Capitulo 44

Salgo al jardín a la misma hora como todos los días, me siento en el columpio que papá mando a instalar frente al lago artificial cuando eramos niñas, lo hizo lo suficientemente grande para que no nos peleáramos por tener nuestro turno y ambas niñas podíamos columpiarnos y platicar de nuestras cosas infantiles sin problemas. Sofi se gano un lugar en mi familia desde muy niña y Shag llego unos años mas tarde, a ambos los tratan como si fuesen uno mas de los nuestros.

Por la mañana hay una familia de patos que disfruta de estas aguas, pero a esta hora de la tarde ya todo esta en silencio, el clima en primavera es perfecto, la brisa hace volar pequeños pétalos rosados del gran árbol de cerezo, si tuviera vena artística este lugar seria todo un cuadro por pintar, lastimosamente soy un desastre con las artes.

Me gusta venir a esta hora donde todo es tranquilidad para platicar de banalidades con mi enorme barriga, durante este tiempo he repetido las mismas canciones y conversaciones con mi bebe, y aunque solo faltan dos meses o menos para dar por terminado el embarazo aun no sabemos su sexo, he preferido que sea así porque me hubiese gustado ver la cara de su padre al recibir la noticia, es algo que he guardado solo para nosotros y si no es así entonces esperare por la sorpresa.

Un ligero cosquilleo en mi vientre me avisa que luego vendrán unas patadas mas fuertes, siempre es así cuando me siento deprimida, como que quisiera recordarme que no estoy sola. 

—Estoy bien, bebe gruñón —me quejo al sentir unas fuertes patadas cerca de mis costillas.

—Eso se ve como que duele.

Me tenso al escuchar esa voz, pero no volteo por miedo a que sea solo una ilusión, una de las tantas que he tenido con él desde que estoy aquí, cuando pasan los segundos casi estoy segura que solo fue mi imaginación pero entonces rompe el silencio y suelto todo el aire que no sabia que estaba reteniendo.

—¿Estas bien?—pregunta con su tono de voz suave y pausado. Asiento, aun no me decido a voltear, tampoco puedo ponerme de pie pues siento mis pies temblar como gelatinas y mis manos se aferran al dobladillo de mi vestido.

Escucho sus pasos acercarse y siento el escalofrió en mi espalda cuando coloca sus manos en el respaldar para columpiarme, carraspeo un poco y me aclaro la garganta me atrevo a romper la tensión y el silencio aun con miedo de no poder articular palabra.

—¿Cómo estas tú? —susurro, mi voz apenas es un murmullo. 

 Escucho una pequeña risa pero es mas que todo un sonido nasal frustrado

—Como la mierda —responde.

 Y aunque este aparentando la calma, sé que por dentro hay una tormenta queriendo salir.

—Lamento eso.

Es lo único que digo, no se me ocurre nada mas original.

Suspiro nerviosa intentando controlar mi respiración acelerada, tengo que tranquilizar mis nervios porque están alterando al bebe, siento el golpeteo de sus movimientos en mis costillas se ha puesto como loco, no se si sera porque siente mi corazón alterado o porque ha reconocido a su padre, quiero pensar que es lo segundo.

—Es un hermoso lago —desvía el tema, intentando ayudar a tranquilizarme quizá, sin fijarme había aferrado mi estomago con ambas manos las bajo nuevamente a mi vestido, para no preocuparle, estamos bien, solo un poco nerviosos y felices, pero no le vamos a decir eso. —. No sabia que vivías en una mansión.

 Sin querer, recuerdo el momento que me grito que era una interesada y que iba detrás del mejor postor.

—Hay muchas cosas que no sabes de mi. 

 Me encojo de hombros.

—Bueno, confió en que las averiguare muy pronto.

Su declaración me toma por sorpresa su respuesta y volteo sin querer,  esta igual o mas guapo que siempre, viéndome con esos ojos cargados de promesas.

Abro mi boca intentado sin éxito, emitir palabras.

Nicolas sonríe

¿Nicolas esta sonriendo?

