Capítulo 28
Narrador
Bill junto con Dipper llegaron a la cocina cambiados con una ropa más cómoda, cortesía del demonio, este sin saber que preparar dejó al conejo sobre una de las sillas y se giró a ver al castaño quien parecía en las nubes.
-¿Qué quieres que te cocina Pinetree? -Preguntó con cierta emoción en su voz.
-¿Puedo pedir lo que sea? -Lo miró con timidez.
-¡Claro! -Le sonrió animado.
-Quisiera...no sé si lo sabes hacer -Murmuró- Carne al jugo con papas fritas.
-¿Alguna ensalada? -Preguntó el rubio caminando hacia el refrigerador.
-Lechuga.
-Bien.
Bill se arremangó las mangas de su suéter, sacando del congelador un pedazo bastante grande de carne congelada, en vez de ponerla en el microondas para descongelarla un poco, el rubio usó levemente su poder de fuego.
-¿No deberías usar el microondas? -Preguntó el castaño curioso.
-No sé ocuparlo -Aseguró el rubio buscando en un mueble una tabla para picar.
-¿No? ¿Entonces por qué lo tienes? -Lo cuestionó frunciendo el ceño.
-Se ve lindo ahí -Se encogió de hombros.
Dipper rodo los ojos acercándose al rubio curioso de lo que hacía, al hacerlo se sorprendió de la habilidad del demonio al cortar y limpiar la carne sacándole la grasa y dividiéndola en algunos pedazos con maestría con un cuchillo bastante afilado de mango café.
-Pensé que no sabías ocupar cosas de la cocina.
-En eso puedes tener razón, pero estoy familiarizado con los cuchillos -Comentó con una sonrisa orgullosa.
-Eso se nota -Murmuró perplejo.
-¿Puedes sacar del congelador una bolsa de papas? -Preguntó sin desviar su mirada de lo que hacía.
-Claro.
El rubio mientras el castaño hacía su pedido fue a su refrigerador sacando una zanahoria junto con una cabeza de ajo, maniobro con el cuchillo para pelar la verdura naranja y lavarla. Se acercó nuevamente a la carne cortando pequeños orificios para insertar pedazos pequeños de zanahoria y ajo.
Dipper por su parte, ya con la bolsa miraba como el rubio hacía la carne con admiración, le estaba gustando mucho ver al demonio cocinar, este ajeno a su mirada buscó de una de sus despensas una olla a presión, sonriendo feliz de encontrarla le echó aceite un sofrito, para desde su posición tirar las carnes a la olla.
-Podrías tratarla con más cariño -Comentó.
-Igual me la comeré, así que da igual -Se quejó el rubio siguiendo con la carne.
-Me sorprende lo rápido que la limpiaste y cortaste.
-No es tan difícil -Presumió con una enorme sonrisa.
Cuando el rubio terminó con toda la carne a los pocos segundos y tapó la olla prendiendo la cocina colocándole el tiempo que recordaba en su celular. Se lavó las manos limpiando lo que ocupó solo con un chasquido de dedos para sacar un sartén y echarle aceite sin olvidar prender la cocina.
-Habías dicho que contestarías todas mis preguntas ¿No? -Recordó animado.
-Sí eso dije -Mencionó quitándole el paquete de papas fritas.
-Tengo varias -Se sentó en el mesón junto al conejo.
-Adelante.
-¿Te gusta cocinar?
-Ya te la había respondido -Rio leve- Pero sí, me gusta.
Dipper gritó asustado al ver al rubio TOCAR el aceite caliente con dos de dos dedos, se levantó de un saltó acercándose casi corriendo a su posición, mientras el rubio feliz de que el aceite estuviera listo empezó a colocar las papas dando un saltó cuando fue girado a la fuerza.
-¿Pinetree?
-¡¿Cómo se te ocurre tocar el aceite caliente?!
-Uhg...olvidé que me dijo que no hiciera eso -Pensó haciendo una mueca recordando que hace 4 años el castaño se lo había dicho.
-¡¿Te duele?! ¡¿Te quemaste?! -Tomó su mano revisándola.
-Pinetree estoy bien -Sonrió tomando su mano con la suya- No me pasó absolutamente nada... ¡Ay!
-¡No vuelvas a hacer eso! -Lo miró enojado.
-Joder no ha cambiado nada -Lo miró con sus ojos brillando, enternecido del pequeño puchero y ceño fruncido- Aunque tiene la mano más pesada de lo que recuerdo -Pensó sobando su cabeza.
