Un paso más

¿Qué tal? Este fic es el más famoso de mi perfil, se siente bonito eso XD aunque también los comentarios más que los botos pero bueno no seré tan mal agradecido, la verdad gracias por el apoyo.

Disfruten el capítulo y la canción de fondo,  

Despertó con la alarma que sonaba en toda la habitación, estaba dispuesto a investigar por su cuenta pero al llegar a su habitación se había olvidado por completo de ese detalle gracias al cansancio que invadió su cuerpo tras varios días sin dormir bien y ahora se atenía a las consecuencias. La alarma sonando a las seis de la mañana cuando su lugar de investigación abría a las nueve.

Fastidiado al no poder dormir nuevamente se levantó a la media hora que intentó cerrar los ojos para sumarse al sueño, después de darse una ducha, salir de la misma y lavarse los dientes sintiendo el aliento fétido que provocaba su boca por los días arduos en el que se sumó al trabajo, su compañero tenía razón apestaba. Quitándose toda la tensión y el esfuerzo de esos días que dejo en su cuerpo salió del baño completamente fresco y listo para lo que venía, para trabajar sólo en una investigación en la cual sus compañeros ignoraban y querían ocultarla en lo más hondo de los archiveros de la bodega.

Odiaba estar en su departamento sin hacer nada pero muy en el fondo sabía que esa holgazanería era necesaria para la investigación, tomando un café se sentó enfrente de la televisión; encendiéndola para al menos matar el tiempo con programas visuales y a un punto estúpido. Soplando un poco el café para enfriarlo un poco y así dar el primer sorbo. Parecía que el tiempo no pasaba, cada ciertos minutos miraba su reloj para saber qué hora eran que al darse cuenta que tan sólo pasaba un lapso de un par de pocos minutos: maldecía y volvía a tomar un sorbo de café.

Su aburrido y fastidioso silencio fue interrumpido por el sonido de su celular dando paso a una llamada, al ver el numero notó que era el de su compañero. Chasqueando la lengua lo puso en vibrador y lo aventó al otro lado del sofá. Era aburrida la mañana pensando en lo que estaría haciendo en esos momentos si hubiera decidido ir al trabajo, si hubiera dejado esa investigación haciéndole caso a su compañero y superiores.

Al llegar la hora tomó sus cosas: su celular, llaves, dinero y una chaqueta por si acaso. Salió del departamento cerrándolo detrás de él, en ese momento un hombre de cabello negro, estatura un poco más alta que él pasó justo detrás, chocando y provocando que se le cayeran las llaves, un poco más y había cerrado su puerta con las llaves dentro de esta a causa de la caída.

—Cuidado amigo—más que una muestra de afecto fue un leve reclamo por provocar un accidente que en cierto nivel era estúpido, al voltear los ojos rojos de su vecino se clavaron en los propios, había visto esos ojos antes, ese hombre parecía intimidante e incluso daba miedo acercársele pero esa mañana parecía decaído y sus ojos de un color brillante, estaban ahora opacos y sin ese brillo que hacía que sus ojos tuvieran ese color como la sangre.

No dijo nada, no se disculpó ni tampoco discutió, al contrario, tenía la mirada perdida como si viera algo en él, como si recordara algo de antaño.

—Oye, ¿Estas bien? — preguntó tomándolo del hombro algo que provoco que se exaltara y golpeara su mano para apartarlo — Cálmate, igual eso me gano por intentar ser bueno— mencionó restándole importancia a la actitud de su vecino.

Por fin había salido de su departamento hacia la calle, tenía que investigar a fondo lo que había pasado en ese local y qué mejor que ir a ver por sí mismo y para no levantar sospechas, sería un cliente más en la pizzería.

Al momento que entró en el restaurante el ambiente se había hecho un poco más juvenil y tétrico, así como el tema de la pizzería era, jóvenes, adultos y algunos niños entraban y salían por el local, mirando también a los tres chicos arriba de un pequeño escenario al fondo del lugar, meceros con orejas de algunos animales e incluso uno de ellos portaba una máscara de una marioneta, una máscara blanca con una enorme sonrisa negra, todos parecían ajenos a lo que realmente había pasado en ese lugar, ignoraban el asesinato y no sólo los clientes, de ellos se entendía, sino de las personas que antes compartían el trabajo y quizás también amistad, ¿Cómo eran capaces de actuar como si nada hubiese pasado?

