Chapter 3: Primer Fin de Semana

                créditos a Z   Lawiet Oz 

-estas castigado, y Sin salir-fue lo que más recuerdo del regaño que me dieron el sábado, después de llevarle la comida a Celestia. Porque todo lo demás lo ignore, los histéricos gritos, de mi madre, las preguntas pendejas de mi padre y demás regaños por parte de ambos les ignore. Porque, no quería decirles que tenía a un ser mágico en mi habitación por dos motivos, uno, no sé cómo reaccionen. Principalmente, porque le pueden decir a los medios de comunicación, o quizás no lo hicieran. Y dos además de que tampoco le darían la libertad que yo le quería dar a Celestia.

Cuando terminaron de regañarme mi madre me dijo:

-¿metiste a alguien anoche?- pregunto

-si, a una prostituta, nos da más morbo hacerlo aquí- le conteste con sarcasmo, ya bastante arto de todo lo que me habían dicho.

-gracias por no decir nada, sobre mí-me dijo Celestia cuando entre a la habitación azotando la puerta

-¿te ofendí por el sarcasmo?-conteste creyendo que me había agradecido, con otro sarcasmo.

-entiendo el sarcasmo, y no, no fui sarcástica es solo, que creo entender porque, me escondes- contesto, con una ala en mi espalda.

-aun así lo siento-hable chocando mi cabeza, contra la puerta que había estrellado.

Pero al pasar los días cambiaron las cosas, si, seguía castigado y sin salir (aunque no salía de casa para mucho) pero ayudo a que me la pasara todo el fin de semana hablando con Celestia. Y me entere de muchas cosas, y la más principal e importante en este caso es su trabajo. Sé que no me debo de aprovechar de Celestia, sé que está deprimida y antes de todo ocupa más que nada mi atención y cuidado pero, es que estoy a dos semanas de reprobar el semestre en dos materias y joder ocupo su atención. Además de que su ayuda con mis deberes escolares, es verdaderamente necesaria. Pero tampoco puedo olvidar la depresión de caballo que tiene (okey este también es un mal chiste)

Y si, pasamos todo el fin de semana, repasando todas las lecciones de cálculo diferencial de todo el año. Nunca espere que me callera una maestra del cielo, ¡y que maestra me cayo! Prácticamente sabía todo lo que un título universitario e inclusive se podría decir que tenía un doctorado en varias cosas. Lo que más que nada me hace preguntarme la posición social, trabajo y años de vida de Celestia.

Si, amigo imaginario, sé que te preguntaras y como te enteraste de que ella es una maestra en su mundo. Pues fue muy fácil, con tan solo decirle que estoy a punto de reprobar, ya que mis maestros me odian. Ella reacciono. De una manera que no esperaba.

Así que le tuve que contar lo que hacía en clase.

RECUERDO

Estaba yo, sentado en el lugar donde comúnmente siempre me siento, porque en principio es el más cómodo, y además el más grande espacio. Para no dejar mi mochila en el suelo, sino más bien subirla a la mesa que tengo enfrente. Y en eso entro la profesora.

-¿qué haces sentado en mi silla, y con las piernas en mi mesa?-dijo, haciendo que dejara de leer la Divina Comedia.

-no es obvio, ¡estoy viendo televisión!-conteste sarcásticamente levantando el libro, y mostrándoselo

-baje los pies y siéntese en un mesa banco-

-creí que nadie, sin excepciones y bajo ninguna circunstancia podría entrar, después de veinte minutos-hable mostrándole la hora en mi celular. Sé que mi comportamiento no la había hecho enojar, (aun) porque había tenido que lidiar con chicos desde hace treinta años atrás. Lo que creo que, la hizo enojar es que tenía a un personaje de anime desnuda (y masturbándose) de fondo de pantalla de mi celular.

FIN DEL RECUERDO

-y después me dijo que, si no pasaba todos los exámenes con diez, me iba a reprobar- le comente a Celestia tomando un lápiz y empezando a estudiar.

-¿pero y la otra materia?-pregunto ella, revisándome los problemas de física, mientras yo empezaba con calculo.

-¿ecología?- pregunte

-sí, esa materia-

-ahí nunca, trabajo, además de que el profesor me odia-

-¿y este porque te "odia"?-hablo haciendo las comillas con sus patas. Por cierto hablando de sus patas, ya no tenía puestas sus zapatillas de oro, más por comodidad que por otra cosa.

RECUERDO

-apenas puedo creer tu cinismo, ¿Cómo fuiste capaz de contestarle eso a la pregunta de ética en ecología?-me comento, una chica de pelo rizado, igual de morena que yo, y que respondía al nombre de Luly.

-¿porque?, solo preguntaron si tenía alguna fobia o prejuicio, y lo respondí-

-pero respondiste de manera, afirmativa-contesto riéndose.

-¿y que tiene?, solo dije que le tenía miedo a los gordos, porque me podían comer-

-el profesor esta como un barril, estúpido- al hablar, sentí como si un balde de agua fría, me caía encima. Porque por mi caligrafía, mi letra es fácil de distinguir.