-Esta bien, no lo volveré a hacer.
-Más te vale, dorito idiota -Bufó cruzándose de brazos.
Bill se giró a seguir echando las papas al aceite con bastante cuidado para no ganarse otro golpe, pero esa no fue la razón por la que se giro, sino para que el castaño no viera lo mucho que se sonrojó al verlo hacer un puchero tan tierno con un ceño fruncido y los brazos cruzados, como si un tierno conejito se hubiera enojado con él.
-Es demasiad tierno -Pensó viéndolo de reojo.
Dipper frunció el ceño paseándose por la cocina hasta que encontró lo que estaba buscando, sin dudarlo ni por un segundo se acercó al demonio y tocó su hombro para que se girara, este con el sonrojo más controlado se giró a verlo paralizándose al ver lo que le estaba poniendo el castaño.
Un delantal de cocina que jamás uso en su vida de color negro con triángulos dorados, lo vio confundido, pero fue girado por el mismo Dipper que lo abrochó en su espalda con un permanente ceño fruncido que solo lo hacía ver tierno a ojos del demonio.
-¿Y esto para qué Pinetree?
-Para que no te salte aceite -Aseguró mirándolo serio- Lo usaras.
-Bien bien -Rio leve- ¿Quieres seguir con las preguntas?
-Sí -Se dirigió donde antes estaba sentado- Si tanto te gusta cocina ¿Por qué no lo hiciste en los últimos años?
Bill se tensó ante esa pregunta, aliviado de estar dándole la espalda siguió revisando las papas girándolas con una cuchara para que el castaño no lo regañara.
-No tenía hambre -Aseguró buscando un bol.
-¿No? Pero...Tienes cuerpo humano.
-Sí, puede que necesite cumplir las necesidades básicas, pero en un tiempo no me daba nada de apetito.
-¿No sentías hambre?
-No, ni un poco y comer sin hambre es desperdiciar comida -Aseguró colocándole unas cuantas hojas de nova al bol para que absorbiera el aceite.
-¿Sabes la razón por la que no tenías hambre?
-Claro que sí -Lo miró ofendido.
-¿Puedes decirme cual fue? -Lo miró con esperanza.
-No.
-Pero Bill, dijiste...
-Sé lo que dije, pero no quiero decirte esto.
Dipper frunció el ceño al darse cuenta de la evasión de su pregunta asegurando completamente que tenía que ver con que es su Agapē de lo contrario seguro él rubio le diría.
Le iba a reclamar un poco más, pero sus palabras murieron cuando el demonio se acercó a la olla de presión y empezó a sacudirla para luego con sus dedos mover la pequeña válvula, dio un saltó cuando vio un chorro de vapor ardiendo salir de él.
-¡¿Por qué lo tomas con la mano?! -Gritó enojado.
-¡Oh por...! ¡No me grites cuando hago esto!
Bill por poco y hace que la olla se de contra el suelo del fuerte saltó que dio, por suerte es un demonio y con solo un chasquido de dedos la regreso a su lugar viendo con reproche al castaño que lo miró con el ceño fruncido.
-¡Te puedes quemar!
-Oh vamos Pinetree manejo fuego azul ¿Y crees que me quemaré solo con vapor? -Lo miró incrédulo.
-Tienes cuerpo humano, puede que...
-Mi cuerpo no es humano -Aseguró- Soy un demonio, mi cuerpo lo es igual, que sea parecido al de un humano es completamente diferente.
Bill se giró a ver como iba su carne moviéndola la válvula para sacarle el vapor, pero esta vez con una cuchara. Dipper miró aquello impresionado, a pesar de lo que decía le había hecho caso.
-Siento gritarte Bill -Murmuró luego de unos segundos.
-Esta bien, después de todo ver como hago las cosas tan descuidado debe ser una sorpresa para ti.
Dipper se impresionó por el tono de voz del rubio, no se escuchaba para nada molesto, hasta podía apostar que se escuchaba alegre.
-Asumí que te preocupas por mi ¿No es así Pinetree?
Dipper se sonrojó desviando la mirada al recibir una mirada tan brillante del demonio con una bella sonrisa que casi podría ser burlona, pero no tenía esa característica.
-Qu-quien sa-sabe.