Intentando aguantar las náuseas que esas acciones le provocaban, no sólo estaban traicionando a ese pobre chico asesinado sino también estaban encubriendo al asesino, eran en cierto modo cómplices del atentado al chico. Pese a que intentaba no verse tan molesto o mostrar en sus ojos, en sus expresiones lo enojado que estaba con ese local, con esas personas que preferían callar que solucionar las cosas. Sintió la presencia de alguien que sin más se sentó en frente de él con una sonrisa divertida.

—No es por correrte pero si no te diviertes es mejor que te vayas, estás molestando a los demás con esa mirada — no le dio mucha importancia, volteando a ver a ese pelirrojo que parecía alegre pese a lo dicho anteriormente.

—No quería incomodar a nadie— argumentó para disculparse.

—Pues lo estás haciendo — Tengo muchos problemas como para aguantar esto. Su sonrisa no desaparecía de su rostro pese a lo irritado que estaba.

—Bien, no volverá a pasar.

—No me hagas regresar aquí, amigo — dicho eso se levantó de la silla para seguir trabajando.

La mirada de Vincent se perdía en la multitud, intentando analizarlos, saber que se escondía detrás de sus ojos, si culpa, tristeza o complicidad. Pero por mucho que los observara ninguno parecía tener nada de lo que buscaba, al menos no hasta que miró a ese chico castaño, sus ojos reflejaban tristeza, soledad. No sólo se le notaba en la mirada sino también en la manera de cantar, su letra, el sentimiento que tenía en esos momentos, por ahora, él era el primer sospechoso o así era como lo veía.

Cuando aquel chico de ojos azules bajó del escenario éste se acercó como cualquier fan. Ignorando por completo la mirada de cierto pelirrojo, su ojo amarillo reflejaba molestia, celos y sobretodo impotencia, más de la que tenía anteriormente, no tenía que permitir que absolutamente nadie, pretendientes, amigos, familia o fans, se le acercara a Freddy pero claro ahora no era nada en su vida como para evitarlo y eso lo ponía aún más molesto.

La simple mirada de ese pelirrojo lo hizo estremecer, quizás tenía un enorme rencor hacia Freddy por haberse callado, después de todo él fue el único que se presentó a declarar, ¿Seria él el culpable? ¿Aquel chico pelirrojo le estaba echando la culpa a su compañero? Su expresión se lo decía todo, por el momento el culpable era Freddy. Tenía que averiguar mejor primero antes de sacar una concusión errónea, un error demasiado frecuente con los novatos al parecer.

Claro que antes de poder siquiera hacerse al castaño su celular sonó y al ver el número y el registro del mismo no hizo más que chasquear la lengua, pasándolo de largo para ir directo al baño para poder contestar sin preocuparse de levantar sospechas. Ya dentro de los sanitarios decidió mejor entrar a un cubículo. No le dio tiempo a decir nada cuando escucho la voz molesta al otro lado de la línea.

—¿Dónde estás?, Tenías que estar aquí desde hace tres horas —exclamó fuertemente tanto que pese a que estaba sin el altavoz se alcanzaba a escuchar, al menos un poco.

—En ningún lado. —declaro atento a cualquier sonido que podría escucharse.

—Trae tu trasero para acá, luego discutimos de tu detención— chasqueó la lengua molesto, odiaba sentir esa poca valoración de sus superiores y compañeros del mismo nivel. ¿Realmente lo juzgaban por lo que hizo su padre y abuelo?

Cuando salió del baño sintió como la sangre bajaba a sus talones. En frente del, justo delante del espejo quebrado que se encontraba en el baño: un chico de cabello blanco con unas luces de color rosa, un parche en su ojo derecho. No sabía el motivo del porque se asustaba si realmente no estaba haciendo nada, ni la llamada parecía sospechosa tan sólo las acciones que realizaba a raíz de su misión en cubierto.

Avanzó hasta estar alado del chico, lavándose las manos mirándolo de reojo pero este parecía perdió en sus pensamientos, al menos hasta que escuchó su voz.

—Si usa su celular aquí terminara por infectarse, le puede dar tifoidea. —mencionó frotando sus manos a consecuencia de la limpieza de las mismas, en ningún momento volteó a ver al contrario.

Este simplemente asintió antes de dirigirse a lavarse las manos y salir de ahí, ganándose una mirada un tanto sombría por parte del de cabello blanco, algo pasaba y sabía que aquel hombre terminaría por perjudicar no sólo a su querido primo Foxy sino también a él. Volteó de nuevo hacia el espejo que Balloon Boy había quebrado con su rostro en un ataque de ira por parte del pelirrojo.

Al salir del baño se encontró con el castaño sentado en una mesa apartado de los demás, o al menos de sus compañeros de trabajo, importándole un poco el regaño que su compañero. Acercándose un poco retiro la silla para poder sentarse enfrente de Freddy.

