo de encontrarla!
-espero que al menos vallas a la posada, del 21, ya solo faltan cinco días- dijo terminando la llamada.
Colgué sin despedirme, de mi amigo, me recargue contra la pared, pensando en todas las cosas que le había dicho a mi amigo, y sobre todo pensando en las cosas que había pensado sobre la desaparición de Celestia, empecé a caerme al piso, y suspire algo triste.
-¿dónde coño estas?-me preguntaba a mí mismo, colocándome las manos en la cabeza, y sintiéndome derrotado.
Decidí, no dejarme de vencer, por dos fallos, así que pensé en salir de mi casa, y empezar a caminar por ahí, prestando especial atención al cielo. Justo cuando estaba a punto de salir, una vez ya abierta la puerta, sentí que el frio de ese día era más fuerte que el de los anteriores, por lo que, volví a mi habitación, por algo con lo que abrigarme. Aunque parezca raro, soy el tipo de personas que aunque no haga ni el más mínimo frio siempre tienen que llevar los brazos tapados con algún suéter o camisa de vestir sin abrochar. Por lo que, los días helados son mis favoritos, en especial me encanta la temporada de otoño porque no hace ni calor ni frio. Y te permite vestirte con un short, y una camisa de vestir al mismo tiempo sin que se mire raro.
-¿me pregunto qué temporada del año le gustara a ella?-pensé en voz alta, mientras tomaba mi chaqueta de color negro, y mi bufanda. Más en la bufanda encontré una nota que rezaba lo siguiente con una caligrafía un poco más que hermosa:
"Voy a buscar la nieve"
-¿esto es de Celestia?-dije leyéndola mentalmente por quinta vez, me sacudí la cabeza y mordí la lengua para comprobar que no estaba durmiendo, y una vez, ya con el dolor de lengua más grande que sentí en mi vida. Guarde la pequeña hoja en mi bolsillo, y salí de mi casa, sin rumbo aparente.
Lo primero que me vino a la mente, y con sinceridad aún me vendría si me encuentro en esa posición, fue subir a un lugar alto. Lo más alto que encontré o más bien que pude subir fue a un cuarto piso, y para llegar a él tuve que viajar media hora en camión. Busque en el bolsillo de mi chaqueta los binoculares que había usado el día anterior para encontrarla, e intente hacer lo mismo otra vez, no recuerdo bien el tiempo que me la pase en aquella azotea, pero haciendo un cálculo a groso modo puedo decir que fueron algunas tres horas o cuatro, viendo el menor indicio de algo. Pero todo parecía gris, y frio.
El clima perfecto para pasear por la ciudad, pero no tenía ganas de pasear, tenía los sentimientos más extraños de mi vida, era como una mezcla de resignación y tristeza, quizás una felicidad melancólica porque paso, pero sobre todo los extraños sentimientos dolor, dolor y porque no admitirlo, miedo. Miedo a perderla, perderla de la misma manera en la que ya había perdido a alguien, miedo a que solamente, desapareciera. Y ese miedo me estaba ¡volviendo loco! Inclusive llegue a pensar, que me llamaría, por lo que revisaba el celular cada cinco minutos.
Y si, el celular si sonó, pero no era Celestia, era una amiga mía llamada Luly, pero le decía Lulosa o Lula, respondí de mejor manera, que le respondí a mi compañero (me habían llamado muchas veces ese día)
-¿Qué quieres?-dije, pero sin molestia, solo con un sentimiento de derrota.
-tomar café, ¿quieres ir por uno?-me ofreció, y como el local de café, donde lo comprábamos, estaba cerca del cine, donde sería la reunión de mis amigos y no tan amigos, lo pensé por un momento.
-yo…. No sé, estoy muy ocupado- dije melancólico y empezando a caminar a la salida, que por cierto no sabía dónde era, porque fue la primera vez que me subía a ese edificio.
-no suenas ocupado, suenas triste, quizás un late con vainilla, te levante el ánimo-me contesto, terminando con una risa, la cual no me ofendió, porque ella siempre se ríe de todo. Inclusive de lo que no debe, como de un corazón roto.
-bueno pues, ¿no me queda de otra verdad?-respondí, empezando a bajar la escalera del edificio.
-no-finalizo con un tono divertido
-te veo en donde siempre- dijo, antes de colgar, y que yo me pusiera en marcha.
Camine hasta la parada del camión, y tome el que me llevaría hasta donde me tocaba ir por el café, en el camino, al camionero no se le ocurrió mejor idea que colocar música, pero no cualquier tipo de música, una cumbia que hablaba de un abandono amoroso, y para no oír chingaderas que me entristecieran al mismo tiempo que me molestaban (ah pero si fuese la de los 17 años). Coloque mis audífonos, oh que grave error, muy pero muy grave error, cuando tenía algunos catorce o quince años, me creía emo, y las jodidas canciones que tenía en mi celular no ayudaban mucho. Solo depresión y tristeza, que acompañaba perfectamente al día. Bueno tenía las canciones que comúnmente escuchaba con Celestia, que eran un poco más alegres pero me recordaban a ella.
