Chapter 17: La Noche Que Nunca Existió parte 2

—Has mejorado — hablo el maestro, mientras me devolvía el ensayo que había escrito en la clase, de administración de sistemas operativos.

— ¿Lo cree? —pregunte algo sorprendido ante la observación del maestro.

—Por supuesto, eres el único que ha logrado acabar el ensayo en tiempo y en forma —hablo, dando una palmada en mi espalda como si quisiera felicitarme— Aunque no en la forma en la que me gustaría.

Intente ignorar el comentario del maestro. Era raro, solo por el hecho de que Celestia si cambio mi vida de varias maneras, por ejemplo, antes de conocerle no era la persona menos sarcástica del mundo, y en este caso, era todo lo contrario, me estaba portando bien (o por lo menos mejor de lo que comúnmente me comportaba) y no era pesado y mucho menos estaba siendo sarcástico de alguna manera, solo que ya no sentía la necesidad de escupir mi veneno sobre cualquier persona común y corriente.

—Estas algo raro. — hablo mi amiga Lulosa cuando me junte con ella en el primer cambio de turno.

— ¿Por? — pregunte yo.

—El veneno no está saliendo por tu boca como antes. —aclaro ella, mientras entrabamos en el salón.

Y la verdad es que puede que sea cierto, ellos, las personas de mi salón no conocían al chico que ahora era, más bien, conocieron y quizás hasta el día de hoy conocen al chico que tiene más de cretino que de otra cosa. ¿Debería de mostrarles cuanto he cambiado?, ¿debería de enseñarles que ahora no soy tan sarcástico?, medite esto un par de momentos y un rotundo NO, apareció en mi cabeza. "Que todos los demás se jodan", ¡que tendría de especial el amor si me comporto de la misma manera con mi pareja que con todos los demás!, pensé sentándome en el último asiento de hasta atrás, (porque el escritorio principal ya se encontraba ocupado por la maestra), y no me sentaba hasta atrás, para echar desmadre ni mucho menos, más que nada me quedaba ahí, para no prestarle atención a la clase y poder distraerme mirando la ventana, al momento de aburrirme.

— ¡Hola Chicos! — dijo una mujer de algunos cincuenta años, intentando sonar joven, con una mirada "pasivo-agresiva", que daba bastante miedo—. Hoy, como es nuestro primer día nos vamos a presentar

"¡Puta Madre!", pensé, golpeando mi cabeza contra el escritorio que tenía enfrente. Claro que esto llamo la atención de las personas que me estaban rodeando y a la maldita maestra no le pareció mejor que elegir que yo fuese quien debería de pasar al frente y presentarse. De mala gana lo hice, respire pesadamente, haciendo que Lulosa se riese de mi suerte. Y que algunos de mis compañeros me prestaran atención.

—Hola… pues… mi nombre es…, para que se los digo ¡si ya lo saben! y no se hagan pendejos, ya me conocen es el sexto semestre que convivimos juntos, no mamen, ha y por cierto en cosas que me gusta hacer ¡me caga presentarme! —dije haciendo que la maestra me voltease a mirar

— ¡pero yo no sé tu nombre!

— soy el sexto de la lista, tampoco mame, no es tan difícil —mencione sentándome en mi lugar, y subiendo las piernas al marco de la ventana que me quedaba más cerca.

Después de que me sacaran de la clase, algo molesto, decidí empezar a caminar por toda la escuela, era la primera semana de clases y la verdad es que tenía algo de curiosidad sobre aquellas personas de nuevo ingreso que iban a entrar, así que hice lo primero que se me vino a la mente.

—Ese va a trabajar en McDonald's, ese va a ser cajero de un banco, ese otro va… —hablaba conmigo mismo mientras señalaba a los nuevos alumnos a diestra y siniestra.

—Hola, Virtual, otra vez te la estas pinteando —pregunto Eclipse, cuando me vio, sentando en las banquitas de la escuela, masticando un chicle de café.