Bill sonrió de lado para concentrarse otra vez en la olla sacando la tapa para ver la carne, sonrió orgulloso de que estuviera sacando bastante jugo, Dipper por su parte lo miró casi babeando por el olor que desprendía la olla.
El rubio satisfecho miró el tiempo, le faltaba bastante aún, por lo que la volvió a tapar sacando las papas con una espumadera para no darle un infarto al castaño si sacaba las papas con la mano. Les sacó un poco el aceita para dejarlas en el bol, echarles un poco de sal y taparlas con una tapa de olla.
-¿Vas a seguir preguntando? -Cuestionó poniendo en el sartén otro lote de papad.
-¡Sí! -Lo miró emocionado. -Quisiera saber un poco sobre ti.
-¿Ah? -Se giró a verlo sorprendido.
-Dices que tu cuerpo es demonio, pero tiene necesidades humanas ¿No?
-Eh sí -Se volvió a girar tratando de no emocionarse con lo que dijo el castaño.
-¿Es necesario para ti comer? ¿Dormir? Ese tipo de cosas.
-Sí, mi cuerpo me lo pide, puedo sentir sueño y hambre perfectamente. -Explicó apoyándose en el mesón- Todas sus necesidades las tengo.
-Eso es impresionante -Lo miró con un brillo en sus ojos- ¿Creces como nosotros?
-Los demonios crecemos considerablemente más lento, eso debido a que dejamos de envejecer a una edad determinada.
-Pero eres inmortal...
-Mi cuerpo tiene que alcanzar la edad idónea.
-¿Cuál sería?
-Entre los 22 y 25 años.
-¿Qué edad tienes ahora en cuerpo?
-22 años creo -Murmuró pensativo
-Vaya -Murmuró para luego su mirada brillara- ¿Siempre fuiste así?
-¿Así? -Preguntó desviando su mirada a las papas para luego enfocarla otra vez en el castaño.
-Me refiero...a que una vez te vi con tatuajes. -Mencionó dudoso, se estaba arriesgando mucho.
-¿Qué? -Lo miró casi alarmado- ¿Cuándo?
-Esa vez que me hiciste meterme en el agua fría porque venía Lucifer.
-Ah -Se relajó casi suspirando de alivio- ¿Estas completamente seguro de lo que viste?
El castaño frunció el ceño al ver que intentaba hacerle ver que lo que vio no fue real cuando él si identificó los tatuajes en su espalda aquella tarde en el claro.
-Claro que sí -Le reclamó- Estaba lo suficientemente cerca para verlos.
Bill suspiró rendido, sabía que tarde o temprano Dipper vería sus tatuajes si cada vez que se lastimaba pedía curarlo, en especial ayer que le costo tanto esconder aquellos tatuajes.
-¿Por qué anoche no los vi? -Preguntó mirando curioso al rubio.
¿Le dirás? -Miró a su amo casi emocionado.
-No lo sé, si se lo digo querrá verlos y puede que provoque un recuerdo -Miró al conejo angustiado.
Sabes que te encanta que sepa de ti, muéstrale -Lo animó
Dipper vio curioso la expresión del demonio, parecía bastante indeciso con decirle eso se estaba volviendo bastante común. Fue que se dio cuenta de que en verdad el cuerpo del demonio podría desbloquear alguno de sus recuerdos.
-¿Bill? -Lo llamó- Si no quieres...
-Yo suelo hacer un hechizo para que nadie vea mis tatuajes -Respondió tenso- Es algo bastante cansador, por lo que suelo emplearlo en casos puntuales.
-¿Por qué lo hiciste ayer? -Lo miró serio- Estabas agotado y agregaste eso extra
-Sigo siendo demonio, emplear hechizos no es un problema para mi.
-Pero eso no evita que te canses.
-No lo evita, pero lo creí necesario -Se encogió de hombros.
Bill le restaba importancia debido a que todo lo valía cuando no quería que el castaño recordara, aunque lo deseara estaba determinado a que su sello permaneciera.
-¿Por qué?
El rubio lo ignoró para girarse y sacar el segundo lote de papas escuchando un quejido del castaño.
-Dame un segundo.
Dipper se conformó mirando al rubio sacar las papas del aceite dejándolas en el bol y poner otra cantidad razonable sin ninguna dificultad o miedo a quemarse.
-Bien ¿Qué decías? -Se giró a verlo.
-¿Por qué lo hiciste cuando estabas tan cansado?
-Bueno...
Se sincero -Llamó su atención el conejo.
