Chapter 15: La Noche Que Nunca Existió parte 1
Querido Amigo imaginario, no sé qué tanto sepas tu acerca de Celestia o de su comportamiento, pero en verdad las última semana ha estado bastante jodida, no sé qué pretenda esta yegua atolondrada, pero me ha estado torturando mentalmente, con sus comportamientos.
El veinticinco de diciembre estuvo bastante bien, casi no me molestaba pero últimamente se ha comportado de otra manera y no, no digo que se me esta insinuando sexualmente porque se reconocer cuando una chica lo hace. Así que te preguntaras ¿y cómo se te insinúa?, bueno pues prácticamente ha estado más cariñosa conmigo y comportándose como si fuese mi novia, pero en el momento que quiero hacer algo yo como besarla o abrazarla me dice eres muy joven para mí. Y así por un par de horas hasta que me vuelve a molestar.
¡Ya no lo soporto!
-¡que traes loca!- hable cuando sentí que su ala me abrazo por detrás mientras reflexionaba mirando la ventana.
-estas muy callado, siempre estas callado pero ahora parece ser algo importante-
-solo estoy pensando-
-te quedas pensando un poco todos los días, casi podría decirse que estás hablando con alguien más-
-¿vez a alguien en la habitación?- pregunte divertido
-jajajaja, tu psiquiatra personal que viene de vez en cuando y le cuentas todo- hablo empezando a reír.
-¡no hagas ese tipo de bromas!- dije de mala gana.
-¿acaso no crees que sea real?-
-si pero, no las hagas-
Continuamos hablando por la mañana del primer día del fin de año, es curioso desde hace un tiempo que Celestia está aquí, pero pareciese que es el primer día, aún sigo descubriendo cosas desde que la conocí hasta el día de hoy.
Y eso es lo que me fascina de ella, me gusta que… mis amigos me pregunten "¿y cómo la conociste?", para responder "no le conozco y eso es lo que me atrae, descubrir cada pedazo de ella, descubrir cada uno de sus recuerdos, eso es lo que me gusta"
Se nos ocurrió salir, a pesar de ser treintaiuno de diciembre, eso y combinado con el hecho que no había nevado en desde el veinticuatro hasta el día de hoy, creaban de la ciudad un lugar bastante apacible para pasar el rato. Porque no había nada de sol, y tampoco nada de nieve así que la ciudad perfecta nos esperaba.
-Hagamos cosas locas- hablo Celestia felizmente.
-¿a qué te refieres con cosas locas?-
-a vivir…- dijo soltando un suspiro
-hace rato que pensé que estaba curiosa por tu comportamiento, y después me di cuenta que desde que llegue a este lugar he sentido nuevas sensaciones, preocupación, cosas que me han lastimado, cosas que quiero. Pero después me di cuenta que… hace mucho tiempo que en Equestria no sentía nada igual-
-¿a qué te refieres?-
-no sé cuándo terminaba el reino y cuando empezaba yo… o al menos no lo sabía hasta que llegue aquí- Es curioso ¿no?, creo que siente lo mismo que yo siento… No me refiero al amor, me refiero a que de alguna manera u otra ambos estamos descubriendo una parte de nosotros, ambos estamos volviendo a vivir, empezamos a darnos cuenta que… hay algo de vida más allá de nuestro mundo.
Caminamos por las calles de la ciudad sin ningún rumbo aparente, ni ella ni yo queríamos ir a la pista de hielo, ambos creíamos que estaría muy llena de personas así que preferimos entrar a una pequeña feria que se había colocado en la ciudad.
-cierra los ojos- hablaba una Celestia humana, tapándome mis ojos con sus manos, Como me susurraba las cosas al oído solo yo las podía oír, y ella caminaba a mis espaldas y de puntillas.
-sigue caminando-
-sigue caminando… yyyyyy ¡alto!-hablo deteniendo, y yo sin saber en dónde estaba exactamente, sabía que estaba en alguna parte de la feria por el ruido pero no sabía en qué parte.
-ahora giremos algunos 180 grados a la derecha-
-no sé cuál es la derecha- hable antes de empezarme a reír.
-habla en voz baja todo el mundo cree que estas borracho- me susurro al oído bastante divertida, mientras me guiaba para que girara.
-despacio… despacio- hablaba entre risas aun, ya que en verdad parecía que estaba borracho, pero nunca me importo lo que piensa la gente comúnmente no lo hacen.
-bien…. Y alto-
-enfrente dos pasos- hablo dándome una nueva orden, la cual obedecí
-ahora estornuda- fingí un estornudo y la voz de una anciana me dijo "salud", quería abrir los ojos para contestarle pero no pude porque Celestia aprisionaba mis manos en mi cara con las suyas.