-fack-conteste tragando saliva-

FIN DEL RECUERDO

-debes de aprender a llevarte bien con tus maestros.- me reprendió Celestia, algo molesta, y regresándome mis ejercicios con un diez (y una carita feliz) en la esquina superior. Cosa que ya lo esperaba, porque no es que sea el mejor estudiante de la escuela, porque ser un estudiante significa "estudiar" cosa que raramente hago, lo que comúnmente hago es prestar atención en las clases, y aprender sobre la marcha, cada vez que me topo con un problema. Y si varios maestros me han dicho que si trabajara en clase, me aplicara, y tuviera mejor relación con ellos y con mis compañeros. Quedaría en el cuadro de honor de la escuela. Pero lo cogido, lo comido y lo reído (a costa de todos) jamás me lo quitara nadie.

Como a las doce del día, nos empezó a dar hambre a ambos, y con mis padres, afuera y mi hermana también afuera, porque había ido a comer (coger) con su novio. Tenía que darle de comer a Celestia, pero se habían acabado las frutas y vegetales, eso en verdad es un problema, pensé. Le avise a Celestia que saldría, mas no le dije para qué. Porque si me llegasen a castigar sé que se sentirá culpable, porque a pesar de no haber convivido mucho con ella, me había dado cuenta que es de corazón noble.

Salí de mi casa y tome el camión, llegue a un mercado local, y empecé a comprar cosas. En especial frutas y verduras, en especial las favoritas de Celestia, aparte de eso y comprar un par de cosas para mí. Camine hasta un lugar donde me podrían vender grandes cantidades de… En verdad no sabía lo que Celestia podría llegar a comer, así que compre avena, granola. Y algo de heno. Salí a la parada del camión nuevamente, esperando que mis padres no hubiesen llegado a casa. Y reconocí a un compañero de la escuela y entonces recordé lo que me habían dicho mis padres hace tiempo atrás: "siempre, ocuparas a alguien por más insignificante que parezca"

Sí, mi amigo imaginario, le tendría que hablar al, chico que sabía más de caballos de la escuela, y al mismo tiempo el más molesto y odioso del salón.

-joder- me dije a mi mismo, suspire, y me acerque donde estaba "comiendo" tacos (comiendo por que en verdad se estaba atascando como puerco)

-hola- si bien no sabía que decir, sabía que las palabras saldrían después, de que se empezara la conversación.

Me contestó afirmativamente, y empezamos a hablar. Amigo imaginario, quisiera que tuvieras una idea de lo incomodo, que fue para ambos que le hablara, porque también estaba su familia. Así que fui breve, y pregunte:

-has oído el termino ¿depresión de caballo?-

-no, no sabía que los caballos se pudiesen deprimir- Después de eso, suspire, pesadamente, porque había perdido mi tiempo más que nada. Me despedí, les desee que disfrutaran la comida (cosa que al menos mi compañero estaba haciendo) y tome el camión, hacia mi casa.

Milagrosamente, solo me tarde dos horas, por lo que llegue como a la una y media de la tarde. Tome mi pc, la lleve a la cocina y busque algo que animara a Celestia. Porque se veía, que hay algo en su pasado que no quería que me enterase, y siendo sincero también podría verse que, fuese lo que fuese, aun le estaba afectando.

-¿Cómo puedes comer eso?-me pregunto, viendo como me estaba comiendo, un pedazo de pollo.

-¿qué?-pregunte, mirando que ya había terminado, su platillo.

-la carne… yo ni loca comería eso-me contesto mirando con cierto desprecio.

-eso dijeron todas hasta que las puse en cuatro-conteste sin pensarlo, ganándome una mirada casi asesina de Celestia.

-¿cuál es la afición con los "humanos" por los chistes sexuales?- pregunto

-Pues al menos, en los mexicanos, se llaman albures, y nos encantan porque son divertidos-

-yo no le veo nada de divertidos- Contesto con un aire de enojo.

-lo único que pasa es que no sabes hacer albures-conteste levantando los platos, y lavándolos. No los lave para que me quitasen el castigo, los lavaba para que no se dieran cuenta que tenía a Celestia en la casa.

CAMBIO DE PRESPECTIVA

Después de que mi "cuidador" humano, por decirle de alguna manera, fuese a lavar los platos, regrese a su habitación. Suspire y me tire en la cama. Tengo que encontrar la forma en adaptarme en este mundo, sé que él, lo intenta. Aunque superficialmente, no lo deje muy en claro. En este último día me ha explicado, todo lo que no entiendo de este raro mundo.

Mi querida hermana, como te estará yendo, como le estará yendo a las portadoras. Que será de mi reino, sin mi presencia. ¿Qué es de el ahora?

¡No!, no me puedo permitir, seguir pensando, ¡eso! Como él dijo, debo de concentrarme en lo importante, para empezar comenzar a intentar ser como ellos. Es decir, aprender mucho de su cultura, actuar como una "humana" real, y tener la apariencia de una.