-Pero sabes que soy demasiado directo.
Sí, pero sabrás manejarlo.
-No quería que los vieras en ese momento. -Contestó finalmente.
-¿Me dejarías verlos? -Preguntó cauteloso.
-¿Por qué estas tan interesado en mis tatuajes? -Cuestionó acercándose.
Dipper no pudo evitar sonrojarse al ver una sonrisa ladina y coqueta con los ojos de Bill brillando, bufó ante la actitud burlona del demonio con esa sonrisa que ponía su mente de cabezas. En estos momentos daba gracias al hacer ese trato con él, porque de seguro lo molestaría si fuera capaz de leer su mente.
-M-Me da curiosidad.
-¿Seguro? -Llegó frente a él- Porque pienso que lo único que quieres es tenerme medio desnudo de nuevo.
-¡N-No es ci-cierto!
-¿Sabes? -Se inclinó más cerca- Mientes fatal Pinetree.
Bill podría decir con mucha seguridad que conocía a su Agapē tanto como a él mismo, sabe cada una de sus expresiones, la forma en que brillaban sus ojos le indicaban como se sentía, lo que deseaba y más. La forma en que hablaba o el tono de voz en diferentes ocasiones, puede que algunas cosas fueran nuevas, pero tenía la misma esencia que hace 4 años.
El rubio conocía a Dipper y no tiene nada que ver con que pueda leer la mente, él fue uno de los pocos demonios que se tomó el tiempo de conocer a su Agapē a fondo preguntando, viéndolo y conviviendo con él sin la necesidad de que algo mágico lo ayudara a entenderlo o conocerlo.
Sabe que algunas cosas pueden cambiar con el paso de los años, pero también algunas se mantienen firmemente en el cuerpo, la forma en que le mintió en este momento la reconoció de inmediato, se acostumbró en el pasado cuando Dipper estaba emocionado viendo sus pecas y no quería admitir lo mucho que le gustaban las de él.
-N-no estoy...
-Pienso que te gustó lo que viste -Sonrió coqueto arrastrando cada palabra.
-N-no.
-¿Entonces por qué quieres ver mis tatuajes? -Preguntó sonriendo- Solo se encuentran en mi espalda y parte de mis brazos, inevitablemente tendré que sacarme la ropa para mostrártelos.
-E-Eso...y-yo...m-me gu-gustan l-los ta-tatuajes.
-¿Oh? ¿De verdad? -Sonrió fascinado.
El rubio estaba encantado con esa información, sabía que el castaño tenía gustos muy particulares, ya sea de lectura, sobre alimentos y personas, en esto último destacaba que le gustaban las personas con ojos exóticos, cabello claro o rojizo, todo menos negro o castaño, las pecas eran su debilidad más notable, no le gustaban las personas con piercing y con cabello blanco. Todo eso lo sabe y recuerda porque el mismo Dipper se lo había mencionado en unas de sus tantas conversaciones cuando el castaño le pedía ver sus pecas.
Ahora mismo se siente ofendido de que él no le mencionara que le gustaban los tatuajes, aunque ahora que lo piensa, cada vez que fueron a la piscina del pueblo él se le quedaba viendo bastante tiempo, pensó que solo era porque le gustaba lo bien formado que estaba, pero al parecer su lindo Agapē omitió esa información.
Miró a Dipper que estaba con la mirada baja con un lindo sonrojo en las mejillas, ya no pudo resistir el impulso de subir una de sus manos y acariciar esa sonrojada mejilla dejando un par de caricias sintiendo a su Agapē temblar.
-¿Puedes decirme por qué te gustan los tatuajes?
-B-Bueno...Mabel dice que tengo gustos muy específicos -Se quejó el castaño- Exóticos dijo una vez.
-Continua -Lo animó a hablar dejando otra caricia, encantado con la suavidad de su piel.
-M-Me gustan los tatuajes...siempre quise ver a alguien con unos.
- ¿Cómo descubriste que te gustaban?
-Tengo la mala suerte de ser secuestrado por Mabel en sus pijamadas, siempre tiene revistas de chicas -Recordó- En una de esas pude ver a una chica con un lindo tatuaje en el hombro, me gustó como se veía y quise saber más.
-Supongo que buscaste a varías personas con tatuajes ¿No?