¡Puedes creer que irónico era eso!, las canciones que me gustaban a mí, me ponían triste, las canciones que le gustaban a ella, me la recordaba y me ponían aun peor. ¡Que molesto era eso!
Voltee para mirar mi reflejo en el vidrio del camión, y me dije a mi mismo.
-¡a la mierda!, vamos a volver a ser unos cretinos, ¡a la mierda con las canciones tristes!, ¡a la mierda!, ¡vamos a oír algo que le dedicaríamos!, si no nos importara ¡lo que piense de mí!- Una vez me dije eso a mí mismo, coloque Black Dog de Led Zeppelin
-¿espera que acabo de decir?- me pregunte a mitad de la canción, cuando caí en cuenta de lo que dije
-¡¿Por qué coño, mierda, putas madres, chingados, carajos, diablos, me interesa lo que ella piense de mí?!- me reprendí mentalmente, al mismo tiempo que me abofeteaba a mí mismo, en mi imaginación.
Baje como alma que lleva el diablo, del camión bastante enojado, con el camionero, con Celestia, y conmigo mismo, viendo que ya estaba llegando mi amiga Lula. Con una mano me saludo, con la otra me hizo un gesto para que comprase mi café (ella ya tenía el suyo) y después fuera a hablarle.
-Quiero un capuchino, vienes, que sea doble- le pedí exactamente a la tipa que estaba atendiéndome.
-¿un qué?- me pregunto
-un capuchino ¿qué?-dijo una que estaba detrás de ella, poniendo cara como si le estuviese hablando en otro idioma
-un capuchino, que sea del estilo vienes o melange, y sea doble-volví a pedir con paciencia
-¿estilo que?-
-que tenga, una capa de merengue, ¡encima del café!-respondí algo enojado
-¿y eso como se hace?- pregunto haciéndome explotar
-pues tu atiendes y trabajas aquí, ¡debes de saber!- grite enojado
-¡¿estás seguro que eso existe niño?!-respondió, la otra dependienta, con un tono también bastante molesto
-¡haber vieja estúpida!, ¡no me trate como si no supiese pedir un café!-le grite
-ya solo de me un maldito capuchino, doble- grite, llamando la atención de la gerente
-¿sucede algo?- pregunto ella
-no, claro que no-hablaron nerviosas las dependientas
-sí, las estúpidas estas no saben cómo prepararme un café, como es debido- conteste, y después de esto la gerente me pidió mi orden y valla sorpresa, ella si sabía que era un café Melange, o Vienes.
Empecé a esperar mi café, mientras una clienta que estaba dentro del local, se me quedo viendo en vez de seguir atascándose su pastel.
-¡no mire!, ¿qué me mira?, ¿le gusto o que chingados?, pinche vieja gorda- dije volteándola a ver, porque en verdad me molestaba la manera en la que me estaba mirando, como si yo, tuviese la culpa de que las personas no sepan hacer su trabajo de manera correcta. Bueno, quizás estaba actuando algo neurótico, pero me valía madres, como a Celestia le valió madres, dejarme una puñetera nota, a mí me vale madres, contestarle a todos como es debido.
Me dieron mi café, lo page y salí a conversar con mi amiga, quien se estaba riendo del drama que había hecho dentro del local, porque se había oído todo.
-¿siempre actúas así cuando te sientes triste?-pregunto Lula, al momento de sentarme enfrente de ella.
-a veces- Le respondí
-¿entonces has estado triste desde que entramos a la prepa?-pregunto antes de un par de risas.
-quizás- dije en un suspiro.
-¿y ahora que te sucede?-
-una chica se fue de mi lado- dije melancólicamente, tomándome el café
-¿la Saturno o la Estrella?-
-se llama Eclipse, y no, no es ella por la que estoy así, aunque puede irse a chingar a sus putas madres por mí-respondí algo enojado, por el recuerdo que tenia de ella.
-y pues Estrella, hace mucho tiempo que ya no le veo- a complete
-¿bueno entonces como se llamaba ella?-
-Celestia- mencione en un suspiro
-okey…-dijo sin creerme mucho
-y se fue, así sin más, ¿solo se fue?-me pregunto
-dejo una nota- dije mostrándosela, la tomo en sus manos y la leyó
-no creo que vuelva- me contesto, compadeciéndose de mis situación
-¿por?- pregunte asombrado, porque quien es mejor que una mujer para que te hable de otra mujer.