—No, me dieron ganas de hacer Parkour y me salte tres clases — hable sarcásticamente.

—Bueno… — Hablo algo contrariada por mi sarcasmo, y después dijo—. ¿Y Celestia?

—La traigo en mi bolsa — le respondí, con otro sarcasmo. Lo que es normal, y al parecer después de todo no he perdido el toque, porque sí, tengo a Celestia y ella me hace feliz y todo lo que quieras, mi querido amigo. Pero al fin y al cabo yo hablo usando sarcasmos y silogismos, lo que un par de labios no van a cambiar.

Hablamos un rato de cualquier cosa, hasta que se tuvo que ir y llego otro par de tipas de un año menor al mío, platique con ellas antes de entrar a mi última clase del día y por consiguiente de la semana. Joder con esta primera semana de clases pero que pesada se ha hecho. Nunca me he mal acostumbrado en las vacaciones pero ahora es diferente porque aparte de todo tengo que ayudar a Celestia a dar sus clases. Por lo que al llegar a casa me morí en mi cama, hasta que:

—Levántate, para que te vayas a bañar —Dijo ella, mientras me sacudía, de la chaqueta verde, que traía puesta, la cual era casi idéntica a la que usaba Daria en su serie de televisión.

— ¡méteme tú!

Me miro por un par de momentos y me empezó a quitar la ropa con algo de magia, y además algo de agresividad, cuando termino, y yo quede en puros boxers, camino moviendo las caderas hasta llegar al baño, me acerque lentamente siguiéndole su juego y al momento que llegue hasta ella, se quito del camino. Y entonces casi tropiezo.

Tomo un jabón, abrió la regadera, y me miro con una mirada algo sádica, dijo:

—Entra a la regadera y ponte… como se dice… —pregunto mirándome, con un casco en su mandíbula. — ¡Así!, flojito y cooperando. —

— yoooo…. Estoy semi-desnudo —aclare mirándola. — ¿segura que vas a hacer eso?

— no será la primera vez que te vea desnudo.

Poco tiempo después, me estaba cambiando después del baño que, Celestia a fuerzas me había dado, y no, si tenías curiosidad no tuve sexo con ella durante el baño, la principal razón fue porque no me desnude por completo. No porque no quisiera, sino porque no me dejo. Quizás, no… quizás no, terminaríamos haciendo otra cosa. Y los pobres niños que ocupan las regularizaciones que da Celestia, perderían las clases, aunque desde esa vez hasta acá tengo la fantasía sexual de hacerlo en una regadera. Otra de mis fantasías es hacerlo en una nube o en un avión, lástima que Celestia le tiene miedo a los aviones y además de que nunca nos dio tiempo, desde que fuimos novios hasta el momento de hoy, que repaso con cautela y precisión cada evento que ocurrió, de hacerlo en una nube.

Ya algo entrada la tarde, volvíamos a casa volando, y escuchando música con una pequeña bocina, si la misma que tenía la motocicleta.

— ¿Si tuvieras que definir nuestra relación en una canción como la definirías?

— ¿Es mucho como para simplificarlo tanto no crees? —Pregunto la yegua que me llevaba dulcemente flotando a un lado suyo—. ¿En qué canción la definirás tú?

—Si tienes razón, sería bastante difícil, solo definirla en una canción

— See the horizon, the dawn is new

It was never our last adieu

Living faithful to a lover's eye

Insensible to when the moon will rise— Canto, algo mientras escuchábamos una pista de instrumental

—Es buena continua —le pedí, mientras tomaba una nube con mis brazos y me subía en la nube, y Celestia seguía jalando de mí.

—Alas you shan't be ashamed

Their cynic parley is just the way they cry —Canto, sonriéndome— y es todo

— ¡Yo nunca te he hecho llorar! —me defendí

— Pero me has hecho sentirme triste —hablo mirándome y empezando a descender.