-demos vueltas, sin parar- Para este punto ambos nos estábamos riendo, en voz alta, llamando la atención de muchas personas lo sé porque sentía sus miradas viéndonos mientras jugábamos como cualquier otra pareja jugaría.
-ahora ¡alto!- me detuve. –Pide dos rebanadas de queso-
-quiero dos rebanadas de queso por favor-
-¿con soda?- pregunto una voz masculina, mientras que Celestia me dejaba descubrir mis ojos. Lo único que hice fue asentir y reírme un poco.
-¿creí que tendrías hambre?-
Cominos, como a las dos de la tarde, valla que estos últimos días me he estado levantando demasiado tarde al igual que Celestia. Pero bueno eso aún no importa, aun no entro a clases y la verdad es que ni quiero hacerlo. Quiero pasar más tiempo con Celestia, quien sabe si en su mundo la estarán buscando con todas las ganas de arrebatármela. Después de ello, subimos a un par de atracciones, a los carros chocones, un recorrido alrededor de todo el parque por un tren, y por ultimo una vuelta en la montaña rusa, la cual me dio bastante miedo, así que abrace a Celestia durante todo el recorrido mientras ella se divertía de lo lindo. Y no es que me de miedo la velocidad y mucho menos la altura (si fuese así hubiésemos muerto cuando a Celestia se le congelaron las alas en el cielo), lo que de verdad me daba miedo que el carro se fuese a salir o las vías se fuesen a romper. De verdad que lo único que me daba miedo era mi imaginación mientras que Celestia se reía de mí.
Después y para "alegrarme" nos subimos a una rueda de la fortuna, en la que note que Celestia miraba por largos ratos el cielo.
-apuesto que quieres subir ¿no es así?- le pregunte, jugando un poco con su pelo.
-¡¿podríamos ir?!- hablo algo emocionada.
Y un par de minutos después ya estaba siendo prácticamente arrastrado por Celestia hasta una de las nubes más altas que existían en mi planeta. Puedes creer que se ve igual de arriba hacia abajo, que como se ve de abajo hacia arriba. Pero nada que ver, todo es más pequeño, y las nubes que creemos cercanas a nosotros de verdad que están muy pero muy lejos.
-no tienes miedo de estar aquí ¿verdad?-
-para nada, de hecho creo que podría acostumbrarme a vivir aquí- le conteste.
-quizás seas un pegaso…. pero si te digo la verdad es que yo también me podría quedar a vivir en las nubes-
-hay una ciudad sobre las nubes ¿verdad?- pregunte algo emocionado recostándome en la suavidad de la nube. Como dije antes las nubes aparte de ser suaves pues son bastante húmedas.
-si la vez te va a encantar, por la tarde como todos los edificios están hechos de nube se tiñen de colores pastel, y por la mañana toman tonos rosas y morados. Pero lo más hermoso pasa en la noche… Puedes ver las estrellas tan cerca de ti, que sientes que casi las puedes tocar- hablo emocionándose.
-debe de ser muy hermoso-
-lo es-
-diría que no tanto como tú, pero con tu actitud apretada hacia las relaciones, pierdes puntos de sensualidad- Dije divertido.
-me encanta la manera en la que das un cumplido e insultas al mismo tiempo, debes de tener talento para hacer eso- Hablo antes de empezar a reír, al parecer ya se ha acostumbrado al hecho de mi humor negro y algo acido.
Después empezamos a hablar y a pasar el rato encima de la nube, de hecho por mas infantil que parezca tuvimos que saltar sobre la nube para comprobar la elasticidad de la misma. ¿Cuántas veces en la vida puedes saltar sobre una nube con motivos "científicos"? Creo que pocas.
-y esa es mi escuela- le mencione mirando mi escuela desde la nube que se había movido algo rápido en las dos horas que estuvimos arriba de ella.
-es grande, pero no tanto como una universidad-
-voy en último de prepa-
-¿eres el menor verdad?- me pregunto enmarcando una ceja.
-¡cállate!- hable defendiéndome y recordando todas las veces que mis compañeros de escuela me habían molestado por ser el menor del salón.
-uwwww, ¡es el menor de su salón!- hablo empezando a reírse, "ahora me las vas a pagar" fue el principal pensamiento que tuve en ese momento, y me subí arriba de ella. Nos miramos a los ojos un momento, y si no fuese porque sentimos que nos hundíamos en la nube me hubiera quedado en lo morado de sus ojos. En esa galaxia que tenía dentro de cada pupila. Sus ojos parecían galaxias abriéndose lugar en el firmamento y ella parecía que se había abierto paso en mi corazón.
