Capitulo 45
—Estoy aquí por ella—digo rápidamente a su padre no quiero que piense que me falta valor.
El frunce el ceño.
—Por los dos —Corrijo de inmediato.
Nunca me había sentido tan nervioso e inferior en mi vida.
—Ya veo, y dime muchacho, por qué debería este viejo confiarle lo mas preciado a un tipo tan insignificante como tú.
Bien, eso no me lo esperaba. Estoy al borde de un tic nervioso en el ojo. Mi cerebro parece no querer funcionar.
—Su hija también es lo mas preciado para mi señor.
—¿Que podrías ofrecerle tú que otro no pueda?
Me aclaro la garganta y me cruzo de brazos, mi espalda reposa en el árbol de cerezo lo observo de reojo junto al lago, es alto con una mirada desafiante, de buen porte, espero que mi hijo saque todo el atractivo de la familia de su madre.
—Tengo dinero, una carrera y buen estatus social —rompo al fin el silencio.
—¿Y piensas que esas son cosas que le faltan a mi hija? —me sorprende la manera en que utiliza mis palabras para desafiarme, me provoca, pero no vine hasta aquí para irme sin luchar.
Miro a mi alrededor, me doy cuenta de lo poco que conozco la vida de Celeste, yo que tanto insinué que era una trepadora, que imbécil, siempre pensé que mi posición seria un punto a mi favor para conseguir a cualquier mujer, pero que absurdo fui, Celeste no es cualquier mujer. Nunca lo fue, y fue tan fácil para mi enamorarme de ella, que no me di cuenta que nunca tuve realmente una oportunidad, siempre pensé que yo la había elegido a ella, pero fue ella quien me eligió a mi, de entre todos, ella puso sus ojos en mi, de lo contrario yo nunca hubiera tenido un chance.
Soy un bastardo con mucha suerte.
—No quiero ser lo que le falta —respondo con seguridad —. Quiero ser quien la complemente.
Ella ya es perfecta como es, en todas sus formas y sentidos, no le hace falta nada para ser feliz, ella podría incluso sin mi, pero yo no podría vivir sin ella, es ella quien me complementa a mi.
>>No quiero estar con ella por lo que yo pueda ofrecerle, si no por el hombre que me hace ser cuando estoy con ella. Es mi felicidad, la quiero, he venido por ella. —afirmo.
—¿Y crees merecerla?
—No señor —sonrió — . Y dudo que algún día la pueda merecer, nadie estará jamás a la altura de merecerla.
Esta vez enfrentamos nuestras miradas, al parecer en esto si estamos de acuerdo.
—Y que harás tú, muchacho —hace una ademan con sus manos señalándome —, si un día despierta arrepentida y se da cuenta que no eras el indicado.
Hubiese dolido menos un puño en el estomago.
—Luchare cada jodido día de mi vida porque nunca llegue a pensar eso, pero si ese día llega, le recordare las razones por las que me eligió y la enamorare de nuevo las veces que hagan falta — suspiro con fuerza —. Estoy decidido a ganar esta batalla señor y quiero hacerlo con su bendición, pero si no logro tenerlo, con todo respeto, pero me llevare a Celeste y a mi hijo así tenga que pasar por encima de su autoridad.
—Me gusta tu ingenuidad, muchacho.
—Nicolas —corrijo.
—Nicolas— repite despacio, como procesando la información — ¿Cómo te la llevaras en contra de las recomendaciones medicas?
Mierda, lo olvide.
—Lo siento señor, me altere, no haría nada que los ponga en riesgo —sonrió avergonzado.
—Karlson —sonríe petulante —. Señor Karlson para ti.
Extiende su mano y la tomo con firmeza.
—¿Tengo su permiso Señor Karlson? —sostiene el apretón en mi mano y sonríe, esta vez sus lineas de expresión se suavizan.
—Lo tienes Nicolas, pero antes debo pedirte algo.
A este punto de la conversación estoy tentado a gritar lo que sea, pero me obligo a esperar paciente con un asentimiento de cabeza para que mi suegro termine de hablar.
Si, mi suegro
—Quiero que el hombre que hasta ahora a sido un desconocido para todos, comience a ponerse al día con su labor de conquistar a mi hija, de conocerla como la palma de su mano, enamorarla y hacerla olvidar cada día que paso triste y derramo lagrimas, puedo aceptar tus sentimientos y reconocer el valor que has tenido al venir hasta aquí por tus propios medios, pero no dejo de sentirme impotente por todas las veces que no supe como lidiar con el corazón roto de mi hija, y necesito asegurarme de que va estar bien y que lo mejor que tengo no se lo lleva cualquiera, sin ofender —añade.
—Sera como usted pide —no me doy por aludido, lo que siento por Celeste es real y estoy seguro de convencer a quien sea que se me ponga enfrente.
Se hace un silencio incomodo luego de soltar nuestras manos y observamos el horizonte como si esperacemos una nave espacial salir del cielo.
—¿Puedo preguntar por qué?—rompo el silencio luego de pensármelo por un rato, el me mira de soslayo, en un principio parece no entender mi pregunta pero luego sonríe de nuevo, de forma paternal y sincera, sus ojos son muy expresivos y recuerdo que pasa lo mismo con su hija, a veces no hace falta que abran la boca para saber lo que están pensando.