No sé porque muy bien pero esas palabras, no me hicieron ni enojar, ni me dolieron (quizás en verdad si soy muy cínico), pero si me hicieron reflexionar sobre mi relación con Celestia.

—Debes de dejar de poner a los demás sobre ti —mencione cuando me dejo en la puerta de mi casa, y ella entro a mi cuarto por la ventana.

—Es la vida de la princesa, colocar a los demás antes de ella, es lo que me enseñaron — hablo cuándo, llegue al cuarto después de cenar. Le di el platillo que había preparado para ella, y empezó a comer.

— ¿Nunca has pensado en dejar de ser princesa? —pregunte mientras me empezaba a descambiar para bañarme por última vez en el día.

—Muchas veces, pero no puedo dejar de ser princesa así como así, llevo como cinco meses aquí, y temo que algo le haya pasado al pueblo en mi ausencia —respondió, comiendo con un tenedor la bandeja de fruta que le prepare.

Entre a bañarme, pensando en que darle su espacio sería mejor, puesto que, quizás al fin de todo esto logre convencer que se quede aquí conmigo. Déjame decirte un spoiler querido amigo imaginario: No lo hizo, y por eso tengo esta crisis existencial, donde repaso todo lo que hemos hecho, para decidir si tirarme a sus cascos y suplicarle que no se valla, o subirme el orgullo y los huevos, dejando que se vaya.

— ¿Lo dejarías por mí? —pregunte cuando ya estábamos acostados en la cama. Como pareja de cincuenta años, porque ni me abrazaba, ni la abrazaba.

—La corona si, a mi familia no —aclaro volteándome a ver— ¿y tú?

— ¿cuál familia? —pregunte divertido y abrazándola, es bueno saber que al menos si renunciaría a la corona por mí, pero a su familia no. Pero a la vez es malo, digamos que deja "la corona" pero no a su familia, su familia seguirá viviendo en Equestria, y yo junto con ella. Eso significa que tendríamos que trabajar en uno de esos oficios antiguos y aburridos, porque Equestria no hay ordenadores, ni celulares para hacer aplicaciones millonarias y que me resuelvan la vida, ¡y ella sin su corona!, de que voy a vivir, ¡del campo!

Si, si, lo que quieras. Mi querido amigo imaginario, llámame mantenido y vida fácil, pero porque voy a tener que trabajar cuando puedo hacer un proyecto de máximo cincuenta horas y que se vuelva viral a dedicarle cuarenta horas a un empleo a la semana, sin ganar lo mismo. A menos que sea escritor en Equestria, no puedo concebir otro empleo en el que trabajar, en su mundo. Y si, dime adelantado, pero hay que considerar todas las variables en una relación para el futuro éxito, quien sabe quizás nunca vengan por ella. O al menos eso pensaba.

Los días han pasado, llevándose el mes consigo y las hojas que murieron en invierno se han ido junto con el frio, y estamos en esa época del año, mágica en la que no tenemos estación, es decir entramos a los principios del mes de febrero. Y joder, ni puta idea de que regalarle a Celestia.

Oh eso y que estaba en la dirección de mi escuela, porque al parecer no puedes colocar nombres como Elver Galarga, Benito Camelo, o Jorge Nitales. Por mencionar algunos de los que se me ocurrieron, y si te lo preguntas era un cuento de tres padres de la iglesia bastante borrachos. Entro la perfecta al salón donde tenían a los que se portan mal. Y dijo:

— ¡Tú!, el de la chaqueta verde —hablando de dobles sentidos— sal.

Dicho y hecho, salí junto con ella, y me encontré a Celestia (convertida en humana), en la oficina de la dirección, me atrajo con su mano, y juntos salimos de la dirección.

— ¿Y que hiciste esta vez? —pregunto Celestia cuando salíamos de la escuela.

— ¿Cómo fue que te enteraste que me tenían en la dirección?, ni siquiera tienen el número de mis padres

—le pregunte a tus compañeros por ti

— ¿y cómo sabias quienes eran mis compañeros?