-mejor vamos a bajarnos- dijo después del susto, que casi se lleva nuestros corazones.
Después de que Celestia se comiera un par de churros para que se volviese a tranquilizar (mira por donde le dio el susto), decidimos que las siete y media de la tarde sería la hora perfecta para volver a mi casa y pasar la noche del fin de año. Preferí evitarle llevar con mis amigos o con mi familia por las razones que les había dicho, pero en ese momento nos encontramos con las personas que estaba esquivando, y por pura obligación tuvimos que seguirlos.
Y te preguntaras a quien nos encontramos, pues a mi familia, y de verdad es que quería esquivarles, para que no viesen a Celestia y empezaran a sacar conclusiones malas o erróneas.
Entre a la antigua casa de mi abuela, donde se escuchaba pues música banda, y el ambiente olía a fiesta. Bien podría ser que Celestia quisiera conocer a mi familia y la chingada pero de verdad que me molestaba estar ahí. No sé, quizás después de la muerte de mi abuela, el lazo entre yo y mis tías, tíos y primos, e inclusive medios hermanos se habían roto. No sé, espero que me entiendas pero si no es así pues está bien. Salude a mi madre y la saque en su contra de la cocina (porque a ella, es decir la invitada la pusieron a cocinar, mis tíos y tías siempre se aprovechan de los pobres y de la clase media, así que esta no iba a ser la excepción)
Cuando al fin salimos, dejando a media docena de flojos en la mesa y sin su comida (en verdad que me molesta esa gente) le presente a Celestia como una buena amiga mía.
-¿quieren algo?, ¿cenar?, ¿beber?, ¿tomar café?, ¿soda?, ¿algo?-pregunto mi madre, ofreciéndonos algo para pasar el rato, pero de verdad que yo no me quería quedar, no le hallaba significado a estar afuera soportando frio con Celestia (porque ni en pedo quería entrar), cuando podría hacer lo mismo en mi cuarto sin soportar frio, con ropa cómoda, con café, e inclusive con la versión más bonita de Celestia. (Si, se ve más bonita como yegua que como humana, a pesar de ser un caballo)
-¿podríamos tomar algo de vino?-pregunte caminando junto con mi madre a buscar el vino, ya que le tenía que ayudar obviamente.
Salí con dos copas, casi llenas de vino, le entregue una a Celestia, la mire con una mirada de cómplice y las chocamos, sé que era una tontería pero aun así era del tipo de tonterías lindas en parejas.
-no deberías de tomar- hablo deteniendo mi copa antes de que la probase.
-no me voy a poner ebrio por una copa, quizás con algún litro, ya sabes experiencia propia- dije tomándole un sorbo a mi copa, después de quitar su mano.
-que responsables son tus padres- hablo de manera sarcástica también tomando un poco de su copa.
-quizás confíen demasiado en mi…. Aun así, cuando tenga hijos también les voy a dejar tomar vino, en las fechas correspondientes-
Bebimos un par de copas más, sin acabarnos la botella porque la aburrida de Celestia no quiso, y le explique a mi madre que "debía de acompañar" a su casa a Celestia, así que me dejo irme de la "fiesta familiar" (que de fiesta no tenía nada porque ya iba a empezar a hablar mi tía Ticha) pero bueno, además antes de irme, me dijo que me llevase un par de cosas a la casa, así que ya te imaginaras, yo cargando una bolsa y con Celestia en el último camión de la última noche del año.
Mire en la ventana antes de entrar a casa, en la cual no había nadie más que mi hermana en pijama y comiendo frituras con su novio, por lo que Celestia entro en la ventana de mí cuarto, y yo por la puerta. Y como dije antes mis padres me tienen bastante confianza, de hecho me enorgullezco de eso, principalmente por que la que choco una camioneta que no era nuestra fue mi hermana, también la que fumo a escondidas y la que bebió sin permiso en una fiesta fue ella, sin mencionar que siempre soy la persona que soporta a mis padres cuando se ponen borrachos y sentimentales (por suerte nunca se ponen ambos al mismo tiempo). Así que mi madre, accedió a que me terminase la botella de vino, en la que no quedaba mucho, quizás un poco menos de la botella. Pero como setecientos cincuenta mililitros son suficientes para poner borrachos a una persona pensé en utilizarlos bien.
-pues no- hablo Celestia cuando le serví otra copa de vino al igual que como me la serbia a mí.
