Un poco de amistad.
¿Qué tal? ¿Cómo están? Falta un poco para la "trágica" muerte de Golden, sólo espero que les guste y espero que les guste también ese capítulo.
Foxy caminó por el largo pasillo sonriendo estúpidamente por el roce que le había dado a los labios de Freddy. En medio del pasillo se encontraba cierto chico de cabello blanco y luces rosas, con los brazos cruzados esperando pacientemente que su pariente llegara hasta él.
Foxy no le tomó mucha importancia y lo pasó por alto más se detuvo a su costado, sin mirarse a los ojos comenzaron a hablar lo más silenciosamente posible.
— ¿Qué fue eso? — Preguntó Mangle manteniendo sus brazos cruzados y mirando donde estaba Foxy antes.
— ¿Qué cosa? — Preguntó aún con su estúpida sonrisa en los labios.
— El beso.
— No fue tan largo, un simple roce.
— Dijiste que no harías más estupideces.
— Tranquilo — Dijo comenzando a seguir su camino — No dirá nada.
— ¿Cómo estás tan seguro? — Desvió su mirada hasta poder mirar de reojo a Foxy.
— Porque su instinto se lo dice — Volteó su cabeza para poder ver a Mangle y argumentar esas palabras, para después regresar su mirada al frente y marcharse, dejando a al hombre algo perplejo.
— Se parece a... — Cerró los ojos al recordar a cierta persona — ¿Entenderías la verdad? ¿O tengo que seguir cuidándote las espaldas? — Dicho eso en voz audible para sus oídos solamente decidió continuar con su trabajo.
Cada día que pasaba la relación de Golden y Foxy era peor por lo cual los demás, hartos de esas circunstancias, decidieron tomar medidas. Un plan que propuso Mangle y prometieron no contárselo a Foxy ni a Golden, más él no se arriesgaría a que todo se saliera de control, no de nuevo.
— Entonces, ¿Piensan dejarnos a Golden y a mi solos? — Preguntó mientras se mantenía dándole la espalda a Mangle que éste estaba sentado en el sofá.
— Se puede decir que sí.
— ¿Y eso en que nos ayudara? ¿En qué me ayudara a mí? — Mangle cerró los ojos a la par que se levantaba de su asiento.
— Créeme que al conocer más a fondo a Golden podrás dar ese paso para ganar su confianza — Foxy mantenía sus brazos cruzados, pero al escuchar esas palabras volteó a ver a Mangle sorprendido, exigiendo una explicación. Mangle suspiro cansado — Las semejanzas de sus historias con sus familiares son obvias, Foxy, más la manera en que pasó no lo es. Sólo deja que hable él primero y luego tú acomoda tu historia.
— ¿Hablas de darle vueltas a la verdad? ¿Una verdad a medias? — Mangle asintió — Vaya que me estás ayudando mucho. ¿Qué estas tramando?
— Nada, sólo no quiero que hagas algo estúpido. Te estás desesperando, eso explica el beso que le diste a Freddy.
— Vi la oportunidad, no era desesperación.
— Claro que lo era, pasas muchas cosas por alto, así que tengo que intervenir. Haz lo que te digo y habla con Golden. No quiero ver más cadáveres detrás de ti.
— No sabía que necesitaba el permiso para matar.
— No, pero no quiero que mates a nadie de nuestra familia, y si Freddy te mantiene relajado, es mejor sacrificar un mal menor por un bien mayor — Foxy lo miró con el ceño fruncido.
— ¿Me dices que soy una amenaza para la familia?
— Para la familia, la sociedad y para ti mismo— Foxy chasqueó la lengua — Será mejor así.
— No sabía que pensaras así.
— Créeme, Foxy — Mangle caminó hacia la salida de esa casa — No conoces nada de mi — Abrió la puerta y salió dejando atrás a un muy confundido Foxy.
Foxy se quedó en su sala pensando lodo lo que le había dicho Mangle. Tenía razón, estaba desesperado más no lo admitiría en voz alta, quería apresurar las cosas pero no sabía cómo; ya que la relación entre Golden y él era cada día peor. El rubio desconfiaba de él en más de un sentido.
— Quizás es tiempo de no hacer esto a mi manera — Dijo a la par que miraba la puerta por donde había salido Mangle — Y hacerlo a la manera de él — Aunque te juro que si falla y me aleja más, tú tendrás que pagar por esto.
Al día siguiente encerraron a Golden y a Foxy en el cuarto de servicio, en los estantes habían varias cabezas de animatrónicos y una enorme mesa de metal en medio de la habitación. Golden se mantenía sentado en una esquina mirando con odio a Foxy, sus piernas y brazos cruzados. Mientras que Foxy, estaba sentado en la enorme mesa en el centro de la habitación. Miraba las pocas herramientas viejas que ya hacían posadas en la mesa de metal. Unas pinzas oxidadas, un destornillador con plano un poco tocado y dañado de la punta, unos cuantos tornillos de diferentes tamaños y un martillo en mal estado.