— Les mostré tu foto —hablo dándome mi tarjeta de la biblioteca pública. No creí que Celestia llegase tan lejos, le dije que se quedase en la puerta, pero por un lado fue bueno que me buscara, en caso contrario me dejarían salir hasta las tres de la tarde.

Antes que nada quería una dosis de las razones por las que sigo pobre, es decir un Monster, pasamos a una tienda de autoservicio, que estaba repleta de compañeros míos, era obvio que yo no quería entrar. Pero no, Celestia a pesar de mis suplicas me obligo a entrar. No es que quisiera tener a Celestia como un secreto, lo que no quería era que mis compañeros de clases se enteraran de ella.

Estaba en la caja, pagando mi vicio (La lata de Monster, sé que comprar dos sale más barato, pero no voy a ir cargando), como decía estaba pagando en la caja mientras sentí como Celestia se recargo en mi espalda y dijo:

—Y una caja de condones también —al momento en que hizo esto, me puse completamente colorado y todos mis compañeros me voltearon a ver. Como, la vergüenza que tenía no me dejaba pensar (comprar condones ya de por si es bastante penoso) lo único que hice fue sacar más dinero de mi cartera y pagar lo que habíamos comprado. Camine hasta la puerta y justo antes de salir, con la mitad de mi salón mirándonos (por razones obvias), Celestia me tomo de mi chaqueta, me empujo a la pared, y nos besamos afuera de ese. Y juro que empecé a oír la guitarra de "The Strokes" Además de que quede como el chico más "genial" de la escuela.

Debo de admitirlo, soy una personas más romántica de lo que parezco, por lo que quería darle un buen valentía a Celestia, no diré que fue bueno o fue malo, porque no tengo mucho con lo que compararlo, pero fue mucho mejor de lo que esperaba. Una buena botella de vino, junto con una cobija, además de tener toda la casa para nosotros dos solos, era una ocasión que merecía la pena recordarse. Oh eso y además de que nos "casamos".

Déjame explicarte, la noche había caído, estábamos bastante emocionados, yo tenía una playera que tenía un estampado de esmoquin, y ella pues, traía unas medias negras y una blusa roja, con un poco de lápiz labial rosa en la boca, bastante disimulado a decir verdad. Y estábamos, en los juegos mecánicos que se abrieron por la noche del día de san Valentín.

Corríamos de juego a juego, de verdad que nos la estábamos pasando bien, los carros chocones, la rueda de la fortuna, las montañas rusas y todos los demás, ¡era noche y era viernes así que vamos a pasarla en grande!, eran las únicas cosas que estaba pensando. Después de eso, y con algunos intentos le conseguí un collar a Celestia, el cual no valía nada, enserio, nada, pero creo que lo que hizo que ambos le tomáramos aprecio al objeto fue en la forma tan divertida y en la noche que lo conseguimos.

—Vamos a casarnos —grito mientras, vio un anuncio que decía "Casamiento de parejas por un día". Me empezó a jalar, y después nos formamos hasta detrás de la última pareja la cual no eran muchas.

— ¿quieres hacer esto? —le pregunte mientras estábamos en la fila.

— ¿tú no?

—Si nuestros destinos están juntos —la mire a los ojos—. ¿Lo haremos de verdad?

—No veo porque no —respondió sonriéndome—. Quisiera que se apuren… para que no te vayas a arrepentir —término sonriéndome, y burlándose de mí.