Bill evitó por todos los medios ponerse celoso, no es algo que sienta a menudo debido a que los demonios mientras su Agapē este feliz, puede estar junto a quien sea, aunque no sea él. Era algo clásico, pero para los demonios más poderosos que su compañero le ponga atención a un ser tan inferior, sienten que no son merecedores de siquiera ver en dirección de su pareja.
El rubio tenía conocimiento de lo anterior y en esos cuatro años juntos había trabajo con mucho esfuerzo sus celos, suerte que la pelirroja tenía pareja o de verdad que la hubiera quemado. Aunque tiene que admitir que tiene mucho autocontrol comparado con su hermano Phill quien una vez casi mata a golpes a un chico que se le insinuó a Tyrone.
-Solo en fotos, no muchas personas de Gravity Falls tienen tatuajes -Respondió por fin algo confundido.
Tener a Bill cerca de su cuerpo dejando unas sutiles caricias en su mejilla un rostro neutro casi relajado, algo contradictorio cuando podía sentir una pequeña molestia nacer en su pecho que claramente no es de su propiedad, sino de demonio.
-¿Por eso quieres ver los míos? -Cuestionó curioso.
Dipper se sorprendió cuando fue Bill quien se alejó con bastante rapidez de su cuerpo, frunció un poco el ceño, a él no le molestaba que el demonio estuviera cerca de él o pidiera algún contacto con su persona, no por nada su Tío Stan le había mencionado aquello antes de irse.
-Sí, ¿Te molesta? -Preguntó precavido.
-Ni un poco.
Dipper vio al demonio alejarse todavía más cuando le dio la espalda y se fue a ver las papas, este sonrió al ver que estaban listas por lo que las sacó estilando un poco estas para sacarles el aceite y dejarlas con las demás colocándole sal.
-¿Ahí esta bien o hago más? -Preguntó mirándolo.
El castaño un poco menos sonrojado se acercó al rubio y vio las papas que tenía este hechas para luego ver el paquete casi vacío.
-¿Puedes hacerlas todas?
-Con gusto. -Le sonrió leve.
-¿Dónde comeremos?
-Donde quieras -Contestó terminando de colocar el último lote de papas
Dipper lo pensó, había un comedor que seguramente Bill nunca usaba, también vio una terraza en la habitación del rubio y por último comer en la cama. Frunció el ceño confundido sin saber que decidir, mientras el demonio sacaba 2 zanahorias del refrigerador empezando a pelarlas, lavarla y picarlas en un pocillo, es claro para quien es ese alimento.
-¿Puede ser dónde sea?
-A mi me da igual -Se encogió de hombros.
-En el comedor.
-Bien. mientras termino con la ensalada ¿Puedes poner los platos y demás? -Preguntó sin mirarlo, lavando la lechuga que sacó cuando terminó de picar las zanahorias.
-Claro ¿Donde...?
Dipper guardo silencio al escuchar un chasquido de dedos, miró alrededor viendo las puertas de algunos muebles se abrieron, fue al de al fondo que era de literas donde tenía diferentes tipos de platos, a su lado diferentes vasos. Cuando los tuvo fue al centro donde se encontraba una encimera la cual tenía varios cajones, uno en especial se abrió dejando a relucir el servicio.
-¿Cuantas cosas tienes aquí? -Se quejó el castaño sintiéndose pobre.
-Todo lo que necesita una cocina -Se encogió de hombros restándole importancia.
-¿Y los ocupas?
-No, en estos últimos años hoy es la primera vez que uso este lugar.
-Debiste comer algo.
-Mis hermanos me obligaban a comer y lo único que consiguieron fue que comiera unos fideos instantáneos, pero no muchas veces lo conseguían.
-Debes alimentarte mejor.
-¿Para qué?
-Porque es bueno para el cuerpo.
-Bien -Rodo los ojos.
El conejo vio aquello divertido, viendo al castaño salir de la cocina con todo en mano supo que sería una muy buena influencia para su amo, eso sin contar que lo veía tan bien cocinar, podía oler desde su posición lo feliz que estaba el demonio.
Solo esperaba que aquello se mantuviera.
Continuará.
Hola gente!
Sinceramente iba a publicar este capitulo hace dos días, el miércoles, pero se me olvido completamente que ese día tenía prueba y el día de ayer fue el cumpleaños de mi hermano, ya para cuando recordé que no había publicado era demasiado tarde.
En fin, traje el nuevo capítulo, espero les haya gustado y nos veremos en otra oportunidad.
Bye bye ✌💕
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