-si quieres evitar que yo lo tome, pues deberías de tomártelo tú-
-no va a funcionar eso- dijo al momento en que desapareció, la botella con su magia y con un destello de color. "Puta madre" Pensé, mi plan se había esfumado por la ventana.
-eso fue cruel- le dije a Celestia mientras miraba como intentaba sacarse la ropa siendo una yegua.
-te ríes y te mato- me dijo, después de que con mucho esfuerzo se quitó la blusa junto con el brasier pero no podía sacarse los pantalones.
-Celestia…- pensé un momento en la manera de hablar y en la manera en la que se movía y pregunte.- ¿estas borracha?-
-diablos, el hechizo salió mal, debía haberse ido a parar al baño, no a mi estómago- ¡Genial mi plan dio resultado! Pensé sarcásticamente creyendo que ahora tendría que aguantar a Celestia borracha.
-¿tienes la botella en tu estomago o en el baño?-hable algo preocupado.
-no, no se puede materializar objetos sólidos en el dentro de un cuerpo, solo el…-
-¿el vino?-
-sí, eso, y si vino que pase, quizás quiere solucionar algo del reino- Hablo mientras hipeaba un poco.
Me reí un poco de sus incoherencias, a la vez que sentí como una mano fría apretaba mi pecho al oír la palabra reino, quizás de verdad quisiera ir allá, y eso, en el fondo me dolía.
-Celestia… ¿me quieres?, digo… ¿te dolería ir a Equestria?-
Medito mis palabras un poco y me abrazo (recargando todo su peso en mí), y me abrazo en sus alas.
-también me dolería quedarme… -
-¡entonces aprovechemos el tiempo!, cuéntame cosas que nunca le contarías a nadie, dime lo que te hace parecer infinito, cántame tu canción favorita, abrázame por las noches… -
-¿y te beso por las mañanas?-dijo interrumpiéndome.
-no quiero que hagas algo que no quieras hacer-
PRESPECTIVA DE CELESTIA.
-pero es que de verdad lo quiero hacer- Le dije, mientras mandando al carajo mi moral, le tome la barbilla con los cascos, y le bese los labios. Era bastante diferente a besar a un semental, sus labios estaban mejor entrenados e inclusive mejor diseñados para besar, lo que puso mi piel de gallina.
Me empezó a empujar contra la cama, no sé muy bien porque lo acepte, debía de parar, lo sabía muy bien, debía hacer que mi cerebro tomase el control de mi cuerpo. Pero en menos de lo que lo pensé ya lo tenía encima de mí, ya estaba acostada en la cama mientras me besaba el cuello, sé que sonara algo raro pero es el tipo de sementales que saben que el punto g de una yegua no se encuentra en el cuello y tampoco en las orejas, y era por eso que estaba invadiendo mi cuerpo.
¡Por Equestria!, sus malditas manos me estaban ganando demasiado terreno. Empezó a bajar junto con sus besos, y mi piel, junto con mis malditas alas se erizaron, podía sentir como me empezaba a calentar. Con cada caricia, con cada olor, con los suaves destellos que venían de su ventana.
Lo único que estaba haciendo era bajarme el pantalón, con suma habilidad y ya estaba roja, apreté las piernas, no quería que me viese sin ropa por algún extraño motivo.
-¿no te molesta que sea una pony?- pregunto mi parte racional buscando una excusa, para cortar nuestro encuentro.
-me gustas tal cual eres-
No, no se supone que me dijese eso, se supone que era ahora cuando nos pararíamos, y no que…
¡Por los dioses!, al parecer las novelas eróticas que tenía entre sus libros si le servían de algo, enterró la cabeza en mi regazo, y con sus dientes se deshizo de mis ya mojadas pantys. No, en verdad que no quería, pero ya estaba empezando a gemir, su lengua era bastante hábil, se abrió paso rápidamente entre mis piernas mientras que con sus manos, las separaba. Bastaron solo un par de lamidas para que se apoderase por completo de mí. Basto solo eso para que mis alas se abriesen al máximo de lo que habían estado en mucho tiempo.
Basto solo un beso en mi zona intima para que mi piel se volviese tensa, sintiese un par de escalofríos y que mi boca empezara a gemir por si sola. Ya no era yo, era otra yegua una que buscaba llegar al orgasmo lo más rápido posible.
-eres dulce- hablo mientras me lamia. Me mordí un labio intentando no pensar en lo mojada que ya estaba, en lo mojada que me estaba poniendo con su lengua. Quería tomarlo de la cabeza para mantenerlo ahí, pero me dejo bien en claro con un par de besos en el cuello que él era quien iba a mandar (al menos por esta vez).