—Sería difícil salir corriendo de aquí —hable sarcásticamente y caminando al frente, haciendo que fuéramos los próximos a "casarnos"

Cada uno dijo sus votos, a pesar de no ser necesario me gusto hacerlo, no sé, fue del tipo de pendejadas que te hacen la vida feliz, le levante el velo improvisado que tenían, y nos besamos, nos besamos de una manera muy apasionada. Y sin darme cuenta ya estábamos teniendo nuestra "luna de miel" en mi habitación, joder. El viaje se había hecho excesivamente…

PRESPECTIVA DE CELESTIA

El viaje de camino a su casa, y en especial a su habitación se había hecho excesivamente largo, era como una maldita droga, el estar a su lado era como una droga, me relajaba por completo y me dejaba llevar por completo, no me importo el hecho que habíamos dejado media botella de vino, y mucho menos el hecho de que fuera menor que yo. Quería satisfacer el deseo, quería matar las ganas de volverlo a sentir entre mi piel. Entre mis brazos, quería sentirme en aquel lugar infinito donde me había llevado cuando me dio un orgasmo.

Abrí mis piernas lentamente, mientras con sus manos rasgaba las medias que traía puestas.

— ¿Desesperado? —pregunte sarcásticamente intentando quitármelas, usando los atributos que mi forma humana tenia. Pero al parecer él no quería que me las quitase, o al menos prefería que las usara con mi forma pony.

—Oh ya entendí —hable empezando a cambiar de forma, para su deleite.

Me volvió a besar, sus manos, sus malditas manos exploraban todo mi cuerpo, sentía como si un volcán ardiera en mi piel al momento en que me tocaban de esa manera, ¿Cómo diablos podía hacerlo tan bien?

Como si sus caricias no fueran suficientes, ya estaba, acercándose a las medias que tenía y sin decir más las rompió, no me queje solo para no matar la esencia del momento pero eran de las pocas cosas que me quedaban bien como pony que como humana.

CAMBIO DE PRESPECTIVA

Y le rompí las medias, accidentalmente obviamente, lo que no era un accidente eran las mordidas en el cuello y los gemidos que Celestia estaba dando, me canse un poco de su cuello y le volví a besar la boca. Me saco la ropa de la parte de arriba lentamente, y yo hice lo mismo. Más a mí me gustaba besar cada parte de ella, pesar una y otra vez su piel haciéndola mía. Y a ella le gustaba ir directamente a la acción.

La mire con sus alas por completo extendidas, atrapándome por detrás con un par de ojos que hipnotizarían a cualquiera, con apenas unas medias interponiéndose entre su piel y la mía. La tome de los cascos, baje marcando un camino de besos hasta sus piernas y empecé a besar su parte prohibida bajándole por completo las medias. Su ropa interior, no me iba a quitar la oportunidad de tener sexo con ella, por lo que también la lance lejos de la cama en donde estábamos.

Empezó a retorcerse del placer, me encanta cuando hace eso, amo cuando arquea su espalda y pone su casco sobre mi cabeza aprisionándola en contra de su piel. Amo como mi lengua la pone a mil, y hace la mayoría del trabajo sucio al momento de conseguirle un orgasmo.

Me aleje un poco de ella con sus jugos en parte de mi boca y le aplaste cariñosamente el trasero poniéndola sobre mis piernas, pero aun no quería reclamar su carne por completo como mía. Aun quería torturarla un poco más con algo de placer, quería hacerle sentir el cielo y las estrellas en esa cama. Mas su plan era otro, me jalo con sus cascos delanteros aprisionando mi cara en sus labios mientras ella intentaba reclamar mi cuerpo. Con leves toques de nuestros sexos.

— ¿desesperada? —pregunte en un tono sarcástico, igual que el que había usado ella.

—Cállate y hazlo. —ordeno, mordiéndose un labio por la excitación.

Sonreí, ante su comportamiento, y apreté su trasero, causándole pequeños gemidos, mordí su cuello, era obvio que quería hacer que esto durase bastante, así que mientras tenía su trasero entre mis manos y siendo apretado, empecé a penetrarla. Deje de apretar su trasero para solo tocarlo, mientras que ella cerraba las piernas casi instintivamente, haciendo que eso fuese más placentero.