Ya no tiene esa mirada vacía, ya no es ese hombre atormentado que no sabe como actuar, tengo frente a mi a mi Nicolas.

Mi Nicolas

Ni siquiera puedo moverme de donde estoy, los sentimientos acumulados arrasan conmigo, como una bola formándose desde mi estomago y cerrando mi garganta, solo puedo sentir la humedad en mis mejillas en señal que he comenzado a llorar sin darme cuenta, pero no estoy triste, no, son lagrimas de felicidad, de nostalgia, de emoción.

Él se acerca preocupado, se inclina frente a mi y sujeta mi rostro entre sus manos, limpia mis lagrimas con su pulgar y suspira aliviado cuando dejo escapar una tímida sonrisa.

Nos sostenemos la mirada, a pasado tanto entre nosotros que es difícil saber en que punto estamos, cómo deberíamos seguir, que deberíamos decir. Sus dedos siguen acariciando mi rostro y yo pierdo el miedo de romper el hechizo y llevo mis manos a su cara, delineo con delicadeza y estiro las lineas fruncidas de su frente haciéndolo sonreír, me quedo ahí disfrutando de su fragancia dejando el tiempo pasar sin que nadie diga nada, solo somos nosotros y las hojas cayendo creando una escena que me gustaría retratar para recordarla siempre, pero me recuerdo a mi misma lo mala que soy con la pintura, suspiro, es tiempo de romper el silencio.  

—¿Estas enojado? —pregunto. Su frente se arruga y sus pulgares se vuelven mas atrevidos mientras delinean mis labios.

—Mucho —responde con seriedad, elimina la distancia y posa sus labios con los míos, ni en mis mejores sueños lo hubiese esperado así, pero es Nicolas, y él siempre me sorprende.  

—¿Quieres hablar sobre eso? —insisto separándome pero el se acerca mas a mi, suspiro en sus labios cuando su lengua se vuelve intrépida y pierde timidez.  

—No —Es su única respuesta, mientras recupera el aire y besa mi barbilla. 

—Nicolas...háblame—susurro en su odio, siento su nariz juguetear con mi cuello y me obligo a mantenerme cuerda, necesitamos hablar, quisiera hacer como que nada ha pasado pero es imposible que finjamos a estas alturas. 

Sujeto su cabello con fuerza y lo obligo a enfrentarme, su rostro sigue serio y su mandíbula esta tensa y apretada.

No esta enojado...Esta furioso.

Y me sorprende el hecho de que este haciendo un esfuerzo por no explotar, por controlar las ganas de gritarme y posiblemente de insultarme o zarandearme. Sinceramente yo también hice mi esfuerzo en mas de una ocasión. 

Nicolas se pone de pie y me da la espalda antes de hablar, creo que esta haciendo uso de todo su auto control.

—Estoy muy molesto con todos, por mentirme, estoy molesto contigo —Me observa desde su lugar y creo que me sonrojo —... Y también conmigo por ser un idiota.

>>No puedo decidir con quien estoy mas molesto en este momento, pero por encima de todo, Celeste, mis sentimientos siempre han sido tuyos y eso no ha cambiado, y si dices que no conozco a la mujer que esta ahora enfrente mio, entonces dedicare mi vida a conocerla...

—¿Por qué? —interrumpo. Reconozco que tengo miedo de que lo único que nos mantenga unidos de ahora en adelante sea nuestro hijo.

—Porque estoy muy enamorado de ti, lo estuve incluso cuando no sabia quien eras, me has robado el sueño y te has metido en lo mas profundo de mi ser... Te amo Celeste, he sido un completo idiota contigo.

>>Déjame retribuirte todos los momentos que te he robado con mis arrebatos.

 —Nicolas...yo, necesito explicarte muchas cosas.

—No, no hace falta. No ahora. —niega

—¿Entonces cuando? —insisto, hago el intento de ponerme en pie y el se adelanta para ayudarme, obviamente puedo sola, no es como que mi barriga sea gigantesca pero no niego que me gusta sentirme protegida por él.