-hazlo… por favor- le rogué un poco, al momento que paro de besar mi cuerpo, había dejado mi parte intima chorreando jugos, mis alas excitadas, mi piel de gallina con solo un poco de sexo oral, quería descubrir que era capaz de hacerme sentir cuando fuésemos uno, quería saber que como se sentía un orgasmo teniéndolo dentro de mí. ¡Joder! quería que me hiciera el amor.
Me di cuenta que también estaba bastante rojo. Siendo prueba suficiente de que era su primera vez, así que le quite la ropa lentamente, quería que disfrutase de ese momento tanto como yo lo había hecho, intente quitarle la ropa interior con los dientes como lo había hecho el pero la verdad es que no pude, por lo que decidí bajársela lentamente con magia.
La verdad es que no había perdido mucho calor, pero el debió pensar alguna cosa contraria por lo que volvió a calentarme. Me aventó dejándome patas arriba y volvió a besar todo mi cuerpo, recorrió por completo mis labios, era obvio que quería disfrutar ese momento lo más que se pudiese. Joder, él quería disfrutar de mi cuerpo y hacerme disfrutar a mí.
-vamos…. hazme el…. amor de una vez- le dije entre gemidos, y dándole la espalda, haciendo que mi vagina ya bastante mojada resalte del resto de mi cuerpo.
CAMBIO DE PRESPECTIVA
¡Joder!, esa imagen me estaba volviendo loco, le bese por última vez sus dulces jugos, y entre lentamente en ella, podía sentir como su carne se hacía mía, como reclamaba su estrecho cuerpo como mío, se olía ambas esencias fundirse en una sola. El sudor de ambos se combinaba y hacia que el ambiente apestara a sexo.
Me encanto oír el largo y dulce gemido de Celestia cuando entre en su cuerpo, me encantaba su tono de voz al momento de gemir, era como una droga, una droga que me excitara una especie de afrodisiaco pero más natural y personal. Me quede sin moverme un momento mientras ambos nos acostumbrábamos a la sensación de penetrarla.
Y me empecé a mover, empecé a disfrutar del frágil y sensual cuerpo de Celestia, la tome con una mano de su cintura para tener mejor control y con otra le acariciaba una de sus alas. DE verdad que ese era un punto de placer para ella. Con cada movimiento que hacía en sus alas o cada vez que la embestía arqueaba la espalda, y me encantaba. Así que la tome de ambas alas y subí el ritmo en que la penetraba, al mismo tiempo en que subieron sus gemidos. Intentaba seguirme con sus caderas de lado a lado pero no la dejaba. Quería que yo fuese quien le hiciera gemir y no al revés, quería sentir como su vagina se apretaba alrededor de mí y que me aprisionara entre ambas piernas.
CAMBIO DE PRESPECTIVA
Era demasiado para una yegua de mi edad, estaba caliente, cansada y sudorosa, si en ese orden. Desde que decidimos cambiar de posición, para que yo estuviese arriba, mientras el me sujetaba entre cada movimiento que daba y me volvía a sentar en su miembro, yo no paraba de gemir.
Hace mucho que no había tenido sexo, y hace mucho tiempo menos que hacia el amor, y esta vez no me podía sentir mejor, no podía encontrar algo más en mi ente que no fuese placer. Estaba por completo en blanco y lo único en lo que pensaba era que estábamos atrapados a mitad de un espacio infinito, lo único que podía pensar era en llegar al orgasmo que ese lugar infinito me daría. Que "el" me daría.
Tomo mi trasero y empezó a mandar en los movimientos, el cambio hizo que cerrase las piernas, mis ojos y mi vagina, apreté todo mi cuerpo llegando al orgasmo. Ojala se hubiese detenido ahí, pero me derretí del placer entre sus brazos cuando empezó a moverse y a mitad de mi orgasmo, empezó a llenarme con su semilla. El semen caliente y espeso resultado de varias semanas de celibato lleno mí interior. Como lo disfrute, ame que me llenase hasta con su última gota. Y sobre todo ame cuando con sus manos sujeto mi pelvis, haciendo que las sensaciones que ya sentía se duplicasen.
Apretó mi trasero mientras terminaba de venirse, y yo… yo me deje caer en su cuerpo para sentir sus últimas embestidas acostada sobre él. Sentí como todo mi cuerpo se estremeció, sentí como si un universo naciese en mi pecho y un calor ardiente en mi vagina.
-eso fue… -hablo completamente exhausto y abrazándome, mientras nos acostábamos de lado.
-como estar en algún otro lugar- mencione acurrucándome.
-solo éramos tú y yo-
-todo lo demás… desapareció… y ame sentirme así… -termine empezando a dormir
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