—Cuando algo no le gusta arruga un poco la nariz, cuando esta triste te cuenta algo gracioso para que rías con ella, cuando algo le preocupa se mete de lleno en el trabajo, cuando algo le molesta enarca una ceja y frunce sutilmente los labios.
>>Ella siempre sonríe Nicolas, y si tú no aprendes a leer entre risas, te engañara y pensaras que siempre va todo bien, me preocupa que mi hija no tenga a su lado a alguien que la logre conocer tanto que entienda diferenciar esos pequeños detalles en ella.
—Gracias...por decírmelo —digo un poco anonadado, me ha dejado sin nada que decir.
—No hay nada que agradecer, eso solo es un adelanto de lo que tú mismo descubrirás , ahora vamos a la casa, no quiero que piense que te estoy torturando y me rete por ello—ríe.
—¿Torturando?
—Me gusta tu ingenuidad muchacho —repite una vez mas—. Me caes bien.
No quiero pensar como me hubiese ido si le hubiera caído mal, si aun siento que me tiemblan las piernas.
Lo sigo hasta la casa en silencio.
Celeste se abraza a su amigo mientras juntos hacen caras frente al computador, es fácil darse cuenta que están en una vídeo llamada al escuchar las risas del otro lado de la pantalla.
—Ven Nico —pide con una sonrisa. Me pierdo en el azul de sus ojos y olvido por completo como moverme, ella se rie, y tira de mi.
—Pero si es el hijo prodigo —escucho a mi padre, abro los ojos con sorpresa y veo la sonrisa cómplice de Celeste.
—Hola —digo avergonzado.
—¿Donde dejaste a la bruja Nic? —pregunta Amy sin ningún tapujo, veo disimuladamente a Celeste y ella también parece esperar una respuesta.
—Ehh, ella se llama Leslie, no seas grosera Amy —finjo una regañina pero me traiciona la sonrisa, a sido bastante ingeniosa.
—Como sea—comienza a decir —. Mamá esta histérica.
—Lo siento —los veo a ambos en la pantalla, a mi hermanita y mi padre, ellos parecen no tener ningún resentimiento conmigo, no me comunique con ninguno de ellos, solo atendí los negocios y en mi ausencia me dedique a ignorar que tenia una familia preocupada.
—Adivinen quien decidió enloquecer hoy —interrumpe el amigo de Cele, o bueno al parecer de todos, es un tipo agradable aunque aun no supero mi etapa de celos, estoy aprendiendo a manejarlo.
Celeste señala su vientre en la pantalla y todos hacen sonidos de emoción y pucheros. Me alegra saber que a pesar de estar lejos, mi familia nunca ha perdido el contacto con ella.
—Viste eso papá —Amy grita con emoción, nuestro bebe acaba de moverse tan fuerte que incluso a través de la pantalla pudo notarse.
—Increíble cierto —vuelve a decir Shag, seria ilógico usar su nombre cuando todos le dicen así y el parece a gusto con eso.
Reímos un poco mas con sus ocurrencias por el movimiento del bebe y luego Amy y Shag se apoderan de toda la conversación, papá se despidió de nosotros hace rato y Celeste esta indicándole al personal donde dejar mis pertenencias, insistí en quedarme en un hotel para no incomodar pero no hicieron mas que burlarse de mi por insinuarlo.
Celeste vive en una mansión, con mucho personal de servicio, jardines enormes, y muchas comodidades, es increíble y admirable que lejos de aquí ella tenga una carrera y luche por mantenerse al margen de todo esto.
—En que piensas —pregunta sorprendiéndome.
—En ti —juego, pero no miento, ella voltea los ojos sin creerme.
—Debes estar cansado, quieres que te lleve a la habitación y después bajas a cenar —ofrece
Asiento, la diferencia de horario me ha pegado fuerte y aun sufro de dolores de cabeza aunque ya no son tan intensos como antes, el medico ha dicho que mi lóbulo esta casi recuperado y pronto desaparecerán las molestias por completo.
Celeste me lleva a su habitación, mis cosas están ya aquí, sinceramente pensé que me dejaría una habitación aparte pero agradezco que lo haya decidido así, no dejo de ser asocial y tímido aunque me he propuesto dar buena impresión con esta familia, ademas de que sus padres lo hacen fácil para mi tratándome como si fuese un viejo amigo de la familia, incluso me han dicho que les gusto mas que Shag y aunque fue una broma para ofenderlo, a mi orgullo le hizo muy bien escucharlo.
—¿Nicolas? —la voz de Celeste me saca de mis pensamientos y me ordeno poner atención.
—Lo siento cielo, ¿que decías? —intento prestar atención esta vez a sus palabras pero ella niega con una sonrisa.
—Nada, debes estar cansado.
Sonrie, y da la vuelta para dejarme descansar, pero soy mas rápido y la tomo en mis brazos para besarla una vez mas, lo he estado deseando desde hace horas, pero temí incomodarla.
—Gracias por todo amor —la suelto.
Ella sonríe y sale de la habitación hecha un sonrojo.
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