-se fue "a buscar la nieve"-
-de donde la conseguiste, ¿qué tan drogada estaba cuando "fue a buscar la nieve"?- me pregunto
-no lo sé, quizás ni lo estaba, ella es capaz de hacer cosas increíbles, y quizás si encuentre la nieve- conteste, aferrándome al optimismo que me quedaba.
-aparte ¿ella es real?-me pregunto cuestionando la realidad de Celestia
-¡claro que es real!- le respondí
-seguro ¿que no estabas drogado y te la imaginaste?-
-¡que no me drogo!-respondí, a lo que ella enmarco una ceja, como yo lo hacía cuando no me creía nada de lo que me contestaban.
-aparte, de ello, la conozco de tres semanas antes- mencione
-¿y cómo fue ella contigo?-
-pues… fantástica… fue tan genial, estar con ella… inclusive dormimos juntos-mencione sin darle mucha importancia a las palabras.
-¡ya te la cogiste!- me respondió, riéndose
-¡no!, ¡Claro que no!- respondí algo sonrojado.
-¿pero ya dormiste con ella?-
-sí, pero hasta ahí, si quieres ponerlo de manera más estricta solo hemos dormido, abrazados, o más bien yo le había abrazado a ella- dije rememorando y tomando más café.
-mmmm…. Pues recemos que vuelva a aparecerse, o al menos que te diga porque se fue- respondió Lula, pensativa a la situación que le había planteado.
Después de ello, hablamos por algunas dos horas seguidas, hasta que se fue al centro comercial que estaba en medio de la tienda de café, y el cine. Y me quede solo, otra vez. Pero no me rendí, ¡yo no me voy a rendir!, y ahora mucho menos, si me la vuelvo a encontrar le voy a decir todo lo que pienso de la yegua atolondrada y princesita esa. Y no es que me enoje que se allá ido, me enoja que no me despertó y me dijo adiós. Solo eso quería, una simple palabra un adiós.
Estuve media hora, con los binoculares mirando el cielo, y entonces decidí que era hora de ir a mi casa por la motocicleta, y buscarla en nuevos lugares. Pero para eso, tengo que viajar en camión ¿no? Pues el único inconveniente que tenía ahora, es que… todas las personas con las que rechace ir al cine, estaban en la misma parada del camión que yo debía tomar.
Entonces, cuando estaba a punto de llegar, (con muy mala gana) a la parada, empezó a ocurrir algo maravilloso, empezó a nevar.
Siendo sincero no podría caer en mi asombro, y empecé a pensar que en verdad, me drogaba y no recordaba cuando lo hacía, así que tome un poco de nieve. Me acerque a la espalda de mi amigo Pancho, y se la eche dentro del suéter que traía. Y para mi felicidad la nieve era real, claro que se quiso voltear para golpearme, al igual que mi ex, pero ella. Ella recibió una bola de nieve en la cara de mi parte. Al contrario de eso, Aouda (una chica que me rechazo, porque le daba vergüenza estar conmigo), Aouda solo recibió un grito en la cara de mi parte que decía así:
-¡en verdad está nevando!-
En eso, y ante la mirada desconcertada de todos los que me rodeaban, les empecé a lanzar pequeñas bolas de nieve, para que no me creyeran un loco, y de pronto sin darme cuenta muchas más personas estaban jugando, con la nieve. Era, algo que solo se podría describir, como "el tipo de cosas que solo pasan en otro mundo", después de jugar un rato, me escabullí de la lucha, y a escondidas subí al camión que debía tomar, lo más rápido que pude, (no me importo tirar el café) y en el camino de vuelta a mi casa, me baje cerca de las fábricas de semillas, y corrí, corrí como nunca en mi vida, a buscar a Celestia, gritando a todo pulmón nuestra canción favorita.
"Purify the colors
Purify my mind
Purify the colors
Purify my mind
And spread the ashes of the colors
Over this heart of mine"
Cantaba una y otra vez, la anterior estrofa (la cual era nuestra favorita), hasta que llegue al punto exacto donde ella cayo, digo esto, porque encontré una corona de oro, y la única explicación lógica era que debía de ser de ella. (O al menos la única explicación lógica, que excluye las drogas que no consumo)
Llegue a casa en camión, escondiendo la corona de cualquier persona, mientras me divertía ver como las personas jugaban con nieve, y la disfrutaban al máximo. Como era diciembre en mi colonia vendían unos globos especiales llamados globos de cantoya. En los cuales se tiene que prender una cera para que vuele.
Sé que Celestia no ve en la oscuridad, así que, lo que se me ocurrió para mostrarle el camino a mi casa, (porque la nieve quizás le matase de hipotermia) fue comprar varios pares de globos de cantoya, sacar un telescopio, encender un globo en mi azotea y finalmente, amarrarlo al telescopio (que usaría para buscarle), y al amarrarlo, evitaba que se fuese, y se quedase como una vela en la oscura noche, que pronto llegaría.
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