Capitulo 41
Nicolas
Nunca en la vida me había arrepentido tanto de mis celos impulsivos, lleve las cosas a un nivel fuera de la razón y todo se salio de control.
Todo fue mi culpa. observo la puerta donde la vi por ultima vez.
Sera una carga que lleve sobre mi por siempre. Suspiro abatido, cada respiración me cuesta mas, me pesa el aire y el olor característico del hospital me golpea con fuerza en los pulmones.
En mi cabezase repite una y otra veznuestra discusión.
Quisiera que hubiera una manera de regresar el tiempo y cambiarlo todo.
Puedo ver a sus amigos a lo lejos verme con resentimiento, me he quedado apartado para no seguir alterando los nervios de todos.
He hecho suficiente.
¿Por qué no me quede en casa esta mañana, por qué tuve que ir corriendo a buscarla?
Mis malditos celos infundados me llevaron hacer cosas que aunque me arrastre y camine de rodillas delante de todos, no tienen perdón.
—Ni siquiera yo mismo me lo podre perdonar nunca —susurro a la nada. Despeino mi cabello y paso mis manos con frustración por mi cara.
Maldito seas Nicolas
Nada de lo que haga cambiara las cosas, ni siquiera haberla cargado en mis brazos hasta la ambulancia, o haber sostenido su mano mientras estaba inconsciente camino al hospital.
Nada me absuelve de mi culpabilidad.
Presto atención a los médicos que pasan corriendo de un lado a otro.
Quiero saber que esta pasando. Me levanto de mi asiento y vuelvo a caer derrotado.
—No puedo ser tan cara dura —me riño.
¿Cómo podría acercarme y preguntar por ella?
Después de lo que he provocado.
Después de saber que su estado corre peligro por mi culpa.
Quisiera molerme a golpes. Si pudiera hacerlo juro que lo haría.
No entiendo como ninguno de sus amigos lo ha hecho todavía.
Ni siquiera me defendería, me lo merezco.
—Me lo merezco por infeliz —afirmo por lo bajo.
Cubro mi cara con mis manos y descanso los codos en mis rodillas, derrotado.
Dios mio que estén bien, repito en mi mente una y otra vez.
No encuentro mi voz, el nudo en mi garganta no me lo permite, si pudiera gritaría al cielo por ellos, por ambos.
—¿Nicolas? —llama mi madre, estaba tan distraído que no los he oído llegar. Mi padre la acompaña, pero no se acerca, mantiene la distancia y yo siento derrumbarme.
Quiero que me grite, que me reclame, que me diga que la he cagado una vez mas, pero que todo estará bien, que esta vez él también podrá arreglarlo. Pero a quien engaño, nada me hará sentir bien después de lo que hice, me derrumbo, dejo salir todo lo que me estaba reprimiendo ante la mirada preocupada de mi madre.
—Tranquilo —consuela, o lo intenta, me permite llorar en sus brazos y liberar un poco esta angustia que siento en mi pecho.
—Yo solo quería respuestas —No miento —. Esto de no saber o recordar las cosas me ha vuelto un desconocido, no sabia que podía provocar tanto desastre , es mi culpa, todo es mi culpa.
Mi madre me consuela y solo cuando estoy un poco mas tranquilo se aleja para traer un poco de agua.
—Es culpa nuestra hijo —habla mi padre al fin—. Nosotros debimos aclarar las cosas desde hace mucho —continua.
Su semblante es decaído, se lo mucho que han congeniado con Celeste en los últimos meses o tal vez porque esta decepcionado de mi, no lo culparía, yo también estoy decepcionado de mi ahora mismo.
—¿De que hablas? —pregunto.
—Cuando lo decidimos tú todavía no estabas bien y nosotros no teníamos mas que sospechas, ustedes no le dijeron nunca nada a nadie y ...—habla, tan rápido que no logro entender nada.
—No es el momento —dice mi madre.
—¿Que quieren decir?—interrumpo —. Entiendan de una vez que ocultarme las cosas esta mal, que le he hecho daño a otros por sentirme en el limbo —señalo hacia la puerta donde se encuentra Celeste entre la vida y la muerte.
Un medico ha salido para hablar con los demás, me desconcentro apenas un segundo antes que mi padre continué.
—Celeste y tu tenían una relación en secreto —termina mi padre ante la mirada de reproche de mi madre, yo parpadeo un par de veces y me alejo su toque me quema, nada de esto tiene sentido.
Divido mi atención, mi padre mueve los labios, el medico niega con la cabeza, algo ha pasado, del otro lado.
—Hijo ese bebe...
—No —niego, me niego a que lo diga, no ahora.
Mi pecho es aplastado con la noticia, el medico da la vuelta y Sofi rompe en llanto en brazos de su amigo. Necesito saber que ha dicho, pero me siento incapaz de procesar las palabras de mi padre y el llanto de mi madre.
Reacciona Nicolas.
Intento correr, necesito correr.
Los brazos de mi padre me aprisionan, me impiden llegar donde los demás, y se que me lo merezco.
Merezco que no me dejen acercarme, que soy un maldito por siquiera intentarlo.
Pero necesito ir hasta ella, lo necesito incluso mas que respirar, necesito estar con ella, lo necesito por favor, por favor...déjenme estar con ella.