—Tengo miedo —confiesa al fin, rodeándome con sus brazos, Nicolas se siente vulnerable, y lo conozco lo suficiente para no insistir —Dame tiempo —pide.

 >>Necesito asimilar que los he recuperado, no quiero sentir nunca mas ese vació en el pecho y la culpa de ...

—Nunca nos perdiste. —Suspiro.

 Quiero gritar que también lo amo, pero tengo miedo.  Ambos necesitamos tiempo, y sanar nuestras heridas pero no quiero soltarlo, no quiero.

—No quiero que te vayas —pido en un lamento, intento no llorar y sentir que lo obligo pero no tengo el valor para soltarme de sus brazos, no ahora después de tenerlo tan cerca.  

 —No iré a ningún lado —levanta mi rostro y sonríe —. No sin ti.

No tengo que inclinarme para besarlo porque el viene a mi encuentro, sella nuestros labios en una promesa silenciosa, una que encierra todo lo que nuestros miedos nos hacen callar. Pero que se siente como el ancla que necesitas para sostenerte. 

Separa sus labios con sorpresa, yo rió por las inoportunas patadas que estoy recibiendo.

—¿Eso fue? ...—señala con sorpresa, es gracioso ver su cara.

—Creo que dice hola —tomo sus manos y las coloco en el lugar exacto donde se que vendrá el duro golpe, he aprendido a adivinar sus movimientos y la intensidad de ellos cuando tiene hambre.

—Hola..—dice tímido, toma asiento y yo me quedo de pie viéndolo como una boba acariciar mi vientre crecido. —¿Cómo le digo? —pregunta curioso, me toma un momento entender a que se refiere.

—Aun no lo se —me encojo de hombros — Ahora que estas aquí podremos saberlo juntos.

—Gracias, gracias, gracias —repite, Nicolas me besa todo el rostro haciéndome reír. —Gracias por confiar que estaría aquí para entonces, siempre has mantenido la fe en mi aun cuando no lo merecía.

Claro que me aferre a la idea de que estuviera, me daba terror pensar que estaría sola mientras recibía la noticia o que nadie sostendría mi mano en el nacimiento, en mi corazón siempre mantuve la esperanza. Y ahora tengo la ilusión que sera un momento que recordaremos siempre.

—Te amo —repite una vez mas y yo me derrito ante el dulce toque de sus labios. —. Luces tan hermosa.

No es como si necesitara elevar mas mi autoestima, pero sus palabras siempre son bienvenidas.

—¿No crees que me veo gorda? —me alejo unos pasos para que me vea bien, sus ojos no mienten, su emoción se siente hasta en el aire, sonrió — lo sabia estoy enorme, me veo horrible.  —finjo caminar lejos de él.

—Estoy seguro que sabes muy bien lo hermosa que te ves con mi hijo ahí dentro —me atrapa desde atrás y yo suelto un grito ahogando la risa. Extrañaba tanto al Nicolas real, el apasionado, romántico, el que me sigue mis bromas y suelta carcajadas que no puede controlar. Yo lo amo.

 ¡Jesús!.. yo lo adoro. 

>>No hay ninguna forma en la que te pudieras ver mal, tú eres hermosa—besa mi cuello y me trae de regreso de donde sea mis pensamientos me tenían. Cada beso es único, nunca me aburriría de besarle.

—Así que este es el tipo que llego a deshonrar mi familia.

Nicolas se tensa al escuchar la voz de mi padre, y yo recuerdo que tengo muchísima hambre.

—Creo que voy a la casa es mi hora de merienda —excuso, dejando a un Nicolas muy incomodo mientras me suplica con la mirada.

—Ve con cuidado cariño, Shag esta dentro esperándote... como todos los días —informa.

La expresión de celos en la cara de Nicolas no pasa desapercibida, dejare que lo torture un poco.

—No te diviertas tanto —advierto a mi padre por lo bajo.

Pobre de mi Nicolas, bienvenido a la familia... amor mio.









Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top