—Muy buen espectáculo—sí, era de la mejor forma que podría empezar, un discreto interrogatorio.

—Sí... gracias — habló con una pequeña sonrisa en su rostro pero esa tristeza en sus ojos no lo abandonaba -¿Tristeza? ¿Culpabilidad?- pensó el interrogador.

—Su banda es excelente... pero, pensé que estaría Golden aquí, quería su autógrafo — mencionó, parecía creíble, el que esté buscando a Golden porque lo admiraba o fuera su favorito de ese grupo de amigos.

—Bueno... Golden en realidad no —suspiró desviando la mirada, se notaba la tristeza en sus ojos y sus acciones.

—¿Eran cercanos? — preguntó mirándolo fijamente al castaño, al ver como sus compañeros no iban a animarlo llego a la conclusión de que era simplemente era su rutina, llegaba al trabajo, hacia su trabajo y se apartaba de sus amigos recordando a su amigo, arrepintiéndose por encubrir a su asesino.

—Mire... no sé lo que busca pero no desearía compartir mi vida personal con alguien que apenas conozco—el detective entrecerró los ojos al escuchar su declaración.

—Bueno, te vi deprimido y pensé que querías contar con alguien— intentó sonar amable, acercando su mano para tocar al castaño. Pero justo en ese momento una tercera persona se había acercado a ambos, tomando de los hombros a Freddy mientras sonreía amablemente al castaño.

—¿Estas bien? — escuchó la voz del pelirrojo mientras que su mirada se dirigía al sujeto que intentaba tocar a Freddy— Mi Freddy—entrecerró los ojos mientras rodeaba el brazo al cuello del castaño.

—Sí, él... estaba preguntando por Golden — mencionó volteándolo.

—¿Ah sí? ¿Por qué?

—Bueno, creo que le agradaba—mencionó confundido, después de todo se había acercado para preguntar por Golden.

—Sí... sí, me gustaba Golden— eso lo hizo entrecerrar su ojo.

—¿De verdad? Golden fue alguien muy genial, me gustaba mucho su número musical ¿A ti no te encantaba? — habló sonriéndole. Freddy iba a protestar, Golden nunca había subido al escenario: pero antes que dijera algo Foxy le había cubierto la boca con su mano para que no mencionase nada.

—Sí... eso era lo que más me gustaba— al notar la mirada de sorpresa de Freddy y la triunfante de Foxy se puso nervioso, separando el cuello de su camisa con un dedo antes de sonreír nervioso e incorporarse — Bueno, se hace tarde y tengo que irme —dicho eso salió del restaurante.

—Foxy— mencionó volteándolo a ver con sorpresa — ¿Por qué mentiste? —Foxy estaba a punto de irse pero esa pregunta por parte de su amado castaño lo hizo detenerse.

—Ten cuidado de lo que dices o con quién hablas— comenzó a decir sin voltearlo a ver— O terminaran por enterarse de la verdad y cerraran el restaurante, tú no quieres que pase eso, ¿Verdad? Hacer que el padre de Golden no tenga con nada en que sostenerse — volteó finalmente tomando su mentón y levantando su mirada— No querrás saber que Golden estaría muy decepcionado si dejas a su padre en la calle— habló fingiendo tristeza que realmente no sentía. Esas pablaras hicieron que Freddy derramara algunas lágrimas y negara con la cabeza— Te seguiremos apoyando... sólo si mantienes esto en secreto— habló apuntando a sus compañeros— A todos nos duele y compartimos la culpa, di una palabra mal y no serás el único a quien encierren por encubrir un crimen, sino a todos nosotros. Golden antes era el líder y ahora eres tú, dependemos de ti ahora— Freddy bajó la mirada completamente destrozado pero Foxy tenía razón, dependían de él así como él dependía de todos en estos momentos.

Foxy sonrió suavemente antes de levantarle el rostro nuevamente para darle un pequeño beso en los labios, apenas un roce de estos, si bien no se negó a eso y se dejó hacer no pudo pasar por alto lo tenso y de seguro en desacuerdo que estaba ante la muestra de afecto por parte de su amigo pelirrojo.

—Tómate un descanso, le diré a Bonnie que se encargue del siguiente número musical — Freddy simplemente asintió al mismo tiempo que se paraba de la silla y caminaba hacia la habitación de empleados, mientras más se alejaba el de ojos azules la sonrisa amigable de Foxy desaparecía lentamente.