Porque, si soy, sincera, cosa que siempre soy, al menos conmigo misma. No me gusta vivir, ateniéndome a posibilidades, y mucho menos a las dadivas que él. Me está dando. Pero no puedo hacer nada, ¡y con esta forma menos esta forma! Así que lo primero que haré, cambiar de forma además al mismo tiempo, aprenderé de su cultura. Solo espero que él, este dispuesto a mostrarme, y a enseñarme todo lo que necesito saber.

Oh mi querida enemiga, Chrysalis, jamás creí que aprender algo de magia Changeling, me ayudase en algo. Pero hoy, hoy todo cambia. Quizás, y solo quizás, pueda emular la magia Changeling. Y usarla para cambiar de forma.

Empecé a practicar por algunos momentos, no tengo mucho avance inmediato, pero al menos empecé a entender lo difícil que sería cambiar de forma. ¿Será igual de difícil, volver a mi forma pony?, ¿al menos podré hacerlo?, ¿Qué pasara sí, no puedo y llega alguien a rescatarme?, ¿me reconocerán?, ¿Qué riesgos lleva el tomar tal decisión?

Me volví a caer, en la cama de él. Y me concentre en mis asuntos mirando el techo. Si acaso, me encontrasen, si acaso me llegasen a encontrar ¿me reconocerían si estuviera convertida en humana?, y en caso de que si me reconocieran. Si, el hechizo de alguna manera u otra fallase, y no pudiera volver a ser una pony, ¿volvería a Equestria? Y en todo caso, si funcionase el hechizo correctamente, y pudiese volver a Equestria, ¿sería lo mismo?

Ya no sé qué es real, cuando caí en este mundo, creí que era una especie de infierno, pero ahora, en estos momentos, estoy bajo un techo, tengo agua, comida, tengo más de lo que tenía. Se podría decir que pase del infierno a un purgatorio. Porque nunca seria cielo, si estoy lejos de los pony que amo.

Entonces entro al cuarto, y me miro:

-¿quieres un café o té?-pregunto, con un par de tazas en las manos

-¡un café!-casi, le grito. El chico, me miro raro, y se fue. (Esta raza, es bastante expresiva, por lo que he podido ver)

Necesito más que nada un café, además de que nunca, jamás, y en absoluto no me gusta para nada el té. Hace algunos mil, años, quien sabe cómo se le metió en la cabeza a mí querida hermana que me gusta el té, y después de no despreciarle un juego de té de la mejor calidad. Yo y el asqueroso té, fuimos sinónimos y todos en el reino empezaron a creer que a mí, la princesa Celestia, me gusta el té. Odio el té. Ante todas las bebidas. ¿Sabes?, él tenía razón en alguna cosa, ya no tengo que cometer los mismos errores, y el dejar de tomar té es una de ellas.

Continúe, practicando el hechizo, para poder lograr convertirme en una humana, además de que al mismo tiempo leía algo de cultura general, historia, letras, y poesía.

-aquí está tu café- hablo el, entrando. Y dejando el café en la mesa de estudio

-gracias-conteste intentando dar lo mejor de mí misma, en el hechizo que debía de crear.

-¿Qué intentas hacer?, ¿un portal?- pregunto algo, interesado ante mis fallos y mis intentos.

-no, estoy intentando convertirme en una humana, creo que puedo copiar el hechizo que usaba una raza de mi planeta- dije sintiendo un escalofrió, al hablarle de los Changeling

-ya veo, ¿porque no te curas a ti misma?- pregunto, tomándole un sorbo al café, sin importarle que estuviera caliente.

-no puedo usar hechizos curativos en mi misma, es contra las reglas de la academia de magia, además de que no se ningún hechizo para curarme a mí misma- conteste recordando las mismas reglas que yo había fundado. Y eso tenía una explicación fácil, en la magia se tenía honor, si un unicornio moría en una batalla mágica, moría con honor, en cambio sí a mitad de la batalla se curaba, perdía todo el honor su magia. Solo se podía curar a un compañero, en caso de batallas dobles.

-¿estamos en una academia acaso?-pregunto con una risa

-Creí haber dicho que no sabía- conteste, algo molesta, por la actitud burlona del "humano"

-esto se pone bueno, una maestra de magia, que no sabe hacer magia-contesto echándose a reír. Cosa que también me molesto, pero me tragué el orgullo, ya habrá tiempo para que yo me burle de él, ¿pero cómo supo que daba clases de magia?

-¿Cómo sabes que di clases de magia?- Pregunte, dejando mi hechizo por un lado, y concentrándome en el café, al cual le faltaba algo de azúcar.

-esto le falta azúcar-me queje involuntariamente, como la princesa que soy, no quería hacerlo. Porque soy una invitada, pero ¿cómo cambiar un hábito que he tenido toda la vida?

Me dio, un pequeño sobre amarrillo, y al ver que no hacía nada, lo rompió de una esquina y lo deposito en mi café. Haciéndolo mas disfrutable para mi garganta.

-mira, sé que eres maestra de magia, porque me dijiste que eras maestra, en segunda deduzco, que, como eres más grande que otros pony, también lo es tu cuerno, y también tu energía mágica. Todo concuerda-hablo con un aire de detective, profesional

-además tú, me lo confirmaste- Sentencio, con la misma frase, que YO usaba cuando alguien se delataba solo

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