Lloro y grito mientras mis padres intentan tranquilizarme y alejarme del lugar, el dolor en mi cabeza se hace mas agudo con cada grito y mi visión es borrosa a causa de las lagrimas que salen desbordadas.
Lize entra al lugar y corre hacia ellos. A nadie le importa mi dolor, solo me ve con pena, con lastima.
Ella lo sabia. Todos lo sabían.
Me mintieron. Se burlaron de mi.
Si nadie me hubiera mentido ...dejo de luchar, no se si es por la pena que llevo dentro que mis rodillas fallan o por el dolor tan punzante en mi cabeza, solo me dejo caer, vencido, roto.
No hay manera de enmendar todo el daño que hice.
Estoy pagando de la manera mas cruel todas mis malas decisiones, y el confiar en las personas equivocadas, todos lo sabían, todos me han mentido. Mi cabeza da vueltas, mis manos no dejan de temblar.
Incluso ella, incluso ella se cayo toda la verdad.
No pude disfrutar de la noticia de un hijo, nunca pude hablarle, nunca pude imaginar un futuro con él, imaginar su rostro, su voz, su sonrisa, me negaron ese derecho, y ahora nunca mas podre recuperarlo, me negaron la alegría de ser padre.
Y yo le negué ese derecho a ella.
Con que cara quiero ir a verla, con que cara quiero aparecerme delante de ella, después que se lo he quitado todo, no tengo derecho a reclamar, no tengo derecho de estar aquí.
No tengo derecho a compartir su dolor.
Merezco vivir este infierno solo, el estar aquí solo le hará mas daño, ella jamás me perdonara esto, ella jamás querrá estar al lado del tipo que le arrebato su felicidad.
Mio bambino, il mio piccolo
Perdóname.
Mi bebe, mi pequeño.
—Necesito salir de este lugar, aquí no soy, ni seré bien recibido —pido, mi voz es apenas entendible, duele, me duele el alma.
—Hijo, necesitamos preguntar, estas en tu derecho—ruega mi madre.
—Yo no tengo una mierda de derecho —hablo, o lo intento mi garganta se lastima mas y apenas un sonido herido sale de ella —. No después de lo que hice, de lo que nos hicieron con sus mentiras y engaños —acuso, sé que los lastimo, pero en este momento estoy demasiado roto para perdonarlos.
Necesito ordenar mis ideas, ahora mismo estoy mas cerca de seguir provocando mas tragedias que de ser útil, siento mis pasos torpes y tropiezo con alguien en mi intento de huida.
—¿Dios mio que ha pasado? —Leslie parece ser la única que desconoce la verdad, la única que al parecer nunca me ha mentido.
—Sácame de este lugar—suplico.
—¿Pero dime que ha pasado? todo el mundo se ha venido al hospital, te he llamado mil veces —pregunta, ni siquiera recuerdo donde deje mi celular, no quiero pensar en nada solo quiero irme de aqui
—Por favor—pido una vez mas—solo quiero salir de aquí, quiero irme lejos .
Las lagrimas siguen bañando mi rostro y mis sentidos amenazan con abandonar mi cuerpo, en cualquier momento me volveré loco, lo se.
Me siento miserable por huir así.
Detengo mis pasos. Intento ser fuerte pero apenas y puedo sostenerme en pie.
No puedo irme sin saber como esta ella.
Sé que al menos merezco una pizca de compasión de todos los que me han mentido. Pero no puedo verlos, no quiero ser yo quien me pare frente a ellos, sabiendo que se han burlado de mi vulnerabilidad.
Leslie se ofrece, ella es casi de la familia de David, el no le negaría nada, aun sabiendo que soy yo quien quiero saber. Debería darme vergüenza, después de todo yo soy el infeliz detrás de su historia, aun no asimilo esa información, aun no me creo que yo haya participado en una aventura a espaldas de todos.
En que te has convertido Nicolas.
Leslie confirma todos mis temores, ninguno de ellos me quiere cerca. Me culpan por todo, y no soy tan miserable como para quedarme y hacerlo mas difícil.
—Según el medico, ella no hizo caso a las recomendaciones —escucho a dos enfermeras que salen junto a nosotros y desaparecen en otra sala.
Mi mente trae esa imagen de ella tambaleándose al salir de la fiesta ¿Estaría bebiendo? ¿Estaría intentando perder a nuestro bebe a propósito?
—Lo siento mucho, cariño ¿crees que ella intente sacar algún provecho de la situación? —pregunta alarmada, no contesto. Solo me dejo caer en el asiento de su coche y cierro los ojos, no me importa, ya nada me importa
—De que me sirve todo el dinero, si no puedo revivir a ese bebe —contesto después de mucho rato, Leslie intenta darme ánimos.
Incluso si ella quisiera sacar algún provecho, como si me importara el dinero.
Hubiera preferido mil veces que me chantajeara con eso y me hubiera dado la oportunidad de ser padre, de que me sirve todo lo que tengo, si me siento un miserable.
Ya no puedo mas, ya no tengo fuerzas, ya no quiero seguir escuchando mas, me duele, me duele como nunca me había dolido el corazón.
—Quiero regresar a Italia —pido, porque es la única en quien confió y porque no quiero estar solo. No hace falta decirlo dos veces, Leslie acepta inmediatamente y se encarga de todo. Yo solo me dejo hacer, me siento vació, mejor hubiese muerto en ese accidente y así no haber hecho tanto daño.
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