Después de un par de minutos, ambos chicos, uno de cabello blanco y otro pelirrojo se encontraban en la parte trasera del restaurante, uno de ellos caminaba de un lado a otro mientras que su acompañante simplemente se limitaba a cruzar los brazos y recargar su espalda en el muro.

—No sé qué sea ese hombre pero sé que quiere saber la verdad—mencionó Foxy, más que molesto se le escuchaba preocupado.

—Cálmate— abrió su ojo revelando el color amarillo brillante de este — Si en tal caso intentara averiguar algo necesita ordenes, permisos y mucho papeleo que no consigue de la noche a la mañana.

—¿Y tú qué sabes?

—Eso te pasa por querer estar exhibiéndote.

—No pensé que traería esto.

—¿y que esperabas? Mike nos dejó, está buscando al asesino por su cuenta.

—Ese idiota no me preocupa.

—¿Por qué lo crees? —alzó una ceja extrañado, al principio se le veía completamente alterado

—La evidencia está en la pizzería y no ha aparecido desde entonces, mientas que todo lo demás se encuentra en mi casa, he quemado algunas cosas pero me falta el cuchillo, creo que será parte de mis utensilios de cocina — una sonrisa torcida apareció en su rostro al pensar que estaba utilizando el arma homicida con el que torturo y dio fin al pobre diablo que se interponía entre el amor de su vida y él.

—Estás enfermo— habló separándose de la pared para caminar de nuevo dentro del restaurante — Se me olvidaba— habló deteniéndose y volteando a ver a su querido primo— Lo que me encargaste está en tu casa en el segundo cajón de la cocina, se te hará interesante lo que conseguí.

—¿A caso lo odias por fin? — ese comentario hizo que Mangle sonriera un poco.

—No, todo lo contrario —mencionó entrando y antes de cerrar la puerta voltear por completo hacia Foxy— No lo había visto tan feliz desde que tuvo su pérdida — notó la rabia del contrario pero antes de que esta explotará y le tocara la peor parte a él, había cerrado la puerta.

Volteó a ver al pequeño castaño de ojos azules que se encontraba cerca de la puerta a la vez lo miraba con temor. Su mano se levantó un poco acariciando la cabeza del pequeño con ojos cristalinos a causa de las lágrimas.

—Buen trabajo, Balloon Boy— detuvo sus caricias para caminar — Vamos o quebrara otro vidrio, no quiero que te lastime a ti nuevamente — mencinó, Balloon Boy simplemente asintió antes de correr hasta estar a su lado, volteando de reojo a la puerta cerrada, sabía que en esos momentos Foxy estaba furioso.

Desde que su pequeño pariente castaño regresó lo había puesto a cargo en vigilar y alejar a los intrusos cuando esos dos se encontraban discutiendo. "Una manera de volverlo útil", fueron las palabras de Foxy hacia el inocente castaño de ojos azules.

La luz era completamente nula en toda la casa mientras sonidos fuertes de objetos cayendo y quebrándose se escuchaba en todo el hogar. Sus cabellos estaban desalineados al igual que su ropa, la saliva salía de su boca al igual que un poco de sangre por aguantar el grito mordiendo sus labios.

Mangle le había dejado un par de fotos, mostrando la cercanía que Bonnie tenia hacia Freddy y como había dicho, sonrió después de meses de no hacerlo, estaba realmente mal y tenía que solucionarlo, tenía que sacarlo del camino de una vez de ya, sin importar lo que le costara o lo que perdiera, después de todo ya estaba todo listo.

Caminó hacia el segundo piso, entrando a la habitación y tomando un frasco de pastillas o mejor dicho medicamento, apretándolo fuertemente mientras cerraba los dientes a tal grado de escuchar un rechinido por estos. La rabia comenzó a desaparecer convirtiéndose en lágrimas de tristeza, impotencia y desesperación, la idea de perder a Freddy, al amor de su vida se hacía cada vez más cercana y dolorosa.

—No quiero que me dejes — volteando a su cama, tomó el pequeño peluche a imagen y semejanza del amor de su vida para abrazarlo con fuerza y acostarse en la cama, mientras sus brazos aferraban al muñeco, su mano izquierda aferraba fuertemente el frasco de medicamentos. Sería una locura lo que haría, pero sería una locura más grande olvidarse de su dulce amor y dejándoselo al idiota que desde el principio se acobardo para revelar sus sentimientos a Freddy.

Entre suspiros y lágrimas Foxy, aquel asesino a sangre fría, manipulador y estratega concilió el sueño con el último pensamiento en ver a Freddy en otra relación oficial con otra persona que no sería él.

Continuará... 

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