Para los ojos de Golden, Foxy parecía curiosear pero el pelirrojo hacía más que eso, en su mente se reflejaba imágenes de cómo utilizar hábilmente esas herramientas como instrumento de tortura.
— De todas las personas con las que me pudieron encerrar termino contigo.
— Era obvio ya que no nos llevamos del todo bien. Ellos nos quieren ayudar.
— Me ayudaría mucho no verte la cara.
— Vamos, hace una semana te veías tan feliz andando por toda la pizzería, debes hacer de nuevo lo que sea que hiciste para estar más relajado — Golden chasqueó la lengua.
De nuevo el silencio inundo la habitación. No sabía cómo comenzar una charla con él rubio.
— Me pregunto cuánto nos tendrán aquí— mencionó Foxy.
— Yo sólo espero que no sea mucho... o al menos que mi padre sepa dónde estoy — Foxy miró a Golden.
— ¿Qué más da que desaparezcas unos minutos o horas dentro de la pizzería? — Golden miró con odio a Foxy.
— No lo entenderías.
— ¿Qué? ¿La sobreprotección de un padre a su hijo? ¿O que alguien se preocupe por ti?
— Él no me sobreprotege... tanto él como yo estamos paranoicos... después de ese día, ¿Quién no lo estaría?
— Debió ser grave.
— Lo fue... y mucho...
— ¿Y se lo has contado a alguien? — Intentó que se escuchara lo más amablemente posible.
— No... no se lo he contado a nadie.
— ¿Ni a Freddy?
— Mucho menos a Freddy.
— ¿Qué no confías en él?
— Claro que lo hago... pero no quisiera que se enterara de esa parte de mi vida... la cual marcó mi existencia — Foxy arqueó una ceja.
— ¿Te violaron?
— Claro que no — Se molestó.
— Sé que no me tienes confianza, pero sería una buena razón para hablar, créeme que no nos dejarán salir hasta que vean que avanzamos un poco — Golden lo miró con fastidio y decidió ya no hablar más con él.
Después de un rato a ambos chicos le dio hambre, se abrió la puerta y entró Chica dejarles un estofado en la mesa de metal y salir de nuevo de esa habitación. Ambos jóvenes se arrimaron a comer.
— Esto está muy bueno — Dijo Foxy, tenía la ligera sospecha sobre el estado de Golden.
— Quizás... pero yo conocía a alguien que cocinaba mejor.
— Qué suerte — Le dio un bocado a su estofado — En estos últimos años no he tenido a alguien que me cocine —Quizá en un futuro— Sonrió mientras miraba la puerta, estando casi seguro de que Freddy estaba detrás de ella junto a los demás.
— ¿Vives solo? — Foxy miró sorprendido a Golden, se notaba que al estar varias horas si hablar con nadie se desesperaba tanto como para hablar con él.
— Sí, no es como si tuviera otra opción — Bajó un poco la mirada aguantando la risa pero disimulándolo tan bien que parecían sollozos.
— ¿Pregunté algo malo?
— No... sólo me recordaste que estaba solo.
— ¿Solo?
— Es una larga y dolorosa historia.
— Me habías comentado que tus padres habían muerto — lo miró, olvidando por completo su comida.
— Quizás mentí un poco... en realidad los mataron a sangre fría — Golden se quedó callado, Foxy miro atentó a cualquier movimiento del rubio.
— Quizás nos parecemos un poco...— Sonrió un poco.
— ¿Golden? — Sabía que no tenía que atosigarlo, tenía que ser cuidadoso si quería saber lo que Mangle se refería, ese era el importante paso que lo llevaría a la segunda fase.
— Mi familia fue asesinada... y ahora solo quedamos yo y mi padre
— ¿Por eso eres tan paranoico? — Miró atento como Golden fruncía un poco el ceño — De acuerdo... al menos tenemos algo en común.
— Sí... aunque no es del todo bueno — Sonrió melancólicamente.
— Oye, por algo se empieza — Se levantó de donde estaba y se colocó enfrente de Golden, estirando su mano — ¿Amigos?
— Amigos — Sonrió un poco forzado pero igual le dio la mano.
No le daba su total amistad y confianza pero se abriría a él para aceptarlo, ya no lo trataría tan mal, conociéndolo quizás pudiera llegar a hacer buenos amigos.
— Pobre iluso confiado... fuiste bueno. — Sonrió mientras tomaba la mano que sellaba su propio final. — Que el juego comience...
Continuará...
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