—Cambiemos —dije, echándome para atrás, y haciendo que ella caiga sobre mí, lo que le robo un largo suspiro y un grito de placer, yo también sentí el cambio, pero no tan drásticamente como ella lo sintió. Pero si me hizo estremecer.

Empezaba a usar sus caderas, me encantaba la manera en la que rebotaba sobre mí, tan apasionada que parecía que de verdad quería hacerlo, me volvía loco la manera en la que su vagina se apretaba alrededor de mi miembro.

La tomaba de sus caderas para ir marcando un ritmo, yo quería ser quien le sacara el orgasmo a ella y no al revés. Empezó a obedecer mis órdenes y los gemidos por su parte fueron cada vez más sonoros.

—Me encanta cuando gimes —confesé, tomando su espalda haciendo que sus alas se abrieran a su máxima extensión.

—Me encanta…. que me hagas gemir… —admitió al momento de que arqueaba la espalda.

¡Joder!, esa maldita sensación, era tan jodidamente placentera. Era como si intentase darme el mayor placer del mundo, claro que yo no podía permitir eso. No podía permitir llevarme yo todo el placer, quería que gimiera más, quería que las cuerdas vocales se le secaran de tantos gemidos.

Llámame pervertido, pero me encanto ponerla en cuatro, entre el sexo y la pared, darle de nalgadas cada vez que no seguía mi ritmo. Me encanto jalarla de ambas colas (el pelo y la cola de trasero) mientras uno de mis dedos penetraba su pequeño ano.

—Espera… ¡mi colita!... —hablo antes de empezar a gemir del nuevo placer que ahora sentía en su cuerpo.

—Me encanta tu trasero… esta tan… apretado… es grande… amo este par de soles… —dije con algo de esfuerzo, porque literalmente, entre mis embestidas, ya tenía a la cara de Celestia, en contra de la pared. Y para rematar la última parte, le di un par de nalgadas en cada sol que decoraba sus deliciosos flancos.

— ¡Oye! — reclamo un poco

— ¿mande? —dije ante de jalarla de la cola y darle otra nalgada.

—No les digas esto… a nadie…. Pero… puedes hacerlo…. En mi soles… ¿si quieres? —hablo empezando a llevar mi ritmo.

— ¿Una dama… no debe de tener… tales gustos? —pregunte sarcásticamente mientras introducía un segundo dedo entre nalga y nalga.

—Las princesas deben…. de ser puras —Gimió, al sentir como su estrecho trasero estaba siendo agrandado.

¡¿Porque diablos me dijo eso?! , ¿Es que acaso no sabe que entre más puro es un objeto más placer da el pervertirlo y profanarlo?

Comencé a aumentar la velocidad, me gustaba el sonido que hacia su trasero al chocar contra mi cuerpo, me encantaba la manera en la que intentaba llevarme el ritmo, y la manera en como si cola se apretaba entre mis dedos.

— yoooo…. Yo… me vengo… — gimió, antes de sentir como su vagina se apretaba al igual que el resto de su cuerpo, sentí como sus jugos calientes bañaron mi pene, mientras que sus alas tenían pequeños orgasmos por separado. Cayó casi literalmente al piso. A mitad de su orgasmo empecé a venirme dentro de ella, pero quería hacer lo que me había pedido, así que los últimos chorros de mi esperma los deje en su cola y en un sol. Regalándole un creampie y mi semen en sus piernas.

¡Joder!, el verla completamente estancia y en contra de la pared, con la mitad de su cuerpo con mi semilla, de su vagina escurriendo un poco, junto con su ano manchada de este, me hicieron el ser más feliz que piso la tierra.

—Este fue un buen Valentín —hable después de un rato.

—Eres un pervertido —dijo con un sonrojo y una sonrisa.

—Grrr —rugí un poco juguetonamente y hable—. Para la próxima voy a usar ambos soles

—Tendrás que ganártelos —sonrió sonrojada y levantándose para acostarse en la cama junto conmigo.

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